Los besos fueron escalando, Flora había dejado ir su poco sentido común cuando probo los labios de Einar, había esperado años por ese momento ¿Por qué no habría de disfrutarlo? No debía ser tan malo si se sentía tan bien, sus manos recorriendo su cuerpo, los labios marcando un camino en su cuello, la voz que le decía que seguía siendo bella.
— No está bien…— logro susurrar.
— Ya pasamos esas advertencias — respondió Einar separándose apenas un poco para verla.
— Mi reina me podría asesinar por traición — confeso finalmente con temor.
— Jamás permitiré que te toquen, aunque tengo una duda ¿Quién te hizo esa cicatriz?
Ante tal pregunta, la rubia se mordió un poco los labios, no sabía cómo iniciar con tal historia, lo cierto es que esa marca la había acomplejado demasiado puesto que su belleza la sintió completamente acabada, era el fin de aquella cicatriz desde el inicio.
— Mi reina me hizo esta cicatriz— la sangre de Einar hirvió al saberlo—, ella sabia que yo me había sentido atraída a usted, príncipe y bueno, ella tenia que asegurar el reclamo de su hija, me marco el rostro con una daga mágica así no podría borrarse la cicatriz, con ello se esperaba que el príncipe me encontrara desagradable.
La sorpresa no se hizo esperar en el rostro del pelinegro, no entendía como había sido eso posible, no dejaba de pensar que eso era una enorme muestra de maldad y ambición, algo que no hubiese querido creer de parte de la reina de las hadas, al menos por comentarios de su madre siempre la describía como una dama amable y dulce, aunque luego lo pensó de otra forma, al final de cuentas mas que una reina era una madre, sus padres se lo dijeron muchas veces que por los hijos se hacían muchas cosas incluso malas, pero aun así lo veía como una exageración.
— Ahora con más razón me niego a desposar a esa caprichosa hada.
— Se podría romper la alianza entre las familias — ella tomo sus manos con pesar—, debo entender que este amor es imposible, el destino tiene formas curiosas de actuar.
— Me niego a aceptarlo, ahora que te encontrado me rehusó a dejarte ir — contesto el lobo abrazándola contra su pecho.
— No importa lo que deseemos, no podemos deshacer la alianza…
— La alianza no me interesa, quemaría todo el bosque mágico por ti, no importa que deba hacer, no te dejare ir.
Antes de poder escuchar una respuesta de parte de Flora, Einar volvió a besarla ahora con mas intensidad, con pasión desbordante, una pasión a la que ella no se negó en lo absoluto, era tarde, nadie los saldría a buscar y solo él conocía el enredado camino del laberinto de rosas, detuvo cualquier oposición de ella al mantener sus labios sobre los ajenos, guiado del instinto se perdieron entre las rosas que adornaban el laberinto.
La prohibida pasión inundaba sus cuerpos, tan solo se separo cuando coloco su capa en el suelo donde recostó a la hermosa mujer de ojos esmeraldas, se coloco encima suyo admirando la belleza del hada, acaricio su mejilla con delicadeza usando el dorso de sus dedos, ella se tenso ante la forma en que la observaba, trato inútilmente ocultar la cicatriz, aunque no era posible, cruzaba su rostro siendo completamente notoria, Einar se acerco a darle un pequeño beso en los labios antes de hablar.
— Tú belleza realmente nunca me asustaría — confeso mirándola a los ojos.
Y con esas simples palabras, Flora se desarmo, las lagrimas se acumularon en sus ojos buscando escapar, jamás negaría que la duda se implanto en su corazón cuando fue marcada, poco conocía de los gustos del príncipe por comentarios de parte de Carlin que ibas cargados con toda la intención de herirla, le recalcaba que en cuanto la viera le daría miedo por ser un monstruo.
Todo fue el resultado de haber sido sincera con su reina, en el momento en que se puso sobre la mesa la posibilidad del matrimonio entre los hijos de ambos gobernantes, Flora confeso a su reina que ella había sentido una conexión con el infante que para entonces aun no nacía, aquello únicamente logro la molestia de la mujer, quien la tacho de traidora por haberse enlazado con el prometido de su hija, algo que le otorgo una marca en el rostro que la tacho como una pecadora ante el pueblo de las hadas.
Pero su reina había fallado, el príncipe no la había repudiado como le aseguraron, en vez de ello la miraba con deseo, con pasión, por lo que tomo una fuerte decisión, daría la espalda a su pueblo, a sus monarcas, a todos por ese lobo, por el hombre que espero toda su vida, porque él le pertenecía y ella le pertenecía a él.
— Príncipe, no me aparte nunca de su lado — pidió a Einar.
— Jamás — le respondió.
Sus labios se unieron nuevamente al mismo tiempo que una de sus manos, se entregaron en cuerpo y alma ante la mirada de la luna que fue testigo de su acto de amor, un amor que hasta ese momento no había podido ser expresado por la ausencia, eran dos almas conectadas y que ningún poder sobre la tierra seria capaz de romper, así Einar tuviera que renunciar al trono y con ello defraudar a sus padres, no le importaría si Flora sostenía su mano eternamente.
Las horas fueron despacio estando juntos, cubiertos con la capa cubrían sus cuerpos desnudos entrelazados, habían sellado su amor y con ello todas las promesas dichas en medio del acto, Flora podía escuchar el latido de su corazón al tener la cabeza recostada en su pecho.
— Anulare el compromiso mañana, no deseo arruinar la noche de mi hermana — comento el príncipe.
— Tengo miedo de lo que pueda pasar, la señora Aredhel tiene un temperamento muy terrible, como puede ver — señalo su rostro.
— Deberían castigarla por lo que hizo, ningún monarca debería marcar así a una cortesana, es un terrible delito.
— No funciona así en nuestro reino, nuestros monarcas deciden como impartir la justicia, no tenemos consejos como en el norte, en eso somos muy diferentes.
— El norte es ahora tu hogar, no dejare que regreses con ellos.
— Se que nuestro camino será muy difícil — se alzo para mirarlo a los ojos—, pero será mas llevadero sin no soltamos nuestras manos.
— Te juro por todos los Dioses, que jamás soltare tu mano — tomo con suavidad uno de sus mechones dorados—, nacimos para estar juntos.
Sus palabras la calmaban, beso los labios ajenos con amor y hubiesen deseado quedarse por siempre entre las rosas, pero debían volver, ella como cortesana no podía estar en el baile, solo era para los nobles, llegaron juntos hasta las puertas del jardín donde Flora soltó la mano de Einar.
— Yo no puedo entrar al baile, no quiero causar problemas, esperare a mañana.
— Te buscare en cuanto termine el baile — beso su frente—, eres mi mujer, debes dormir en el mismo lecho que yo.
— Esperare por ti — se levanto en puntas para dejarle un pequeño beso en los labios.
Los enamorados se despidieron, Einar entro al salón nuevamente, tenia la mirada de su padre muy fija sobre él, así que no espero nada, se encamino hasta donde sus padres se encontraban en compañía de sus abuelos maternos a quienes saludo de forma afectuosa.
— Padre yo quisiera hablar contigo.
— Se lo que vas a pedirme — contesto Keith a su hijo—, he hablado con tu madre al respecto y debes saber, que apoyare la decisión que tomes.
— ¿En serio? — exclamo con suma emoción.
— Si, hijo, fue injusto de mi parte exigirte algo que no deseas, no es el modo en que tu madre y yo queríamos criarlos.
— Aun así, padre, necesito hablar en privado contigo y con madre.
— Vamos — movió la mano retirándose en compañía de su esposa y su primogénito.
Llegaron a la biblioteca, donde Keith ofreció un asiento a su esposa que se encontraba ampliamente interesada en lo que su hijo quisiera discutir con ellos, sospechaba con su gran instinto materno, pero deseaba que fuera él mismo quien contestara si sus sospechas eran ciertas.
— Quiero casarme con otra mujer — soltó de golpe Einar—, es un hada, pero no es de la familia real, es una cortesana, su nombre es Flora, se que estoy traicionando mi voto al no querer tomar una esposa de alcurnia, pero he quedado enamorado a primera vista, madre, padre, si debo renunciar al trono, lo hare por ella, que sea para mi hermana o para mi hermano, no me importa, Flora es más importante para mí que un trono.
— Vaya, eso si no me lo esperaba, hijo — Keith estaba totalmente sorprendido, sujeto la mano de su esposa mirando su reacción.
— Flora es una buena mujer, en su tiempo nos ayudo mucho, estoy segura de que te hará muy feliz, yo jamás he mostrado rechazo por los matrimonios de nobles con cortesanos, mucho menos lo haría tratándose de la felicidad de mi hijo, sobre el trono, bueno, más que una decisión nuestra, suele ser decisión unitaria del consejo.
— Coincido con tu madre, no planeo oponerme, será un enorme problema volver a negociar con Aredhel, pero me encargare de eso.
— Tu hermano Aelon se ofreció a ser comprometido con un hada de la nobleza — le comento Elarimil a su hijo—, podremos negociar con ello.
— ¿Lo hizo? — pregunto Einar sorprendido—, Aelon tiene mucha mas madera de rey que yo, madre, padre, por favor consideren a Aelon como un posible heredero, Nyra y yo siempre hemos buscado otras aventuras, por favor no desechen mi ofrecimiento.
— Lo tendremos en cuenta, Einar — Keith se levanto y beso la mejilla de su hijo—, mañana hablaremos con la señora Aredhel y llegaremos a un acuerdo.
— De verdad, gracias.
Einar abrazo a sus padres y luego de su bendición se retiró volviendo al baile tan solo asegurarse de que su hermana se divertía, toda la velada la paso en compañía de Zehres quien no se despego de su amada princesa, por otra parte, noto a su hermano Aelon solo, observando a las damas bailar con alegría, se acercó para hacerle compañía.
— Deberías bailar con alguien — dijo.
— No soy un gran bailarín, herede eso de padre — contesto con un dejo de broma.
— Te doy la razón en ello — contesto entre risas—, hable con madre y padre.
— ¿Sobre qué?
— La anulación de mi compromiso — Aelon emitió una baja risa—, además he puesto en duda mi sucesión al trono.
— ¿Se lo darás a Nyra?
— No, he pensado mas en ti — con esas palabras el chico observo seriamente a su hermano mayor—, eres inteligente, te has instruido, te ayudare a cultivar mejor tus habilidades mágicas y de espada, tienes que sorprender a nuestros padres y al consejo si deseas el trono.
— ¿Cómo se que no es una trampa?
— No soy esa clase de hermano, Aelon — reprendió al menor—, no entiendo de donde sacaste la idea de que todo debía ser una competencia entre nosotros, no es así, se de lo que eres capaz y por eso te he postulado para el trono, si fuese una competencia como asumes no lo hubiera hecho.
— Lo siento, Einar, siempre me he sentido menos, se que no es así, pero yo me siento de esa forma, quiero sorprender a mis padres que se sientan orgullosos de mí.
— Lo hacen, de los cuatro — aseguro—, nuestros padres no son como otros que exigen mucho, no te lamentes tanto, suelta un poco la carga que te autoimpusiste y comienza a ser más tú mismo.
— Me gusta tu prometida — confeso poniéndose rojo.
— Te gustan mayores, eh — se burlo un poco—, eso también te cedo, es toda tuya.
— ¡¿En serio?!
— Si, yo amo a otra mujer, así que ve y sácala a bailar.
Incito a su hermano que felizmente fue donde la princesa que estaba muy aburrida, cuando tuvo al príncipe enfrente suyo no dudo en tomar su ofrecimiento, Einar rezaba a los dioses que esa caprichosa se fijara mejor en su hermano, Aelon era apuesto, era una especie de joven Dorian con la amabilidad de Elarimil pero con algunas facciones de su padre.
— Me iré a dormir.
Dijo a unos guardias que solo afirmaron, con un gesto de cabeza se despidió del Dios que respondió de forma discreta, iba bostezando, pero sus pasos primero lo llevaron a donde las cortesanas dormían, fue silencioso, guiándose del aroma encontró el lugar donde su mujer dormía, toco suave la puerta y ella abrió de inmediato.
— Vengo a buscar a mi futura esposa — dijo galante y ella lanzo una risita apenada.
— ¿Seré yo?
— Me parece que si — tomo su mano sacándola de ahí para llevarla a su habitación.
La pareja iba riendo entretenida, una vez ingresaron a la habitación de Einar volvieron a besarse de manera apasionada, con necesidad.
Esa noche no pretendían dormir.