la gran oferta

663 Palabras
Marie malinterpretó la pregunta y se sintió ofendida. -¿Qué significa eso de pasar la noche contigo? -Obviamente, no se trata de lo que has pensado- respondió el, conteniendo la risa con dificultad-. Aunque debo admitir que estas francamente interesante con esa toallita... que, por cierto, se ha bajado un poco. Marie se ruborizó y se subió la toalla a toda prisa. -Te voy a hacer una oferta que te puede interesar, Marie –continuó-. Esta noche tengo que ir a una fiesta, pero la chica que me iba a acompañar se ha acatarrado y no puede ir. Quería hablar con tu hermanastra para que viniera conmigo... Lilian me debe muchos favores y no quiero presentarme solo. ¿Estarías dispuesta a sustituirla? -¿Me estás tomando el pelo?- preguntó, atónita. -¿Esa es tu respuesta? –Dijo él, con ironía-. Veo que tu elocuencia de antes ha desaparecido... -Pero mi sentido del humor sigue estando donde estaba –se defendió. No, no iría contigo a esa fiesta aunque mi vida dependiera de ello. -Puede que tu vida no dependa de ello pero, piensa en tu situación económica. Sólo tendrías que estar un par de horas conmigo... y te llevarías varios cientos de libras esterlinas. Marie pensó que el dinero le vendría muy bien, pero dudo de todas formas. -Yo no pertenezco a tu mundo –declaró-. Además socializar se me da bastante mal y no sé comportarme en las fiestas. Será mejor que gastes tu dinero con otra. -Está bien te lo diré de otro modo... si es preciso, estoy dispuesto a hacer la vista gorda con Lilian y olvidar que presta mi casa, sin mi permiso, a personas desamparadas. Hasta es posible que te deje quedarte. Como Marie no dijo nada, él añadió: -Bueno, ¿Qué te parece? ¿Por qué no te pones un vestido n***o y me acompañas a la fiesta de esta noche? -Porque no tengo ningún vestido n***o –respondió, molesta-. Además, estoy segura de que encontrarás otra candidata en tu agenda. Marie sabía que Nico tenía  una agenda llena de nombres de admiradoras y amantes. Lo sabía porque Lilian se lo había contado entre risas en cierta ocasión. Y cuando le preguntó si había intentado algo con ella, su hermanastra se encogió de hombros y respondió: >. -Es un poco tarde para andar llamando a mis contactos –observó Nico-. Así que deja de discutir conmigo, se un buena chica y vístete de n***o, de blanco o de rosa, de lo que quieras. Si no encuentras nada adecuado, ponte algo de Lilian. Por lo que veo sois más o menos la misma talla. Marie se habría sentido mucho mejor si él no la hubiera estado mirando de ese modo, como si no llevara la toalla alrededor del cuerpo. -Pero si prefieres –continuó él-, podemos quedarnos en casa, relajarnos un poco y sacar una botella de champán del frigorífico. Me gustaría saber más cosas de ti... y esa opción tiene la ventaja de que ni siquiera tendrías que vestirte. De hecho, podrías quedarte con la toalla si hacemos algunos ajustes que, naturalmente, estarían sujetos a negociación. Tal vez pueda convencerte que para la próxima vez te bajes la bajes un poco... o no la lleves encima. ¿Y bien? ¿Qué prefieres? Marie apretó los dientes. Además de estar ruborizada, los latidos de su corazón se habían acelerado. -Prefiero acompañarte a esa maldita fiesta –contesto. Nico sonrió. -Una decisión sabia, cariño. Te esperaré aquí como buen chico, mientras tú te vistes. Pero si necesitas que te ayude, pégame un grito... -Te lo pegaré. En cuanto se me ocurra un insulto lo suficientemente grosero para ti. Marie se giró, sin soltar la toalla en ningún momento, y Salió de la habitación con tanta dignidad como pudo. Debo sacármelo de la cabeza- murmuro Marie.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR