El aire dentro del templo lunar se sentía más denso que antes, cargado de una energía que parecía vibrar en cada piedra, en cada rincón oscuro que los rodeaba. Sky y Kael se quedaron en silencio, procesando la revelación que acababan de experimentar. La visión había sido intensa, una mezcla de pasado y futuro entrelazados en un nudo de destino que no podían ignorar.
Sky se apartó del altar de cristal, su mente todavía resonando con las imágenes que había visto. Sabía que el templo albergaba más secretos, respuestas que necesitaba descubrir para poder enfrentarse a Selena y proteger a su familia. Pero también sabía que cada paso que daba dentro de esas antiguas paredes la llevaba más cerca de un poder que no terminaba de comprender.
Kael la siguió de cerca mientras se adentraban en los corredores del templo. Las paredes estaban cubiertas de inscripciones y símbolos, grabados en una lengua que había sido olvidada por el tiempo. Sin embargo, Sky sentía que podía entenderlos, como si algo dentro de ella reconociera el antiguo lenguaje.
—Hay algo aquí que debemos encontrar —dijo Kael, rompiendo el silencio—. Algo que nos ayudará a entender lo que está pasando. Los pergaminos mencionan un artefacto, un cristal lunar que fue creado por los antiguos brujos para canalizar el poder de la luna. Puede que sea nuestra única esperanza.
Sky asintió, sintiendo que sus pensamientos estaban alineados con los de Kael. Continuaron explorando el templo, sus pasos resonando en la vasta oscuridad. A medida que avanzaban, las sombras parecían alargarse, retorciéndose a su alrededor, como si una presencia invisible los estuviera observando. El aire se volvía más frío, más pesado, y cada paso que daban los acercaba a lo que sabían que sería un enfrentamiento inevitable.
Finalmente, llegaron a una cámara más amplia, oculta en lo profundo del templo. La habitación estaba completamente oscura, salvo por un tenue resplandor que provenía del centro. Allí, en un pedestal de piedra tallada, se encontraba el cristal lunar, brillando con una luz etérea que iluminaba el recinto con un resplandor suave y fantasmal.
Sky se acercó lentamente al cristal, sintiendo la energía pulsante que emanaba de él. Era como si la luna misma estuviera atrapada dentro de esa gema, irradiando un poder que resonaba con algo en lo más profundo de su ser. Alargó la mano, y cuando sus dedos tocaron el cristal, sintió una oleada de poder fluir a través de ella, como un torrente de agua helada que la llenaba de fuerza y claridad.
En ese instante, otra visión la golpeó, más poderosa que la anterior. Esta vez, las imágenes eran claras, vívidas. Vio a Selena, pero no como la recordaba. Esta Selena era joven, perdida, su rostro marcado por la desesperación y la rabia. Vio cómo la oscuridad la consumía, cómo una voz suave y persuasiva la arrastraba hacia las sombras. La figura que había en las sombras se reveló entonces como el Señor Oscuro, una presencia antigua y maligna que había estado esperando, paciente, tejiendo su red de manipulación.
Y entonces lo entendió. Selena no había nacido como una bruja lunar oscura. Había sido creada, moldeada por el Señor Oscuro, quien había visto en ella un potencial sin explotar, una herramienta que podía usar para liberar su poder y destruir el equilibrio que la luna mantenía en el mundo.
Sky sintió un dolor profundo al ver a su antigua amiga transformarse en algo tan monstruoso. La comprensión de lo que Selena había pasado no aliviaba el peligro que representaba, pero agregaba una nueva capa de tragedia a su enfrentamiento.
Cuando la visión se desvaneció, Sky se encontró de rodillas en el suelo, su respiración agitada, el cuerpo temblando. Kael estaba a su lado en un instante, sujetándola, su rostro lleno de preocupación.
—Sky, ¿qué viste?
Sky levantó la mirada hacia Kael, sus ojos brillando con determinación y dolor.
—Selena… ella no siempre fue así. Alguien, algo la cambió. El Señor Oscuro la atrapó, la convirtió en lo que es ahora. Él ha estado detrás de todo esto, usando a Selena para sus propios fines. Y si no la detenemos, si no detenemos a él, todo estará perdido.
Kael asintió solemnemente, sus ojos reflejando la gravedad de la situación.
—Entonces tenemos que encontrar la manera de liberar a Selena de su control, o destruirla antes de que sea demasiado tarde. No podemos permitir que el Señor Oscuro logre lo que se propone.
Sky se levantó con la ayuda de Kael, su cuerpo aún temblando por la intensidad de la visión. Sabía que el tiempo se estaba agotando. Cada segundo que pasaban en el templo los acercaba más al enfrentamiento final, y tenían que estar preparados para lo que fuera que encontraran.
—Tenemos que llevar el cristal lunar con nosotros —dijo Sky, su voz firme a pesar del miedo que latía en su interior—. Puede ser la clave para derrotar al Señor Oscuro y salvar a Selena.
Kael asintió y, con cuidado, tomó el cristal del pedestal. La luz que irradiaba se intensificó brevemente, como si respondiera al contacto con Kael, antes de estabilizarse en un brillo constante. Con el cristal lunar en su poder, la pareja salió de la cámara, sabiendo que no podían perder ni un segundo más.
Afuera, la luna llena seguía brillando intensamente, bañando el paisaje con su luz plateada. Pero la paz que solía traer con su presencia estaba ausente. En su lugar, había una sensación de urgencia, de que la batalla estaba cerca.
—Vamos a casa, Sky —dijo Kael, tomando su mano con determinación—. Esta noche, trazaremos nuestro plan. Y mañana, enfrentaremos nuestro destino.
Sky asintió, apretando su mano con fuerza. Sabía que la batalla no solo sería contra Selena y el Señor Oscuro, sino también contra el tiempo y sus propios miedos. Pero ya no estaba sola en esta lucha. Con Kael a su lado, y el cristal lunar como su guía, estaba lista para lo que vendría.
El futuro era incierto, pero una cosa estaba clara: no se detendría hasta que su familia y su manada estuvieran a salvo, sin importar el costo.