-Vos me señalas a mí, pero tu atuendo tampoco es digno de una boda.- le dijo luego de mirarlo de arriba abajo sin disimulo. Gael se miró a sí mismo con exagerado gesto de indignación que volvió a hacerla reír, esta vez con una ligera carcajada que sonó tan dulce a sus oídos que se convirtió en un desafío para volver a obtenerla. -En serio, no termino de entender cómo Federico y vos pueden ser amigos, ¿de dónde lo conoces?- le preguntó con genuino interés. -No quiero saber a quién considerás indigno de quién…- le respondió aumentando su falso enfado. -Yo no dije que ninguno fuera indigno, que susceptible… Solo que parecen diferentes, nunca, en el tiempo que lo conozco, vi a Federico en algo remotamente parecido al rock n roll.- respondió ella sin perder la sonrisa. -Eso es cierto y

