El eco del grito de Kael resonó en las ruinas del templo mientras la figura de Sky desaparecía en las sombras, arrancada de su lado por una fuerza que no podía detener. Cayó de rodillas, golpeando el suelo con sus puños, su cuerpo temblando con una mezcla de furia y desesperación. La imagen de Kai, alguien que había sido su rival y amigo, arrastrando a Sky hacia la oscuridad, lo había dejado paralizado de incredulidad. ¿Cómo podía estar vivo? ¿Y cómo podía ser él el Señor Oscuro? La barrera de sombras que había mantenido a Kael y a los Guardianes a raya se desvaneció, dejando a Kael libre, pero demasiado tarde. Los Guardianes, liderados por Eldrin, se apresuraron a su lado, sus rostros marcados por la fatiga y el dolor de la batalla. —Kael… —comenzó Eldrin, pero Kael lo interrumpió con

