Narra Alexandra.
Soy una persona orgullosa.
Demasiado.
No es algo de lo que me avergüence.
Elizabeth y yo no solemos pelear mucho, en general siempre tengo la razón y me la da sin dudarlo, ella sabe quien es la que tiene el poder y la inteligencia en la familia por lo que no pelea, pero ese chico le ha metido demasiadas tonterías en la cabeza, es como un parasito que lava la cabeza de las personas, les hace personas que no eran antes para ser fáciles de manipular, no me gustaba que mi hermana estuviera en esa situación, pero si se creía que por eso le iba a dar una oportunidad, estaba loca.
Debería arrepentirse de todo lo que dijo, me dijo cosas demasiado crueles, cosas que se debería ahorrar. Es mi hermana, no me puede decir cualquier cosa, por mucho que debamos ser sinceras la una con la otra, hay cosas que se las puede ahorrar, comentarios que no son necesarios para nada, que no ayudan, es como una cosa que ella dice mucho, siempre me llama la atención cuando digo comentarios, según ella malos y dañinos, si es una cosa que la persona no puede cambiar en menos de tres segundos, cállate.
—No pienso cambiar—me dije a mi misma.
Me quería.
Me amaba.
A diferencia de mi hermana era una persona con las cosas claras, fuerte que no tenía miedo a nada, sabía de lo que era capaz, sabía muy bien las cosas que podía hacer, se bien como conseguir cada cosa de la vida que me gusta, las que quiero, soy una mujer fuerte y poderosa, puede que el mundo se dedique a quitarme derechos a dejarme como una persona de segunda, pero no lo soy.
Se quien soy, soy la persona más fuerte de este mundo y la que hará que esta familia sea recordada.
No iba ha tener una sola conversación con mi hermana, a menos de que pidiera perdón, a menos de que viniera ante mi, de rodillas a pedirme perdón, no le iba a perdonar, no la iba a dar una sola oportunidad.
Estaba enfadada, demasiado, por lo que no le iba dar una sola oportunidad.
Me puse uno de mis hermoso vestido y solté mi pelo.
Fui a la cocina donde mi hermana cocinaba con mi abuela.
—He quedado—les deje claro mirando mis uñas.
—¿A donde?—me pregunto mi abuela.
—¿Puedo ir?—pregunto mi hermana.
Mire a mi hermana.
—Ni aunque me pagarán todo el oro del mundo, dejaría que una persona como tú viniera conmigo—le deje claro.
Mi abuela me miro sorprendida, y mi hermana con dolor.
Era increíble.
Había sido yo, no ella, la que había recibido un horrible ataque por parte de la otra, era ella quien por estar con un chico estaba arriesgando todo por un idiota, desde nuestra hermandad, a nuestra amistad, era ella quien andaba con tontos juegos, pero claro ante mi abuela, ante mi padre, la mala siempre era yo, porque ella daba esa imagen de niña buena e insoportable, esa imagen que a nadie con unas neuronas bien puestas, le gustaba pero parecía que esa actitud de mierda gustaba a mi abuela.
—Me voy a cenar con unas amigas—.
Mi abuela me miro emocionada.
—¿Has hecho amigas?—me pregunto.
La mire
—Si—.
Mentí, no había hecho amigas y no tenía una minima intención de hacerlas, este vario, esta ciudad era solo un lugar de mala muerte en el que debía estar, hasta que pudiera engatusar a un hombre rico que me mantenga sin hacer preguntas, sin comentarios, pero para eso, debo salir.
—Pásalo muy bien—me dijo mi abuela besando mi mejilla.
No dije nada más y me fui.
Una vez en la calle respiré con fuerza.
Había pasado casi dos semanas desde que estaba enfadada con mi hermana, no me importaba una mierda lo que ella quisiera o lo que ella sintiera, le iba a demostrar que ese chico no era bueno, era el típico chico que le regalaba el oído, para hacerle creer que estaba loco por ella y así conseguir algo de ella, tenía dos teorías, que fuera el dinero de la familia de mi madre o gemelos. La capacidad de dar gemelos, es algo que se trasmite por familia materna, por lo que al ser gemelas y chicas, tenemos muchas más posibilidades de tener gemelos, si lo que quiere son gemelos endemoniados, esta loco.
Pero si hay algo bueno de ser gemelas, es ser identicas.
Hace dos días, un chico, parecido a Antony, pero que no era él, me dio las gracias por salvarle en un bar pero el chico fue muy idiota porque me dio demasiados datos del lugar.
Paré un taxi y le indique que fuera a ese sitio.
—¿Esta segura que me ha dado bien la dirección?—.
Le mire sorprendida por la pregunta, no se que mierda se cree el tipo, si se cree que soy tonta como para no saber una dirección o que mierdas pero esta claro que si le doy una dirección es porque se donde quiero ir, no soy tan idiota como para equivocarme de dirección y si me ha visto cara de idiota, que lo diga porque pienso aplastar su cuello.
Al ver que no respondía, continuo con sus tonterías.
—Es un sitio peligroso—me dijo el taxista.
Le mire de reojo.
Obviamente sabía que era un sitio peligroso, no soy tonta y no me chupo el dedo, soy inteligente y claramente mucho más que él, no se que se cree, primero que me molesta demasiado que personas que no conozco se metieran en mi vida ¿Quién les dio permiso? Nadie, pero estaba claro que tenían una vida tan aburrida que necesitaban meterse en la vida de otros para tener un poco de aventuras, para sentirse realizado, molesto. Y segundo, habla de peligro, cuando todo el barrio es peligroso en general, cuando en el callejón, venden drogas, hay mujeres haciendo favores sexuales, y hace menos de dos días, unos chavales se pelearon en el parque de enfrente, demasiado irónico que se hable de peligrosidad, cuando la vivimos todos los días.
—¿Alguien le ha preguntado?—.
Se sorprendió bastante por mi pregunta.
—Una chica no debería andar por esos sitios, solo eso—.
Me reí por su comentario.
—Si se cree que las mujeres no sabemos cuidarnos, esta loco—le deje claro y le mire sería—Estoy segura de que le podía aplastar la cabeza si quisiera sin ningún problema—.
Silencio pero mi cometario sirvió para que arrancara.
Era lo que esperaba general con ese comentario.
Me daba demasiada rabia que se creyeran que las mujeres éramos esas princesas que necesitaban ser salvadas, yo no era una damisela en apuros, no lo fui y jamás lo seré, no soy la niña que se creen que espera en su castillo por su salvador, no soy esa niña, soy una mujer fuerte que quiere dominar el mundo, yo no quiero ser la primera dama, la mujer del hombre poderoso, yo quiero ser la mujer poderosa que todos temen, esa quiero ser yo, la mujer respetada, la que con un movimiento, tiene todo el poder.
No necesito a ningún hombre, solo lo quiero para que me de el dinero para mi plan.
—Hemos llegado—me dijo.
Le di el dinero y baje del taxi colocándome bien la ropa.
Estábamos en un bar de moteros, uno de esos perdidos en la carretera que seguramente daban muy mala comida.
—Señorita—me llamo el taxista y me dio un papel—Es el teléfono de la centrar de taxista, si necesita ayuda, llame y pregunte por John—me dijo.
Agarré el papel no muy convencida pero fue la única forma en la que el hombre se fue, no soy idiota, me guarde el papel en las tetas por precaución.
—Mejor prevenir—me dije a mi misma y me acomode el pelo.
Respire profundamente y entre al bar.
Olía mal.
Había cascaras de nueces y cacahuetes por el suelo.
Estaba demasiado asqueroso.
Con una mirada mire todo el bar para ver a mi objetivo.
—¿Quiere una copa?—me pregunto un chico con mal aliento acercándose a mi.
—Tócame y te corto los dedos—.
El chico se paro demasiado impresionado, pero no me importo, a lo lejos en una zona reservada vi a los dos idiotas. Pelo n***o y ojos oscuros, los hermanos Black, Antony y Zach, les estuve investigando un poco, lo suficiente para saber de que andan, no hay muchos datos de su familia en el registro, solo fechas de nacimiento y defunción por eso e ido a la peluquería, donde están las mujeres que lo saben todo y me han contado lo que debo saber, son criminales, trabajan para varias mafias pero no sabe bien para cual, pero en esta zona, son el máximo poder.
Si no se hubieran metido con mi hermana, seguramente serían mi objetivo para conseguir poder.
Me acerque a la zona y unos seguratas me pararon para que no pudiera pasar.
—Hola—salude amable—Soy su amiga—dije intentando imitar a mi hermana.
—Elizabeth—dijo Zach acercándose a mi y abrazándome para dejarme entrar—¿Que haces aquí?—.
—Saludar—.
Antony no se levanto, se quedo sentado mientras bebía algo de su vaso.
—¿No vas a saludar a tu novia?—pregunto Zach a su hermano.
—No es mi novia—dijo Antony, me sorprendí porque mi hermana se hubiera bajado a hacerme daño por un idiota que no la consideraba ni su novia—Es su hermana gemela, Alexandra—.
¡Mierda! Me daba una rabia enorme que nos diferenciara.
—¿Como nos diferencias?—le pregunte.
Me miro.
—Ella es única—.
Buena respuesta, por un momento demasiado pequeño, me dieron ganas de irme y aceptar su comentario como que estaba enamorado de ella, olvidarme de que tenía un segundo objetivo de ella.
—Yo no las diferencio—comento Zach.
Le mire, el chico me miro analizando mi cara para ver que podíamos tener de diferente.
—Ella tiene una nariz más grande—.
Tuve que aguantar las ganas de pegarle un puñetazo al chico, era un idiota hablando así de una chica sin encima tener un poco de respeto, no me importa lo que opine un idiota de mi, no me importa lo que se opine de mi nariz, de mi en general, con amarme yo misma me llega, pero esos comentarios se los dice a cualquier chica que necesite la aprobación de un chico y la jode.
Debería pegarle solo por eso.
—¿Que quieres?—me pregunto Antony.
Le mire.
—Hablar—dije como la cosa más obvia del mundo porque si alguno de los dos idiotas se creía que estaba ahí para mirar sus estúpidas caras, estaban locos, eran las personas más desagradable.
—¿De?—.
Su pregunta dejo claro que me estaba dejando hablar con él, me senté en uno de los sofás de la zona vip, cruzando mis piernas y poniéndome recta para demostrar confianza y que era superior a ellos, porque lo era.
—Dudo que la quieras—.
Me miro por mi comentario.
—Me importa una mierda lo que creas que siento por tu hermana—me dejo claro.
Le mire impresionada.
—¿Que sientes por ella?—.
No respondió a mi pregunta, estaba claro que no lo hacía porque aún no se había inventado una excusa para dar a la gente, a mi hermana era fácil de manipular, le dabas un regalo bonito y se quedaba de lo más feliz del mundo, de lo más tranquila pero yo no era tan sencilla, una flor en mi mesa no era señal de nada, por mucho que a mi hermana ese detalle le volviera loca.
—¿Que quieres de ella?—.
Los dos me miraron por mi pregunta.
—Venga Alex—me llamo Zach.
Tuve que controlarme mucho para no pegarle, el tema de tener un nombre largo y te pongan apodos más cortos es una enorme pelea constante con la gente por explicarles cual pueden usar y cual no, porque me importa una mierda lo que ellos quieran o lo que les gusten, a la que van a llamar de esa forma, en publico es a mi, por lo que si quieren ahorrarse un golpe publico, que usen bien las cosas.
—Lexa o Alexa en todo caso, Alex es nombre de persona sin ninguna clase o chico—le deje claro.
Los dos me miraron.
—Zach, vete—pidió Antony a su hermano.
—¿Por que?—se quejo el chico.
—Zach—grito el idiota haciendo que su hermano se fuera.
Antony se echo un poco para adelante para mirarme.
—¿Ahora vas a empezar ha hablar enserio?—.
Me miro analizando mi pregunta, estábamos solos por lo que si tenía que decir cualquier verdad, si tenía que demostrar la mierda de persona que era, que yo sabía que era, este era el momento, dar la cara, quitarse la mierda de mascara que tiene y dejar ver a todo el mundo que solo es un criminal que lucha por sus interés y que siempre será incapaz de amar.
—No te debo ni una sola explicación—me dejo claro.
—Mi hermana no es alguien que puedas usar—.
Me miro.
—No la estoy usando—.
Reí por su respuesta.
—Una mierda—solté sin importarme que nadie me mirara o lo que los demás pudieran comentar—¿Me estás diciendo que te gusta por su gran personalidad?—.
No dudo que mi hermana sea una buena persona, pero he vivido siempre con ella, y es demasiado insoportable. Es callada, poco luchadora y demasiado sumisa, es una persona que no sirve para estar en relaciones de poder, porque es de las que diría si a todo, sin opinar, sin tener una validez humana, de criterio que merezca la pena, ella no es una persona que tenga las suficientes capacidades como para tener algo de poder, ella es la persona que estaría alado de las personas simplemente asintiendo, ella no sería una buena nada, ni madre, ni lider y dudo que pudiera ser sumisa con lo cansina que es y lo poco que tolera que le hagan daño, demasiado fácil llora.
—¿Tan difícil es creer eso?—.
Le mire por su tonta pregunta.
Estaba claro que si mi hermana debía salir con uno de los hermanos Black, el pequeño Zach sería más de su estilo, Anthony claramente era como yo, una persona segura de si misma, fuerte, con las ideas claras, y todos los recursos como persona para ser los jefes del mundo, no le pegaba una persona como mi hermana a su lado, yo si lo hacía pero era tan idiota que no lo iba admitir, lo que quería era una persona fácil de manipular a su lado para conseguir lo que quería, pero no iba a tenerlo, al menos no de mi hermana.
—No te gusta—.
Me miro molesto por mi afirmación pero lo tenía demasiado claro.
—Me importa una mierda lo que creas—me dejo claro levantándose como para echarme, no lo haría.
Reí.
—Lo que quieres es dejarle embarazada para tener gemelos diabólicos—encaré lo que creía sin miedo—Tu abuelo se muere, tu padre esta muerto, tienes que asegurar el futuro de tu familia—.
Su mano se poso en mi cuello con rapidez.
—No menciones a mi familia—.
Su aviso no me dio miedo, era como un idiota amenazando a un serpiente, siempre gana el animal, no me daba miedo que me ahogara, me gusta incluso esa sensación.
—Mi hermana no va acostarse contigo, nunca lo hará—le dije, no sabía si mi hermana sería capaz de hacerlo pero esperaba que no lo hiciera—Si quieres bebes, follemos tu y yo, déjala a ella—.
Antony me miro demasiado sorprendido.
—Jamás te tocaría, me das asco—.
Soltó su mano de su cuello para volver a sentarse.
—Ella se va cansar de ti, cuando tengamos dinero para irnos de aquí ¿Crees que se quedará? O no, cuando pueda largarse de este barrio de mierda, lo hará, te dejara como si nunca hubieras existido porque no importas, solo eres un criminal de mala muerte—.
Puede que me haya pasado un poco por mis palabras pero debo proteger a mi hermana, ella no debe tener un poder que no pueda controlar, seguramente si se le da este control a ella, destruiría todo, pero yo haría de su mierda de negocio mucho más fuerte porque yo soy la maldita reina del mal.
Antony me miro dolido, y en ese momento creo que puede que si le guste de verdad mi hermana.
Pero no me importa, mi plan ante todo, y este estaba comenzando ahora.
No me siento mal por mi hermana, no me siento mal por destruir su historia de amor, la primera y seguramente la única que tendrá, ella debe aprender varias cosas, primera cosa es que soy yo quien mande, yo soy quien debe tener el poder, como segunda cosa es que los chicos malos, no la van a querer, tercera es que a mi nadie me habla mal y por ultimo debe aprender que cuando tengo un plan, aplasto a todo el mundo que se meta en mi camino, incluso si es ella.