Zack tuvo que aguantar las burlas de Noah cuando Laurie lo acerco a su casa. El castaño ni si quiera había bajado del auto pero aún así Noah los había visto desde la ventana.
El rubio no se había resistido a comentar de lo rosadas que estaban las mejillas de Zack, tal cual como si fuera una pinturita y el moreno no tardó en tirarle una pelota en la cara, logrando que por fin el rubio se calle.
Cuando Noah se encontró mas calmado, le explico que no había sido nada, si no que durante todo el camino hasta el departamento de Zack, Laurie se había pasado cantando las canciones que la radio pasaba. La voz de Laurie había llevado al moreno a otro mundo, tanto que cuando llegaron a su destino Laurie tuvo que poner su mano en su hombro derecho notando como este se estremecía bajo su toque.
Zack admitió que la voz de Laurie era hermosa, tan hermosa como el. Mientras Noah se reía, diciendo que tanto amor lo empalagaba.
El moreno llegó puntual a la práctica del otro día, nada más que Laurie llevaba una hora de retraso y aún no había aparecido. El moreno comenzó a trotar, sabiendo que eso era lo primero que debía hacer.
Diaz no tardó en llegar a el, como todos los días.
—Fuentes externas me dijeron que te fuiste con el jefe ayer, ¿qué paso?—comenzó el pelirrojo, sonriendo pícaro.
Zack negó sonrojado—Nada importante, solo me llevó a mi departamento, ni si quiera bajo del auto.
Bruno asintió—Mira que eres lento, Morell. Hasta quizás te coqueteo y ni cuenta te diste.
—No lo hizo—rió Zack.
—Ni si quiera sabes lo que es, estoy seguro—se burló Bruno—¿te acuerdas de la chica que te conté?
Zack asintió—¿Qué paso? ¿Termino con su novio?
—No, pero yo ya me cansé. Me cansé que su novio la ignoré y no la aprecie, creo que debería tomar cartas en el asunto—decía Bruno, mirándolo, serio.
El moreno le sonrió—Me parece bien, si tu crees que eres mejor para ella y la ames, entonces no sé qué estas esperando. Agarrala y listo.
Bruno se detuvo de repente. Zack lo miró y se detuvo, solo unos pasos más adelante. Frunció el ceño antes de acercarse a el pelirrojo y mirarlo, poniendo una mano en su hombro.
—¿Y tu cómo lo harías?—susurró apenas el chico—Sí tuvieras que decirle a Laurie porque se va del equipo, ¿cómo lo harías?.
Zack sintió una presión en su pecho y un nudo en su garganta. Negó levemente.
—No lo he pensado—susurró Zack, mirando a su alrededor, buscando a Laurie por alguna parte de la cancha, fracasando olimpicamente.
—He pensado en acercarme a ella—decía Bruno, acercándose al moreno—tomarla de la cintura—prosiguió tomando a Zack de la cintura, pegándole a su cuerpo. Zack abrió sus ojos sorprendido, más no se alejo—apoyar mi frente contra la suya—susurró, haciendo exactamente lo que dijo. Sintiendo como este se tensaba—Y antes de besarla decir, estoy enamorado de ti Zack.
—¡Diaz! ¡Morel! Hasta que se dignen a venir la práctica ya habrá terminado—grito Laurie, furioso.
Zack dio un salto al escuchar esa voz. Escuchó como Bruno mal decía mas no le dio importancia, corrió hacía Laurie quien lo miraba fijamente, soltando humo por las orejas. Bruno, en cambio, camino hacía ellos, tranquilo.
—No quiero demostraciones de amor, besitos, no quiero nada adentro de esta cancha. Afuera si quieren vayan a follar, pero aquí nada, ¿me escucharon? Y menos frente mío—mascullaba Laurie apretando los dientes.
Zack tartamudeo—Pero no fue...
—Entendido—respondió Bruno, interrumpiendo al moreno—seguiremos tus pasos Parrish.
El castaño se giró hacía el jugardor, acercándose violentamente a el. Bruno no se inmuto y cuando tuvo a Laurie frente a el, sonrió cínico.
—¿Privada? Dirás publica jefe, en fin la mía a ti no te incumbe—gruñó Laurie, mirándola con desprecio.
—A ti la mía tampoco pero acabas de interrumpir el mejor momento de ella—se burlo Bruno sonriendo de lado.
Zack vio como Laurie apretaba sus puños, cada uno a los lados de su cuerpo. Varios de sus compañeros se largaron a reír, más que ellos no entendían cual era el origen de la furia de Laurie.
—Creo que deberíamos empezar, ademas de que llegaste tarde ahora tenemos poco tiempo. Ustedes empiecen a trotar ya—dijo Zack acercándose a Laurie, señalando al grupo que se estaba riendo de la situación.
Cody, uno de los que se reía negó—Esta divertida la situación.
El moreno maldijo—No me importa, a trotar ya.
El grupo se quejo, más solo obedeció. Zack volvió su mirada hacía Laurie, notando que el castaño lo miraba con una mirada penetrante. El moreno tragó saliva, preguntándose de donde había sacado la valentía para decir lo primero que le había dicho a Laurie cuando se acerco a el.
—Que sea la última vez, estan advertidos. Ahora rajen de mi vista, ya—ordeno Lauire, alejándose de ellos, caminando a las bancas.
Zack lo miró alejarse, con un nudo en su garganta. Sus palabras si que le habían dolido, más esa mirada de desprecio que Laurie le había mandado.
—Zack yo...—comenzó Bruno tratando de acercarse a el.
El moreno dio unos pasos hacía atrás, molesto—No, no quiero escuchar nada.
Dicho esto comenzó a trotar con su grupo, ignorando las burlas de ellos quienes se reían. Al final termino riéndose con ellos, para demostrarle a Lauire que no le importaba, a pesar de todo.
Se quedaron practicando hasta tarde, a mas tardar hasta las nueve. Al terminar todos se tiraron al pasto, que había sido mojado por los rociadores.
Laurie los miró, pasándoles botellas de agua o jugo enegizante a algunos.
—Mañana si ganamos—comenzó Laurie—que tengo una gran confianza que traeremos esa copa hasta acá, vamos a salir a festejar como es debido. Hasta yo invito si quieren.
Zack dijo—Cuando estamos tan seguro es cuando perdemos. No todo esta escrito.
Laurie lo miró, haciendo oídos sordos igual que los demás—¿Y qué dicen? Iremos al mejor club de la ciudad.
Todos gritaron un eufórico sí, mientras Zack sólo asentía. Tenía que admitir que cuando el equipo salían todos juntos, era una de las mejores noches.
Pero sólo se limito a asentir, con un nudo en su garganta.