Holly se removió de su butaca, estaba pegada a la ventana de la misma, se sentía incómoda, incoforme, con algo de miedo. Estar en un avión le recordó su último día en Olerfin, las puñaladas propiciadas por Mónica, el bebé perdido, el dolor intenso, los ojos de Richard pidiéndole perdón, y cuando Bob la dejó marcharse con Susie.
El volver a tener su color de cabello original, junto el regresar a ver a los policías que la dejaron escapar, además, de recordar como todo Olerfin la odiaba, le daba estrés, el solo hecho de pensarlo propiciaba un enorme peso en sus hombros con unas ganas impacientes de salir corriendo a su lugar seguro.
Aveces era mejor quedarse en el lugar seguro y conformarse con lo que se tiene, otras veces, no era tan buena idea ese pensamiento. Que más da, ya estaba en el avión a punto del despegue. A lo mejor Susie tenia razón, Olerfin la olvido, y al encontrarse con ella le dará igual, incluso, ni la recordaran si no busca problemas, si pasa por inadvertido solo notarán su presencia sus conocidos cercano, puede que hasta ellos se hayan olvidado de ella.
Meghan estaba a su lado, se había colocado una almohada para el cuello y tomado unas pastillas para dormir en el vuelo. Holly divisó que se encontraba nerviosa, a punto como si le fuese a dar un ataque.
—¿Estas bien?—consultó al verla tan rara.
—Si, si. Solo que...—murmuró agarrándose del asiento—. Le tengo miedo a los aviones.
Holly rió de medio lado.
—¿Enserio? tú... con miedo a los aviones, no lo creo.
—Parece increíble, pero no lo es. Le tengo un terror cuando el avión va a despegar y aterrizar, tanto que siento que me voy a desmayar.
Su amiga la tomó de la mano.
—Tranquila, no pasará nada. Duermete, te avisaré cuando lleguemos.
El vuelo fue rápido, y cuando Holly despertó a Meghan, ya el avión había aterrizado. De inmediato, el aroma a otoño invadió las fosas nasales de la pelirroja, el viento de Olerfin se incrustaba en su piel. Ambas se ubicaron en un hotel, y mientras que su amiga se daba una ducha, Holly contemplaba el paraíso donde fue su cielo y si infierno al mismo tiempo.
Olerfin era la ciudad de los recuerdos, el lugar donde se encontró con el amor, y a la misma vez se lo quitó. Cerró los ojos, y vió como si fuera una visión a un Richard sonriente, a una muchacha pelirroja suspirando por él, a unas cuantas noches de entrega y otras decepción.
Resopló. Buscó el celular y trató de llamar a Susie, más esta no respondió, se preocupó, y nada.
—Uff, esa agua está poderosa—musitó Meghan estirando sus manos.
—Susie no me contesta.
—Amiga, Susie es una adolescente, dale un poco de espacio. Quizás esta durmiendo, es de madrugada.
Holly bufó.
—Le dije que me llamara, y que contestara el teléfono.
—Tranquila... tem confianza en ella.
Miró la pantalla del celular, lo dejó en la mesa de noche y se dió una ducha. Una vez terminó su aseo persona se sentó en la cama, ya su amiga estaba acomodada para dormir, entre poco amanecería.
Se sentó al borde de la cama frotándose el rostro.
—Meghan...
—MMM...
—Hay algo que tengo que decirte.
La mujer se acomodó de lado, de manera que quedaran cara a cara.
—¿Que es?
Holly suspiró, resopló, dudó, no obstante, tomó la decisión.
—Mi verdadero nombre no es Anna—soltó—. Y... tengo miedo de haber venido a Olerfin porque... porque tengo un pasado aquí.
Meghan sonrió de medio lado compresiva.
—Lo sé.
—¿Lo sabes?—se sorprendió su compañera–. ¿Como?
—He escuchado a Susie llamarte Holly, y también en conversación han nombrado que tienes miedo a enfrentarte a tú pasado, pero... ¿tan mal te trató Olerfin?
Meghan se sentó en la cama, Holly se incorporó a su lado como dos buenas amigas que se cuentan los secretos una a la otra. Holly le contó parte de su pasado, de Richard, y del cazador que estuvo detrás de ella. De Sam, de Mónica, de Jimmy, Dann y Bob.
Su amiga se emocionó intrigada cuando Holly le contó que Bob la había besado, pero que ella siempre amó a Richard, y así duraron lo que faltaba de la madrugada hasta que salió el sol.
Un buen café fuerte y amargo le quitaba la somnolencia a cualquiera, por más cansadas que estuvieran, Holly y Meghan estaban más unidas que nunca. La montaña de secreto les había dado paso a un jardín hermoso de amistad, a una donde Holly no tenía miedo a lo que iba a decir o no, y Meghan podía llamarla por su nombre propia con prudencia y no en público.
Holly insistió en llamar a Susie, esta no le contestaba.
—Susie llámame, estoy preocupada.
Colgó al dejarle el mensaje de voz.
Meghan se alejó un poco, estaba hablando por celular y finalmente cuando dejó de hacerlo sonrió.
—¿Lista?
—¿Para?
—Nos encontraremos con los novios.
La chica abrió la boca con el corazón ferviente en palpitos.
Le daba temor el encontrarse con ellos, con esos antiguos policías, en especial, con él... con Bob.
☆☆☆
Pronto... ya se van a encontrar... griten... jajajaa. Aquí les dejo el capitulo de hoy.