CAP. 14 - LA SOMBRA ( otra del grupo)
Maléfica le pusimos de sobrenombre. Nélida de nacimiento, Nelly, si la querés un poco. ¡Al final no sé quién es la sombra! Jajajaja
El tema es que recién llegada a la terapia, la aprobamos, en principio fue aceptada sin problemas. Parecía tan propensa a ser herida, lastimada. Su vulnerabilidad nos encogía el corazón. Nos confió sus miedos, llorando a veces y otras mostrando asombro. Se dejó adoptar por el grupo como un cachorro abandonado. Una primera imagen de mujer- niña que se confesaba con desconocidas amables. Decididamente dijimos si y al cabo de un par de meses quiso incorporar a su hermana. Lo sometimos a votación, si, no es sencillo ingresar a Crisis, sin padecerla. Por votación unánime, si, unánime, no se aceptó a la nueva y eso creo un cierto resentimiento en Maléfica. El primer atisbo de sombra, asomaba.
Lo sintió en la sangre, claro. Eran como dos en una como contó una vez que nos dejó moqueando por lo solidaria, y cercana de su relación. Pero al tiempo volaban las pieles de aquella que tiene el mismo padre y madre. Ya no la toleraba.
Se ofrecía a llevarte alimento si no estabas bien de salud, en pandemia; corría a cuidar los niños de su primo que vivía a unos kilómetros; podía prestarte dinero o hasta asistir a la iglesia por vos jajaja. Hasta ser la otra, si era menester.
O sea, cualquier necesidad podía ser cubierta por ella, sobre todo si surgía en las sesiones. Gritaba para postularse y nosotras felices de poder contar con alguien tan servicial. Ella tomaba apuntes. Luego te cobraba, en algún momento: te pasaba la cuenta.
- Sucede que debo poner combustible al auto…- y quién negaría semejante realidad. Muchas donaciones a una caja común. Creaba culpas, muy habilidosamente y te manipulaba. Yo te hice tal cosa, ¿ya lo olvidaste? Es difícil delimitar el tema. Betty, sentía que la envidiaba todo el tiempo. A ella toda. En su forma de vivir, vestir, crear. Y la prueba era que luego, la imitaba, adquiriendo las mismas cosas, joyas, muebles, mascotas.
- Nelly era baja de estatura, morruda, con un cuerpo de luchador de sumo; pechos aplanados y cuerpo en V. Llevaba cabello corto y oscuro. De su rostro destacaba una nariz respingada, lo más atractivo de sí. Los ojos hundidos y la mirada esquiva no la favorecían. Jamás te miraba cuando hablaba, a lo sumo, bajaba la vista como subordinada a su interlocutor. Ningún adorno de tipo femenino la engalanaba, a no ser que fuera igual a lo que lucía Betty. ¿Un anillo importante que Maléfica llevaba en el anular y Betty en el índice? Nada de maquillajes, ningún cosmético que ocultara quién es. Su color preferido: el n***o. Para prendas de arriba y también de abajo, ja. Zapatos con cordones, muy masculinos. Nunca faldas.
- El día de las Bikinis en Crisis, reunión anual de aceptación de karmas, rollos y adiposidades varias, ella no fue. Se excusó diciendo que debía trabajar y cómo ponerlo en duda.
- De hallarla en su domicilio estaba siempre con herramientas peligrosas, sobre todo para nosotras que si veíamos un rastrillo y era como si hubiéramos invocado al demonio y su tridente. Manejaba con la misma destreza, la cuchilla de carnicero, como el cepillo de carpintero. Lo que la llevó a esgrimir comentarios maliciosos sobre herramientas que servían para castrar a los infieles, dejándonos frías. En fin, algo de cruel o malvado fue apareciendo en ésa cara joven y limpia, pero obscura. Del latín obscurus, que carece de luz. Todo empezaba a encajar.
- Una mañana, haciendo las compras, me encontré con el joven a cargo del buffet del club donde solíamos reunirnos, y donde Nelly iba a comprar en tiempos de pandemia, la sonrisa de oreja a oreja, la mía, la de él, apenas esbozada, me dijo que nunca me había molestado porque estaba con las chicas, pero que había una cuentita, unas cosas que se debían del año pasado, cuando nos encerraron, que no lo tomara a mal, pero había pasado mucho tiempo… miré para atrás, no había dudas, a mí me hablaba.
- Le pregunté a qué aludía, que si estaba seguro de que era mi deuda y me citó el puñado de artículos que me había comprado Maléfica y que nunca pagó. Yo le di el dinero, insistido en si le había alcanzado… nunca hubo un recibo, ni detalle de pago, es cierto, ¿para qué? Confiaba en ella, ella, se quedaba con el dinero de los mandados, de los pedidos y hasta con el diezmo, en ocasión de reemplazar a Ro en la capilla ¡Y nosotras tan pícaras y no nos dimos cuenta!
- Era cruel, envidiosa y mentirosa. Se ocupó de enfrentarnos a todas contra todas, para mudarse a otra ciudad. Maléfica le calzaba justo, mala, perversa, vengativa y calculadora. Sólo que nunca será Angelina, su esposo, un hombre absolutamente invisible, ¡nunca será Brad Pitt, nunca.
- La sombra de cada una de nosotras representada en Nélida. ¿Cuánto? Hay que terminar el puzzle. Hans Cristian Andersen en el cuento LA SOMBRA nos dice:
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- Ya, no es nada corriente- dijo la sombra, pero usted tampoco es nada corriente y yo bien sabe usted, desde que era así de chiquito he seguido sus huellas. En cuánto usted descubrió que yo estaba a punto para ir solo por el mundo, seguí mi camino. Me encuentro en una situación excepcionalmente afortunada, pero me ha acometido cierto deseo de volverlo a ver antes de que usted muera-porque usted ha de morir- También me gustaría visitar este país, porque la patria siempre tira. Veo que tiene usted otra sombra ¿Le debo algo a ella o bien a usted?
- Hágame el favor de decírmelo.
Sensibles a la apreciación de los otros, nos mostramos amables, correctos, educados y responsables. Por una gran necesidad de afecto y aceptación, nos adaptamos a las exigencias, las reglas y las leyes de nuestro medio. Sin embargo, todos tenemos una personalidad oculta. Buscar en lo oscuro es tratar de lograr la evolución. Nuestra Nelly, mostró ligeros atisbos de su sombra y lo vio quien quiso o quien pudo…
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