Sofía
Siempre he sido muy curiosa en cuestiones de sexo y me disfruto mucho ver un poco de pornografía y leer historias subidas de tono, así que cuando mi abuelo descansaba o no estábamos juntos aprovechaba para hacer mis lecturas, por las tardes bajaba a nadar algunos días de la semana, yo notaba que el abuelo disfrutaba mucho verme nadar, pero lo atribuía al cariño de abuelo que me tenía, aun así, sentía una cosquillita y me gustaba pasearme para que me viera más, trataba de salir con mi traje de dos piezas desde la casa para que me viera y asolearme un poco al atardecer cuando él estaba en la terraza. Le mostraba mi culo y me compre un traje de baño más corto para que pudiera disfrutar más, esto a mí me ponía cachonda y me aceleraba el corazón, mi abuelo no es un señor feo, es muy guapo y bien conservado para su edad, de no ser por la operación es completamente autosuficiente así que no es un señor que, de asco, al contrario, así que cada vez trataba de estar más tiempo con él, y tener más contacto, inconscientemente, yo buscaba provocarlo. El también demostraba el gusto que le daba que yo estuviera con él, me decía, ven hija a platicar conmigo, gracias hija por, me decía lo bonita que estaba y eso a mí me gustaba mucho, pasábamos tardes muy bonitas platicando de todo, mi abuelo es un señor muy culto, el leía mucho y tenía conversación de todo, nunca me aburría con él, me maravillaba escuchando de sus viajes y recuerdos que me compartía, era feliz en mi mundo con mi abuelito, no pedía nada más.
Después me di cuenta de que empezaba a sentirse un poco ansioso cuando se acercaba la hora de asearlo, sin darme cuenta empecé a tardar más tiempo enjabonando su cuerpo, en realidad notaba que le agradaba y no me costaba nada darle un poco de placer, él siempre se lavaba el pene, yo le tallaba la espalda, el cabello y los pies en la bañera, pero a veces con la intensión trataba de rozar su pene, así fue que me di cuenta después de algunos días que él tenía una leve erección, no pensé, que tan reciente la operación, pudiera reaccionar el m*****o, eso aceleró mi corazón al 100, mi abuelito se avergonzó y retiro mi mano, yo le dije “hay abuelito no sientas vergüenza es una reacción normal, si quieres te ayudo a limpiar para que no te esfuerces” él se molestó aparente mente y no lo permitió en el momento pero fue evidente que su respiración fue acelerada. En su cita semanal lo acompañe al doctor y le comentó que iba evolucionando muy bien la operación, mi abuelito preguntó si ya podía hacer más esfuerzo o agacharse, el doctor le recomendó que en medida de lo posible siguiera cuidándose y que tuviera mucha higiene, que no se agachara cosa que yo agradecí, así podría seguir bañándolo diario ya que el a veces decía que lo hacía solo o que se bañara un día sí y un día no, motivado yo siento por el nervio que le daba que yo lo siguiera bañando, así que aproveche la oportunidad para decirle “abuelito, tú has hecho mucho por nosotros, tu a mí me diste mis primeros baños de pequeña, así que por favor, no te preocupes, a mí me gusta mucho convivir contigo, yo te quiero mucho abuelito por favor, no te preocupes, o es que no me tienes confianza?” y él me dijo – claro que te tengo confianza hija, solo que debes darte cuenta de que eres una señorita y a mí me da mucha pena que quizá sea el primer hombre que vez desnudo, no quiero perturbar tu inocencia- yo por dentro reí porque aun que era virgen, definitivamente no era nada inocente, ya que me gustaba mucho masturbarme viendo porno, pero eso obviamente no se lo diría a él), y le contesté que no se preocupara que ya lo había visto y que para mí era lo más natural del mundo ver al hombre que más amo en el mundo, ya que al separarse mis padres él fue mi figura paterna, así él se tranquilizó y prometió no sentir más vergüenza al momento del baño.