capitulo 1
“—Hoy confirmamos de una fuente oficial que el actor Braulio Carmona rompió su noviazgo con la guapa modelo Lorena Montenegro.
—No lo puedo creer. —suelta el comentarista
—Así es, y ya hacen más de un mes del tiempo de su rotura.
—¿Enserio? bien guardadito que se lo tenían...”
Apago el televisor y tiro el control sobre la cama, y continúo vistiéndome para ir al gimnasio. Estos programas de farándula se aprovechan de cualquier noticia para ganar audiencia, hacen dos meses que termine mi relación con Elena, pero al parecer alguien decidió vender la información de mi ruptura a los programas de farándula que quizás no me dejaran en paz durante un tiempo. En mi mundo nadie es realmente tu amigo, todos tienen algún interés personar para estar a tu lado. Por suerte tengo dos buenos amigos que siempre han estado a mi lado desde antes que decidiera convertirme en actor.
Cuando ya estoy listo agarro mi bolsa del gimnasio y bajo a la cocina a beber un batido verde antes de irme.
—Buenos días— le digo a mi querida ama de llaves la señora Smith, ella es una de las mujeres más grandiosa que conozco y la que siempre ha estado conmigo desde la muerte de mi madre. Mi padre siempre estaba ocupado en sus negocios y en sus diferentes novias, las cuales cambiaba cada vez que se aburría de una.
—Buenos días Brat ¿Cómo te sientes? — esa pregunta me dice que ya vio las noticias y que está preocupada por mí, el tono que uso y el diminutivo en mi nombre lo dice todo.
—Estoy bien, no te preocupes. — le digo para que se sienta calmada, pero sé que no me cree, ya que ella sabe muy bien que en el último año he tenido cuatro relaciones fallidas y lo peor de todo esto es que me siento mal, porque siempre tengo la sensación de que terminare como mi padre y no quiero eso. — ahora dime, ya está listo mi batido.
—Sabes que si — me dice pasándome un gran vaso de sumo verde mientras me dedica una amplia sonrisa.
—Gracias— le digo mientras tomo el vaso y empiezo a beber.
De pronto mi teléfono suena y cuando lo miro para ver quien es, en la pantalla sale el nombre de mi fiel amigo Richard.
—hola.
—Hermano te estoy esperando desde hacen vente minutos en el gimnasio y aun tu no llegas.
—Ya casi voy a salir para allá, no te desesperes Richard.
—Ok, pero date prisa que aquí hay unas nenas que están buenísima, quizás y una de ella sea tu media naranja— dice muy emocionado.
—No te preocupes por mí y tu trata de conquistar a la que te gusta en lo que yo llego.
—Ok, pero no tardes.
Cuelgo el teléfono mientras rio por lo mujeriego que es Richard. Creo que gracias a él es que tengo la fama de mujeriego, porque cada vez que termino una relación él tiene una amiga para presentarme.
La señora Smith me está mirando muy seria y ya sé que me va a reprochar la actitud de mi amigo, y a mí por siempre seguirle sus ideas locas. Así que me iré antes de que diga algo.
—Brat, ¿Cuándo es...?
—Adiós nana— le digo mientras le doy un beso en la mejilla y salgo casi corriendo antes de escuchar su sermón.
Subí a mi camioneta y me dirigí al gimnasio donde mi amigo me está esperando.
El gimnasio no está muy lejos del lugar donde vivo, es un lugar muy exclusivo donde van algunas celebridades como yo y personas de la alta sociedad. A casi todos lo que van a ese lugar los conozco, así que esas chicas deben de ser nuevas en el lugar.
Llegue y estacione mi camioneta en el parqueo y entre al lugar, mi amigo está en las pesas contemplando a las chicas nuevas que había visto.
—Oye llegas tardes — me dice algo enojado.
—Estaba viendo las noticias.
—¿Qué, algo nuevo sobre ti?
—Ahora fue que salió a la luz mi ruptura con Elena.
—Tardaron mucho para enterarse.
—Hubiera preferido que duraran más. Ahora los paparazis andarán detrás de mí y no me dejarán en paz. — digo lamentándome.
—No te preocupes por eso y haz lo mismo de siempre, busca otra chica para consolarte. Yo ya tengo unas candidatas perfectas.
—No creo que sea lo ideal, tendré una nueva película dentro de tres meses y mi agente quiere que me mantenga al margen de cualquier escándalo que pueda perjudicar mi imagen.
—Henrry es un aburrido, el cree que porque lleva diez años casado con la misma mujer todos deberíamos seguir su ejemplo de vida perfecta— Henrry; es mi agente y mi otro mejor amigo, él y su esposa Ana, tienen el tipo de relación que yo siempre he deseado, pero aún no encuentro a la mujer ideal para mí.
—Y que harás, te quedaras ahí, oh vendrás a conocer a las bellezas.
—Ve tú, esta vez yo paso. Tengo algo más en mente.
—Tú te lo pierdes—me contesta y se va rumbo a donde están las chicas.
Yo empiezo mi rutina de pesas y abdominales ya que debo mantener la figura para la próxima saga de las películas que he estado filmando en los últimos años, la cuales han sido un éxito en taquillas, y a un que falten tres meses para empezar las grabaciones lo ideal es mantenerme en forma.
Estoy entrenando y cuando miro hacia el frente no puedo creer lo que veo, ahí viene Richard con dos chicas y apuesto que me está usando para ligar con ellas. El nunca piensa cambiar.
—Amigo te presento a Jessica y a Samanta —me dice señalan a las mujeres. Yo lo miro mostrando mi desaprobación y el solo se encoge de hombros como un niño que ha cometido una travesura cualquiera.
—Eres el famoso actor de cine de las películas guerrero invencible.
—Ese mismo es—dice mi amigo —chicas les presento a Braulio Carmona
Y en ese momento todo fue un caos, las dos empezaron a chillar como dos fanáticas locas, y de pronto sin saber de dónde apareció una fotógrafa empezó tomar fotos mientras yo intentaba quitarme a estas mujeres de encimas.
—¡Déjenme! — grite cuando me quitaba del brazo a una de ellas que se me había pegado como una garrapata.
—Si no lo sueltan llamare a seguridad— grito el encargado del gimnasio que apareció en el momento justo. El estúpido de Richard solo se reía en una esquina mientras sostenía a la fotógrafa y le quitaba la cámara.
Las mujeres me liberaron y fueron sacadas del lugar por el equipo de seguridad.
—Señor Carmona, por favor acompáñeme a mi oficina_ me dice el encargado y yo decido ir. Mi amigo nos siguió y dejo a la paparazzi en mano del equipo de seguridad de gimnasio.
Llegamos a su oficina y yo tome asiento en unos de los dos sillones que están frente al escritorio.
— Quiero disculparme por lo sucedido, no pensé que esas señoritas fueran parte de la prensa amarilla, parecían ser unas nuevas clientas.
—No lo voy a culpar de lo sucedido ya que no es culpa suya, pero lo ideal sería que se asegure de investigar bien a las personas que va a admitir en el gimnasio, para que no vuelva a suceder lo mismo. Hoy fui yo, pero mañana puede ser otro socio del gimnasio y no creo que lo tomen de la misma manera. Recuerde que como socios pagamos una gran suma de dinero para que cosas como esta nunca pasen.
—Lo sé y me disculpo nuevamente.
—Creo que debemos, de terminar esta conversación y dejarla hasta aquí, al final de cuenta nada paso a mayores—dice Richard.
—Yo también creo lo mismo. — digo mientras me pongo de pies.
Los dos salimos de la oficina, pero a pesar de controlar la situación y haber recuperado la cámara me siento incomodo.
—¿y ahora que haremos? Prefieres seguir en las pesas o ir a la caminadora.
—Ahora lo que quiero es irme a casa. — le contesto a mi amigo.
—¿Qué? Pero si estamos empezando.
—Tu quédate, yo me voy.
—Ok, como quieras, yo pasare por tu casa más tarde.
—Ok.
Yo recojo mis cosas y me voy. Ya estoy cansado de no poder tener un momento tranquilo y fuera de esos molestos periodistas.
Cuando llegué a la casa la señora Smith estaba preparando la comida y como es de costumbre, fui directo a la estufa para ver qué era lo que estaba cocinando, y claro voy a aprobar un poco de su deliciosa comida.
Muchacho sinvergüenza— me dijo mientras me golpeaba con una cuchara de madera —sabes que no me gusta que metas la mano en la comida.
—Lo sé, pero es que tu comida es deliciosa— le respondo mientras me alejo de ella y corro en dirección a mi cuarto.
Quiero ducharme y descansar un poco. Estos días estarán insoportable con los periodistas buscando una entrevista, lo ideal sería ir a un lugar donde nadie me moleste y pueda ser yo mismo.
Coloco mi bolsa de gimnasio en la cama y decido poner algo de música para relajar mi mente, pero mis amplificadores por alguna razón no quieren funcionar, así que voy hacia el estante donde se encuentran para revisar cual es el problema.
Mientras estoy buscando el problema que tienen los amplificadores me encuentro con un viejo álbum de fotografías y decido hacharle un vistazo, hace mucho tiempo que no lo miraba. En él hay fotografía de mi madre y yo junto a la casa del lago. Hacen muchos años que no voy a ese lugar, la casa del lago se encuentra en el campo y solo tiene cerca algunas casas y un pequeño pueblo, es un lugar solitario.
Justamente como lo que necesito.
Tomo el álbum y voy nuevamente a la cocina. Necesito hablar con la señora Smith.
—Vienes otra vez a meter las manos en la comida— me dice tomando la cuchara de madera otra vez en su mano.
—No, en realidad vengo por otra cosa— le digo mientras le muestro el álbum de fotografía y la foto donde estamos mi madre y yo frente a la casa del lago.
—Oh, encontraste el álbum de tu madre— dice mientras lo toma entre sus manos.
—Si, así es, pero lo que quiero es saber sobre la casa del lago. Hacen años que no voy y recuerdo que te pedí que te encargara de ella.
—Si claro, en los últimos años se le ha dado mantenimiento con el dinero que me has dado, ¿Por qué preguntas?
—Estoy pensando tomarme unas vacaciones he irme por un tiempo a vivir a la casa del lago— le contesto sonriendo.
—Me parece buena idea, y cuando te vas.
—Mañana.
—¿mañana dices?
—Si, quiero salir de la ciudad lo más pronto posible, y tomar un respiro.