El tiempo vuela sin que nos demos cuenta, año y medio había pasado desde que abandoné a Daniel y comencé una vida de madre soltera. Daniel vivía de manera intermitente en un centro de rehabilitación, lo supe por su madre, insistía en querer ver a Gabi. Descaradamente pidió su custodia, ver ese documento me molestó en gran manera, fui directa a su casa y los encare, esa superioridad que no podían esconder me irritaba.
-¿Quiénes se creen ustedes para intentar quitarme a mi hija? Les grité
-Somos su familia, con nosotros nada le faltará. ¡No tienes dinero para ofrecerle las mejores cosas! –Vocifero mi suegra
-El dinero no es lo más importante en la vida, pregúntele a Daniel
-¿Qué insinúas? Muerta de hambre
-¿Qué se cree esa vieja?, llamarme muerta de hambre. Me acerque a ella y mirándola a los ojos le contesté -Yo no insinúo nada, señora, digo las cosas de frente, -mis manos no dejaban de moverse y mi cuerpo temblaba de rabia -¡déjenme en paz!, nunca van a tener a mi hija.
-No seas egoísta, -replicó en voz baja. -Retrocedió unos pasos alejándose de mí -Déjala con nosotros, siempre serás su madre, ese derecho no lo perderás
-La cara de mosca muerta me enervó aún más, los humos se le bajaron y aparentaba ser alguien diferente
-¡No sea ridícula!, ¿cómo se atreve a decirme tal estupidez?, es mi hija y se quedara conmigo
-El ambiente se volvió más tenso, dejó a un lado la suavidad para sacar su verdadero yo
-¡Eso lo veremos!, estás sola y es una gran carga la que llevas dijo posando la mano en el marco de la puerta principal
-Mi hija no es ninguna carga, deberían preocuparse por la que tienen ustedes -salí antes de cometer una locura, pero esa bruja me perseguía
-Eres una insolente al hablarme así
-Volteé y mis ojos enfurecidos atravesaron los suyos -¡No!, como se atreve usted a intentar quitarme a mi hija, ¡oiga bien, no la volverá a ver jamás! Me marche mientras ella seguía echándose flores defendiendo sus razones para tener la custodia.
Se abría un nuevo capítulo de esta horrenda pesadilla, ¿hasta cuándo tenía que luchar para ganar la libertad?
Durante los últimos años de mi matrimonio con Daniel fui anulada como persona, vivía con miedo y mi autoestima estaba por el piso, ahora que por fin me encontraba a mí misma las cosas se complicaban nuevamente, me atormentaba el hecho de que su dinero pudiese comprar la custodia de Gabi, ¿era acaso eso posible?, soy una madre estupenda, ¿entonces que podrían hacer ellos en mi contra?
Volví a casa más que preocupada, al día siguiente le conté a Paty lo que estaba sucediendo. -Atónita me aconsejó buscar un abogado.
-¿Crees que es necesario? -convencida de lo buena madre que soy y no dejando que el miedo vuelva a ser parte de mi vida expresé -Ellos no pueden quitármela
-Me miró por unos segundos, su cara era un poema, inquieta la hale del brazo -Tu suegra es una bruja que no sabemos de lo que es capaz soltó sin hacer pausa
-Su voz quebrada me desanimó y la angustia me robo la calma, ¿Qué voy a hacer? Es muy cierto lo que dijiste una vez, la justicia no existe para los ricos en este país. -Acorralada rompí a llorar -¿A quién voy a recurrir? -la imagen de mi pequeña vino a mi mente, perderla sería mi fin.
-Paty me apretó con dulzura y lloró. Esa familia me desmoralizaba, son unos desgraciados que destrozan mi vida.
-No se puede ganar una lucha con lástima dijo Paty. -Emocionada como si hubiese hecho un gran descubrimiento soltó -¡Johanna!, la hermana de Marcos es la persona indicada.
-Levanté mi rostro y sequé las lágrimas -Hace mucho que no hablo con ella
-No era la misma persona de hace unos minutos, resuelta y segura respondió -Eso no importa, siempre tuvieron buena relación y ella es una de los mejores abogadas del país, su reputación la precede.
-Marcos se va a enterar de todo -que él supiera la desdichada vida que llevo me avergonzaba
-Da igual, si Johanna acepta el caso se va a enterar, es su hermano y no podrá ocultárselo –como si de una guerra se tratara, sus palabras eran la evidencia de una respuesta de ataque. -además eso no es relevante ahora
Su espíritu guerrero me contagió, ella es mi conciencia en estado lucido -Gabi es lo primero, pensar que pueda perderla me aterra. ¿Por qué mi suegra es tan mala? expresé
-Es su naturaleza, que se va a hacer, abrió los brazos y torció la boca
Cambió mucho, nunca imagine que se volviera en mi contra
Su voz cortante decía la verdad -No ha cambiado, mostró su verdadero rostro que es otra cosa –Más decidida que nunca mantuvo su postura -¡Esto es la guerra!, no les daremos tregua
Esa misma tarde llame a Johanna, -Que gusto escucharte -dijo, -durante el noviazgo con su hermano fue muy legal conmigo, no tengo queja de ella o de su familia. Es una mujer inteligente, socia de un exitoso buffet de abogados. No es bajita de estatura, pero Marcos siempre bromea llamándola su llaverito porque es más alto que ella. Su cabello es castaño claro, viste al estilo ejecutivo, muy poco logré verla con ropa diferente a esa, es seria y trabajadora, sus clientes son lo primero, cuando toma un caso se entrega en cuerpo y alma, tiene el mismo color de ojos de Marcos y de su madre.
Ellos me trataron como una más de la familia, mantuve el contacto hasta después de romper con Marcos, al casarme dejé de hablarles por completo. Me avergonzaba necesitar su ayuda, pero ella es una excelente abogada y la única en la que podría confiar.
Nos reunimos en su oficina, parecía que el tiempo no hubiese pasado, al cruzar la puerta se me abalanzó
-Igual de guapa, estás estupenda -Agarró mi mano derecha y levantándola me dio la vuelta -Me encanta tu estilo, apuntó - Curruñis, es una alegría volver a verte
Es la misma persona que conocí
-Gracias Johanna, tan especial como siempre
Sus labios perfilaron un gran sonrisa, -Soy especial con quien se lo merece.
Le explique la razón de mi visita y la situación por la que atravesaba, le mostré la notificación de solicitud de custodia por parte de mi suegra y los documentos que sirvieron como soporte para denunciar a Daniel.
Un silencio sepulcral se apoderó de la oficina -revisó cada papel, su concentración era tal que me asuste, ¿Qué pensaba? ¿Era posible que perdiera a mi hija? Esos minutos fueron mortales, si sufriera del corazón ya me hubiese dado un ataque.
-¿Por qué tienes esa cara? -dijo rompiendo el silencio - No tienes nada que temer
-Exhalé lentamente el aire que había estado conteniendo
-En serio, ¿estás segura?, era difícil hablar, un nudo en la garganta me presionaba.
Con una gran sonrisa y rostro complaciente pronunció las palabras que necesitaba oír
-Eres su madre, nadie te la quitara, -Su voz se tornó sería -Permíteme explicarte algo, se inclinó en el escritorio acercándose a mí -En primer lugar tienes la patria potestad, es tuya por derecho y en segundo lugar ella no tiene bases sobre las que aferrarse para pedir la custodia, -sus manos ordenaban uno a uno los papeles y los devolvía a la carpeta
- el juez mirara lo que es mejor para la niña y en este caso eres tú, no hay nada que ellos puedan hacer al respecto.
Las amenazas volvieron como saetas a mi mente, -Ellos tienen mucho dinero y me da miedo que puedan comprar el veredicto
-Con desconcierto me miró, tal vez mi ignorancia la asombraba
-Eso no funciona así, te aseguro que no se saldrán con la suya por muy ricos que sean, en estos casos el bienestar de la niña es lo primordial
El nudo en la garganta desapareció y la paz invadió mi ser -Me devuelves la tranquilidad, no te imaginas lo que estoy pasando
Es un gusto para mi ayudarte, ya mismo me pongo con el caso y te mantendré al corriente. Como si me leyera la mente espetó
- Por cierto, no te preocupes, Marcos no se enterará
-Sonreí apenada moviendo mi cabeza en aceptación -¿Cómo está él?
-Muy bien, ha tenido algunas relaciones, pero ninguna seria, creo que aún te está esperando, apuntó guiñando el ojo
-Una risa burlona me salió de la nada -Si claro, ni que fuera la única mujer sobre la faz de la tierra.
-Desnudando su alma me confesó -Se acuerda mucho de ti, en las reuniones familiares le preguntamos que cuando sentará cabeza y nos dice que está esperando paciente que vuelvas a estar disponible en el mercado
-Inconscientemente negué con la cabeza - No puede ser, estás de broma
-Sin perder mis movimientos, productos del nerviosismo que sus palabras generaron siguió hablando -Para nada, mis padres le tienen advertido que cuidado se interpone en tu matrimonio. Hablando de eso, ¿has solicitado el divorcio?
-No, la verdad ni lo había pensado, les tengo miedo -otra guerra entre Daniel y yo se acercaba, la presión iba a terminar por acabarme si ellos no lo hacían
-Te entiendo, supongo que no volverás con tu marido, así que lo mejor será entablar la demanda de divorcio lo antes posible
-Las dudas volvieron a asaltarme. ¿Crees que es conveniente con el tema de la custodia?
-Decidida y sin parpadear dio sus razones -Por supuesto, mataremos dos pajeros de un tiro. O tal vez tres, -Una amplia sonrisa de felicidad trasformó súbitamente su rostro. -Volverás al mercado antes de lo esperado
-Tomé el comentario como una broma. Las heridas abiertas no me dejaban pensar en otra relación, los hombres habían muerto para mí. Volver con Daniel no era una alternativa, nuestro único lazo eterno sería Gabi.
Johanna era tal cual como la recordaba, un verdadero sol naciente, volver a verla me alegro el día, estar en las mejores manos me dio tranquilidad, solo quedaba esperar la evolución del caso.
Me volví más precavida en cuanto a Gabi, su abuela intentó en varias ocasiones llevársela del colegio, pero no tuvo éxito. Al final me vi obligada a cambiarla de escuela. Me partió el corazón hacerle ese daño, para ella esa guardería era su segundo hogar, donde pasaba los mejores momentos y disfrutaba con sus amigos.
La actitud egoísta de esa familia me sacaba de quicio, Johanna me aconsejó no volver a enfrentarlos, tuve que contener mi rabia aun cuando quería moler a golpes a mi suegra
Me reuní de nuevo con Johanna, Daniel me demandó por abandono del hogar y secuestro, se volvió loco cuando recibió la demanda de divorcio, su brillante idea de venganza fue esa, nada me asombraba a estas alturas.
-Todo se complica un poco – informó Johanna. -Tenemos que responder la demanda, aunque no hay de que asustarse.
Salí de su oficina indignada con Daniel y con su asquerosa madre, el no poder encararlos me carcomía por dentro
-Encapsulé el ruido de los coches y de la gente, iba ida por un mundo que cada vez me complicaba más la vida
-¡Carolina!, ¡Carolina! escuché a lo lejos, -Esa dulce voz me trajo de nuevo a la realidad, la reconocería en cualquier lugar
-Giré la cabeza buscando su procedencia, ahí estaba él caminando hacía mi encuentro
-Marcos, que sorpresa verte, dije temerosa
-Desconcertado me miro por unos segundos y me abrazó sin dudarlo - ¿Qué haces aquí?
-Un seco “Hola” salió de mi boca, -No esperaba encontrarlo tan pronto
-Estás radiante como siempre dijo sonriendo - ¿estabas con Johanna? Preguntó al instante
-Retrocedí violentamente, -¿Por qué lo preguntas?
-Me atrapó antes que cayera al tropezar con una señal de vado del parking, - Perdona, no quise molestarte, lo digo porque aquí está su despacho
-No discúlpame tú a mí, -Dejé mi actitud defensiva tomando las riendas de la conversación. -Acabo de salir de su oficina, estuvimos hablando
-Estará feliz de que te acordaras de su cumpleaños
-¿Hoy es su cumpleaños? -Exclamé -Qué vergüenza, no lo sabía
-Sí, vine a sorprenderla llevándola a almorzar. -Sin ocultar su curiosidad preguntó
-¿Porque estás aquí entonces?
-Me está ayudando con algo -Mi nerviosismo era más que evidente, el corazón latía más rápido de lo normal, puse mis dedos en la boca para no hablar de más
-Tomó mi mano evitando que comenzará a morderme las uñas. -No tienes que contarme nada, pero puedes acompañarnos si lo deseas
-¿Cómo negarme? era lo mínimo que podía hacer para agradecerle a Johanna su valiosa ayuda.
Caminamos hacia el edificio, no me quito la mirada de encima, sonreía y parecía no creer que estuviese realmente a su lado, que era yo de carne y hueso. Al llegar a la puerta de la oficina ambos pusimos la mano en la maneta para abrirla, la retiramos instintivamente al sentir nuestras pieles rozarse. Respiré profundo y esperé que fuera él quien la abriera, cosa que hizo al ver que yo desistí de hacerlo.
Johanna quedó atónita al vernos entrar, -Dio saltos eufóricos y con sus brazos abiertos vino al encuentro de su hermano.
Marcos se apresuró a estrujarla -¡Feliz cumpleaños hermanita!, Dios te bendiga y te dé muchos años más de vida para compartir juntos. Besó su frente, fue emocionante ver esa escena, ella continuaba entusiasmada
-¡Felicidades Johanna!, -la oprimí con otro abrazo. -Lo siento no sabía que era tu cumpleaños
-¿Cómo ibas a saberlo? yo tampoco recuerdo el tuyo. -Qué alegría verlos, ¿se puede saber que hacen aquí? su voz picara denotó cierto desconcierto –digo los dos, juntos
-Sin darle tiempo a más preguntas, Marcos la acordonó con sus brazos y la sacó de la oficina -Hemos venido a secuestrarte, nos vamos a almorzar
-Oponiéndose se detuvo -Marcos, esta tarde tenemos la cena en casa, ¿por qué te molestas en invitarme?
-Con voz muy seria le replicó -No es molestia, eres mi hermana y te mereces todas las atenciones en este día tan especial
-Rendida a sus palabras y sin refutar tomó el bolso y salimos -Pues me sacrificaré, compartir con ustedes dos es un martirio total, dijo entre risas
Ya en el restaurante hicieron bromas de su niñez. Recordaron una vez que Marcos se durmió debajo de la mesa del comedor con medio kilo de queso, se lo comió casi todo. Sus padres se alarmaron por qué no lo encontraban, iban a dar aviso a la policía, cuando de repente su perrito comenzó a ladrar y esté asustado se levantó golpeándose contra la mesa, tendría unos cuatro años en aquel entonces.
Durante el almuerzo estuve feliz, son personas rebosantes de alegría, pasamos un tiempo estupendo entre recuerdos, chistes y risas. Hacía tanto que no disfrutaba de una salida en una buena compañía que ya lo había olvidado.
Johanna me invito a la cena en casa de sus padres, estarían ellos cuatro, le pareció que sería genial que estuviésemos de nuevo juntos
-No puedo dejar a Gabi, lo siento
-Ella puede venir contigo, por eso no hay problema. –Como buena abogada saco sus argumentos a relucir -Mañana es sábado y no hay escuela, tampoco nos vamos a trasnochar que digamos, ven por favor me suplicó con ojitos lastimeros
-Sus alegatos me convencieron. -Está bien, tú ganas
La complicidad entre hermanos saltaba a la luz, Johanna arrojo una mirada de satisfacción a Marcos.
-Llamare a mamá para decirle que ponga dos puestos más en la mesa
-Mejor uno y medio recalcó Marcos, no creo que Gabriela coma mucho
-Me turbó su comentario -¿Cómo sabes el nombre de mi hija?
-Mi actitud le generó cierto desconcierto. Cruzó los brazos -¿Acaso es un secreto? -Pepi me lo dijo, también me enseñó fotos, es muy linda, se parece a ti
-Debí suponerlo, Pepi, siempre Pepi. -No me extrañó que lo dijera, ella vive orgullosa de mi niña, era imposible enojarme
-Si es muy linda mi princesa, contrario a lo que crees come mucho, le objeté en tono burlesco
-Sacó del bolsillo su móvil y se lo paso a Johanna -No se hable más, toma el teléfono pide dos puestos
-¡Qué emoción! puedo llamar a quien quiera, sacudió el teléfono con mirada pensativa
-A mi mamá nada más. Así que apúrate o te lo quito
Su compenetración es estupenda, el cariño que se profesan es tan real y único que daba gusto estar a su alrededor.
-No dejó de sonreír mientras hablaba con su madre, al mencionar mi nombre y el de Gabi los ojos se le iluminaron.
Colgó y le devolvió el teléfono a Marcos -Se me hace tarde, tengo trabajo pendiente -Él le apretó la mano al recibir el móvil -Hermanita, ¿cuándo no tienes algo pendiente?
-Ya vas a comenzar a criticarme como de costumbre. ¡Qué tonto eres!, vámonos ya
Marcos pagó la cuenta y nos marchamos, habíamos ido en su coche, cuando llegamos a dejar a Johanna fui directamente al mío
-Con un “nos vemos esta noche”, se despidió Johanna dejándonos solos
-Marcos acaricio su barbilla y apretó los labios -¿Tu esposo se molestará si sales sin él, no?
-No hay por qué, esquivando dar explicaciones le pedí que me recordará la dirección de sus padres
-¿Te has separado, cierto? Nunca hubieses aceptado la invitación, no soy tonto
-Difícilmente mantuve la mirada fija y sentí que las lágrimas se asomaban -Si, tu hermana me lleva el caso. Para que mantener una mentira que saldría a la luz de igual forma.
-Su voz se debilitó -No lo sabía. Lo siento mucho, perdóname la imprudencia
-Era cuestión de tiempo que lo supieras. -Recordé las palabras de Paty, se iba a enterar de cualquier forma - Mejor que sea por mí.
-Es tarde, debo irme pronuncié bajando la cabeza
-Las recojo a las 19:00, no acepto un ¡NO! por respuesta -Era imposible rechazarlo, así que le dejé mi dirección.
Llame a Paty al llegar y le conté, pensó que mejor se quedaba con Gabi, pero ya había dicho que la llevaría. Preparé nuestras mejores galas, llevaba tiempo que no veía a los padres de Marcos y deseaba darles una buena impresión.
Él llegó puntual a recogernos, al escuchar el timbre Gabi corrió hacia la puerta para abrirle, le hable de la cena que tendríamos con unos amigos y se puso feliz.
-Hola pequeña, le dijo él
-Ella le sonrió y salió corriendo a esconderse detrás de mí.
-Nena, este es Marcos, el amigo del que te hablé, vamos a cenar con su familia
-Se acercó a él y lo saludo, -Hola, me llamo Gabriela, pero todos me dicen Gabi.
-Se agachó intentando quedar a su altura -Mucho gusto Gabi, eres una niña muy linda y educada
-Digna hija de su madre, respondí
-Totalmente de acuerdo, además se parece mucho a ti. -Sus ojitos embelesados no dejaban de mirarme
-Gabi comenzó a reír, agarré el bolso desviando su atención -Vámonos o llegaremos tarde.
Muy bien, el carruaje está listo, ustedes princesas están muy hermosas esta noche. -Reí ocultando el efecto gratificante de su halago. En el coche, Gabi no dejo de hacerle preguntas, el muy paciente le respondía.
-Carolina, me alegra verte, dijo su madre y esta niña tan hermosa ¿Quién es?
-Cómo un robot programado comenzó a hablar -Buenas noches señora, me llamo Gabriela, pero todos me dicen Gabi
-Los cuatro se miraron al escucharla. -Qué hermoso nombre, eres encantadora, -la abrazó y la llenó de besos
-Sí que eres preciosa, comentó Johanna
-Tiene la belleza y el carisma de su madre, aseguró el padre de Marcos
-Se me subieron los colores al rostro -Me están avergonzado, expresé.
-Querida mía, no tienes por qué, estamos diciendo la verdad. Señalando el comedor su madre profirió. Pasemos a la mesa, la cena está lista
Era como si el tiempo se hubiese detenido y siguiera de novia con Marcos, todo era alegría, Gabi estaba feliz, creo que en su interior extrañaba a sus abuelos y el tiempo que pasaba con mi suegra. No hicieron preguntas acerca de Daniel, cosa que agradecí, volver a tocar ese tema me traía malos recuerdos y empequeñecía mi corazón.
Volvimos a casa temprano, mi niña no podía permanecer despierta hasta tarde, mi amor de madre no me lo permitía. Marcos nos llevó y al despedirse Gabi le pidió que entrara a ver sus juguetes -Se sintió presionado, me miraba sin saber que decir, -No hay problema le aseguré dándole permiso.
-Emocionado la siguió hasta su habitación. Ella le enseño su colección de Barbies y estuvieron jugando durante un rato en su casa de muñecas, tomando té y hablando. Fue la primera vez desde que la cambié de colegio que la veía contenta. Su rendimiento escolar había bajado, no prestaba atención, se distraía en clase y no quería jugar con otros niños.
La profesora sugirió que la viera un psicólogo, los problemas con Daniel y su familia fueron el desencadenante de su comportamiento. Esa imagen de Marcos y su paciencia con ella, me enterneció.
Era hora de dormir y ella se resistía a dejar ir ese tiempo precioso con alguien que le agradaba
-La metí en su cama y le pidió que le leyera un cuento. Él gustosamente la complació. –Se quedó dormida mientras le leía La Cenicienta, -La arropó, le dio un beso en la frente y la bendijo.
Quedé paralizada con ese cuadro tan dulce. Sabía que no fingía, es lo que ha visto en su hogar y eso lo trasmite de forma natural.
Nos sentamos en el salón, me estuvo hablando maravillas de Gabi y de su gran imaginación, aseguró que sería una artista cuando creciera.
El miedo a acercarme a él me presionaba a alejarlo
-Debes volver a tu casa, te estarán esperando
-Su mirada dulce y su sonrisa angelical me derretía
-Mi familia sabe que estoy en buenas manos dijo extendiendo los brazos en el sofá
-Sin pensarlo dejé fluir las palabras -Podría secuestrarte
-Yo encantado de que lo hagas -Nos reímos a carcajadas, hasta que recordamos que Gabi dormía, parecíamos dos niños haciendo travesuras.
-Muchas gracias por ser tan especial con Gabi, el silencio era nuestro aliado, sólo se escuchaban nuestras voces al hablar, la suya era dulce y apaciguadora, letal para ser quebrantado.
-Soy yo quien debe dar las gracias por este maravilloso día, la pasé muy bien. -tomó mi mano y el calor que emanaban me termino de derretir, no fui capaz de soltarme, eso era lo último que anhelaba
-Sé que estás pasando por un mal momento y no quiero que lo tomes a mal, pero me gustaría seguir viéndolas, hablarnos por teléfono, saber cómo se encuentran y ayudarlas en lo que necesiten.
Me armé de valor y aunque deseaba tenerlo a mi lado, era injusto que fuera por temor a estar sola
-Muy amable de tu parte, pero no sé, creo que no sería lo correcto dejarte entrar en mi vida de nuevo
-Somos amigos, no te pido nada del otro mundo. Quiero estar ahí para ti y para Gabi.
-Su semblante cambió y leí la preocupación que lo empujaba -Johanna me contó lo de tu marido antes que pasara a recogerte esta tarde.
-Supuse que no te quedarías con las dudas. -Me alejé unos centímetros, volteé la cara ocultando mi dolor -para serte sincera el ya no puede hacerme más daño.
-Se inclinó hacia mí y me tomó las manos de nuevo. Prefiero asegurarme, cuando todo pase me alejaré, si así lo prefieres
-Me solté sutilmente para coger la taza de té -Ya tienes mi número de teléfono y sabes donde vivo -sonreí sabiendo que no me dejaría en paz -para alejarte de mí tendré que desaparecer
-Animado emitió una risita malvada -Te pido tu aprobación, pero igual te buscaré -Esa es tu naturaleza asentí
-Es solo la que tú me despiertas -se puso de pie y caminó a la puerta
-Eres leal y si mi hija se siente bien a tu lado, yo te acepto de nuevo en mi vida, como amigo, que quede claro
-Amigos, dijo extendiendo su mano
-Amigos para siempre, le respondí apretándola
-Luces cansada, me voy para que puedas dormir. -Abrió la puerta y como un niño me miró con ojitos tiernos
-Buenas noches dije sosteniéndola, no quería verla cerrarse detrás de él y perderlo de vista.
-Te llamaré mañana, besó mi mejilla -¿Ya vas a comenzar a agobiarme? Le pregunté
-Para nada, estoy marcando territorio dijo mientras se alejaba.
A partir de ahí no hubo un solo día que no hablásemos por teléfono, algunas veces me acompañaba a buscar a Gabi al colegio y llevarla al parque. Era habitual que saliéramos los tres como una familia sin serlo. Visitábamos a sus padres, su madre adoraba a Gabi y pedía verla a menudo, se convirtió en su abuela literalmente hablando, tanto que ella comenzó a llamarla de esa manera. Un día cualquiera la saludó diciéndole abuela y se ganó su corazón, aunque no teníamos una relación sentimental, Marcos ya formaba parte de mi vivir diario, me hacía falta hablarle, escucharlo y verlo.
Paty de inmediato dijo que era amor, ella era toda algarabía y comenzó a gritar.
-¡Por fin! ya no piensas en Daniel, si alguna vez tuve dudas de Marcos ahora es mi héroe. Es lo mejor que te ha podido pasar. Puedo asegurar que ustedes están destinados para estar el uno con el otro, afirmó con propiedad.
Seguía casada y eso era una infidelidad, el aceptar el amor de Marcos en que me convertía. La cabeza no dejaba de dar vueltas, pero esta vez por las más lindas sensaciones que Marcos despertaba en mí.