Capitulo 4*

1839 Palabras
Capítulo 4 Un atardecer efímero  Ella no para de presionar porque nos casemos, ni siquiera hace el intento de conocerme. Es 10 años mayor, por lo que admito que al principio me gustaba la idea, se suponía que debe tener madurez, sin embargo, solo tiene que decir unas cuantas palabras para arruinar el encanto, de verdad que lo intente. Simplemente, me dejé llevar por un absurdo pensamiento. ¡Maldito libro!, Aunque no paraba de insinuarse o provocarme debo decir que soy un hombre fuerte al no caer. Es hermosa, de eso no hay duda, su cuerpo es voluptuoso, teniendo curvas no tan marcadas, aunque si tuviera más cintura no me molestaría soportaría un poco más, rubia, de ojos azules y piel blanca. Me sería suficiente verla mientras guarda silencio. Hoy trae un vestido rojo que solamente hace exponer sus pechos haciendo un intento de sacar su cintura, pantalón beige y zapatos de tacón alto color verde. De ese modo está a mi casi altura. Observo el interior de la cafetería intentando poner mi mente en blanco. Me siento extraño. Es un estilo rústico con tazas hechas de madera que le dan un sabor magnífico al líquido que le viertan. Estamos sentados cerca de la ventana, por lo que veo la gente ir y venir. Del otro lado está la mesa de pedidos con una tal Raquel atendiendo, que de igual manera se me insinuó frente ella, lo que era una falta de respeto. —¿Me estás siquiera poniendo atención? —suelta molesta con un golpe en la mesa enfatizando su postura. Extiendo una sonrisa cínica, acabemos con esto. Mi tolerancia es nula, el Silas verdadero rasca por salir. Hoy me levanté con ganas de pisar gente y por desgracia ella está en mi camino. —No me interesa nada de lo que estás diciéndome —soy sincero, debería agradecerme el hecho, pero no. Esto tiene pinta de volverse una guerra. ¿En qué pensabas Silas? Está más que indignada hasta que contiene la respiración y suelta un suspiro. Está tranquilizando sé, al menos uno de los dos puede estar en sus cinco sentidos. Doy un último sorbo a mi leche con chocolate haciendo lo mismo, debo tener la mente fría, has a un lado tu lado destructor. —No importa, lo podemos arreglar después del matrimonio —manifiesta con una sonrisa. Fije una sonrisa que puedo detectar, ni siquiera se esfuerza. Apuesto a que ya tiene elegido el vestido y la lista de invitados. —No pasará —determinó cortando lo que iba a decir. Me levanto. Voy en medio de la cafetería cuando se le ocurre gritarme. —¡Mi hermano te demandará! —grita como si eso me intimidara. Agarró el mango del cuchillo tensándome, pero logró apaciguarme. Es una mujer inteligente, pero muy mimada, me recuerdo unas cinco veces. A lo que me doy media vuelta dándole mi sonrisa inocente. —Tengo los papeles en mi cesto de basura —sabe a lo que me refiero por los he su sonrisa victoriosa cae. —Cabrón —grita furiosa. Sus documentos de beneficios durante el divorcio es un supuesto acuerdo que debería hacerme sentir bien, ¿Darle el 20% de mi fortuna? ¿En serio creía que estaría de acuerdo con algo así? Creo que se metió con el hermano menos indicado, quizá si fuera Alexis, en efecto me sentiría presionado o Cameron ya estaría buscando alguna ventaja. Fray, creo que sabía sus intenciones, por lo que fue por Laura sin dudar. Le doy una sonrisa cínica antes de salir de ahí Subo a mi coche y conduzco a la empresa que está del otro lado de la ciudad. Un edificio de ocho pisos, estructura rectangular. Estacionó el auto en algún espacio vacío, hay árboles alrededor del estacionamiento y en la entrada hay escalones de loseta gris y puertas de vidrio abiertas. En la recepción hay un escritorio en forma de ele donde está una chica que en cuento me mira sonríe. Lleva años aquí por lo que ya me conoce. La saludo con un movimiento de cabeza. Mi padre se aseguró de que sigamos su camino, se encargó de ello. Para ser sincero no me importa este lugar, sé que en cualquier cogió me contratarían, pero a Fray no. Acabado con la reputación de su propio hijo, por lo que me vi en la tarea de fastidiarlo. Entró a las oficinas siendo saludado a todos. Mi hermano Fray es la cara mientras yo soy el de las ideas que han sido un éxito, razón por la que me aguantan, sin embargo, en este sitio piensan que soy el hermano vagabundo del gerente, vestir de traje es otra historia. Me encuentro a su nueva secretaria y quiero reír al ver a una señora de unos 50 años, me parece simpática, sin embargo, la rubia voluptuosa era una amenaza para Laura, quien no se limita cuando marca territorio con mi hermano. Saludo a la mujer con la mano. Entró a su oficina sin siquiera tocar para sentarme en la silla. Este lugar ha cambiado desde la vez pasada que lo vi. En donde había un minibar hay una mesa de vidrio con grabados hermosos de flores con sillas de madera color n***o. Hay un nuevo refrigerador y me imagino que alcohol no es lo que guarda. Hay un nuevo estante de libros por rellenar en el que está el de mis pesadillas. Fray está en una llamada, por lo que escuchó es sobre nuestros nuevos proveedores. Observó su escritorio encontrando un expediente color rojo sobre el escritorio. ¿Cómo es que alguien con un brillante futuro decide venir a un pueblo? Aunque estaría en la sede principal no es algo que haría, al menos no yo. Comienzo a hojear su expediente leyendo las cartas de recomendación de los directores generales de la sede Lupier y dos que pertenecen a accionistas. Datos de su hijo, paso la página no necesitó saber de él, hasta que lo vea trabajar, lo aprobaré, pero quiero distraerme, por lo que sigo hojeando hasta que llego a ella, su esposa. Una posesividad me envuelve, tomo algunas respiraciones intentando controlarme, siento mis emociones desbocadas, es algo que no había experimentado. Observó a Fray que no me mira, está haciéndolo al ventanal que da al pueblo. Por lo que sigo con lo mío, es hermosa de una manera inigualable, su cabello parece ser indomable a pesar del peinado que trae, de color miel y esos ojos grises que ansió por ver, intento controlarme actuando despreocupado, piel morena. Tengo curiosidad de cómo será su cuerpo en esta foto solo se le ve hasta los hombros. La primera vez que me atrae alguien y está con otra persona, ¿Puede ser peor mi tragedia? Entra alguien más a la oficina, por lo que cierro de una manera lenta y regreso a ver cuando me encuentro con Laura, sencilla como siempre, trae un vestido amarillo claro. Entiendo por qué mi hermano se enamoró de ella, es muy divertida y alegre. ¡Deja de pensar en ello! Quizá solo me parezca bonita y en cuanto la vea la chispa terminara. ¡Eso es! —Deja a mi hermano y cásate conmigo —suplicó a lo que ella ríe dándome un golpecito en la cabeza y se deja caer en la silla de aun lado. Fray termina la llamada y nos da toda su atención, escuchó lo que dije y su primera respuesta a ello debe de ser Luisa. Sin embargo, Laura se adelanta. —Deberías decirle que no piensas casarte —dice como obvio y lo es. —¿Cuántas veces crees que ya le dijo? —se burla Fray, de hecho, fueron indirectas, pero creo que ella no las entendía. —Artillería pesada, declárale que ya andas con otra —reflexiono en eso, pero terminó haciendo una mueca, investigara. Aunque puedo contratar a alguien. —¿Ya lo has leído?, me comentaron sobre lo grandiosos que es —fórmula quitando de mis manos el expediente. El cambio de tema no resulta ser una buena táctica. Quiero gritarle por lo que muerdo mi lengua a tiempo, debí robarme la foto, pero parece que Laura se da cuenta, por la sonrisa cómplice que me da. Le quita el expediente para ojearlo hasta que encuentra la foto de ella, supongo por qué es cuando se detiene y me da una mirada que le devuelvo, es una de “cállate”. Me siento como si me hubieran atrapado. Me entrega la foto, esta mujer me entiende, por eso la amo es inevitable que sonría. —Un amor platónico —dice Laura bromeando, intentando apaciguar a mi hermano. Debo controlarme y no ser tan obvio, si es una mujer casada no me atrevería a no dejarla irse sin pasar por mi cama, pero no es algo que le diría a mi hermano sabiendo lo buena moral que es. Sin embargo, el solo pensar en el hecho de una vez no me satisface, quiero demostrarle que soy el hombre que necesita. —Cuando menos te lo esperes tendremos una pijamada —suelto, entusiasta haciéndolo reír, es lo que necesito para que se relaje y deje en paz el tema por ahora. —Por favor —dice suplicante, me ofende, no soy Cameron. Aunque yo agarrare y me lo quedaré es muy diferente a lo que él hace. Solo río, no quiero prometer algo que no estoy seguro de que podré cumplir, aunque si debo hacerlo, lo haré. —Ustedes deberían sentar cabeza —me señala como si le estresáramos y la verdad es sí, está siendo presionado por el hermano de Luisa, a pesar de que dije que intentamos primero ser novios, ellos ya estaban planeando la boda. Trabajamos por un rato y luego salimos a comer para regresar a la oficina. Esto es lo que necesito para estar tranquilo por el momento y no salir a acosar a la esposa de nuestro nuevo empleado. Sé que es hora de irme cuando ellos comienzan a ponerse intensos. Por lo que me muevo de manera sigilosa sin romper su burbuja. Salgo del edificio encontrando a algunos empleados que me saludan para quedar bien, algunos piensan que al ser un pueblo las personas son amables y calidez, sin embargo, esta gente es egoísta y superficial. Bien podrían ser mi familia. Llegó hasta mi auto encontrando un pedazo de cartulina en la que dice “Hermano del director”, lo que me causa gracia. La quito y regreso para colocarla en la recepción ahora entiendo el por qué no me dicen nada. Subo mi auto y guardo la foto en el cajón donde debería haber un adorno, sin embargo, lo removí volviéndolo un escondite, ahí nadie encontrara la foto. Comienzo por conducir para ir a mi casa, me siento tenso, demasiadas emociones para mi gusto. Conduzco hasta que mi auto de repente se apaga, por lo que dejó que siga con la esperanza de que llegué. Golpeo el volante cuando se detiene de manera definitiva.
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