Capítulo 2

1601 Palabras
“Dereck O’connor, la celebridad” - Brent me llamó esta mañana – informó Kath sirviéndome galletas de chocolate.  - ¿Y qué dijo?  - Viene de visita, quería saber si podían quedarse él... y Nick aquí – musitó con tacto. Como si temiera mucho de mi reacción.  - Interesante –respondí, no quería armar un escándalo frente a mi hermana en esas circunstancias, era mejor guardar la compostura y no hacerla sentir mal diciendo que estaba loca si se atrevía a dejar que Nick pusiera un pie en su casa. - ¿No te molesta que Nick venga? – preguntó – se quedará un buen tiempo.  - No, para nada. Es tu decisión, es tu casa – le sonreí.  - Me parece bien. Brent llegará mañana, y Nick llega el domingo, muy temprano.  - Me alegra tanto que venga Brent, lo extraño. Ya me hacía falta.  - ¿Y Nick? ¿Tan mal acabó todo entre ustedes? Siempre creí que podrían con la distancia.  - Acabo de decirte que no me importa. No terminó, mal. Tampoco bien, es todo.  - Ya veo, ¿Me haces el favor de no ignorarlo o crear tensión dentro de la casa? Le hace pésimo al bebé, no necesito otro problema.  - Prometo que no haré ningún escándalo con Nicholas aquí dentro. Tengo dieciocho, estoy grande, maduré. Puedo comportarme.  - Te quiero, gracias.  Esa misma tarde, me encontraba estudiando en nuestro cuarto; Kelly estaba enfrascada en sus pensamientos mientras tarareaba una canción de Chris Brown y se pintaba las uñas de los pies. Mi teléfono móvil sonó, y miré la pantalla. “Nick Llamando” “¿Qué? ¿Nick?” pensé, reprimiendo un grito.  ¿Por qué rayos Nick me llamaría? Entré en pánico absoluto y lancé mi celular a la cama de Kelly, ella me miró ceñuda hasta que vio la pantalla de mi teléfono. Abrió levemente la boca y lo lanzó de vuelta.  - ¡Es Nick! – gritó. Yo le había hablado de Nicholas – ¡Contesta!  - No puedo – gruñí lanzándolo otra vez.  - ¡Que lo hagas te digo! – me lo pasó. En el momento que presionaría el botón de contestar, cortó – Qué tonta eres, quizá era algo importante. - No me digas tonta, no podía contestar... ¡ah! – grité repentinamente. El teléfono volvía a sonar.  - Responde a esa llamada Elaine Tolley – gruñó Kelly. Suspiré y pegué el móvil a mi oreja.  - ¿Diga? – dije fingiendo no conocer el número.  - Hola – era una voz masculina no reconocible – encontré este móvil en el autobús, y bueno no sé de quién es, decidí llamar al contacto “Mi amor” y supuse que me contactaría con la novia del chico que perdió el teléfono – quien hablaba tenía un acento muy británico. Suspiré nuevamente, pero esta vez, mucho más relajada. Nicholas había perdido su teléfono, gran tonto. Gracias al Cielo, algunos británicos se regían por leyes éticas y eran correctos.  - Pues…– no sabía qué responder ¿Nick me tenía en su celular como “Mi amor”? – Creo que hay un error, yo no tengo novio – Kelly me miró extrañada.  - Pero… - Mira, no quiero ser grosera, ese teléfono es de mi ex novio, y no sé por qué rayos aún me tiene en los registros, pero el estudia en Oxford y se llama Nicholas Weyler, puedes dejar su móvil allá – dije nerviosa.  - De acuerdo, disculpa, gracias. - No hay de que, y hazme el favor de borrar mi número de su teléfono – pedí.  - Pero… - Por favor, eso chico debe superarme.  - Como digas, adiós – dijo el joven.  Dejé el teléfono sobre el buró mientras reprimía las lágrimas que querían escaparse de mis ojos. ¿Por qué me tenía como “Mi amor”? ¿Por qué?  - Nick tiene suerte de que alguien noble encontrara su teléfono – dije volviendo a tomar mis libros.  - ¿Que pasó? ¿No era Nick? – Kelly frunció el ceño, extrañada. - No, era un chico. El tonto de Nicholas perdió su móvil, y este desconocido me llamó porque mi número aparecía como "Mi amor" en los contactos. Eso es raro – dije molesta. Molesta conmigo por responder a la llamada, molesta con el chico que encontró el móvil y no tirarlo por la ventana y que otro auto lo aplastara hasta hacerlo trizas, y molesta con Nick. Siempre iba a estar molesta con Nick.  - No puedo creer que aún te tenga con ese nombre. Es decir, ¿No lo supera? - ¿No te parece extraño? él fue quien terminó conmigo y aún no me borra de su móvil.  - Quizás lo olvidó. - Han pasado como cuatro meses – repliqué.  - Bueno, si es un poco raro – rió ella.  Me pasé pensando toda esa larga noche en aquella llamada, formulando preguntas sin respuesta en mi confundida cabeza.  A la mañana siguiente desperté con un terrible dolor de cabeza. Aún así debía asistir a mis clases. La mañana trascurrió lenta pero divertida, todos mi compañeros eran muy buenos conmigo y parecían quererme. Me sentía bastante cómoda en Juilliard, me ayudaba a pensar en otras cosas que no fueran, mi sobrina, Kath, mis padres, mis antiguos amigos y Nick. En especial, me ayudaban a no pensar nunca en Nick. Estaba todos los días con algo que hacer y no tenía tiempo.  Kelly siempre estaba diciéndome que debía encontrar un novio, pero a mi no me importaba tener una relación en lo absoluto. Es más, quería dedicar todo mi tiempo a mi carrera. Brent llegaría a eso de las siete de la tarde. No lo veía desde que me fui de West Covina. Le había hablado a Kelly sobre los chicos y ella estaba muy ansiosa por conocer a Brent, así que me acompañó al aeropuerto en la tarde.  - Ya debería estar aquí – me quejé mirando mi reloj. Kelly tomó asiento a mi lado y me tendió un vaso de café.  - Te noto ansiosa – me dijo ella. Yo sonreí. - Lo estoy, es mi mejor amigo. No le he visto desde hace meses y…  - Te extrañe – alguien nos hizo sombra y levanté la vista. Era Brent. Sonreí de oreja a oreja y me puse de pie para darle un fuerte abrazo a mi mejor amigo.  - Y yo a ti. Qué gusto que estés aquí.  - Es idea mía o estás más grande – bromeó.  - Ella es Kelly, mi amiga – los presenté.  - Brent Weyler, un gusto – se dieron un apretón de manos.  - El gusto es mío, Brent – Kelly lo miró a los ojos y ambos sonrieron.  “En definitiva, no les dejaré solos…” me dije mentalmente. Me sentía muy feliz, tan completa y bien. Luego de dejar a Brent en casa de Kath, llamé a Simon, quien prometió acompañarme a la audición el domingo. Él estaba viviendo en New Jersey, así que era bastante cerca. Definitivamente Simon y Brent tenían un impacto enorme en mi vida. Solo esperaba que los exámenes de Kath y el bebé continuaran bien y todo sería perfecto.  Los días siguientes (viernes y sábado) me los pasé muy nerviosa, no por Nick, sino porque debía dar la segunda audición. Quería con todas mis ganas poder quedar, pero debo admitir que saber que Nick llegaría a NY mientras yo adicionaba me ponía aún peor. Llegó el domingo. Simon, como lo había prometido anteriormente me acompaño a dar la segunda audición. Llegamos al auditorio a la hora justa.  - ¿Estás nerviosa? – preguntó antes de entrar. Negué con la cabeza.  - No, ¿Por qué iba a estarlo? – mentí. Estaba un poquitín nerviosa, pero confiaba en mí.  - ¡Te conozco! Y esa es tu cara de nerviosismo, además no es una simple audición, puede ser el gran paso de tu carrera actoral – musitó Simon.  - Ahora estoy nerviosa, amigo, gracias.  Entramos, él iba arrastrándome del brazo, mis pies no hacían caso de mi cabeza, no quería dar un solo paso más. Sus palabras solo habían conseguido ponerme nerviosa, y no necesitaba aquello. Sí, podía ser el gran y primer paso de toda mi carrera actoral.  Simon se quedó en las butacas detrás de los mismos productores de la vez pasada. Había mucha menos gente tras bambalinas, lo que me hizo dar un vuelco en el estómago.  Miré mi reloj de muñeca, Nicholas estaría llegando al aeropuerto. - Esta vez no actuarás sola – uno de los encargados me dio una nota – suerte.  “Esta vez no estarás sola. Actuarás con alguien más. Debe parecer que lo odias infinitamente y a la vez lo amas. Diciendo:  - ¿Como puedes decir eso? Yo no tuve la culpa, terminar fue tu idea”  “Estos tipos me espían enserio, la historia de mi vida otra vez” pensé para mis adentros. Tomé un suspiro.  ¿Con quién actuaría?  Cuando fue mi turno, sentí que me flaqueaban las piernas, pero intenté controlarme, con una sonrisa de confianza. - Hola bonita, ¿como estás? – saludó el rubio.  - Bien, gracias – dije intentando calmar mis nervios.  - Pasen a Dereck – gritó el gordo.  Por el lado contrario del que salí yo, salió el famosísimo Dereck O’connor, el cantante de la banda Kotter. Vestía pantalones rasgados de jeans, una playera de Nirvana y zapatillas converse blancas. Tenía los ojos azules como el cielo, el cabello castaño y alborotado, la nariz recta y los labios más… “Concéntrate Elaine”  Me quedé petrificada, sin palabras. Tenía que actuar con ese bombón a mi lado, y comencé sudar de los nervios. “Ahora estoy nerviosa… Si tan solo Do estuviera aquí. Necesito una foto, ¡Una foto Elaine!” - Hola – saludó muy tranquilo. Balbuceé algo parecido a un “ahsdubsñdiudf” y él se rió, lo que me puso aún más nerviosa. Tragué saliva, de seguro me estaba poniendo roja.  - ¿Preparada Elaine? – preguntó el rubio. Yo negué con la cabeza.  - No importa. Acción – gritó el gordo.  - Déjate llevar – musitó Dereck. Asentí. Su voz, madre santa, su voz era angelical.  - Quiero sentir la magia – suspiró el rubio.  Dereck se aclaró la garganta y se acercó mucho a mí, hasta hablarme casi pegando nuestras narices. 
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