GACELA
-¡Red! – Chilla Emma - ¿Es enserio lo que me estás contando? Tienes que ir a la policía y hacer la denuncia.
Nos encontramos en mi casa, Emma está sentada en una de las sillas de la isla. Tiene una taza de café humeante y hace rato que ha dejado enfría el desayuno. Llegó temprano esta mañana, prácticamente corrió hacia aquí cuando le conté la experiencia que tuve ayer.
Después que el demente, pero sexy tipo que irrumpió en mi casa me folló con su arma, hizo que me corriera y se fue, corrí a mi baño, me di una larga ducha de agua fría e intenté estabilizar mis nervios.
Intenté dormir un poco, pero mi mente seguía evocando esa mirada. Ese par de ojos desiguales nunca había visto algo parecido, a pesar de que no había mucha luz, pude notar esos preciosos ojos, el tipo es guapo no lo voy a negar, el roce de sus manos hizo estragos en mi cuerpo, y creo que es hora de que me metan al manicomio.
Sé que tendría que haber llamado a la policía, pero lo que hice después de no poder pegar los ojos, fue aterrador.
Me toqué pensando en él, el su voz varonil y rasposa, tiene el tipo de voz que usan esos hombres que narran post cast de eventos paranormales. Es sedosa, hipnotizante.
Sacudo la cabeza.
La belleza del tipo es una prueba de perversidad del universo, nunca antes se ha disfrazado un objeto tan peligroso en un envoltorio tan atractivo.
Bien dice que todo lo que hace daño, viene en una presentación llamativa.
-¿Me estas escuchando, red? – El golpeteo de los dedos en la mesa de mármol me sacan de mis cavilaciones.
-Si. Que debí llamar a la policía.
Emma resopla, se levanta de la silla y camina hacia mí, sus manos salen disparadas a mis hombros y me zarandea.
-No solo hizo que te corrieras – Me mira a los ojos – Al parecer tambien hizo que perdieras la cordura.
-No sé qué decir – Admito.
-Debemos ir a la policía – Reitera - ¿Y si ese demente regresa?
Siento como el calor inunda mi rostro, aprieto los muslos y bajo la mirada.
Ese es el problema.
Quiero que regrese.
Es aterrador y excitante a la vez.
Estoy consiente que esto no es normal, pero siempre he tenido estos pensamientos donde deseo ser consumida por la perversidad, la lujuria y el deseo.
Llevo una vida tan aburrida y aunque no puedo negar que me gusta mi trabajo, lo que he conseguido, también debo admitir que hace mucho siento que no soy yo misma.
-¿Por qué no dices nada? – Emma ya está entrando en la desesperación.
-Sexy, me estoy reponiendo al derrame cerebral que sufrí ayer, no me presiones.
Me alejo de su agarre y camino hacia mi sofá. Emma me sigue y se deja caer a mi lado.
-¿Por lo menos está guapo? – Cierra los ojos y deja caer su cabeza en uno de los cojines.
Me muerdo el labio inferior.
-Creo que ya lo había visto.
Ella abre los ojos de golpe.
-¿Dónde?
Me pierdo en el liquido café que tengo en mis manos.
-En el evento que tuvimos de los inversionistas. El tipo no entró por completo, solo se quedó de pie en la entrada del recinto, me miró con tal intensidad que hizo que los bellos de mi nuca se erizaran. Cuando lo vi, algo dentro de mi me dijo, que seria peligroso, y es que el tipo denota autoridad, poder y sobre todo peligro.
-¿Cómo es? Descríbemelo – Puedo notar el brillo en los ojos de mi amiga.
Me relamo los labios.
-Tiene el cabello oscuro, es como si la noche le hubiera prestado el color, lo tiene afeitado a los lados, como especia de un desteñido, tiene hombros anchos – Trato de explicarle lo mejor que puedo, ya que ese día y ayer no lo pude detallar bien – Su rostro – Suspiro – Es simétrico y perfectamente proporcionado. Tiene un ojo azul y el otro verde claro, pero con destellos azules.
-¡Oh! – Es lo único que dice Emma.
-Te puedo decir que el tipo es tan hermoso, como lo son los animales exóticos y peligrosos. Sabes que cuanto mas te acerques a ellos, hay mas probabilidades que te coma viva.
Emma me toma de las manos.
-Red, es mejor que lo mantengas alejado. El tipo puede ser todo lo hermoso y exótico que quieras, pero al parecer es mentalmente – Hace círculos con los dedos en su cabeza – Ya me entiendes.
Suspiro.
Lo peor es lo que lo sé.
El tipo es la reencarnación del diablo aquí en la tierra.
-Tienes razón – Me doy por vencida.
Sé que Emma tiene razón.
Es mejor que me mantenga alejada de ese tipo de personas. Ellas son la destrucción de la gente como yo.
-Cambiando de tema – Dice Emma de repente - ¿Haz visto las noticias últimamente? Se han encontrado dos cuerpos mas de mujeres. Dicen que es un asesino en serie. Lo han apodado "el destripador"
-¿Asi como " Jack el destripador"? El asesino serial que hubo hace muchos años y mataba a las prostitutas.
Emma hace una mueca de desagrado y su cuerpo se estremece.
-Algo mas o menos asi, solo que esté las secuestra por una semana, las hace adelgazar casi hasta dejarlas en los huesos, luego las mata, le saca el corazón, las viste de muñecas y abandona su cuerpo en los diferentes parques de Londres.
-Es aterrador.
Emma me mira con preocupación.
-Por eso mantente alejada de ese tipo, no sabemos quien es o si puede ser un demente.
-Estuvo en el evento.
-Voy a averiguar los nombres de los inversores que estuvieron en el evento y voy a preguntar si alguien lo conoce.
-No quiero que nadie sepa de esto – Le suplico – Déjame tratar esto por mi cuenta ¿Sí?
Mi mejor amiga sacude la cabeza, sabe lo terca que puedo llegar a ser.
-Solo no te metas en problemas y ten mucho cuidado. Las cosas en la ciudad están peligrosas y no quiero que nada te pase.
Con eso dejamos el tema ahí, nos pasamos el resto del día comiendo y viendo series de asesinos en serie. Al llegar la noche Emma decide que es hora de irse, como no me gusta que esté sola la acompaño hasta su ático.
Emma vive a solo unas cuadras de mi pequeño apartamento.
-Me escribes apenas llegues – Me dice Emma.
-No te preocupes por mí.
-No me pidas eso, no debí dejar que me acompañaras – Puedo notar la preocupación en su rostro.
Me acerco y le doy un abrazo.
-Voy a estar bien. Ahora entra para que pueda irme.
-No se te olvide llamarme.
-No lo haré – Le digo con una gran sonrisa.
Cuando veo que entra al edificio me dispongo a ir. Las calles están un poco solas, asi que apresuro el paso.
Siento como mi cuerpo se eriza y la sensación de que me están persiguiendo me abruma.
Miro hacia atrás, pero no veo a nadie. El corazón comienza a latirme frenéticamente, los nervios comienzan a jugarme una mala pasada.
Camino lo más rápido que puedo. De vez en cuando doy una mirada hacia atrás, pero las calles siguen solas.
El camino lo siento mas largo, las manos me sudan, siento que voy a morir de un infarto, en mi vista periférica puedo ver una sombra.
Nada malo va a pasar.
Nada malo va a pasar.
Por más que me lo repita, nada de eso me calma.
Cuando veo la entrada de mi viejo edificio, siento un alivio. Casi que corriendo llego a la entrada, meto la llave y abro la puerta. Entro como un rayo y corro hasta la seguridad de mi casa.
Dejo salir el aire que estaba conteniendo y me dejo caer en el sofá. Mi celular vibra. Es un número desconocido.
Desconocido: No andes sola por las noches, la ciudad está algo peligrosa.
Un escalofrío recorre mi espina dorsal y trago porque siento como si tuviera una lija alojada en mi garganta.
Amelia: ¿Quién eres?
Desconocido: Tú mayor depredador.