Capítulo 4

2222 Palabras
Me despierto, me he quedado dormida en el auto. Aún estamos en la carretera, hasta donde recuerdo nos habíamos encontrado con una larga fila de autos debido a un accidente; ahora continuamos el viaje de manera tranquila, no debe faltar mucho para llegar. Ya hacen casi dos años que no había venido al lugar donde me crie, no sé si muchas cosas habrán cambiado en todo ese tiempo, siempre lo he visto como un lugar tranquilo, sin muchas cosas que ver, con demasiada población para su pequeño tamaño en comparación con otras ciudades más importantes que están llenas de grandes comercios y centros comerciales. Por el camino solo se ven montañas y algunos sembradíos de maíz y caña de azúcar, el cielo está lleno de nubes y el sol cubierto por estas, sus rayos de luz salen entre ellas formando una vista magnifica que me deja encantada. Es mucha la diferencia que hay de la gran ciudad de Sacarac a estos campos, las vistas de aquí son mucho más hermosas que un montón de edificios que no dejan ver el cielo. Aún queda camino, bostezo, todavía tengo algo de sueño, recuesto la cabeza del asiento y cierro los ojos. Un olor me vuelve a despertar, debe de haber transcurrido como unos 20 o 30 minutos; es un olor familiar, y allí lo reconozco, el agradable olor a mantequilla y maíz que proviene de una de las empresas más reconocida en el país, Remavenca. Oh… me siento en casa, estamos a cierta distancia pero ya me siento en mi lugar, es extraño porque mi nostalgia se convierte en ilusión y anhelo. Bajo la ventanilla a mi lado y siento el aire cálido acariciando mi rostro, tenía tiempo sin sentir esta sensación. Llegamos a una curva y entramos a La Encrucijada, es un punto estratégico ya que desde allí se puede ir a todas partes de Kalos como lo indica su nombre, esta comunica a los extremos del país, es un lugar que si uno va de viaje, de seguro hay que pasar. Veo un letrero verde donde indica Oremurt a 52km con una flecha a mano derecha. En ese instante siento como mi corazon late con mayor fuerza y velocidad. Cruzamos en esa dirección y ya no tengo dudas, estoy muy cerca. Pasamos por debajo de un elevado y al salir me encuentro con las empresas a mis lados y más adelante unos establecimientos de comida, seguimos avanzando hasta llegar a un semáforo en rojo, y justo frente a mí, ahí está la entrada al lugar de donde partí hace un tiempo ¡Oremurt! Avanzamos y comienzo a contemplar sus calles, por alguna razón están prácticamente vacías, pero se ven iguales, tal cual como cuando me fui, como si el tiempo no hubiera avanzaron esta parte del mundo mientras hice tantas cosas lejos de aquí. Al pasar voy reconociendo lugares y caminos. En eso recuerdo que deben dejarme en un lugar específico donde después me vendrá a buscar otra persona. —Disculpe — escucho decir a Thomas —, ¿hacia dónde debo dirigirme? No conozco muy bien las calles de esta ciudad. —Tranquilo, yo le dirigiré. Me sentía muy confiada, he vivido prácticamente toda mi vida aquí como para no saber por donde ir. — Cruce en esta calle a la derecha y siga en línea recta, al encontrarnos con una urbanización, giraremos a la izquierda. Si, por aquí. Ahora llegaremos cerca de una clínica,al llegar allí, cruzaremos a la izquierda nuevamente, me dejara frente a ese edificio blanco de adelante. —Es usted muy buena dirigiendo— dijo Thomas con una risa grave. —Gracias, no me he olvidado del camino. En pocos minutos habíamos llegado a nuestro destino; pero ahí no vi a nadie, aquel lugar se veía desolado. Revise la hora, eran casi las 5:00pm, el sol aun brillaba con fuerza y ahora sentía con más intensidad el calor de Oremurt. Había olvidado este clima por completo después de adaptarme a lugares más fríos. Antes de bajar del auto, vi a Thomas sacando su celular para hacer una llamada. — ¿Hola? Si, ya estamos afuera. Por favor no la dejen esperando. ¿Con quién hablaba? Puede que fuera con la otra persona que me buscaría, y espero que sea así, no quiero quedarme sola en esta calle. El hecho de no ver a nadie me hace pensar que no le han avisado a nadie que vendría hoy y que estoy aquí, y la idea se me hace terrible. Pasan unos segundos y escucho abrirse la puerta del edificio, de este sale un hombre de contextura delgada y algo desaliñado que no logro reconocer, sus pasos son largos y se ve cansado; posiblemente llevará tiempo esperandonos. Al llegar hasta la reja principal, la abre y se nos queda viendo con el ceño algo fruncido. —Que bueno que han llegado, pensé que se habían perdido — dijo con tranquilidad el hombre desaliñado. —Hubo algunos contratiempos en el camino; pero aquí estamos — afirmo Thomas aclarándose la voz —. Y ahora es momento de irme, me espera un largo camino de regreso. No, Thomas, no me dejes sola con este sujeto tan extraño… Aunque tú también eres un completo extraño. Vi que comenzaron a sacar mi equipaje del auto y colocarlo en la acera de la calle frente al edificio, el hombre desconocido abrió la puerta del lado del asiento donde me encontraba para ayudarme a salir del auto. Estaba realmente nerviosa en ese momento, tendría que esperar un poco más para llegar hasta mi casa, este viaje se me estaba haciendo realmente largo y agotador. En un instante ya todo estaba fuera del auto. —Hasta pronto joven, espero que la pase bien. Nos venos Melet, cuídate — le dijo al señor desaliñado a mi lado. Oh, con que ese es su nombre, le queda bien. Él y Thomas ya deben conocerse también, aunque yo no lo recuerdo, puede de que haya sido trasladado de otro estado del país. El edificio donde nos encontramos es un centro de formación que pertenece a ZH Company, que lleva el nombre de Centro de Formación de Oremurt, fue ahí donde me prepare para trabajar con ellos. Su programa de formación tenía una duración de dos años y medios en varias áreas: diseño de moda, administración, recursos humanos, mercadeo, secretariado, liderazgo, entre otros. También contaba con algunos cursos cortos de marketing digital, diseño grafico básico, capacitación para ejecutivos de venta y ofimática. Esto era un gran apoyo para muchas personas que deseaban estudiar y conseguir un trabajo a futuro, especialmente para jóvenes; la empresa daba la oportunidad de estudiar a bajos costos y luego mediante un proceso de selección a algunos alumnos se les daba la oportunidad de trabajar para ellos por un plazo de dos años en diversas partes del país. Esto suponía tener que dejar a los familiares y amigos, otros trabajos, algunos pasatiempos y actividades por un tiempo; por eso siempre contrataban jóvenes o personas solteras que estuvieran dispuestos asumir los cargos para los que se habían preparado en el centro educativo. Melet me indico que entrara al edificio, allí esperaría a que llegara la otra persona que me llevaría finalmente a casa. En ese punto de la ciudad donde me encontraba ya sabía como llegar por mi cuenta, solo debía tomar un autobús con destino a Colinas de Cayanas y ya; llegaría en aproximadamente 30 minutos ¡Listo!, No es tan difícil. De la nada, sentí un fuerte abrazo por mi espalda que me saco de mi pensamiento. — ¡DIANA! — sonó un fuerte chillido que casi me deja sorda. Esa voz era inconfundible y me llene de ánimo inmediatamente, era Nicole, mi mejor amiga desde la preparatoria. No me esperaba que estuviera en este lugar, me tomo completamente por sorpresa. Ahora frente a mi veía algo aún más inesperado ¿Mi madre?, no lo entendía, ¿Qué hacía también ella aquí? Vi su carita toda llena de emoción acercándose a mí. ¡Oh! No lo podía creer, después de tanto tiempo sin vernos, allí estábamos. —Mi niña querida, cuanto te he extrañado — escuche a mi mama mientras me estrechaba entre sus brazos con fuerza y besaba mis mejillas. Echaba de menos aquellos dulces abrazos y palabras sinceras. Mi madre ya no se veía igual, lucia más delgada y un poco más baja de estatura, o yo había crecido también y ya no la veía igual. Algo que no se puede negar es que el país había estado pasando por una crisis económica donde era casi imposible comprar lo necesario para el sustento y esto era algo que nos afectaba absolutamente a todos, esto se veía reflejado en como lucíamos, más delgados, algunos menos felices y muchos ya ni siquiera estaban aquí. La vida se había vuelto bastante difícil para todos en general. —También te he extrañado mucho mamá , mucho, mucho. — no pude evitar que se me salieran algunas lágrimas. Siempre he sido muy sentimental. —Bienvenida, bienvenida — canturreaba Nicole dando palmas —. Ya verás cuantas sorpresas te llevas Diana. ¿A qué se refería con aquello? Posiblemente estaba jugando con mi curiosidad. Solía hacerlo. Tras nuestro emotivo encuentro en la entrada del edificio, pasamos a adentro, porque sí, efectivamente si tenía que esperar el otro trasporte hasta mi casa. Al entrar pasamos a una sala con algunas sillas y una mesa, allí estaba el hermano mayor de Nicole, Ferd; lucia como siempre, ahira se veía más seriedad en su rostro, eso me hacía sentir incomoda. Llevaba puestos unos jeans negros que le quedaban holgados, una camiseta blanca sencilla y unas deportivas negras. Fue imposible que no me diera un vuelco el corazón, anteriormente él me había atraído; pero no le interesaba en nada y eso me había causado una gran inseguridad y ahora nuestra amistad se había distanciado, pese a mis intentos por conservarla, él se hacía más renuente. Era una sorpresa verlo aquí. —Bienvenida señorita Caballero — dijo Ferd con un tono seco y una sonrisa que lucía falsa — ¿Cómo ha estado su viaje? —Ha estado bastante bien, algo largo. — ¿Cómo te sientes al volver a nuestra pequeña ciudad? —Bastante bien, siento como si casi nada hubiera cambiado en todo este tiempo, todo parece igual, incluso ustedes no han cambiado mucho. Creo. —Que honesta eres Diana — dijo Nicole y luego rio un poco. —Tan simpática como siempre — escucho un poco de sarcasmo en la voz de Ferd. —Toma asiento debes de estar cansada. —Bueno, no es que este tan cansada. Literalmente he viajado por más de dos horas sentada hasta acá — mientras lo digo, sin pensarlo mucho, me siento en una de las sillas. Mi madre no está con nosotros, se mantiene afuera porque está realizando algunas llamadas y preguntando por el transporte a Melet. Mientras tanto veo a Ferd escribiendo; a Nicole cantando y haciéndome preguntas, y yo con ganas de ya estar en mi casa. Oh, cuanto extraño mi cama y mi habitación entera de por si. Estoy cansada y a la expectativa de lo que pueda ver o escuchar; aun cuando piense que nada ha cambiado, todos han crecido en algún aspecto. De eso no hay duda. Repentinamente veo que Ferd me extiende una carta, ¿Esto era lo que estaba escribiendo?, estoy asombrada, esto no es propio de él. Lo observo con los ojos bien abiertos, estoy más que segura que no esconden mi sorpresa. — Espero que luego la puedas leer con tranquilidad — ladea su cabeza y esta vez sonríe de manera simpática. ¿Qué pretende haciendo esto? Puede que lo esté juzgando demasiado rápido. Aún así, me resulta irritante. —Claro, muchas gracias Ferd. Es muy dulce de tu parte — le digo con total sinceridad. Luce algo apenado, frota su cabello en un gesto de nervios y sale por la puerta rápidamente. Nicole se queda observando en silencio, veo como se muerde la punta de la lengua, creo que ella tampoco se lo esperaba. Guardo la carta con cuidado en uno de los bolsillos de la maleta junto con los sobres que me han entregado anteriormente. Ya debe de haber pasado una hora o más desde que llegue porque veo como los tonos del cielo cambian al observar por una ventana pequeña a mi lado. No pensé que todo esto fuera a tardar tanto, en serio, me hubiera ido en autobús. Escucho un auto que se estaciona fuera del edificio tocando la corneta para anunciar su llegada, y luego el chirriante sonido de la puerta principal al abrirse. Alguien ha entrado. —Hola, que bueno que ya llegaste — escucho la voz de mi madre que reprende a alguien con quien habla afuera. — Ya estábamos pensando en llamar a alguien más. —Disculpe la demora, tuvimos algunos contratiempos en el camino; pero ya estamos aquí — es una voz masculina con tono sereno y alegre. ¿Con quién está hablando? Me parece que ya lo he escuchado antes; pero no lo logró identificar. Obviamente se conocen… No termino las palabras en mi mente, cuando por la puerta veo entrar a una persona que llevo años sin ver. Definitivamente esto sí que es nuevo.
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