Decepción

1100 Palabras
Es increíble que mi padre quiera dejarme a un lado en los negocios, ja, pero con lo que hice al abogado Salvatierra no le va a quedar de otra que dejar en mis manos absolutamente todo. —¡Jefe!, Todo está listo, los muchachos fueron y no encontraron nada, eso quiere decir que todos quedaron calcinados. —Que excelente noticia y el bastardito ¿lograron encontrarlo? —No quiero dejar cabos sueltos, no sería bueno para mí nuevo imperio. —No jefe, él al igual que toda su familia murieron, ahora sí jefe, por fin va a tener la aprobación de su padre y su hermano Ricardo no va a poder hacer absolutamente nada. —Doblo mis nudillos, de solo saber que Ricardo está que me pisa los talones. Le hago señas para que se retire, los nervios me están carcomiendo hasta el alma, ya solo faltan horas para que mi padre elija su sucesor. —¡Así que aquí te escondías! —me giro al escuchar la fastidiosa voz de Ricardo, mi hermano mayor, quien últimamente se la ha dado por fastidiar mi existencia. —¿Qué quieres Ricardo?, Mi padre no llega, así que largo de mi oficina —vociferó. —Vaya, mi hermanito no está de ánimos, pero déjame decirte que muy pronto lo vas a tener cuando mi padre decida que yo voy a ser su sucesor. —Sonrió internamente, pues sé que sus malas palabras no van a llegar a mí. —¡Deja de fastidiarme!, Y mi padre será quien elija su sucesor. —Giramos al ver que la puerta se abre de golpe y ver que es mi padre. Los dos lo miramos extrañados, pues él solo trae un puro en su boca cuando algo le preocupa, o en definitiva cuando algo le molesta. —¿A quién demonios se le ocurrió matar a toda la familia de Martin Salvatierra?, quien se cree con los suficientes cojones para pasar por encima de mis órdenes —nos dice mi padre. Llevo mis manos a la cabeza, mientras noto cómo se dibuja una enorme sonrisa en la cara de Ricardo. —Pues padre, a mi déjame por fuera de esa inmundicia, yo nunca traiciono tu confianza, y menos me pasaría una de tus órdenes —le habló Ricardo sarcástico evidentemente, claramente quiere hundirme, pero no voy a permitirlo. —Así que tú te lavas las manos Ricardo, excelente, así me gusta —le dice mi padre, y por lo visto el nuevo sucesor de mi padre es Ricardo. —Saben una cosa hijos, lo que le hicieron a la familia a Martin Salvatierra y a su familia, me decepcionó bastante —habló mi padre mientras llevaba una copa de whisky a su boca. —¡Padre!, Ya no tienes porque seguir, aquí me tienes, yo fui quien hizo todo y fueron mis órdenes las que siguieron los hombres, y estoy dispuesto a seguir tu castigo. Mi padre me rodea, mientras me mira fijamente, y yo aquí con ganas de caerle a golpes a Ricardo, quien a pesar de ser mi hermano es como si fuese mi peor enemigo, aunque no me retracto de lo que hice —¡Cállate Leonardo!, Todavía no he terminado, ¡no sabes lo que me va costar buscar un nuevo abogado!, la cantidad de dinero que voy a perder por no pensar bien en las consecuencias y lo que en definitiva me decepcionó es que no me hayas tenido la confianza para hablar —le habló mi padre. La verdad pensé que le alegraría que le quitara del camino al desgraciado que le vio la cara, pero no, por lo visto mi padre me va a matar también a mí por lo que hice. —¡Padre!, es obvio que Leonardo es un novato, el cual actúa sin pensarlo, yo sabía que tú ibas a necesitar a Martin Salvatierra y por eso nunca desobedeció sus órdenes. —Fulmino con la mirada a Ricardo, por lo visto va seguir metiendo el maldito dedo en la herida. Mi padre sigue caminando en círculos con su puro en la boca, sin decir nada, y la verdad me está carcomiendo el alma, pero sé que ya no tengo fuerzas para seguir adelante. —¡Quiero que me dejen solo!, Necesito pensar muy bien, lo que pasó me tiene muy mal, y más por qué desobedeciste mis órdenes Leonardo, mañana hablaré con cada uno, y le diré quien es mi sucesor, ahora estoy muy agotado así que largó —vociferó mi padre. Los dos salimos de la oficina, no entiendo porque mi padre se ofendió con lo que hice, la verdad pensé que se iba alegrar, pero no me arrepiento, Martin Salvatierra y su familia son unas ratas más que no nos van a estorbar más. En cuanto a mi padre, solo espero que su salud mejore, pero me hubiese alegrado con ser yo quien siguiera sus pasos, y ser el más temido, y por eso hice todo lo que hice para que mi nombre fuese el más temido, que el solo nombrarlo les temblara hasta el alma. Pero en fin, todo se fue a la mierda, ahora me toca ser la sombra de Ricardo por lo visto, pero tampoco lo voy a te et en mi empresa, la cual la puse yo con mi propio esfuerzo, sé que está es solo una distracción de nuestros verdaderos negocios. Pero aun así no voy a permitir que Ricardo meta sus cochinas en lo que yo levanté con mis propias manos. —¡Señor Santoro! La señorita Luisa lo espera en la oficina —Alzo mi vista, pues hasta donde recuerdo mi padre se encontraba ahí. —¿Y mi padre? —le preguntó lleno de curiosidad. — El señor Santoro salió hace unos minutos con su hermano Ricardo . —Empuño mis manos por lo visto el imbécil de mi hermano no va a perder la oportunidad de lamerle las suelas de los zapatos a mi padre. —Está bien retiraré —respondo, llevó las manos a mi bolsillo y caminó hasta mi oficina, bueno al menos Luisa está aquí ella podrá calmarme un poco después de lo que acaba de suceder. Abro la puerta y la veo sentada con sus piernas cruzadas y con su diminuto vestido que muy pronto le quitaré. — ¡Hola bombón! Hace mucho que no me llamabas —dice con su voz chillona. La miró fijamente a los ojos y ella sabe muy bien que ahora no pienso hablar y que lo único que quiero es sacarme de su cuerpo.
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