Fernando Salgo echo una furia, porque no hice nada. Me recrimino una y otra vez, esa bella mujer estaba indefensa y yo no hice nada. Freno el carro y doy golpes al volante de la impotencia que tengo dentro de mí es como si se hubiera prendido una hoguera en mi pecho, la impotencia me está ganando. — ¿Qué te pasa Fernando?, ¿por qué frenas así? — Escucho cómo me hablan al otro lado. — Estás loco Amigo ¿Qué sucede? —, Nicolás habla con un poco nervios. — No me pasa nada — dije en seco. — Fernando Márquez no me digas que no Pasa nada, te conozco bien amigo mío, desde que dejamos la casa de Ricardo vienes que te lleva el diablo — Cruza los brazos y me mira. — Nicolás acaso te haces el ciego o es que en realidad no viste lo que estaba pasando a nuestro alrededor — Le digo a m

