VLADISALU Tomo mi arma y la meto en la cinturilla del pantalón. El frío de la culata contra mi piel me devuelve la claridad que la presencia de Artemisa me arrebata. Le ordené que se quedara dentro, con mi abuela, pero claro... No sabe obedecer. La oigo pisándome los talones como una sombra con pulmones. Su respiración es suave, pero terca. Como ella. Al salir al enorme jardín encuentro que Mattia, Darko y Koji están con varios de sus hombres. —Me siento realmente humillado —masculla Mattia, como si aquello le costara la vida. Luce impecable, como si acabara de salir de una maldita pasarela funeraria: traje n***o, camisa negra, corbata negra. Solo le faltan flores en las manos para que parezca un viudo profesional. El cabello oscuro le cae sobre la frente y sus ojos verdes brillan con

