—¿Si pudiste cerrar el trato? — mi hermano realmente parece interesado en la respuesta de mi padre.
Estamos todos en el gran comedor. Es donde cenamos cuando hay algo importante, cuando decidimos estar en familia o es una festividad.
Por el cumpleaños de mi hermano estamos cenando en familia.
El comedor es largo, de vidrio resistente y tiene veinte sillas. Curioso cuando en esta familia solo hemos sido cinco, como máximo cuando hay invitados no se pasa de diez y aún queda espacio si están completas las sillas.
Ni siquiera sé porque están grande pero es estúpido pensar eso cuando hasta la habitación de invitados es el tamaño doble de mi sala en mi piso. Aquí todo es gigante, elegante y moderno.
—Quedamos en algunas lagunas. — contesta mi padre limpiándose con excelentes modelos la boca. —Pero podemos invertir ahí sin ningún problema. Lo que no quiero es que las máquinas salgan del país. Estoy buscando alquilar algunas pero son viejas y yo quiero lo mejor.
—Dejame ayudarte en eso. — pide Javi llevando la conversación. Julián y yo solo nos damos miradas de aburrimiento. —Se quien nos puede alquilar las maquinas o mejor en el caso la compramos.
—La idea es que se encuentre en ese territorio hijo. No aquí. — le responde con tono tranquilo pero igual está el insulto. —No deseo perder tiempo enviando por mar.
—Veidimir es hijo de Fitzker, el dueño de máquinas de minería más grande a nivel mundial. — se hincha mi hermano. Y yo solo pienso en el apellido. —Puede que tenga una sede y nos sea a de ayuda.
—¿Dónde lo conociste? — mi padre suelta curioso y sus ojos brillan de asombro.
—Estuvo en la gala benéfica de los Clarks. Topamos nos llevamos bien imaginé que algún momento lo necesitaría, intercambiamos numeros, lo saqué a una fiesta de la fraternidad y luego lo lleve a "El balcón" de inmediato quedó encantado y más cuando le presente una amiga. — sonríe satisfecho. —Ahora lo llamaré y le preguntaré para que me dé buenos precios.
—Me parece genial.— mi padre corta un poco de su pollo de la ensalada y luego me ve.
Ay, no.
Pero de ultimomento ve a Julián. Me alivio y me tenso al mismo tiempo.
—¿Cómo van tus clases? — suspiro de alivio. En cambio mi hermano se tensa y da una sonrisa intranquila.
Bien. Está cena va bien pero está apunto de ponerse tensa.
—Viento en popa. — se mete un trozo de vegetal en la boca y mastica como si fuera la cosa más rica. El a diferencia de Javi no le gustan.
—¿Estoy hablando con un niño de seis años? — le responde mi padre.
—No. Con un hombre de Diecinueve. — responde con aire burlón pero aún inquieto.
—Tengo que llamar a Maxwell para saber cómo va mi hijo o piensas dejarte de niñerias y comentarme?
—Va bien. Si fuera mal ya te habrían dado el chisme y lo sabes. — dice apretando los dientes.
—¿Ya se te quito la idea estúpida de estudiar filología entonces? Me alegra. — mi hermano mete la cabeza casi en el plato y puedo verle las orejas calientes.
Esto es lo que pasa. Mi padre decidió que carreras estudiar cada uno de ellos.
Doy una mirada a Javier que luce impertuito. A veces creo que el se sacrificó para que mi padre no fuera tan necio con nosotros dos pero sin embargo eso no desvío su atención de sus otros dos hijos.
Las cosas son como Jonás Halls decide. El tiene la última palabra. Quizá tanto tiempo siendo jefe o por qué era antes senador de poder en el estado lo convirtieron en lo que es hoy en día. No acepta un no y va por todo.
Algunas personas dirán que es decidido pero yo creo que es calculador. Las decisiones que toman son en beneficio propio un auténtico egoísta.
Sigo diciendo que por eso jamás tomo mi custodia y para el mundo yo solo soy alguien de la familia. No su hija. Soy una Halls por supuesto que sí, pero no configuro como si él fuera mi padre en nada. También mis abuelos llegaron a quitar evidencias de que el es mi padre. No sé si decisión suya o la de ellos.
Creo que el se beneficio de esto. Si en algún momento los Tremblay caemos mancharemos su apellido. Será un corrupto.
—No se me quitó la idea padre. — responde Julián —Pero me ha tocado estudiar lo que es conveniente y satisfactorio para ti y la empresa. Después de todo necesitan a un buen abogado y contador.
Dos carreras. Ambos hermanos estudian dos carrera y tiene una vida.
Los admiro.
—Bueno eso te hará bien en el futuro ya veraz. Cuando tengas todo lo que quieras y no andes mendigando vender un jodido libro que no te dará ni la mitad de la riqueza que heredadas por mi y tus logros. — le dice papá —Es mejor tener las cuentas forradas que tener que forrarcela a otro... ¿No mi hermosa hija?
Había tardado. Puedo ver cómo Javier se tensa y yo solo suspiro.
—¿Que hice yo ahora? — le pregunto con una ceja encima —Hasta dónde se no le forro nada a nadie.
Quizá si hubiese estado en presencia de otras personas se hubieran reído por mi comentario con doble intensión. Pero no es el caso. Mi padre me da una mirada tranquila tan extraño cuando lo hace y me revuelve las tripas.
Mi padre pocas veces me ha mirado así.
La primera vez creo recordar fue cuando me explico cómo hace para ganar tanto dinero de las minas. El me explico y yo solo escuché atenta.
Otra tanta fue cuando lo sorprendí en un evento escolar. Me tocó representar y hablar dos idiomas con representantes de otros países. En ese caso fue Francia y argentina.
Había aprendido español y francés. Por alguna razón quería que mi padre supiera que yo era lista. El estuvo asombrado por mi.
También recuerdo cuando lo descubrí en su trabajo había olvidado su portafolio y pidio que se lo llevarán esa vez intenté acercarme más. El estaba inmerso en una reunión con una empresa puerto riqueña y cuando entre lo ayude a cerrar un trato. Sirvio de algo que supiera español.
Son contadas las veces que el me ha visto de ese modo. Curioso y apaciguador.
Pero eso no quita que después revele su semblante mal genio y duro.
—Siempre con ese tono — creo que hasta le causa gracia. Achico mis ojos con cautela. —¿Estás trabajando y estudiando?
Yo niego tomando un poco de vino. ¿Trabajando yo? Jamás Noah me dejaría hacer algo de eso. Solo puedo trabajar para mí familia mas nada. Si le dijera que es suelto mínimo o sueldo básico el mismo compraría el lugar para ponerme como jefa.
—Solo estudio.
—¿Cómo estás costeando tus estudios? Hasta donde se no me has pedido ningún centavo desde que te fuiste.
—¿No sabes? — el me da una mirada curiosa. Sospechoso más. —Mis abuelos dejaron un fideicomiso. Con eso estoy alargando mis gastos.
Mi padre sube una ceja asombrado y algo pasa por sus ojos rápido y fugaz.
Por supuesto. El fideicomiso es de Noah y mío. Herencia de todo las inversiones de la familia a lo largo de los años y también todas las ilicitas. Sobre todo los negocios del submundo y sus responsabilidades que tarde o temprano tengo que atender.
Mía estudios solo son vacaciones. Es lo que a veces pienso.
—¿Tu madre? — me pregunta. Pestañeo hacia el sin comprender.—¿No te dejo nada? ¿Ni la casa? ¿Ni el carro? ¿Ni la estúpida mata que solía regar cada cuánto?
Aprieto el tenedor en mi mano. Siempre tan mordaz cuando me quiere enfadar. Creo que en eso el y yo somos iguales.
Mi madre no tenía nada que dejarme porque siempre todo estuvo en la familia. Incluso su laboratorio de investigaciones son de la familia. Así que todo eso es mío y de Noah.
Si alguna vez quisiera tenerlo para mí, solo debo llenar la laguna de bienes separados por herencia familia de madre y así. Pero ¿Que voy hacer yo con un laboratorio? Ni sé dónde está.
—Hasta dónde se me dejó el amor que me tuvo y buenos recuerdos compartidos dónde en su mayoria no estás tú. — le sonrió. —Eso vale más que el dinero, padre.
Aunque miento. Tengo demasiado de todo. Noah se encarga de admistrar el dinero.
—Ya. — dice seco. Cómo dije su tranquilidad dura poco. —Eso solo se dice cuando no se tiene. En fin. ¿Has venido por la propuesta que te di hace unos meses?
Julián y Javier me miran desconcertados. Ellos no saben que mi padre fue a verme. Quedamos en el hotel donde se quedó porque como dije mi piso es mi privacidad.
Entonces me dijo algo y yo enseguida le dije que no. Ni loca. Es tan dramático la situación que no hablamos por más de una hora. ¿Veinte minutos? ¿Diez? Ni siquiera toque el chocolate que pedí.
Así es hablar con Jonas.
—No he pensando en nada padre porque como te lo dije ese día, es un no.
—Es tu futuro...
—Si y mi futuro lo hago yo. No quiero estudiar contabilidad me aburren los números. Hasta puedo decirte que meterme en mi cuenta y ver mis egresos e ingresos me da dolor de cabeza. — por esa razón Noah se encarga de eso. Yo solo gasto y gasto.
Estudio artes visuales debe de darme buenos ingresos y soy muy buena en ello. Además hago lo que quiero y me gusta. He realizado trabajos que me han Sido pagos, dinero que no necesito pero que utilizo para costear el orfanato que debes en cuando visitó. Soy buena con una cámara y amo locamente el arte.
Padre odia eso. Odia más allá de que yo lo desafíe a qué no estudie lo que es para mí según el por herencia las empresas. Quiere que estudie contabilidad. De ese modo sus tres hijos estaremos bien. A él se le olvida que yo no figuro como su hija.
Así que hago con mi vida lo que quiera.
—Estas haciendo todo mal. Desperdicias tu vida. — agrega molestó. Sus ojos mieles oscuros me enseñan su rabia —No puede ser que una integrante de mi familia sea una hippie con una cámara tomando fotos ridículas. ¿Así vivirás siempre?
Me rio sarcástica. No puede ser posible que el piense así del arte y la fotógrafa.
—Si lo pones en perspectiva padre los hippies viven felices. — me encojo de hombros y me levanto de la mesa. —Algunas veces tenemos que darnos cuánta que no todo puede ser como tú quieras. Yo tengo mi vida y tu la tuya no decides en mi.
—Eres una Halls siempre decidire por ti y para tí. Mientras lleves mi apellido así será.
Me embaro. A veces no se que es peor si llevar un Halls o un Tremblay. Ambos apellidos con peso muerto sobre mis espaldas.
Mi papá me ve con una sonrisa como si entendiera mis pensamientos. Leyendo como un libro abierto.
Suspiro. Fuerte.
—Aun así, no puedes decidir por mi.
—Sabes hija... A veces creo entenderte. — comienza a comer como si el ambiente no estuviera frío. —Tienes en la sangre dos poderosos apellidos y creas un carácter en base de ello. Quieres forjarte a ti misma diferente de ambas familias porque crees que así será mejor, pero no es así Eira. Siempre serás mi hija y siempre la de tu madre, vives bajo el apellido y el peso de ambas familias contigo. A dónde quieras que vayas, todos te miran como lo que eres una Tremblay. Yo en cambio te doy una salida tranquila. Una Halls, alguien en el mundo empresarial lejos de todo lo demás.
Cómo si pudiera creerle eso.
Apretando los puños y la mandíbula me voy del comedor. No volteo para ver cómo mis hermanos me ven o como siguen comiendo sumisos ante el yugo de mi padre.
Nunca va a cambiar. Pero yo jamás me doblegare.
Soy una Tremblay por nacimiento y aunque odie eso tampoco me veo siendo una empresaria ricachona en una oficina.
No.