Zaddiel.
—Dos mil dólares no están mal para ti.— Maya me lanza un labial. Recojo la pequeña cosita y subo una ceja dándome cuenta que no es un labial. El tubo es idéntico a uno pero tiene un botón y está cosa empezó a vibrar en mi mano.
Me comienzo a reír cuando se pone colorada, eso anima a reírme más y subir la mano para que no llegue a quitar. Le sujeto la cabeza rubia y la arrimo hacia atrás. Eso la enfada un poco mientras se queja.
—¡Dame Zady! — me lloriquea.
—Eres una chica traviesa Maya.— pongo el aparato más alto y está cosa realmente vibra fuerte. —¿Te lo metes hasta el fondo o solo es superficial?
Deja de intentar alcanzar a su amigo complacedor de placer y se sienta en su cama. El vibrador sigue en mi mano haciendo su trabajo.
En mi mansión todos tiene un cuarto. No sé cuando comenzó está situación pero ya luego se años me dió igual. ¿Lo curioso? Cada quien tiene su piso. Yo inclusive tengo mi propia casa. Pero cuando tengo que estar en la mansión ellos también se quedan. Mi padre jamás ha hecho algo contra Maya, quizás tampoco están estúpido. Pero aún así su habitación da hacia mi baño, compartimos esto y Mason duerme aquí con ella. Así que de ese modo sabemos que nada pasa.
Aunque mi padre duerme en la otra ala de la mansión igual no me siento cómodo sabiendo que ella puede ser una de sus víctimas y si eso llega a pasar, padre o no, lo mataria sin importarme quien esté en mi contra luego.
—No voy a responde eso pervertido. Dame a mi... Mierda dame. —extiende su mano y yo quiero torturar más. Sonriendo juguetón ganando me una mirada de consternación por su parte.
—¿Como se llama?
—¿Que?
—ibas a decir su nombre... Es algo como ¿Dulce Mich? ¿Mich solo? ¿Que rico Mich?
Abre sus ojos asombrados reflejado vergüenza. Esos ojos tan claros como su cabello. A veces parece que son amarillos. Las pecas de su rostro se opacan cuando vuelve a ponerse roja. Maya es demasiado linda y la adoro en todas sus facetas.
—Dios solo es un vibrador.— me dice con la voz tensa. Está nerviosa. —Quedatelo si tanto te gusta. No es anal por si lo quieres usar por el culo aunque supongo que sirve.
Silvo emocionado.
—¿Mi chica dulce está enojada conmigo? — hago un puchero y recibo en la cara un tampón. —Eres asquerosa esa cosa te la metes dentro de ti.
—Lo que tienes en la mano también. — entonces se lo devuelvo rápido. Por qué tiene razón.
—Si pero esto no es cuando estás sangrando. — le señalo el vibrador.
—El tampón es nuevo el vibrador no. — me sonríe con inocencia.
Ella no tiene nada de maldad en la cara, nada. Siempre parece un ángel dulce e inocente pero si supieran realmente lo gruñona y fastidiosa que es.
—Maya... Con dos mil dólares puedes comprar más vibrador y botar los que uses. Me da asco ahora. —suelta una carcajada.
—Mi hermoso chico, está limpio. Lo juro — me toma de la mejilla. —No se llama Mich es caramelo. ¿Que? Pensabas en alguna cochinada.
A decir verdad no sabía que tenía algún nombre.
—Tengo derecho de sorprenderme. Te llueven hombre como me caen mujeres. No sabía que tenías eso para complacerte. — suelto la verdad.
No sé ni porque estamos hablando este tema. Yo solo venía por maquillaje para Eira.
—Si hay... Pero no me gustan.— suspira y comienza a meter cosas dentro de un bolsito. Maquillaje. —Esto debe de bastar, ambas somos parecidas al tono de piel. Cuida mi maquillaje Zaddiel porque sino me compras el doble.
—Tienes dos míl dólares en efectivo eso te puede ayudar para comprar maquillaje.
—No seas malo. Es mi primera carrera y te he ganado. —me sonríe —Son ahorros que necesito me quiero comprar un nuevo auto.
—¿Para que si el que tienes no lo usas y tienes a Masón y Mich como choferes particulares?
—Y a ti...no te olvides que a ti tambien — me golpea con la cartuchera llena de cosméticos —Ahora vete quiero dormir y soñar con el deportivo que espero comprar.
No le respondo cuando voy de salida de la habitación entonces me llama y me giro.
—Soy una mujer también así que te agradezco cuando vuelvas a tratarla mal pienses que soy yo. —arruga su cara —No, no pienses en mi sería mucha confianza. Mejor imagina que alguien me trata así de mal y me maltrata ¿Te gustaría?
No digo nada pero casi me tropiezo con un adormilado Mason con la cabeza metida en una laptop y con una mueca en los labios. Sea lo que sea que ve no le gusta.
—Buenas noches.— me dice cerrando la puerta tras de mi. Escucho que Maya le dice que si puede traer agua. —No me jodas ahora Maya.
Salgo de la puerta refunfuñando Maya para mí es como una hermana. La he malcriado y todo pero es como una hermana y tiene razón. Lo que pasó en el estacionamiento con Eira el viernes no puede repetirse jamás he Sido así. Yo tengo que protegerla.
Ahora sí a la cueva de la diabla.
Me dirijo al área sur de la mansión. Voy tan concentrado pensando como debo de comportarme para que no la espante. Más, claro está.
No es que quiera ser su amigo pero en estos momentos tampoco puedo ponerme en que me odie más de lo que hace. Yo la necesito para saber, la necesito para que me hable de lo que sucedió hace seis años.
Desde la desaparición de Ian todos hemos estado mal inclusive yo más que todos. La vida te cambia cuando pierdes alguien tan cercano. No importa que crezcas en un mundo jodido y lleno de maldad. Nada te prepara para vivir momentos desesperantes por alguien a quien quieres.
Seis años sin saber, viviendo en un auténtico delirio de pensamientos. Los principales es imaginándome lo peor y en días buenos digo que lo peor tendría que ser lo mejor ¿No? Después de todo la muerte para ese entonces y cualquier circunstancia donde puedas caer en manos equivocadas es mejor que alguna tortura. Aunque seas una tumba y frío como el hilo. Por algo se llama tortura.
Pero aún así será egoísta yo no quiero que Ian este muerto. Y no quiero creer tampoco. Algo en lo más profundo de mí sí es que tengo corazón o en las entrañas me dice que el está vivo. Eso solo me deja peor y frustrado porque vivo es bueno pero sufriendo o en manos equivocadas no.
Antes de todo esto yo solía ser más... ¿Libre? Podía ir y venir a lo que me diera la gana, aún es así solo que en el pasado no tendría que estar pendiente de los negocios ilicitos de mi padre. Por qué el era quien iba a tomar este cargo no yo.
Recuerdo que una de las cosas que quería era viajar al cumplir los deciocho. Tomarme dos años sabáticos o quizá tres. Estas son las ventajas de tener dinero. Conocer el mundo es algo que quiero y mucho.
Aprendí idiomas en cursos desde los diez y ahora puedo decir que tengo el lujo de hablar cuatro.
Francés, italiano, alemán y español.
Me di por vencido con el ruso y mandarín. Esos dos son muy difíciles.
Pero volviendo a lo de viajar... Creo que eso es lo que me ha dejado más amargado y con desesperenza, no es lo mismo ir a las Vegas y ver la torre Eiffel que ir a la verdadera y fui solo a las Vegas a supervisar una carga de medicamentos que contenían Fentanilo un opiode fuerte que usamos para crear una nueva droga. Es el principal ingrediente.
No me siento realizado o feliz de la vida que vivo pero nací en ella y me toca acarrearla mientras pueda o mientras mi padre siga con vida.
¿Si se muere me dolería? ¿Si lo matan o fallece podría con todo el negocio?
Que mi padre muera me trae pensamientos pesimistas no porque el viejo me vaya a doler, creo que el mismo se encargó de dejarme una astilla en mi alma con su trato, crudeza y sobre todo inhumanidad. No lo veo como un padre aunque lo llame como tal si no como un vil humano que carece de sentimientos afectuosos.
Puede actuar delante los demás siendo un padre afectuoso pero dentro de la realidad es todo lo contrario. Hace seis años comprendí que el vive por el poder y por el dinero. Por esa razón me ha obligado a odiar a los Halls.
Desde que el gobernador fue cambiado y con ello su séquito lame culos. Hubo una guerra silenciosa por tomar el mando de la ciudad, mi padre conociendo todo lo bajo de Arizona y teniendo a la mano todos esos malditos asesinos, drogadictos, sicarios y violadores. Gente de bajo mundo disfrazadas también de sociedad, por qué si hay algo en el mundo es que no importa si tienes dinero o no, las tendencias de ser psicópata o pedófilo y persona con trastorno de consumo se ve en todos lados, desde líderes políticos hasta la puta del barrio.
Entonces Halls y mi padre entraron en esa mando. Viendo quien tiene más poder para llevar la ciudad y el estado. Hasta los momentos ninguno a ganado. El gobernador es quien disfruta de sus contribuciones y beneficios para hospitales, clínicas, colegios y universidades. De ese modo se agarra más el dinero destinado para esas fundaciones que le manda el presidente. Así es la política de sucia... A beneficio de qué... No haya restricciones para nosotros con nuestros cargamentos y la venta de la misma. Pero para Halls desconozco su convenio.
Subo las escaleras en la mansión que se encuentra en esta parte silenciosa. Abajo se que están jugando cartas o haciendo de su tiempo algo bueno como luchar entre ellos, insultarse pero si son más listos como pocas veces los he visto harían apuestas y jugarán poker.
Pero ellos no son muy inteligentes. A diferencia de mi amigos. Los que están con mi padre son asesinos que se drogan tanto que su cerebro ya no da para más que ser unos brutos.
Llegó a la puerta última del pasillo y noto todo en completo silencio ¿Estaría dormida?
Abro la puerta pasando la llave por la herradura. Está parte de la mansión no tiene la tecnología del resto de la casa. Es a la vieja escuela.
Lo primero que veo es que está todo apagado. Cómo si no hubiera nadie aquí. Me espanto con la posibilidad de que dejarla sola fuera el peor error que hice. Pero entonces algo vuela a mi rostro tapándome la visión y soy empujado contra la pared.
Por un momento me encuentro perdido sin poder ver y luego me quitó la tela de la cara. Es una toalla húmeda. La veo en mi mano arrugada y escucho los pasos por el pasillo.
¡Mierda!
Salgo corriendo viendo su cuerpo moverse rápido buscando alguna salida aprovechosa. Está tensa y nerviosa, sus músculos de la espalda se le marcan. Veo un gran tatuaje de serpiente en su columna vertebral, debajo de la tira del sostén, desde la cintura hasta perderse en el encaje de esas braguitas... Espera... Yo la dejé vestida.
Un frío me recorre el cuerpo. Las entrañas se me revuelven por favor que no sea lo que estoy pensando. ¡Carajo! Solo me fui por cuatro horas. En serio no podía controlarse.
Estaba drogado
Si vaya. Me acabo de acordar ahora. De seguro no se tomó el vaso que deje con la droga. ¡Maldición!
—Eira espera.— le digo firme pero ella entonces no me escucha. Cruza en uno de los pasillos. No sabe a dónde va si sigue el corredor llegará al punto de inicio. Suspiro y corro más rápido. —¡Para carajo!
Entonces se pone quieta y gira tan lentamente que por un momento supongo que tiene miedo de ver quién le habla. Me observa la cara y está entre asombrada e impactada. Está nerviosa puedo verlo entre sus dedos temblando ligeramente y como sus hombros están hacia atrás firmes pero inseguros.
Está frente a mi vistiendo solo un sostén n***o y braguitas de encaje. Esta mujer tiene muchos tatuajes. En los brazos, debajo del sostén, en la clavícula, veo tinta debajo del lado izquierdo de sus costado un corazón y fecha. Tiene unas letras en línea diagonal en el costado de su pierna derecha entre la cadera y muslo externo. Del otro lado me parece ver qué en la pelvis también. No se ve bien porque el encaje lo tapa.
Ya había visto mujeres tatuadas. Pero Eira es impresionante. No son tatuajes grandes, son pequeños y curiosos. La hacen ver con un aspecto sexy y oscuro.
Ella es realmente hermosa y el cabello alborotado le cae en cascada cubriendo sus hombros hasta detrás, puedo dar fé que hasta la cintura. Abre su boca ligeramente y cuando sus ojos dan el cambio brusco entre impacto a irá me doy cuenta que lo que puede decir no me gustará.
¡Odio a mi padre!
Quiero acercarme y taparla. Se nota que está insegura y estoy seguro que mi padre ha hecho algo. Mi estómago se retuerce y espero que no, le rezo a dios que no. Eira no merece eso. Mi rabia sube burbujeante y quiero de verdad ir tras mi padre.
—¡Tú, lo sabía! —no se mueve pero solo habla y aprieta sus manos en puños. No me demuestra su miedo y válgame dios. Eso solo hace que la admire mas. —Si hay algo malo en todo esto estarías involucrado.
Aprieto mi mandíbula. Tiene razón. Soy un maldito asesino y un lider de sucesión en este estado. Se me pone la boca ácida. Pero más importa es que ella esté bien y que mi padre no la haya tocado. Intento dar un paso pero su cuerpo se pone rígido. Me quedo dónde estoy.
Veo cada parte de su cuerpo en tintatado y sin tinta y solo pienso que tiene una piel tan hermosa y delicada. Sus suaves pechos son perfectos, bultosos, firmes. Tiene una cintura pequeña, ejercitada porque se le marcan los músculos con la respiración. Las piernas. Mira, ella es bajita pero tiene las piernas como si fuera una deportista olímpica. Formadas y puedo asegurar que casa músculo está bien compuesto. Cero grasa.
Trago grueso. Eira tiene un cuerpo muy atractivo. Todo ella es atractivo. ¡Maldita sea! No puedo verla de este modo. No.
Pero no puedo dejarla aquí.
—Necesito que vengas conmigo—suelto quitando la aspereza de la situación. En dónde ella me ve como si quisiera quitarme cabeza.
Se pone más rígida de lo que estaba y por un fracción de segundos sus ojos me muestran terror puro. Eso me basto para saber que mi padre hizo algo y sus siguientes palabras me dan la muestra.
—¿Para que? ¿Terminar lo que comenzó ese malnacido? —me embaro en mi posición y doy dos pasos hasta ella. Está a menos de dos metros y puedo ver y sentir su miedo. Pero sin embargo no se acordo—es eso ¿No? Hacer conmigo mientras esté aquí su puta y obligarme a... A... —Se estremece —¡Son unos cerdos!
Cierro los ojos obligándome a no tomarla por la cintura y cargarla para que deje de gritar. No tardarán en subir para ver de dónde proviene la bulla. Suspiro quitando la acidez estomacal y las ganas de tomar mi arma y darle un balazo a mi padre en su cabeza.
Dios mío. Estoy pensando seriamente en matarlo. He tenido ese tipo de pensamiento pero saber que vendrán por mi cabeza luego me hace no hacerlo. No estoy preparado aún y todo esto es tan...
—¿Que te hizo? — me sorprende yo mismo buscando saber que le hizo mi padre —¡Dime!
Ella da dos pasos cuando yo doy tres. Alejándose de mi. Respira con dificultad y quita la mirada. Tengo que admitir que pese saber dónde está, con quién está y lo que sucede. No baja la mirada ni una sola vez y sus ojos siguen siendo tan fríos como cuando la tomé por sorpresa en su mansión. Tan vacíos y sin sorprenderse cuando amedentre contra ella.
Quería que gritara y no lo hizo. Pero tampoco estaba tan aturdida por la situacion. Es como si de algún modo no le pareciera sorpresa que la sorprendieramos.
—Lo mismo que supongo has venido hacerme tu. ¿No? Terminar lo que empezó.— reparo de nuevo en su tono, altivo y degradante. Pero con un deje de nerviosismo que no pasa por alto. La veo ahí menuda y casi desnuda.
No me gusta verla así en esta situación y mucho menos con todo lo que está pasando. No debería de ser así. Tiene razón Maya. Si ella estuviera en el lugar de Eira yo estuviera buscando ahorita mismo matar a mi padre.
Nadie toca a Maya.
Nadie debería de tocar ninguna mujer.
—¿Que te hizo Eira? — le pregunto ya a nada de llegar a su cuerpo. Me quita la mirada y su cuerpo se estremece debe de tener frío. —¿Hizo algo más allá...?
—¡No! — dice enseguida.
No siento alivio pero aún así no me quita un peso de encima. Necesito saber con exactitud que le hizo pero no estoy preparado para saberlo y ella parece que tampoco me va a decir. Sea lo que sea papá no lo hizo. Ella misma me lo hizo saber con sus palabras. Pero si la toco. Lo sé. Se le ve.
Un paso a la vez Zaddiel
Me recuerdo. Hoy la salvó y mañana veo como mato a mi padre.
—He venido a buscarte para llevarte a un sitio más... —seguro se me quedó en la boca. Ella no confía en mí. —Adecuado para tí.
Entonces sube una ceja y se cruza de brazos. Está temblando ahora no se si por su desnudes o por lo que le he dicho. De seguro piensa algo descabellado como que la voy a alejar o matar o realmente culminar lo que mi padre inicio. Solo espero que ella se haya defendido y se que la tarea no estuvo fácil. Puedo ver qué tiene la marca de dedos en su clavícula.
Voy a matar a mi padre
—Vamos a mi casa— le digo para que esté más seguro. —Es evidente que aquí no puedes estar... No debió de pasar lo que pasó y yo no debí de permitirlo. Lo siento.
—Ya...— le tiembla la voz y luego alza la mirada. Un desafío se fue por un fracción de segundos su vulnerabilidad. Porque detrás de esa máscara la puedo ver aún. —¿Ahora eres un caballero? No seas mentiroso Zaddiel, has venido a solo burlarte de mí a regodiarte de lo que me está pasando. Muy por dentro estás feliz que ese hombre me haya... ¡Carajo! ¿Es que en esta vida yo estoy hecha para sufrir? —lo último lo dice mirando al cielo. Cómo pidiendo a Dios. —Contigo no voy ni porque fueras el mismo papá del Vaticano. Esos son los peores igual que tú.
Le agarra el mento y alzo su cara para que vea directamente hasta mis ojos. Que vea la sinceridad que yo espero dejar en ella. Ojos oscuros bañados en chocolate me devuelven la mirada. Sí, son fríos, odiosos y malhumorados. Pero muy hermosos. Jamás había visto ojos oscuros así de maravillosos.
—Jamas te tocaría un pelo de tu cuerpo al menos que tú quisieras. No soy el, jamás lo seré. Solo intento hacer esto bien, para ti y para mí. — digo la verdad. Ella se queda obsevando cómo yo la observó. Ambos unidos en esta lucha de mirada. Huele bien. A coco y miel. Dulce muy distinta a su actitud fría y acida
¿Será que sabrá igual? Sus labios serán igual de dulces, quisiera probar más allá. Su cuerpo, pasar mi lengua y comprobar si sabe cómo huele.
¿Que mierda? El aire se hace espeso y me doy cuenta que siento una atracción hacia Eira. Me alejo un poco poniendo distancia. Ella parece no darse cuenta de nada. Luego pestañea dos veces.
—No puedo creerte. — es lo que dice como si estar aquí fuera mejor que venir conmigo.
Su irritación me irrita.
—Vale. Quédate, lo que hizo se repetirá hasta que lo logré ¿Eso es lo qué quieres? Entonces permíteme el honor de llevarte de nuevo hasta tus instalaciones y prepararte para el calvario.
Ella enseguida opta la posición de querer correr. Va a nuevamente salir corriendo y yo ya he tenido mucho hoy. Estoy cansado, es de madrugada y no he dormido una mierda.
—Pero puedes venir conmigo. — continuó con el mismo retintin de voz. Tranquilo —En mi casa no te pasará nada. Allí solo estoy yo y si me acompaña estaremos tu y yo. No te haré nada, no te tocare un pelo ni siquiera. — sus murallas siguen altas así que sacó la carta que me queda. —No dejes de desconfiar de mí pero puedo decirte que lo que sucedió en el estacionamiento de la universidad fue un error, no suelo tratar a las mujeres de ese modo, ni en la cama. Si quieres una disculpa es está. Lamento haberte asustado pero para ser justos entre nosotros tu me dejaste peor, mi nariz me la tuvieron que enderezar y aún me duele.
Parece que respirar un poco mejor. Sus ojos siguen siendo dos perlas oscuras como la noche, incógnitas y llenas de secretos. Pero aún así parece tranquilizarse pero sin bajar la guardia.
—Te lo merecías.
—Yo no he dicho lo contrario. — Afirmó gruñón.
Nos quedamos viendo el uno al otro como si estuviéramos midiendo quien da el primer paso para desatar la golpiza. Miradas profundas y llenas de incomodidad. Ella no se siente tranquila en mi presencia y yo para ser sincero me siento confuso. Nunca había tenido que ser así de apaciguador con nadie que no fuera un rollito y no le hablaría así tampoco. Es más coqueto que pidiendo disculpas y está la parte que quiero volver ha dónde estaba ahorita. En su espacio personal para volver a inhalar ese suave olor que desprende.
—¿No... Tu...? —dice mordiendo las palabras. No necesito ser adivino para saber lo que me preguntó.
—No tengo cara de violador Eira. Si quiero sexo busco algún número en mi teléfono de alguna chica que me tenga ganas y ¡Voila! Además tengo una madre y una casi hermana. — me encojo de hombros siendo muy sincero. — Jamás quisiera que le pasará algo.
Su postura no cambia. Es desconfiada y no se si sentirme muy bien al respecto y aplaudirla porque en este mundo nadie es confiable o irme por la otra... Sentirme mal porque estoy siendo agradable por primera vez en mucho tiempo, con un extraño.
Le doy la opción de elegir pero cualquier respuesta que ella tenga inteligente o no me la llevaré.
—Los violadores tiene familia, así que tú comentario no tiene bases sustentables.
Inteligente la muchacha y desconfiada. Subo una ceja y me muestro impacible. Tiene razón y me acaba de dar una bofetada.
—Si pero ellos están enfermos, yo no. — le extiendo una mano hacia atrás, de vuelta al primer pasillo para irnos. —Decide Eira. Ya me quiero ir de aquí, estoy cansado.
Está en una batalla mental. Puedo ver cómo su cabeza está uniendo piezas y encajando buscando que sería lo mejor, si irse conmigo o quedarse.
Quiero decirle que haga lo que haga igual me la llevo. No puedo dejarla aquí sabiendo que mi padre realmente puede abusar de ella.
—Contesta primero algo.—da un medio paso y luego se retrae.
Quiero decirle que no está en condiciones de preguntar.
— Disparan cosita.— ante mi llamado me mira mal.
—Eres tu el que me apunto ayer ¿Cierto? — giro mi cabeza hacia un lado ¿como lo supo? —Por supuesto, tenías que desquitar de algún modo que yo una mujer te haya hecho daño ¿No?
Hago una mueca. La verdad no fue por es. Si me quería vengar pero detrás de mí estaba uno de los trabajadores de mi padre y no podía demostrar algún acto de buena bondad. Les inspiro el miedo.
—Si quieres pensar eso está bien. — le hago afán de que avance ella no se mueve. —Pero solo estaba haciendo lo que debía. No tuvo nada que ver con qué me rompieras mi nariz.
Camina unos pasos y yo avanzo para darle la espalda. Suspiro por dentro sabiendo que me hizo caso. Comenzamos a bajar las escaleras. Mientras ella ve todo el lugar intentando grabar en su cabeza. Cuando llegamos a la planta baja escucho el murmurllo de los hombres y apenas me ven cuando paso por la sala se levantan. Les inclinó la cabeza y vuelven a sus posiciones. O sea jugar cartas. No hay dinero en la mesa de esa manera me demuestran que son unos tontos.
Siento la pesadez en mi nuca y al girarme observo que todos están con la vista en nosotros, no, no en mí, en ella. Me doy una cachetada mental al recordar que está prácticamente desnuda. Les doy una mirada de advertencia y todos se hacen los locos.
Me quitó la chaqueta y se la paso por los hombros. Se impacta, se gira y me ve incrédula pero no la suelta y tampoco agradece.
Cuando salimos de la mansión comienzo a caminar hasta el todoterreno y me doy cuenta que ella no camina. Me giro por encima de mi hombro y noto que está viendo con grandes ojos el vehículo.
No entiendo que le sucede. Le abro la puerta del copiloto y luego se una gran momento dándose su tiempo mientras traga grueso se adentra.
—Pense que tu estilo es el Ranger Rover.
No sé si pregunta para sacar conversación o por qué tiene una duda más grande en su cabeza y necesita ser saciada.
—No tengo un estilo particular en vehículos. Pero si es por mi y de elegir un todo terreno es el principal, es apropiado para Phoenix.
Ella asiente y en vista que no se coloca el cinturón me inclinó hasta ponérselo. Deja de respirar un momento y cuando nota que solo estoy asegurando la se medio relaja. Solo un poco. Quise reírme.
Hace un par de días atrás me mostró un carácter indomable y ahora aquí parece una gatita mojada.
—¿Mañana de verdad puedo volver a casa?— aún mira por la ventana cuando estamos saliendo del conjunto residencial privado.
—Si de mi dependiera tú estarías dónde te diera la gana. Pero dependemos de que tú padre haga su función.
Ella parece no satisfecha con la pregunta y enojada consigo misma.
Pasa unos minutos. En los que tomo autopista y luego voy llegando a dónde vivo que ella vuelve hablar.
—¿No sé enojaran porque me has traído contigo o ese es el plan?
—No pasará nada — miento porque seguro mi papá estará súper enojado. Le quite un juguete. —¿Te preocupas por mi?
Se moja los labios. Luego arruga su cara.
—Tu eres como algo importante en... ¿Mafia no? Eso es lo que haces ¿Porque estudias entonces?
No me respondió lo otro y casi me río por eso. Pero le respondo.
—Quiero ser un mafioso inteligente. —le digo entrando al estacionamiento de mi casa y la escucho resoplar. —Digamos que si se trata de mafia y que soy importante.
—Ya, esa es la razón por la que no te dijeron nada cuando salimos. — se contesta evidente. Luego se gira y me ve cuando apagó el motor.— Que quede claro que he venido contigo porque me enferma tener que verle de nuevo a ese tipo asqueroso pero si planeas hacer algo conmigo es mejor que lo digas aquí y ahora.
Parpadeo viendo cómo aún puede tener energía para discutir. Bueno, es que la niña se levantó a las tres de la tarde. Doce horas inconsiente. Son ya las doce de la noche y estoy cansado.
—Lo que planeo contigo es muy diferente — abro la puerta de mi auto. —Y no, no se trata de nada que abuse de tu integridad física o mental. No. Soy. Un. Jodido. Enfermo.
Le deletreo las palabras. Salgo y abro la puerta que me comunica hacia mi casa mientras veo el portón de mi porche cerrarse. Ella se toma su tiempo de hacerme compañía. Ya me he quitado los zapatos en la entrada y voy a quitarme la franela cuando los ladridos de los perros llegan hasta mi.
De inmediato Eira grita y busca salir por la puerta donde entró. El garage. Tengo que decir que ella acaba de gritar con mis perros cuando ayer le puse una pistola en la ceja y no emitió ni un quejido.
¿Está tipa es loca o que? Realmente se ve aterrada. Mientras sigue gritando llendo de camino hacia el auto de nuevo.
Bueno, esto si me sorprende.