Capítulo 4

1635 Palabras
"Un novio falso" Parpadeé repetidas veces, el mundo se detuvo bajo mis pies. Y analicé mis opciones. Podía decirle que estaba bien ser amigos y terminar con esa absurda pelea, podía decirle que se fuera a la mierda porque me había terminado por teléfono, o podía correr, pero estaba usando tacones algo incómodos. Tomé aire y evité mirarlo a los ojos.  - Entonces está hecho… somos amigos – dije con una nota de disconformidad, recelo y rencor en mi voz. Él asintió y esbozó una sonrisa triste. Esa noche le dije todo a Kelly, necesitaba desahogarme. Y Kelly era perfecta para decirle las cosas.  - Recupéralo – fue lo primero que dijo – te gusta, se te nota en la voz, los ojos, la postura. Mueres por ese chico, y estás herida por haberte terminado por teléfono. Pero no estarás feliz hasta que lo tengas de vuelta, definitivamente.  - ¿Como voy a recuperarlo? – pregunté. Sorprendiéndome a mi misma al considerar aquello como una posibilidad.  - Ponlo celoso… - ¿Celoso? ¿Pero y si tiene novia? ¿Y si no siente celos? - Los sentirá, es un chico, y si él te amó tanto como imagino, morirá de celos – ella se encogió de hombros.  - Ni siquiera tengo con quién ponerlo celoso – reí – no es como que tenga demasiados amigos, y sus hermanos no me sirven para eso. Además es algo ridículo, me ha gustado desde los quince o catorce y lo único que hace es romper mi corazón todos los años. No tiene sentido intentar nada.  - ¿Y si lo pones celoso con el guapo Dereck O’Connor? – me insinuó ella – es perfecto para esto.  - Dereck, a pesar de gustarme desde hace años, es un cretino egocéntrico niño mimado. Pero es lindo y su voz es hermosa – suspiré – Si Doris estuviera aquí estaría diciéndome lo mismo que tú.  - Pero serás su coestrella, ya sabes lo que hace Hollywood con los actores, los empareja por publicidad. Es un truco bajo y útil, pero te sirve para pasar el rato, te hace falta un novio nuevo. Y es obvio que su representante lo obligará a salir contigo.  - Pero yo no tengo representante – fruncí los labios.  - Tenemos que conseguirte uno – dijo – antes de que la productora te asigne a cualquier loco, rápido ¿Quién puede ser? - El maestro Moon – se me formó una sonrisa en el rostro. Él era perfecto, tenía mucha experiencia en el teatro y el cine. Además era un completo genio.  - Mañana mismo hablaremos con él – sonrió Kelly – me parece perfecto.  Pasaron dos semanas muy agitadas y divertidas; me quité los frenos, ya que eso querían los productores, mis dientes habían cambiado demasiado pero debía usar un aparato en las noches para completar el tratamiento. También me entregaron el libreto de película y tuve muchas reuniones con gente de la producción. Kathleen se hizo un último examen y salió mucho mejor de lo que esperábamos todos. El bebé nacería sano, lo que dejaba en mi lista de problemas uno último: Nick.  Kelly era sin duda mi mano derecha, estaba muy entusiasmada con todo y quería ser mi estilista, la dejé porque sabía mucho más que yo acerca de moda y porque era mi amiga. El señor Moon aceptó ser mi representante, contrató abogados para revisar el contrato, y firmamos. No había renunciado a las clases que hacía en Juilliard, dijo que podía con todo.  Robin, el manager de Dereck, nos invitó a mí y al Sr. Moon a cenar a un lujoso restaurante del centro, un viernes por la noche.  - Elaine, querida – dijo Robin. Lo miré, distrayéndome de mirar los vestidos carísimos de dos mujeres que habían entrado al restaurante.  - ¿Sí? – el mesero llegó con las copas y nos sirvió algunos refrescos.  - Estuvimos hablando, y verás, la noticia de la nueva película que tú y Dereck protagonizarán ya está en boca de todos, y queremos saber si aceptarías salir con Dereck.  - Creo que es muy pronto – obejto el Sr. Moon. Le sonreí en señal de aprecio. Habló antes de que yo pudiese decir alguna estupidez.  - A mí me da igual – musitó Dereck, posando sus ojos azules en su copa de vino. Puse los ojos en blanco. Era un niño mimado de primera. ¿Cómo pude gustar de él tanto tiempo? ¿Cómo pude creer que tenía corazón? ¿Cómo pude ser su fanática? - A mí no, no quiero fingir que él me gusta, ni siquiera lo conozco – musité – y no tengo muchas ganas de hacerlo tampoco.  - Pueden conocerse, tienen un mes antes de que empiecen las grabaciones. Además, Elaine, es ¡Dereck O’Connor! El sueño de toda chica.  - Pueden empezar con salidas casuales, como amigos – sugirió el Sr. Moon.  - Eso suena mejor – sonreí – pero nada de tomarnos la mano, ni besos.  - ¿Qué no te gustaría salir conmigo? – Dereck parecía ofendido, yo reí.  - Me gustan los chicos más… listos, menos superficiales.  - ¿Entonces? – intervino Robin. Fruncí el ceño. – ¿Aceptas? – se detuvo con una gran sonrisa – ¿Aceptas salir con Dereck? - ¿Eso no debería pedírmelo él? – pregunté. Robin puso los ojos en blanco. - Dereck, por favor pídeselo. - Elaine – Dereck me miró con esa coqueta sonrisa suya de las portadas de revistas – ¿Te gustaría salir falsamente conmigo?  - No tengo otra opción, ¿Verdad? – revoleé los ojos y luego le sonreí a Dereck, quien se estaba hartando – De acuerdo. Acepto. Al salir del restaurante, nos fotografiaron a Dereck y a mí saliendo del lugar, Robin y el Sr. Moon salieron mucho después para que se pensara que era una cita. Lo bueno era que Dereck era un buen actor y en público actuaba muy cariñoso, y era amable.  Ambos nos subimos a su lujoso Jeep Patriot de color verde oliva. Los paparazzi eran una cosa muy divertida, aunque eran abrumadores. No estaba segura de poder acostumbrarme a ese tipo de vida tan rápida.  Una vez alejados de los fotógrafos y la prensa, Dereck aparcó frente a un parque. Miró a todas partes antes de hacerme una seña de que nos bajáramos del jeep.  - ¿Sucede algo? – pregunté. Repentinamente me puse nerviosa. Estaba en un parque completamente vacío a las diez de la noche con una súper estrella de la música y el cine. ¿No debería lanzarme sobre él acaso? No. Yo tenía más dignidad que eso.  - Quería hablarte sin Robin cerca, y sin la prensa – hizo una mueca. Puso las manos dentro de los bolsillos de su cazadora gris e hizo una seña para que lo siguiera. Él era mucho más alto que yo, era todo un Adonis. Cualquier chica en mi lugar habría estado babeando por esos ojos azules como zafiros, y por esa sonrisa torcida. Y por su cabello… “Concéntrate Elaine” - ¿Dónde vamos? – balbuceé mientras intentaba seguirle el paso.  - Aquí – dobló junto a un sauce y se sentó en una banca de madera. Yo me quedé de pie sin decir nada. él le dio una palmadita al asiento y finalmente cedí y me senté junto a él. No creo haber compartido demasiadas palabras con él antes. Me seguía pareciendo odioso y mimado.  - ¿Y bien, de qué quieres hablar?  - Quería pedirte un favor – me miró muy serio. Ladeé la cabeza – no te enamores de mí.  Me aguanté la risa por poco. Y recuperé el aire y me volteé a mirarlo.  - ¿Enamorarme de ti? – reí – No te ofendas, pero ya te dije que no me gustas. Para nada. No eres mi tipo.  - Soy el tipo de todas – se encogió de hombros – Es una maldición, está en mi sangre.  - Esta bien, no sé qué es lo que te crees – reí – pero ser una celebridad no te hace perfecto.  - Cambiarás de idea en unos días – guiñó un ojo.  “Es guapo, pero no es Brad Pitt” suspiré para mis adentros, para darme algo de paciencia a mí misma. ¿Quién me mandó a involucrarme con tan superficial chico?  - Mira Dereck, tienes que saber que solo saldré contigo por eso de la publicidad, solo por esta película, no estoy interesada en ti. Porque claramente eres demasiado banal como para gustarme. Y eso… eso es mata pasiones.  - Seguro – guiñó un ojo – pero te lo advertí, las relaciones serias no son lo mío. Tú eres bonita, lo acepto, y actuaré como si estuviéramos enamorados, pero es actuación. Nada más.  Me golpeé la cabeza mentalmente. Controlándome para poder comportarme, es que este tío no podía ser más tonto.  - ¿Escuchas lo que dices o simplemente escuchas algo así como un zumbido?  - Muy graciosa.  - No me interesas. Me interesa mi carrera y mi familia. Tenlo claro. ¿O debería explicarlo con manzanas? Porque esta conversación no está yendo a ninguna parte. - Te llevo a casa.  - ¿Me escuchaste siquiera? – gruñí – Dereck…  - Camina, rápido. Te llevo a casa.  - Vivo en un internado – lo seguí de regreso.  - Uy, que bajo. Ten – me dio treinta dólares – toma un taxi, no quiero que vean mi jeep en un barrio universitario. - Es Juilliard – puse los ojos en blanco – y no necesito tu dinero – lo puse en su bolsillo de la cazadora. Él insistió.  - Estoy tratando de ser amable – abrió mi mano y puso el dinero.  - Intenta mejor – lo fulminé con la mirada y él suspiró – eres un loco – reí finalmente – ¿Quién diría que la super estrella Dereck O’Connor era tan idiota?  Me di la vuelta y caminé por la acera hasta llegar a la parada del autobús que pasaba por la universidad. Observé muy molesta cómo el jeep patriot verde oliva se alejaba por la calle a oscuras.  Ese chico era un verdadero idiota. Nicholas era un caballero perfecto a su lado.  “¿Por qué piensas en Nicholas, Elaine?” Sacudí mi cabeza para vaciarla de cualquier pensamiento relacionado con Nick. Quien por cierto, estaría dos meses completos en casa de Kath.
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