Cuatro semanas después... —No me gustan los nuevos diseños. —Dice con tono condescendiente, como si tuviese derecho a una opinión. Una de mis manos recorre mi frente sin querer y gimo de dolor. No puedo ver nada con mi visión periférica. Veo gris y tengo la vista brumosa. Pero frente a mí, todo se ve perfecto. En este momento, desearía estar ciega porque estoy bastante segura de que el hombre que está parado frente a mi escritorio pidiéndome explicaciones que no deberían preocuparle es el que está causando que mi visión este comprometida. No solo estoy comenzando a sentir lo que son los primeros síntomas de una terrible migraña, sino que, me ha salido un barro debido al estrés. Inhalo aire con fuerza y me acomodo en el trono de mi reino. Ojalá me hubiese puesto más perfume hoy, mi ofici

