Capitulo Final

3036 Palabras
Un mes después Paso un mes mas rápido de lo que nunca pude imaginar, se que cuando te lo pasas bien los días se convierten en minutos pero desearía poder parar el tiempo. Hoy era el gran día, el día de las despedidas y de los nuevos comienzos, aunque quizás era todo lo mismo, todos los domingos que fui a misa decían lo mismo, cuando dios cierra una puerta siempre nos abre una ventana, que es lo mismo que decir que nunca es un adiós, nunca se cierra el mundo del todo, a menos que nos muramos. Hoy es el ultimo día en el que Jeremy estará en el pueblo, una gran parte de mi, sabe que no volveremos a vernos nunca mas, se que ese viaje que hace es para no volver a nosotros y me duele, es una persona realmente importante para mi pero se que eso le hará feliz, aunque de la misma forma una pequeña parte de mi sabe que si nuestro destino es estar juntos, de una forma u otra lo estaremos, sea a través de nuestras familias o por nosotros mismos. —Prepárate—me dijo Priscila, me mire al espejo. Hace mucho en una de las muchas habitaciones que no se usaban del bar hicimos camerinos. Este lugar antes era un burdel, la historia de estas paredes son demasiado complicadas y no me quiero ni imaginar lo mal que lo pasaron las mujeres que vivieron aquí. Antes, hace muchos años, en el siglo pasado este pueblo era una parada para las personas que iban a la gran ciudad de Los Ángeles, una parada nocturna que debía tener todo lo que se precie, burdel, hotel y bar, lo demás no era importante, y este lugar en el centro del pueblo era el burdel. Pero cuando la sociedad se empezó a reprimir y quería que las cosas fueran mas bonitas, el pueblo se readapto a las nuevas eras, y lo que antes era un lugar donde las mujeres sin posibilidad vendían sus cuerpos por poca cosa, por nada. Este lugar se volvió un lugar de espectáculo, limpiando la imagen del lugar y de todo el pueblo, pintura tapando los pecados que antes allí se cometían. Y me hacia sentir rara actuar como si este lugar no tuviera historia pero por desgracia todos los lugares la tenia y era imposible quedarme en un sitio sin pensar en las personas que antes pisaron este lugar. Acaricie el vestido que la abuela de Colin hizo con tanto cariño como todo el vestuario y me dio pena que mi abuela no pudiera verme, era raro odiarla y amarla al mismo tiempo, ella me hizo mucho bien y mucho mal, estábamos conectadas de formas milenarias por mucho que no quisiera, odiaba esa sensación era horrible pero no podia hacer otra cosa, sentirme mal y bien al mismo tiempo. —Natalia—me llamo alguien y salí de mis pensamientos para ver a mi madre en la puerta. —Dime—le dije dándole toda mi atención, aun no le había llamado madre o mama, no porque renegara de lo que éramos, sino porque no estaba preparada para todas esas cosas, sin hablar de que a Eric no le iba a llamar aun papa o padre, simplemente porque aun no estaba muy cómoda con ello aunque ellos intentaban darme todo y las estaba conociendo, aunque no estaba segura de si era bueno olvidar a quienes me criaron. —Se que es pronto pero hemos invitado a los padres de Eric, para que te vean, no los tienes que conocer, solo dejar que te vean cantar—comento. Me mire en el espejo. —No esta muy habladora—le aviso Priscila a mi madre. Pase mi mano por mi pelo para soltar la coleta que llevaba y me gire a mirar a las dos mujeres que me acompañaban. —Cuanta mas gente venga, es mejor pero no es mi día sino la despedida de Jeremy y la gran apertura, solo recuerda eso—deje claro. —No lo olvido, solo quieren verte—aviso y asentí mirando al vestido—Os dejo vestiros—comento mi madre yéndose. Me levante y me puse con mucho cuidado el vestido rojo que me hicieron a medida, tenia varios trajes pero para iniciar necesitaba un traje que captara la atención de todo el mundo, me puse la chaquea de luces y el sobrero como una gran presentadora, una anfitriona que daba la bienvenida a las personas que nos acompañaban. —Hace mucho que no hacemos esto—me aviso y la mire. —Lo se, pero es algo que llevamos en nuestra esencia por lo que se, que pase lo que pase, sabremos hacerlo—le intente tranquilizar. Mi amiga rio. —No estoy preocupada por mi, he estado en ese escenario con publico mas veces que tu—aviso y la mire, estaba demasiado sorprendido porque contara los dos años que estuve fuera como tiempo útil, lo era pero dolía, estaba demasiado triste de no haber podido aprovechar ese tiempo, solo por cosas de la vida—Me preocupas tu—aviso. Cante, con Colin, en su cama pero nada mas, no cante delante de nadie mas, no desde hace casi mas de setecientos días y es algo que me ponía muy nerviosa, sabia que podia hacerlo, por egocéntrico o síndrome de superioridad parezca tener, se que cantar es lo se me da bien, mi pasión y mi mayor talento pero me da miedo no gustar. Cuando era niña, todos se enamoraban de mi, de la forma en la que me movía, de mi forma de cantar pero ahora podia ser que mi voz o la gente hubieran cambiado y no encajaran. —Yo también me preocupo—le deje claro. Priscila me abrazo. Al principio fue algo que me sorprendió pero luego me di cuenta que lo necesitaba, saber que no estaba loca por mucho que sintiera lo contrario, mi amiga me agarro de los brazos y me miro. —Repite conmigo—ordeno y la mire. Tuve que hace un gran esfuerzo por no poner mis ojos en blanco o reírme de la locura que sabia que me iba hacer cometer pero es que me estaba ayudando y quizás eso era lo que importaba. —No estoy para repetir mantras o rituales satánicos—le avise. Me miro con una cara de pocos amigos y si las miradas matasen, estaría enterrada boca abajo a tres mil metros de tierra, seguramente. —Hazme caso—aviso. Asentí. No estaba segura de que las cosas fueran así, que me iba a ayudar en algo lo que mi amiga estaba planeando, sus ideas nunca eran de lo mejor del mundo pero era una de las mejores amigas que tenia en este mundo por lo que estaba segura de que en algo ayudaria, por poco que fuera. —Soy una estrella—comenzó y la mire con mil dudas. —Soy una estrella—repetí no muy convencida. —Todos me aplaudirán—. Esa afirmación me puso nerviosa pero no estaba segura si negarme a repetir sus frases ahora iba ha hacerme bien. —Todos me aplaudirán—repetí. —Y si no lo hacen que les jodan, no tienen gusto ni criterio—dijo. Rei demasiado sorprendida. —Natalia—me llamo la atención demasiado molesta pero muriéndose de ganas de reír. —Cada uno tiene su música, no puedo gustar a todo el mundo—me queje. Me miro. —En eso estoy de acuerdo, cada quien puede comer lo que quiera pero eso no quita que todos sepamos que la mejor comida de mundo sean las hamburguesas—. Rei con fuerza por su ejemplo. —La hamburguesa es la mejor comida—comente—Aunque no comprendo que tiene que ver las hamburguesas conmigo—le deje claro y me miro molesta. —El hielo de Alaska te ha matado demasiadas neuronas—comento mi amiga y me miro—Tu eres la hamburguesa, a la gente puede no gustarle las canciones o el estilo pero señora, tu voz y tu forma de moverte enamora hasta al mas raro—comento. —En eso estoy de acuerdo—comento Reese entrando a nuestro camerino con unos vaqueros y una camisa blanca desabrochada y llena de parches de diferentes cosas—Enamoro a Colin—añadió y le mire divertida. Mire a la puerta para ver al rey de roma que estaba apoyado en esta mirándonos tranquilamente, iba de la misma forma que Reese y como nosotras descalzos pero a diferencia de su amigo, tenia una cinta roja atada a la cabeza. —Te queda bien el vestido—comento y sonreí orgullosa—Y la chaqueta le da un toque—comento. Me coloque bien la chaqueta. —Tu abuela es un genio, recuerda que le de mil besos—avise y me miro. —Me los puedes dar a mi—propuso y le mire. —Sabes el trato—le deje claro. Había aceptado una semana, para que organizara todo y me pidiera que nos casáramos, nos conocíamos de toda la vida, habíamos convivido millones de veces en campamentos y cosas del pueblo, sabíamos perfectamente como era estar con el otro, no creo que tuviéramos que pasar mas pruebas, además que si queríamos tener intimidad y no tener que ser seguidos por Gordon o Priscila, debíamos dar un paso mas, aunque mi amiga no era muy critica, ella se comprometió hace varios años con Reese para tener privilegios y principalmente para poder irse de su casa, y se que aunque se casara su familia no iría a la boda, pero la cosa es que hice un trato con Colin, nada de besos ni caricias hasta que me diera un anillo y no era manipulación sino que una tenia que cuidarse. —Bolsillo derecho—me dijo . Le mire sin entender nada, pase mi mano por el bolsillo derecho de la chaqueta para encontrarme un pequeño anillo, lo mire con delicadeza, era fino y con tres pequeños diamantes incrustados en medio, me quede demasiado impresionada. —Es poca cosa, lo siento pero no me has dado tiempo—comento. Le mire. —Es el anillo de tu madre—me queje. Hicimos contacto visual mientras analizábamos la cosa. Angie, la madre de Colin siempre llevaba colgado en su cuello una cadena con un anillo en este, el anillo de su madre que antes fue de su abuela, era un anillo de la suerte que se pasaba de madre a hija para protegerlas de una maldición que ellas creían tener por tener el pelo demasiado oscuro cuando realmente eran hermosas. —Lo recuerdo, nunca se lo quitaba—comente y me miro—Me conto lo de la maldición y lo especial que era para ella—explique y le mire—Tu hermana me va odiar—me queje. Este anillo debía ser para la hermana de Collin, para nadie mas por mucho que deseara un anillo por mucho que deseara casarme con Colin, no era la solución, robar algo que ella se había ganado por pleno derecho. —Hable con ella, no cree en la maldición pero si cree que estar conmigo te va requerir mucha ayuda por lo que te lo deja para que no te de mala suerte en nada—comento y le mire—Es temporal, cuando encuentre un trabajo o venda un riñon, te comprare el diamante mas grande que exista y el mejor oro del mundo—aviso. —No necesito nada de eso—le avise y me puse el anillo que encajaba en mi dedo perfectamente, como si lo hubiera modificado pero se que no lo hubiera hecho, era demasiado importante—Acepto, por si hay alguna duda—deje claro. Todos rieron. —Lo teníamos claro, casi se lo has pedido tu—aviso Reese. —Una mujer puede tomar la iniciativa cuando el hombre es mas lento que un caracol—le dije en forma de aviso porque estaba deseando el día en el que le pusiera un segundo anillo a Priscila pero la razón de no casarse, siempre era el que retrasaba todo, no se porque, quizás porque quería darle la mejor boda, quizás por las dudas, quizás no estaba preparado o mil razones mas pero mi amiga merecía una explicación. —Al escenario—grito Gordon. Me coloque bien la chaqueta, mire a las tres personas que me rodeaban, sabiendo que eran las personas que mas me importaban en el mundo, Reese por poco que habláramos y por poco que estuviera en mi mente era el payaso de mi vida, quien alegraba mis días tristes y hacia mas fácil los días oscuros, las noches con el eran luminosas y bonitas, las tormentas se pasaban antes, y se merecía todo el mundo pero si debía elegir antes que el estaba Priscila, mi otra mitad, la mejor amiga que pude haber encontrado en el mundo, porque la vida pudo ser muy cruel pero puso a la mejor persona para mi en el mismo pueblo en el que estaba yo, Priscila era mi confidente, la persona por la que daría la vida, la persona que me haría dejarlo todo por ella y quien me entendía sin la necesidad de darle palabras a los problemas, era la mejor persona de mi vida, éramos una misma alma en dos personas, era mi hermana, era todo lo bueno que podia imaginar y la unica que me decía las cosas claras, la unica que podia con mi carácter y me hacia tener los pies en la tierra porque para hacerme volar, estaba Colin, mi ahora prometido era quizás la persona que mas fantasías me hacia tener y vivir, me enamore de mi mejor amigo cuando era apenas una niña que no sabia que era el amor y ahora que soy casi una adulta se que lo amo, es con quien quiero estar por siempre y a quien deseo que mis hijos llamen padre. Estoy donde quiero estar con las tres mejores personas de mi vida. —A por ellos—me dijo Priscila para salir todos juntos al escenario. La sensación de pisar ese escenario con personas mirando es la misma que siempre tuve, pura adrenalina que te recorre y te hace sentir como si fueras la mejor persona del mundo, como si el mundo estuviera en tus manos, quizas no lo podias controlar pero por unos segundos detenías ese pequeño mundo que se formaba a tu alrededor y era una gran sensacion, nada malo podia pasar ahi. Con descansos y todo, casi cinco horas después estaba sentada en el escenario mientras bebia un poco de agua e intentaba recomponerme de toda la energía que había gastado. —Sois buenos—me dijo un hombre mayor acercándose. Le mire para ver que tenia unos ojos verdes demasiado llamativos y supe que era el padre de Eric, mi abuelo. No me fije mucho en ellos mientras cantaba pero estaba segura de que era el y no es que estuviera deseando conocerle, estaba cansada y no iba a ser completamente capaz de defenderme. —Gracias—le dije—No creí que tuviéramos que cantar tantas canciones pensé que la gente se iría tras una hora—comente y le mire—La bebida y comida ayuda a que se queden—. —Apenas he visto a los camareros moverse, creo que la gente se ha queda por la música que es muy buena, aunque sean canciones de otros artistas, lo hacéis bien—comento y le mire—Ojala hubierais tocado canciones vuestras—. —Las tenemos, pero hoy no se trataba de nosotros sino que era un concierto de despedida por un amigo que se va, hemos cantado las canciones que mas le gustan—avise algo modesta. —Con eso si se puede trabajar—comento y me dio un trozo de papel que mire sin saber muy bien que hacer o que era—Es una tarjeta—me aviso. —Eres el padre de Eric puedo pedirle el teléfono a el—me queje. Me miro y rio. —No se cual es tu historia pequeña pero me estas confundiendo, soy Archie Nicol productor y director de una gran discográfica y estoy interesado en producir discos con vosotros—comento y le mire sorprendida pero sin dudarlo agarre la tarjeta—Aunque me tendrás que contar esa historia—. —Es larga—avise. —Creo que tendréis una larga carrera en la que me podrás contar todo—aviso y le mire—Llamar me el lunes—dijo antes de irse. Mire a donde estaba mi madre para verle hablar con Eric y dos señores mayores comprobando que no era un maldito chiste y luego me gire para mirar a Priscila y le enseñe la tarjeta haciendo que gritara como loca porque ella si entendía lo que significaba, el comienzo de algo muy grande, demasiado, tanto que me daba miedo lo que iba pasar que no sabia que hacer pero la misma cantidad de miedo en mi cuerpo era solapada por la emoción que sentía por esta nueva vida que iba a vivir. Priscila agarro el micrófono e hizo un ruido intenso para que todos la miraran, por suerte, ahora solo quedábamos la familia mas cercana, las personas mas importantes en lo que a la banda tenia que ver, por lo que dijera, estaría seguro y bien. —Ese hombre que acaba de hablar con Natalia, no se quien es pero tener claro que estáis frente a la próxima gran banda del mundo—aviso mi amiga demasiado emocionada haciéndome reír. Colin se acerco a mi y agarro la tarjeta para sonreír orgulloso de que nuestro sueño se estuviera cumpliendo, sencillamente me agarro, levantándome en el aire y abrazándome por toda la emoción que estábamos viviendo, y mucho mejor de lo que pensábamos, siempre pesábamos que este sueño lo haríamos como amigos pero lo haríamos como pareja, como algo demasiado especial y estaba demasiado emocionada por lo que se venia.
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