—¿Dónde estabas? —preguntó Diego, que tenía rato esperando a que la otra apareciera. Había llegado por ella alrededor de las siete, esperando poder llevarla a almorzar, pero Sofía ni siquiera respondió al intercomunicador, y tampoco al teléfono, así que solo esperó a que ella regresara de donde quiera que hubiera ido. —Fui a hablar con Alan —informó Sofía soltando un par de bolsas de super en el suelo para sacar sus llaves y abrir la puerta de su departamento. —Creí que teníamos un acuerdo —recordó Diego casi molesto. —Tuve una pesadilla —informó la chica—, sentí que si no hablaba con él se terminaría haciendo realidad, y no quiero eso... El tono en que hablaba la joven era complicado de descifrar, así que Diego decidió no molestarse y escuchar lo que ella tuviera para decir —¿Q

