Capítulo 4

2108 Palabras
—Megan, no creas lo que te digan. —Trató de escudarse y Nick bufó con una sonrisa torcida—. Es decir eres muy guapa, pero no, eso es mentira. Amber rio irónica. Mis mejillas debían estar rojas o más que eso, la mirada de todos estaba sobre mí y no sabía que responder, aunque la pregunta no fuera para mí, sentí que debía decir... ¿Un gracias, al menos? Zack se veía muy nervioso y los chicos solo gozaban de su sufrimiento, les parecía gracioso, pero a mí no. —¿Se puede poner castigo por mentir? —Propuso la castaña. —¿Qué? ¿Por qué? No mentí —respondió ofendido. —Por favor, Zack. Todo mundo aquí, sabe que mentiste. —Brad lo señaló con su copa en mano y se burló. —Porque no mejor un reto. —Clarisa agregó. —¡Si! —Soltaron al unísono, yo me mantuve callada, sintiendo como Nick me observaba curioso, no me atrevía a mirarlo y decidí contemplar mis manos hasta que escuché el castigo que estaba proponiendo. —Dale un beso a Megan. —Billy alzó la voz y el estruendo de un "Si" se escuchó fuerte. Abrí mis ojos con demasía y negué casi de inmediato, no era mi intención lastimar los sentimientos de Zack, pero no estaba acostumbrada a besarme solo por un juego. Joder, Ni siquiera había dado mi primer beso, no con alguien que no fuera... traté de reprimir mis pensamientos. Nick parecía serio, ya no se rio como lo estaba haciendo al principio, se quedó en silencio solo observando el revuelo de sus amigos. —Vamos Megan, no pasa nada, únicamente es un beso pequeñito. —Jack me alentó, no sabía que decir, miré a Stone, él se mantenía sereno, pero no se estaba negando. ¿Esto era en serio? Parecía que sí. Suspiré pesado y asentí insegura de lo que iba a hacer. Me quedé en mi sitio esperando a que Zack fuera el que se moviera, se posicionó delante de mí con el gesto frío, como siempre su expresión no decía nada. ¿De verdad también quería esto? Incluso pensaría que estaba forzado a hacerlo, si no mirara mis labios constantemente. —Esto será divertido —exclamó Clarisa, dando pequeños saltitos en su lugar. Cerré mis ojos cuando se fue acercando poco a poco, sentí la presión de sus labios con los míos y abrí mis ojos encontrándome con la mirada felina de Zack, no fui capas de moverme ni un centímetro, el pequeño beso duro menos de 5 segundos y cuando se separó de mí no dejó de verme en ningún momento. Parpadee varias veces preguntándome si eso había sido todo. ¿Estaba bien no sentir nada? Los chicos aplaudieron, pero aun así ambos solo nos quedamos en total silencio. Cuando Billy tomó su hombro, Zack parpadeo al fin y se despabiló regresando a su lugar sin dejar de verme. Esto era incómodo, yo no podía verlo a la cara. —Ese beso fue tan tierno —Amber dijo tocando mi pierna. Había sido mi primer beso con un chico, no sé que era exactamente lo que tenía que sentir, sin embargo, la definición de nada era una buena forma de describirlo. —Que vergüenza —susurré—. Debo estar roja como tomate. —Toqué mi rostro, lo sentía caliente. Desvíe la mirada cuando sentí otra sobre mí, Nick seguía observándome y no comprendía por qué lo hacía tanto, era como un va y viene de Amber a mí, constantemente. —Entonces la respuesta es, que sí, te gusta Megan —Billy le preguntó. Me tensé a su lado, Zack alzó una ceja a lo obvio y me miró de reojo. —Zack, yo... —Tenía que decirle algo, el problema era que no sabía que. —No hace falta que me digas nada, solo nos estamos divirtiendo. —Me sonrió lo cual me sorprendió mucho, ya que no acostumbraba hacerlo, era poco el tiempo que lo conocía, relativamente poco para saber si él también me gustaba. —Lo sé, pero... no sabía que tú... —En realidad no les había creído a Jack y Amber, pensé que estaba bromeando conmigo, ahora sabía que no era así. —El siguiente será reto —Amber empezó hablar, interrumpiendo la plática privada que tenía con mi roommate—. Zack pagó el castigo por responder mal, pero aun así escogió verdad. —¿A quién le importa? —Bufó Nick. —Evidentemente, a quien le vaya a tocar ahora —Amber respondió tajante. Stone tomó un papel y lo abrió frente a todos—. ¡Billy! —Sonrió con malicia —No te pases. —El tatuado rio nervioso y luego le dio un golpe ligero en el hombro—. Recuerda que soy tu amigo. —No existen los amigos en este juego pedazo de idiota. —Se burló. Seguramente se vengaría por su castigo. Tocó su barbilla, pensativo—. Te reto a que tomes tequila del ombligo de Brad —¡IUGH! —Billy soltó un gesto de asco. —Eso me gusta. —Exclamó Brad empezando a desabrochar su camisa—. De una vez te aviso que no me he bañado en tres días. —Todos reímos mientras Billy seguía negándose. —Eres un asqueroso Brad. —Amber soltó una arcada. —Diablos, como puedes creer que eso sea verdad, mi Brad es el hombre más limpio del mundo. —Clarisa lo defendió como la buena novia que era. —Lo hubieras dejado así, ver la cara de asco de Billy es lo mejor. —Nick sonrió al ver la escena donde el peli-gris se recostaba sobre el piso, Zack puso un poco de tequila en la zona y el tatuado se arrodilló para poder agacharse. —Joder, que asco —Jack exclamó tapándose la boca. Él era el que más sentía asco de todos nosotros, aparte de Billy. —Hazlo rápido —Alcé la voz. Estaba ansiosa de ver como lo haría y así lo hizo. Sorbió hasta la última gota de su ombligo, se paró rápidamente y cerró los ojos para que pudiera tragarlo de su boca. Solté un mohín cuando vi como su manzana de Adán se movió mientras pasaba el líquido por su garganta. Al final abrió la boca demostrando que había cumplido el reto. La siguiente ronda dio inicio, ahora Billy sería quien sacara el papel y mis ojos se pusieron atentos cuando el nombre de Nick salió por su boca. Este sonrió con soberbia y escogió reto. Me quede choqueada, tenía la oportunidad de pedir verdad y escogió reto. ¿Porqué? —Vamos hermano, si vas a poner retos tan aburridos como el de Zack no quiero nada. —Se burló. —Maldito arrogante. —Billy lo sopesó y sonrió con sorna—. Besa a alguien del grupo, ya sea hombre o mujer. —¿Qué? —exclamó casi incrédulo y hasta aburrido. —Pero no puedes escoger a tu novia, lo siento Amber, pero ese es el verdadero reto. —Todos se quedaron callados, mirándose entre sí, Jack carraspeó su garganta incómodo y tomó la mano de su novia. Billy formó una O con su boca, sorprendido y sin comprender del todo la reacción. —Joder, algo me dice que la acabo de cagar. ¿No? —Parecía apenado. —Y en grande —susurró Clarisa. —No sabía que ustedes dos ya no... —No sabía como arreglar su error y era comprensible, pero sí lo que quería era no complicarlo más, sería mejor que se quedara callado. Solo bastaba con mirar la cara de los tres involucrados. Nick ni siquiera se inmutó mientras Jack y Amber se tomaban con más fuerza de las manos—. Cambiemos, te daré otro reto. —Que dices, ese es perfecto. —Nick se puso de pie en un movimiento y me señaló—. Escojo a Megan. Vamos conejita. —Me dedicó una mirada pícara mientras yo no podía contener el asombro. ¿A caso había dicho mi nombre? Abrí mis ojos como plato, todos lo hicieron. —Nick. —Brad le habló en advertencia. —¿Qué pasa? Dejen que ella decida aunque... ¿No la primera regla de este juego era no poderse negar? —Agregó soberbio. —Tampoco la puedes obligar —Billy contestó. —Megan —Nick me llamó ignorando a todos. Yo seguía sin reaccionar, quería negarme, pero algo me impidió hablar claramente, me tomó de la mano y me jaló para que me levantara, no pude poner resistencia. —¿A dónde carajo la llevas? —Clarisa se interpuso. —Necesitamos nuestra privacidad, como quince minutos en el paraíso. —Se burló—. No voy a besarla delante de todos, aunque esa idea suene muy bien. —Desvío la mirada hacia Amber quien se mantuvo observando sin decir nada—. ¿Por qué no dejan que Megan decida? Está bastante grandecita ya. ¿No? —Yo... —Había sido mala idea estar ahí, de haber sabido que iba a pasar esto lo hubiera evitado—. ¿Puedo pasar a su baño? —Fue lo único que se me ocurrió decir. Brad asintió en un suspiro. —Está en la planta de arriba. —Señaló las escaleras detrás de mí. Solté la mano de Nick y me dirigí a buscar el baño. Al entrar en este, me miré sobre el espejo y me mojé un poco la cara, sería mejor que bajara y dijera que me había surgido un percance. Esta situación era más de lo que podía manejar, sí, había dicho que empezaría a disfrutar mi libertad ¿Pero sería esta la mejor forma de hacerlo? Mi corazón estaba latiendo desbocado por un simple beso, debía controlarme. Salí del baño, dispuesta a irme, pero no imaginé que Nick estuviera afuera esperando por mí. Me escudriñó de pies a cabeza y sonrió socarrón mientras se recargaba sobre la pared cruzando sus brazos, esa pose lo hacía verse más grande, más intimidante, con su pecho y brazos apretados debajo de la frágil tela de la camisa. Joder ¿Era normal lo que estaba pensando? En mi vida había tenido tales pensamientos de una persona, pero solo me imaginé lo que se sentiría tocar ese cuerpo. Cerré la boca porque al parecer estaba embobada al verlo, y lo podía corroborar cuando sonrió burlón. Tragué grueso y decidí pasarlo de largo e ignorarlo por completo, no sería tan fácil al parecer, cuando me tomó de la mano impidiendo mi huida. —¿Dónde vas Conejita? Aún no me ayudas a cumplir el reto. —Me arrinconó sobre la pared. —¿Por qué me dices conejita? —Dije lo primero que se me ocurrió. Nick sonrió ante mi pregunta ¿Qué era tan gracioso? —¿Quieres saber por qué te digo así? —Asentí sin poder dejar de verlo a los ojos—. Porque cuando te sonrojas, te me figuras una linda conejita de caricatura. —Subió su mano hasta mi mejilla mientras la otra la posicionaba sobre mi cintura, sentí mi cuerpo temblar mientras su barbilla quedó justo sobre mi nariz. Olía delicioso—. Tranquila que no como... aun. Tienes unos hermosos ojos azules. —No pude moverme, mi cuerpo no respondía, sentí mi corazón latir tan rápido que creí que en cualquier momento se saldría de mi pecho. —Nick, es mejor que me vaya. —Quería irme, tenía la idea de huir de ahí, Wells se separó de mí, pensé que tal vez dejaría que me fuera, pero fue todo lo contrario, tomó mi mano de nuevo y me llevó a una de las recámaras de la casa lo cual me puso alerta y aún más nerviosa. —Solo dame un minuto y te prometo que no querrás irte de aquí. —Empezó a caminar hacia mí y me acercó a él, apretando con una mano mi cintura y con la otra se apoyó sobre la puerta—. Tienes una boquita demasiado apetecible. —Acarició mi cuello provocando un pequeño cosquilleo en esta zona, acunó parte de este con su amplia mano hasta que tocó mis labios, jugueteando el inferior con su dedo pulgar. Abrí un poco mi boca dejándome llevar por el suave tacto de sus manos y las circunstancias. Sabía que esto estaba mal. —¿Me besarás como Zack? —Negó. —Él es un idiota, mira que desperdiciar la oportunidad besándote de esa manera tan simple. —Bufó—. Yo te enseñaré el verdadero arte de besar, conejita.
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