Capítulo 3

1654 Palabras
"Trágate el orgullo" - Fue tu culpa que todo esto pasara, si tan solo no te hubieses ido – gruñó.  - ¿Cómo puedes decir eso? – contesté algo ofendida. Vi mi reflejo en sus ojos azules.  - ¡Es la verdad! – me replicó en la cara. Aún más cerca. - Yo no tuve la culpa, terminar fue tu idea – exclamé, puse una nota de recelo y deseo en mi voz. Y fue cuando sus manos tomaron mi cara, para besarme, sentí que me desmayaba pero no alcanzó a tocar mis labios, porque Simon mandó un grito al cielo. - ¡NO! – dijo. Todos lo miramos confundidos. - ¿Y este que hace aquí? – dijo el gordo – interrumpiste el momento.  - Simon – mascullé entre dientes.  - Lo siento – Simon alzó las manos con una mueca extraña.  - Arruinó la escena – gruñó Dereck, enojado. Sentí vergüenza ajena, ¿Cómo podía Simon estar haciéndome eso? - No importa, me encantó fue perfecto – el rubio puso su atención en mí.  - ¿Qué? – dije confusa. - Hay química, mucha química, es la primera que no se desmaya en el escenario. Queremos profesionalismo y pasión. Contigo, tenemos ambas, Elaine.  - ¿Tú crees? porque no alcancé a besarla y creo que si pudiese besarla sabríamos con exactitud si hay química o no – protestó Dereck.  - Ya podrás besarla después – rió el gordo – será tu coestrella.  - ¿Tengo el papel? Creí que habría más etapas.  - Encontramos lo que estábamos buscando. - Un momento, ella usa frenos. Es linda, sabe actuar conmigo en frente, pero los frenos no son parte de esta película – Dereck me dirigió una mirada menospreciadora y fruncí el ceño – no voy a actuar con una chica con frenos.  - Me los quitaré, su alteza – dije entre dientes. Simon soltó una risa – ahora si la celebridad me disculpa. Me tengo que ir. Pueden llamarme, cualquier cosa, quiero que mi abogado vea el contrato – le sonreí a los productores y luego a Dereck y salí de ahí. Estaba muy orgullosa de haber conseguido el papel. Me enviarían el libreto en una semana y tenía que asistir a un par de reuniones con el resto del elenco y los productores, guionistas y otras personas importantes.  ¿Estaba emocionada? Demasiado. Ese era el gran paso en mi carrera. Nadie me iba a arruinar eso, ni siquiera el fantasma de las relaciones pasadas, es decir, Nick. - Estuviste excelente – dijo Simon para romper el hielo en el taxi, camino a casa de Kath. - No me hables – repliqué enojada, me sentía muy avergonzada de él.  - Elaine, lo siento, ¿está bien? No quería que te enojaras, ya no estés así. - Bien. - Por favor, no me respondas de manera corta, es muy hiriente – se quejó. - ¿Qué pretendías? – gruñí. - No me gusta que mi nenita ande por ahí besando desconocidos. - Eres un… egoísta. - ¿A que te refieres? – musitó. - ¿Por qué interrumpiste la escena? ¿Qué problema hay con besar a un chico? – dije – no parecía molestarte que besara a tu hermano, ¿por qué no puedo? - Bueno, aunque mi hermano no era para ti, me inspiraba más confianza. Eres como mi hermanita y me pongo celoso. Además conseguiste el papel de todos modos, ¿Qué es lo que te molesta? No afectó en nada la decisión de esos tipos el que yo interrumpiera – musitó. - Me molesta que no pensaras en mí… - No digas eso, no pude evitar gritar, ese chico me produce desconfianza – Se excusó.  - Rayos, ¿Quién lo conoce? Tú no lo conoces… no a fondo, es famoso. - ¿Acaso tu si lo conoces? ¿Qué no lo escuchaste? Es un tonto, un egocéntrico. - ¿Sabes qué? Es suficiente para mí, no quiero seguir peleando. Es un chico mimado, pero eso no significa que sea malo.  El taxi se detuvo frente al apartamento de mi hermana y Simon pagó por mí. Una vez fuera me volteé a mirarlo.  - No se repetirá, lo prometo. Cuando vuelva a verlo, me comportaré – dijo abrazándome – entremos.  - Un momento ¿Nick está dentro? - Si, son las diez de la mañana, ya debe haber llegado – me sonrió.  - Ah… olvidé algo en el internado, creo que volveré luego – dije dando la vuelta para caminar a la universidad.  - Oye – Simon me detuvo antes de poder dar otro paso – creí que lo habías superado. ¡Simon me estaba desafiando! Se suponía que estábamos del mismo lado.  - Así fue, lo superé, pero eso no significa que tenga que hablar o compartir con él, menos estar en una misma habitación. - Ven aquí en este instante – me ordenó. Fruncí el ceño, dispuesta a encontrar insultos y lanzarlos, pero se me hizo imposible.  - Tú no puedes darme órdenes, Simon.  - ¿Vamos a pelear otra vez? - No quiero pelear, es por eso que no quiero entrar – desvié la vista y él comprendió.  - Solo estás peleando contigo misma y con lo que sientes, Elaine. Debes entrar y enfrentarlo, o no estará del todo superado.  - No sabes cuánto te amo, siempre sabes que decir, siempre tienes razón – suspiré. Aunque mis rodillas temblaban y mi corazón se agitó mucho, decidí que lo mejor sería enfrentar aquella pesadilla que tanto me atormentaba por las noches. Fue entonces cuando Kathleen abrió la puerta principal con una sonrisa radiante en el rostro.  - Los estábamos esperando chicos, pasen – dijo contenta. Ambos pasamos por su lado, y le dimos cada uno un abrazo – ¿Cómo estuvo la audición?  - Quedé – sonreí emocionada y ella me abrazó una vez más.  - Me alegro – dijo en voz baja. No queríamos que escucharan, ya habría tiempo para la noticia.  Nos encaminamos a la cocina. Donde estaban Jack, Brent y pues, Nicholas. Tragué saliva sonoramente, y luego tomé una enorme bocanada de aire. Simon saludó a sus hermanos y a Jack y luego se sentó junto a Brent mientras Kath le servía un vaso de jugo de naranja. Me quedé pegada en el umbral.  El aire se tornó tenso, Jack y Brent compartieron una mirada de: “Algo anda mal”. Mientras que Simon me miraba directamente para darme fuerzas. Nicholas me distrajo con una sonrisa, dedicada a mí. Una sonrisa insegura que decía: “Lo siento, por todo”. No fui capaz de devolvérsela.  - Hola – articuló nervioso, algo ahogado. Traía el pelo más corto que la última vez que lo vi, los ojos cafés seguían teniendo el mismo brillo, podría apostar, pese a que estaba sentado, a que había crecido unos tres o cuatro centímetros, porque parecía más delgado.  Lo miré de los pies a la cabeza, sin poder decir una sola palabra de los nervios. Cuando creí que explotaría y mientras todos esperaban mi respuesta, solo me limité a sonreír sin ganas y sentarme junto a Brent.  Todos respiraron hondo, y se miraban buscando algo de qué hablar, ya que era obvia mi molestia y mis nervios. - ¿Galletas? – preguntó Kath intentando romper aquella incómoda tensión. - Me encanta como cocinas Kath – musitó Jack. Brent y Simon recibieron gustosos las galletas de mi hermana y yo no fui capaz de probarlas.  - ¿Cómo estuvo la audición Elaine? – preguntó Brent. - Estuvo bien – dije tranquila Todos me miraron esperando que agregara algo. Pero no lo hice y desvié la vista hasta mi hermana, quien me sonrió para darme ánimos.  - Quedó – musitó Simon – la han escogido.  Jack, Brent y Kathleen sonrieron felices y Jack me felicitó. Miré por un momento a Nick y él abrió la boca para hablar.  - Felicidades Elaine. Brent se aclaró la garganta y por debajo de la mesa me dio un empujoncito con el pie. Como obligándome a decir algo. Pero miré a mi hermana, a Jack y a Simon.  - Debo irme, le prometí a Kelly verla después de la audición, está esperando – mentí, me puse de pie rápidamente. Me ardían los ojos, quería salir de ahí. Nicholas no me hacía bien. Llegué a la puerta y tomé mi bolso.  - Te acompaño… si quieres – la voz de Nicholas sonó tras mi espalda. No me di vuelta porque no quería mirarlo. Abrí la manija y salí a la calle, él me siguió. – ¿Podemos hablar? – preguntó por lo bajo. Tomé aire y negué con la cabeza – Sé que tu amiga Kelly no está esperándote, no soy tonto – me volteó tomando mi brazo. Controlé mi respiración y abrí la boca.  - Tampoco eres muy inteligente, que digamos.  - ¿Quieres pelea? – rió sin ganas – tengo algunas cosas que decirte. Pero no quiero pelear, no contigo Elaine. - No quiero escucharlas. Y Kelly sí está esperándome. - Mentirosa – susurró, me estaba desafiando con los ojos.  - Bien, la verdad es que no quiero hablarte. ¿Te basta con eso? – me zafé de su amarre y seguí mi camino – no me sigas.  - ¿Qué vas a hacer al respecto? – dijo con gracia. Puse los ojos en blanco. Había pasado de ser el cretino, a ser un amor, para convertirse en un creído. f**k the World.  - Hacía mucho tiempo que no nos veíamos – insistió – ¿Estás molesta? ¿Es por eso que no quieres mirarme ni hablarme? – caminaba a mi lado. Apreté ambos puños, conteniendo las ganas de darle una merecida bofetada.  - No exactamente – me limité a responder. - Quería… – se detuvo, las dudas le arremetían el rostro – disculparme, por no haberte dicho las cosas como debía. Fue muy feo de mi parte, Elaine. Merecías algo mucho mejor.  - Está bien, te disculpo – me detuve a verlo – ahora vete.  - Creí que podríamos ser amigos – me miró a los ojos, con una expresión indescifrable. Tomé aire y miré a un costado.  - ¿Tú crees que funcionará?… ¿ser amigos? Nunca hemos sido buenos en eso, y lo sabes. Lo nuestro es una relación o nada. Y me gusta mucho el ser nada.  - Trágate el orgullo, Elaine. Es lo que estoy haciendo yo – curvó las cejas. Me relamí los labios porque se habían secado repentinamente.  - Conocidos, no amigos.  - Amigos, por favor. Prefiero eso a nada. No quiero ser tu nada, porque tú eres todo y me siento indigno de ti. 
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