A nuestra manera

Charlotte está en su último año de escuela, y es una adolescente que aparenta tenerlo todo: una buena familia, buenos amigos, una buena situación económica; le va bien en la escuela y es guapa. Sin embargo, Charlotte no se siente feliz. Su vida dista mucho de ser perfecta. Constantemente y desde que era una niña ha tenido pensamientos suicidas, ataques de pánico y una creciente ansiedad. Está sumergida en un hoyo de dolor, es víctima de sus reiteradas pesadillas y no sabe cómo lidiar con ello. Se siente cansada, presionada, abrumada por todo lo que la rodea. El mundo le parece aterrador, excesivamente grande y complicado. No quiere seguir, se siente incapaz de avanzar sola y de pedir ayuda.

Connor está en su segundo año de universidad, estudia para ser psicólogo. Es gracioso, brillante y tremendamente encantador. Las chicas deliran al verlo pasar. Es bastante seguro de si mismo, pero esa seguridad es puesta a prueba en un programa de la universidad que lo envía a una escuela pública, donde debe asesorar a adolescentes con problemas. Todo parece perfecto, hasta que le toca trabajar con una chica que padece de un cuadro de depresión. Nada funciona con ella, ninguno de sus libros le dan respuesta, Connor no sabe qué hacer, quiere ayudarla, pero no tiene idea de cómo, el cerebro de ella parece ir más deprisa que el de cualquiera. Connor siente curiosidad y la necesidad de hacer algo al respecto. Quiere rescatarla. Pero… ¿Será capaz de hacerlo antes de que sea demasiado tarde?