—Mi chiquita— un abrazo fuerte y dicidido de la ama de llaves de la casa de mi papá.
Margaret es quien cuido de nosotros, más de mis hermanos que de mí, ya que yo era intermitente viviendo en esta casa.
Mi padre es un magnate de la mayoría de las empresas que maneja. Todo lo que todo lo multiplica. pero ese no es su principal alcance no. Es que el muy suertudo es dueño de una de las empresas mientras de oro y petróleo, sin contar que trabaja codo a codo con el gobierno, los ayuda y es dueño de uno de los hospitales que recorren todo el país.
Te diría que estoy bañada en dinero pero no es la realidad. Nunca me ha importado lo que mi padre pueda ofrecerme, jamás me ha gustado que me dé dinero, apenas pude darme cuenta que realmente el no daba nada hacia a mi más que mandatos de lo que debería y no hacer mientras iba creciendo.
Papá jamás me dijo que me amaba o se comporto como un padre cariñoso. Papá solo fue eso, mi padre. Parte de mi enojo es que jamás peleó por mi custodia legal, me abandono a Merced de mis abuelos, que me dieron una infancia con amor pero no una infancia que una niña deba tener. Se que amaba a mamá podría ser una amante, pero lo poco que recuerdo es que papá siempre la mimaba y besaba.
Cuando veníamos de visita, ya que papá no iba a Australia. Se de buena fé que mis abuelos lo odiaban un poco. Bueno, mentiras, mis abuelos no lo pasaban, decían que era muy manso para mami.
Recuerdo pocas veces de bebé cuando papá me sostuvo en sus brazos o me dió uno que otro beso en mis mejillas. Luego de la muerte de mamá, Jonas Halls paso a ser un padre fantasma.
Todo empeoró cuando murio meses después su esposa.
Desde entonces Margaret paso a ser esa mujer que estaba pendiente de mi siempre. Cosa ilógica porque la esposa de papá jamás me trató mal. Siendo yo una hija que no era suya.
Las relaciones complicadas me las digo hoy en día.
—Margaret de mi corazón — le digo apretándome contra ella —¡Cómo te extrañe!
Me de un beso en ambas mejillas y me mira con adoración. Ella y mis hermanos son la razón por la que me encanta mi familia. De verdad.
—¿Tienes hambre? ¡Estás más flaca! — me gira estudiando con sospecha. —¿Cuántas manchas en ese cuerpo te piensas hacer? Pronto no tendrás espacio y no vas a entrar al reino de los cielos.
Ruedo mis ojos pero no paro de sonreír. A veces hace falta que te demuestren que te quieren y te regañen en el proceso.
Cómo dije: Margaret es esa mujer que fue parte principal en mi vida esos meses que estuve aquí. La amamos mucho.
—No hay tal cosa. Mi alma está intacta, es buena y Dios me va a recibir— le contesto a Margaret y ella solo hace un mojin de disgusto. Bueno, señor Dios. Perdóname por mentir tan bien. Los tatuajes que llevo no serán la razón para que no entre el cielo. —Y quiero comer tu pollo al curry. ¡Nada más nombrarlo babeo!
Le sonrió inocente hacia ella. Ahí si no miento. Extraño su comida. Gracias a ella aprendí a cocinar.
—No me has respondido cuántos cosas de esas feas te harás en ese hermoso cuerpo tuyo. — se coloca las manos en la cadera y luego ve detrás de mi —¡Ey! Culicagao pon en cintura a tu hermana que se te va de las manos pintando su cuerpo. Se cree lienzo.
No puedo evitar reír y Javier a mi lado llevando mi maleta la tira. Luego ve a Margaret con una ceja encima casi a punto de tocar su cabello oscuro. Lo tiene muy largo.
Margaret debe de tener como cuarenta y cinco. Descubrí hace algún tiempo que ella era muy amiga de mi madre y decidio trabajar aquí para criarme, mientras ella no estuviera ya que también es de cierto modo amiga de mi papá.
De ese modo ella me criaba aquí o me cuidaba. Ella nunca tuvo hijos y la amistad que tuvo con mi madre siempre me pareció curiosa.
Mamá era muy asocial con todo. Sus compañeros de trabajo, su familia y uno que otro. No la culpo soy casi igual. No es fácil acercar personas a nuestro mundo. Por fuera somos una fachada por dentro quienes nos conocen sabe que no. Tener amistades fuera del submundo es peligroso para ellos.
Ashton, Logan y Martín son los único que puedo decir se han ganado un título de amistad conmigo. Pero no quita que esté más pendiente de su seguridad que la mía propia.
De ambas partes siempre estuve vigilada, lo sabía e incluso creo que Noah me tiene vigilada en Quebec, aquí es Margaret.
Aunque no se si Margaret forme parte del submundo. Jamás le he sentido con esa marca oscura que nos deja y se mete dentro de la piel ser parte de esto.
Margaret en todo caso es una boca sucia y puro amor.
—Anda Vieja. — le dice Javier pero la toma en brazos y le da una vuelta. Ella se ríe. —¡Yo estoy bien, también tengo hambre! Y mi hermana es un alma rebelde, no hay mucho que hacer con ella, entre más le digas que no ella más va a ir contra eso.
—¿Alma rebelde dices? — Margaret toca el piso de nuevo y le da un golpe en el pecho a Javi. —Esta lo que le falta es un escarmiento. Mientras estuvo aquí jamás se hizo algo así. ¡En mi presencia no!
—Si lo hizo — mi hermano la ve burlón —Un corazón a la altura de la costilla, entre el seno y el costado.
Entonces Margaret jadea de la impresión y me mira como si yo haya matado a su gato. Cuando en realidad no tiene gato y jamás mataría un animal. Los animales no.
Al menos que sea un perro. Pánico le tengo. Aunque siendo sincera no se si pueda matar a uno, el miedo me hace es gritar y huir.
—Eres una sinvergüenza niña— me señala —Todo este tiempo pensé que te había criado bien. ¿Cuando te hiciste eso?
Veo a mi hermano y me muerdo la lengua. Por su parte Javier suspira con claro fastidio.
—Hemos venido a comer sabroso no a recibir regaños de viejos que no se adaptan al ahora. — le coge del hombro y ella quiere safarce. —Tengo días queriendo comer tu sabroso estofado y algo de ensalada de pollo. ¡Oh! ¿Sabes que también? Lo que haces con los vegetales y sabes que yo odio comer vegetales.
—Sueltame que se lo que haces, Culion.— nos señala a ambas pareciendo amenzante —Estoy feliz de que estés aquí pero enojada porque en mis narices me desobedeciste.
Ruedo mis ojos y me le acercó para darle un beso. Ella baja la guardia.
—¿Pollo al curry? — hago un puchero y ella me da la mirada de cariño.
—Hare todo un jodido menú de bienvenida y cumpleaños. — nos da la espalda pero luego se voltea. —Tu padre llega a la hora de la cena y Julián ha estado por ahí brincando como un conejo, trajo a una de sus chicas anoche. Cada vez trae a una peor. — arruga su frente pareciendo asqueada —Si hay que enseñarle algo es que aprenda a pagar un hotel, eso deberías enseñárselo tú. Que eres el primer sinvergüenza y culion de la familia.
Mi hermano sonríe travieso y sube ambas cejas.
Culion: definición impuesta por ella misma para una persona que le encanta follar.
Culicagao: definición también impuesta por Margaret cuando se trata de una persona: cobarde o falta de carácter.
Hay más groserías extrañas y otras comunes en su vocabulario.
—Ire a dejar esto a mi habitación ¿Aún existe no?
—Si claro. No es que vivamos en una casa pequeña y tengamos que pelear por los espacios. — mi hermano sigue hacia la cocina y yo me voy directo hacia las escaleras
—Yo no vivo aquí por eso te pregunto.
El hace una seña con su mano con fastidio y antes de desaparecer de mi visión lo escucho.
—¡Lisa! — un grito de chica y luego la risa de mi hermano. La asusto. Ruedo mis ojos.—¡Dios respira!... Siempre te asustas del mismo modo. ¿Que? ¡Deja! ¡Es que cuando te asustas te pones colorada y los ojos pareciera que se te van a salir de las cuencas! Te pareces demasiado a la tortuga de Kung fu panda. ¡Oogway!
No sé que más paso pero la risa de mi hermano es todo un escándalo. Su misión de vida siempre ha Sido molestar a la pequeña Lisa.
lisa es la hija del jardinero de la casa.
Tengo dos años que no veo a Lisa. La última vez que la Vi tenía deciocho estaba enamorada de su novio y resplandecía como un flor.
Es una trigueña de ojos grises atrapantes. Lo que mas me gusta de ella es su cabello, en ese entonces era largo con hondas tan rebeldes que me encantaba tocarlo. Cada vez que venía de visita le hacía cosas en el cabello.
Nos llevamos pocos años así que solo contemporánea, solemos llevarnos bien.
Ashton Bolton: Buenos días mi amor. Ya estás despierta?
Recibo el mensaje de mi novio y le sonrió a la pantalla. Cuando no tengo clases sabe que suelo dormir hasta que mi cuerpo ya me indica que me levanté porque tengo hambre y son pasadas las doce.
Despertarme fue extraño rodeada de tantos. Primero no sabía dónde estaba luego recordé que dormí en la habitación de Gabriel. Pero despertarme desorientada no fue lo extraño.
Si no que estaba rodeada de un séquito de hombres. Mi hermano me tenía como su almohada personal, con la cabeza en mi espalda y piernas enredadas en las mías. Yo caí rendida boca abajo. Gabriel estaba a mi otro lado pero este abrazaba a mi hermano, ambos encima de mi.
Aun no entiendo cómo mierda dormí con ambos pesos. Cuando pude quitarme a esos dos hombres gigantes descubrí que el piso estaba los otros más.
Mario dormía con un pie encima de Lucas, este tenía abrazado por el costado a Kyle. Se veían muy chistosos.
Lo más tierno era ver a Brandon, tan altivo y con aire de auténtico play boy abrazado solo a un peluche de oso. ¿De dónde sacaron un peluche?
Pero se veía tan tierno ahí, boca abajo encima del peluche luciendo terriblemente cómodo y Cuchi.
No pude evitar sonreír recordando a esos seis jugadores de fútbol americano. De tamaño y masa muscular temible.
Le respondo el mensaje y le mando un sticker de una niña bailando para dar fe que estoy de buenas. No me responde ni lo Lee así que supongo que está ocupado.
Dejo todas mis cosas y las personales en el baño, solo estaré aquí por el fin de semana y ya hoy es viernes. No tengo porque sacar mi ropa ni nada por el estilo. Ya me he duchado antes de venir aquí y cambiado por supuesto.
Aún odio el calor pero por fortuna está casa tiene aire acondicionado en todos lados.
Mi cuarto está igual que siempre e inclusive con la ropa que no me coloco desde hace años. Ya eso ni me queda, debería decirle a Lisa que se agarre lo que quiera y regale otro.
Bajo las escaleras brincando. Lo que me gusta de esta casa es que las escaleras no quedan en el recibidor. Lo contrario. Están después del pasillo, de manera que entras. Está el recibidor, luego la sala si cruzas a mano derecha ves la escalera gigante hasta la primera planta, si sigues derecho por el pasillo vas directo a la cocina y si tomas el sentido contrario al despacho de mi padre, al cine de casa, a la sala de juegos, al jardín y por último al gimnasio.
Hay más actividad del otro.
Por eso me gusta las escaleras. Cuando era pequeña más de lo que soy, o sea inocente. Eso quiere decir entre cinco a seis años. Solía esconderme debajo de la mesa que queda enfrente de las escaleras, dónde hay una pared divisoria, allí podía escuchar quien llegaba a casa. Puesto que ajuro tenían que esperar en el recibidor si mi padre no estaba al tanto de su visita.
Si quería espiar que hablaban en el despacho, solo tenía que ir hacia allí y ocultarme debajo del reloj gigantesco que tiene empotrado en la pared al lado de la puerta. Están grande que yo podía abrir la puerta y meterme perfectamente dentro.
Hasta que llegue a los diez y ya no cabía.
Pero eso era cuando me gustaba ver qué hacía mi padre y cuando pasaba horas hablando sobre el gobierno, embarcaciones, sus empresas y una que otra vez sobre un negocio que estaba comenzando. Hablaba de rutas de despacho. Cenas importantes, contratos con otros países para la exportación de petróleo de su empresa, adueñarse de minas de oro. Me aburria y salía a ver qué otra cosa había de bueno.
La mayoría de las veces no contaba con Julián porque él estaba en un colegio privado y era mitad internado. Así que pasaba los días de lleno y solo estaba en casa los fines de semana, con Javier siempre fue diferente por ser el hermano mayor. Mientras yo me escondía para escuchar el me miraba como si fuera una estúpida llena de imaginacion.
A veces si jugaba conmigo pero era juegos que ambos quisiéramos y todo era casi siempre extremos. Cómo escalar un árbol. Jugar fútbol. Al nintendo y sobre todo escaparnos a media noche hasta el parque de cuatro cuadras más abajo, allí podiamos estar tranquilos. No se el porque nos gustaba tanto escaparnos.
Siempre lo hacíamos o el me cubria o yo lo cubría, o en casos mayores ambos nos íbamos.
—¡Te estaba esperando! — Lisa me abraza y casi pego mi cuerpo a la nevera —¡Me tienes abandonada! Entregada de lleno a solo ver la cara del idiota de tu hermano.
—¡Oogway! Respétame. Soy como tú jefe. — le reclama mi hermano y puedo verlo por encima del hombro de Lisa. Está comiendo frituras con una sonrisa soncarrona. —Te puedo botar.
Lisa se aleja de mi para verlo con las manos en la cintura. Está del mismo tamaño, ella es más alta que yo por diez pulgadas más o menos. Pero está diferente. Su cabello lo tiene sujeto en una cola alta y cae soltando rizos oscuros. Ella tiene el cabello como el chocolate, a la luz del sol se ve el calor. Esta más acuerpada. Por como la veo de lado puedo decir que le creció el pecho.
—Lo vives diciendo y ya estoy harta que no tenga las bolas para hacerlo — le contesta con tono altivo
Vaya, lisa siempre ha Sido un poco sumisa. Pero ahora parece una rebelde. Me encanta.
—¿Te operaste los senos? — le pregunto sin aguantar mucho.
Entonces mi hermano suelta una risa ronca y la bolsa de papas fritas suena cuando la coloca encima del mesón. Veo como sus ojos se pone aguados de tanto reír.
—Es que ya se desarrolló hermana. — me contesta burlón —La niña ya tiene tetas y culo.
Lisa se pone colorada y abre sus ojos mostrando esas grandes gemas de color gris. Tiene unos ojos únicos y cautivantes. La verdad es que ella es una belleza.
—Eres un cerdo — y le lanza un tomate. Mi hermano lo esquiva muerto de risa.
—Te voy a botar por agresión física a tu jefe.
—Me vale mierda. ¡Friculin! — veo que sus mejillas están sonrojadas.
Bien. La última vez que vine Javier le encantaba darle bromas como toda la vida pero jamás ella le contestaba. Solo bajaba la cara y se iba. Ahora...
Me encanta esta nueva Lisa.
—¿Friculin? — digo yo riéndome ahora por su comentario mi hermano se pone serio y luego le da una mirada traviesa. Veo entonces que se le quede mirando mucho más de lo que yo puedo decir que ha mirado a una mujer.
Con intensidad, se moja los labios y se mete una papa. Suspira mientras traga. Todo un drama.
—No entiendo tu idioma Oogway. ¡Yo no entender neandertal!
—Friculin. — le saca el dedo corazón. —¿No tienes a quien follarte hoy? Estás fastidioso. No te lo tomes personal es algo normal en tí, pero estás más pesado que siempre.
Mi hermano se queda quieto y ella avanza hasta comenzar a cortar los tomates que están regados junto a otros vegetales. Yo muy lento abro la nevera aún escuchando. Me va el chisme y parece que esos dos han llegado a tener ese jala y aprieta de costumbre. Ahora es como su rutina diaria.
Margaret tuvo que dejar a Lisa preparando todo antes de comenzar a cocinar. ¿Dónde está? O sea que está harta de que estos dos siempre peleen.
Veo de todo aquí dentro. Aún me asombro cada vez que abro la nevera y parece un maldito supermercado. Sin contar la despensa, es todo un cuarto almacenado por orden de alimentos. Hay un jodido freezer también repleto de todo tipo de carnes.
Sin saber que hacer porque tengo ganas de comer algo. Termino por tomar el queso y jamón para hacerme un sándwich.
—Cumpli años ayer y tú no me has felicitado. Por eso estoy necio no me has dado tu atención. — utiliza un tono lastimero y puedo imaginar a Lisa o riendo o rodando los ojos.
—Lo siento se me olvidó — pero ella parece sincera. —Te lo compensare.
—¿Si? — me giro y veo a mi hermano viendo como ella corta los vegetales.
Ahora veo más extraño entre ambos. Bajaron de saltarse a las gargantas a un ritmo más cordial y amistoso. Estos se han vuelto más cercanos que antes.
—¿Que quieres que te regale? — le pregunta y lo señala con el cuchillo. —No me pidas nada de Armani, Gucci, Luis Vuitton. Te recuerdo que ni trabajando aquí ganó lo suficiente para comprar algo tan costoso y se lo mimadito que eres Javi.
—¡No soy mimado!
—¿No? — utiliza un tono burlón yo estoy buscando el pan y echando miradas. —Hace un mes exactamente devolviste un Rolex. Me pediste a mi personalmente que lo devolviera porque no fue el que pediste.
—¡No era el que quería! — se defiende mi hermano y con una buena puntería mete en el canasto de la basura el envoltorio. se chupa un dedo. —Pedi la edición especial y me mandaron uno cualquiera.
—¡Es un reloj de todos modos! Solo lo necesitas para saber la hora.
Mi hermano jadea sorprendido y se inclina en la isleta para ver mejor a lisa.
Mala idea. Javier ama todo lo caro, todo lo que sea de marca y original. En eso se parece demasiado a Noah. Jamás vestirán barato.
—No se si me dices ignorante a mi o tu eres la ignorante.— un golpe seco del cuchillo y la mirada llena de rabia hacia mi hermano de parte de Lisa.
Uy, la molestó. Si creyera algo más podría decir que Lisa es capaz de lanzarle el cuchillo, pero como lo ha dejado por debajo de su mano supongo que no.
—Que no entienda tus caprichos de niño rico no me define como ignorante, si necesito un reloj me compro cualquiera de menos de cinco dólares o diez. Hace la misma función. Ignorante eres tú que estudias política y economía y no comprendes que son los malditos gastos innecesarios.
Tomo un cuchillo haciendo silencio porque parece que estos dos no se acuerdan de mi presencia. Voy todo lento mezclando la mayonesa en mi pan entretenido con la escena haciendo el silencio mínimo.
Me hace recordar esas novelas de amor odio. Aunque no creo que aquí haya nada de amor, ni odio pero si tensión. Tengo que ver un poco más a ver si es tensión s****l.
Uhmm... Eso sería muy extraño.
Mi hermano ignora la pulla y se relaja de nuevo en su posición.
—No son gastos innecesarios cuando tienes el dinero para darte ese lujo, Oogway. — le da una sonrisa traviesa. —Ya dime qué me vas a regalar. No me importa si no es un Rolex ya quedo bien en claro que no sabes nada sobre estilo y elegancia.
Un bufido de molestia se escucha de parte de Lisa y queda claro que pueden pasar años pero ella siempre estará estallando al rededor de Javier. No puede no caer en su trampa.
—Se me han quitado las ganas de darte algo. — comienza a cortar de nuevo. —Quiza le diga a... ¿Cómo es que se llama? Ya va... Es por la ¿Ere? ¿Ese? ¿Equiz? ¿Reny? ¿Seny? ¿Exy?
—¿Hablas de Cinaith? — arruga su entrecejo mi hermano bajo la atenta mirada de Lisa —¿Que pasa con ella?
—Bueno quizá le diga que te dé una buena mamada y ¡Tadam! Feliz cumpleaños cabron de polla flácida.
Entonces no aguante y solté una carcajada llamando la atención de ambos. Estoy privada riendo que he dejado de untar la mostaza en mi pan.
¡Cabron de polla flácida! ¿De dónde carajos está chica saco los insultos?
Estoy apunto de llorar cuando mi hermano me da una mirada mordaz y Lisa también comienza a reír. Estamos privadas de las risas. Mi hermano se lavanta con la dignidad de un lobo herido y nos ve a ambas.
—Son tal para cual. Deslenguadas, rebeldes y falta de respeto. — con eso se retira herido y maltrecho.
—¿De dónde mierda sacaste ese insulto?
Ella se encoge de hombros.
—No es un insulto es un recuerdo. — me responde. Creo que me ve curiosa. —Hace unos meses tu hermano llego muy borracho, yo lo ayude a subir para que tú papá no lo viera, pero me pidió que llamara a una chica. Estuvo tan necio que lo hice. A la mañana siguiente pensé que ya se había ido, era muy tarde e imaginé que debía de estar en clases. Pero cuando entre a su dormitorio la chica estaba a punto de hacer un oral y ya sabes...
Arrugó mi cara imaginando todo. Mi hermano ¡Puaj!
—¿Entonces mi hermano no se le paró? — no se si reirme o preocuparme.
—No. No. — sus mejillas se sonrojan —Eso estaba viendo directo al techo. En un angulo tan recto que podías medir igual de fácil que una regla.
Abro mis ojos por la explicación tan explícita de Lisa.
—¡Dios! Ahora como me saco la imagen de mi hermano. — digo asqueada.
—Yo no me la he podido sacar tampoco— dice haciendo un gesto. Arrugando su nariz y su boca. Pero no parece que tuviera asco. Sospechoso. —Si yo no puedo tu tampoco. Ahora podré estar tranquila sabiendo que estás igual de tocada que yo.
Niego queriendo no pensar en eso. Es tan repulsivo. No el que mi hermano este desnudo o que lo haya visto Lisa si no que alguien le este dando sexo. Me resulta repulsivo. ¡Es mi hermano!
—¡Que malvada eres Lisa!— le digo dando un caderazo —Pero aún así me gusta esta nueva tú.
—Gracias... A veces la vida te da duro y aprendes a dirigir los golpes.
Me quedo pensando en eso. ¿Que le habrá pasado a mi tierna Lisa?
Pero si ella no me lo dice o insinúa no voy a preguntarle. A veces es mejor entender que no se puede saber todo de las personas.
—Si, mi lindis. — le digo con cariño. —¿En qué te ayudo?
—¡Dios! ¿Porque tus hermanos no son como tú? — implora. — July es un amor pero lo que tiene de dulce lo mata con sus actos. Y Javi lo que tiene de cabron lo compensa con nada. Es un mamón y cerdo. Ninguno me ayuda ni a lavar su propio plato, casi tengo que bajarle la cuerda del retrete si fuese por ellos hasta se les olvida.
Niego comprendiendo. Los hombres en esta familia están acostumbrados a que les hagan de todo. Quizá por esa razón de pequeña siempre estuve metida en la cocina, gracias a Margaret y mi madre aprendí a cocinar. Pero mis hermanos de vaina había que lavarlos el culo.
—Nada es perfecto Lisa. Y cuéntame no se de ti desde mi última visita.
—Eso es porque somos tan extrañas que no nos escribimos— se ríe alegre. —Entre a Harvard y Yale.
—¿Que? — me ahogo con mi propio grito y ella me pasa una cebolla para que la ayude. —Pero estás aquí ¿Porque no en la universidad?
Hace una mueca y me refleja toda la tristeza que puede tener.
—La beca me cubre suficiente para solo pagar una pequeña parte de la matrícula. Pero no pude ir y ya se me venció el límite.
—¿Porque no fuiste? — se que Lisa es decidida cuando quiere algo. — Te faltó dinero? Siempre podías pedirle a mi padre se que no se iba a negar.
O a mi. Pero eso no se lo puedo decir. ¡Maldición! Yo si puedo ayudarla. Pagarle incluso toda la maldita matrícula.
Mi padre será un tipo insoportable pero si algo tiene es que es medio justo. Una vez lo ví dándole dinero para los costos de hospital de uno de los empleados. Es atento con ellos e inclusive una vez me dijeron que con los trabajadores de su empresa también.
—Uhmmm... En ese momento tenía otros gastos.
—¿Cuáles? — le pregunto más interesada de lo que debería. ¿Porque no le pidió el dinero a mi padre? Estoy un poco enojada. —Solo dime la verdad, sabes mucho de mi vida y yo sé tan poco de la tuya. —Una mentira más. Pero no importa.
—Mi madre enfermo y gaste el dinero que tenía pensando para la universidad en ella.
Lo poco que se de la madre de Lisa es nada. Solo la he visto con su padre y es quien la crío con mucho amor. Su padre es un encanto de persona. Afectuoso y alegre. Lo contrario al mío.
—¿Está bien?
—Si supongo— dice retirando los tomates ya listos. Agarra una cebolla. — Ya volvio a desaparecer.
No sé que responder luego de eso. Se nota que hay algo más en esas palabras pero como dije, esperaré que ella me cuente. Así que la ayudo en la cocina y decido cambiar el tema, quien ella acepta como manta calmante. Hasta que entra Margaret con una sonrisa hacia ambas.
Y una botella de vino.