Alexander me besó, odiaba admitir que besaba muy bien, no luché en devolverle el beso. A la ligera con los labios apenas separados, cuidadoso, su sabor era amargo por el whisky, pero con ese toque tan dulce a menta, su cara se sentía de alguna manera áspera sin rastrojo, su lengua intentó invadir mi boca y fue como un golpe a la realidad, esto no podía estar pasando.
—Ya basta, aléjate de mi —traté de sonar imponente, pero sonó más como una súplica.
—Nicolle…—susurró sobre mis labios, puse mis manos sobre su pecho tratando de alejarlo y recuperar mi espacio personal, él cedió, lo cual agradecí mucho, nos quedamos viendo fijamente por unos segundos, me miraba directamente a los ojos, como si buscara una pestaña perdida ¿habrá alguna posibilidad de quererlo, aunque sea un poco? No lo creo
