Capitulo 5*

1887 Palabras
Capítulo 5 Sobre la cima  Observó el lugar confirmando que estoy lejos y está volviéndose de noche, por lo que estaciono a un lado de la carretera, abro la puerta para salir, el aire frío me golpea haciendo que un escalofrío me envuelva. Podría dejarlo y regresar después por él. Es cuando me doy cuenta de que a unos metros está otro auto color n***o, es bastante pequeño, pero a diferencia del mío este tiene luz. Sopeso mis opciones, sin embargo, la curiosidad me gana, por lo que camino hasta el auto. ¿Qué hace un auto parado en medio de la nada? Me acerco y doy unos golpes en la ventana. Es cuando me doy cuenta de que la persona está recargada en el volante y cuando alza la mirada me quedó paralizado, hace unas horas vi el expediente y ahora está aquí. Sin embargo, su mirada derrocha tristeza y su cabello parece apagado de igual manera que me rompe, Es casi una extraña la que tengo frente, aunque tiene expresión asustada, eso es un nuevo golpe, teme de mí. Apenas y me da tiempo de alejarme cuando arranca el auto alejándose. Tengo el impulso de correr tras el auto y abrazarla hasta que esa tristeza se vaya, no obstante respiro y trato de mantenerme quieto para regresar al auto. Hemos empezado con el pie izquierdo. Al menos tengo la matrícula, puedo investigar donde se encuentra y espero poder hacer algo. Calma, Silas, dale su espacio. Se nota que es un ratón asustadizo. Pasa al menos una media hora hasta que el mismo auto se detenga frente mío. Estoy tenso ¿Y si es su esposo?, las luces no se apagan cuando escucho que abre la puerta, lo que impide que contemple quien viene. Pienso en que decir, no hay mentira en ello. Aunque el olor a flores me golpea haciendo que aspire como si fuera la única vez que estaré tan cerca. Maldición, no es bueno. Esto será un completo caos y no me arrepentiré. Aparece ella, ahora parece tan pequeña, un pequeño ratón. Trae ropa deportiva que es el doble a su tamaño, el solo suponer que es de su esposo hace que mi lado sádico reflexione en las formas de torturarlo. Esconde su cuerpo de manera obvia, parece estar más tranquila. Aunque puedo ver sus ojos grises, aún es notorio el color rojo y que están hinchados, su cabello está alborotado, se nota que ha pasado sus manos sobre el de manera reciente, el tono pega más a un rojizo, al parecer en la foto lo tenía pintado. Me encanta. Paso mi lengua por mis labios en un intento de tranquilizarme, mi corazón late desbocado. —¿Necesitas ayuda? —susurra tan bajo que, apenas y escucho, se nota incómoda y avergonzada, mirando a todos lados. Cariño, claro que la necesito ¡Mira mis pantalones! —Si —logro decir arrastrando las palabras, sueno afectado. ¡Silas contrólate! Quito la capucha mostrando mi cara, eso le dará confianza, siento satisfacción cuando sus mejillas toman un sonrojo que la hace ver adorable. Pero cuando sale de su trance dando vuelta para irse, alcanzó a sujetar su brazo de forma delicada, siento mis manos cosquillear por tocarla un poco más, entonces levanta la mirada, parece asustada. Debería estarlo, de hecho, ahora que lo pienso, ¿En qué piensa ella? ¿Suena bien ayudar a un extraño en una carretera solitaria? Le doy una sonrisa para que pueda sentirse tranquila y busco que agregar, debo ser cuidadoso y evitar decir lo que pienso. Desde ahora ese será mi plan uno. Soy como un zorro frente un conejo asustado. —Necesito energía, prometo no morder… por ahora —directo, pero lo último no lo puedo evitar, sale junto con una sonrisa sugerente que me hace ganar una pequeña sonrisa, gane. —Claro —contesta en un susurro, quita mi mano con delicadeza para ir a buscar los cables. La sigo manteniendo una distancia, busca en el auto hasta que los encuentra en la parte de atrás entre los asientos. Se encorva exponiendo su trasero haciendo una curva con su espalda, no me pierdo su provocación o ¿no? Puede que solo esté alucinando. Quiero darle una nalgada por su atrevimiento y bajar su pantalón, apuesto a que estará lista para mí, podría solo pasar mi mano sobre el pantalón y saberlo. Respiro de manera pesada, arreglo mi pantalón, esto será tortuoso, mis manos pican porque lo haga. Sale del auto y se da vuelta, sé que su sorpresa es falsa por su mirada que parece divertida. Me entrega los cables sin quitarnos la mirada. Triple maldición, tengo el mismo efecto en ella. Hay algo pasando aquí. —No eres de aquí, ¿Cierto? —busco hacer plática, quizá de ese modo mis pantalones sean menos ajustados, si me habla de su esposo y de lo feliz que es con él, solo quizá el deseo se apague. —No, mi esposo tuvo una oferta de trabajo y ha aceptado —dice insegura y termina haciendo una mueca. Parece recordar algo, por lo que se da vuelta mirando el lugar. Se ha dado cuenta de lo mal que podría acabar esto. Sé que tengo alguna clase de oportunidad, sin embargo, necesito saber qué tan seguro es el terreno. Decido jugar igual que ella y me quito mi sudadera junto con mi playera, una excusa perfecta no quiero ensuciar, me sorprende lo rápido que analizo todo, estoy volviendo en mi total potencial y solo por cazar a una chica. —Parece que no has sido feliz con el cambio —suelto una risa sin poderlo evitar, parece darse cuenta de que tramo algo y me regresa a mirar. Conecto nuestros autos de manera lenta, dándole prioridad a sus acciones. Escanea mi cuerpo, pasando su lengua por el labio inferior, lo que provoca un remolino de emociones. Hay una tensión s****l entre nosotros dando inicio, solo tengo que empujar un poco más y luego retroceder hacerlo unas cuantas veces y zas. Si ella no da el paso estoy seguro de que lo haré yo, pero no me espero cuando la observó acercarse decidida eliminando el espacio entre nosotros, su cuerpo impacta con el mío mientras se alza de puntas, sus brazos pasan por mi cuello intentando acercarme. Como soy tan buena persona que me agacho facilitando la tarea. Nuestras alturas son evidentes, al menos mide 1,50 para mí 1,80. Nuestros labios chocan con un hambre voraz, una necesidad difícil de controlar, besa como el mismo cielo. Sus labios son pequeños y delicados, comenzamos con torpeza. Mis manos van a su cintura, pero bajan un poco más, tanteo mi suerte apretando su culo, que es más grande de lo que pensé. Hay más sorpresas bajo esa ropa, me gustará desenvolver mi regalo. Suelta un jadeo así que adentro mi lengua sintiendo la suya que me causa un escalofrío. Tengo hambre y pienso degustar el manjar que tengo entre mis manos. Mis sueños húmedos ya tienen rostro. Se impulsa por lo que sus piernas van a mi cintura para enredarse, no muevo mis manos de su culo cuando comienzo a hacer fricción contra mi v***a, que sienta como me tiene. Las manos se dirigen a mi cabello donde jala, suelto un gruñido, permitiendo que ella tome el control de nuestras bocas mientras sigo con los roces. Sus gemidos se vuelven más fuertes, por lo que sé que está cerca, de esta manera hago los movimientos más rápidos y bruscos, muerdo su labio, doy un azote en una de las mejillas del culo. Observó cómo suelta un gemido largo mientras entierra las uñas en mis hombros para arquear la espalda. Es todo un espectáculo digno de ver y es nuestro primer encuentro. Luego se deja caer sobre mi cuerpo, mis piernas tiemblan, pero logran sostenernos. Me olfatea lo que me causa gracia, pero me sorprendo cuando deja un pequeño beso y una succión que hace que mi piel se erice como respuesta. Estoy perdido. Hace un movimiento que me hace saber que puedo dejarla en el suelo, hago lo que me pide y evita mi mirada, ahora sí se siente avergonzada. Río por lo bajo, no presionaré. No hay que tentar la suerte con la que fui bendecido hoy. —Casi todos los días estoy aquí —suelto como si nada es así como obtengo de nuevo su mirada, sin embargo, su vista, sus mejillas están rojas. Ha recuperado su color, además de que sus ojos tienen un brillo impresionante que hace el gris más claro, aunque se desvía a mi pantalón que tiene una erección. Parece pensar que me debe algo, con mi mano la agarró de la barbilla enviando un cosquilleo, le doy una pequeña sonrisa. —Mi auto se descompone seguido —suelto como si fuera un dato que debe saber, lo que la hace reír, festejo es un buen indicio que ría, hay un brillo que se intensifica, la tristeza ha desaparecido. —Lo logré —determinó con egocentrismo a su mirada divertida. —Creo que ya ha terminado, debo irme —susurra, sé que no quiere irse y no quiero que se vaya por lo que decido por los dos. Asiento quitando los cables que unen a nuestros autos y sin reflexionarlo muy bien, bueno si lo hago, sin embargo, las hormonas ganan. ¿Está mal quererla gimiendo mi nombre? Camino hasta mi auto y lanzó los cables en la parte trasera, junto a los asientos. Me mira sin poder creerlo, juzgando quizá que estoy loco. —Es mío —dice haciendo un gesto con la nariz, niega caminando al lugar. Entra al asiento y eleva su culo en la misma posición que hace un rato. No soy de palo, además de que ya he agarrado confianza, agarró su cadera y la empujo dentro. Se voltea para observarme y le sonrió, no hay miedo en su mirada, el deseo aumenta. Intenta abrir la puerta del lado contrario, lo que no sabe es la magia de controlar tu auto desde un botón. Agarró su pie y jalo para que caiga recostada, se ve tan pequeña. Su cabello se esparce en el asiento y sus labios aun inflamados me incitan. Sabiendo que soy yo el que la provoca. Sin embargo, la mirada llena de deseo que me da es todo el permiso que necesito. Me coloco entre sus piernas sobre ella sin quitarle la mirada, atento a todas sus reacciones. Bajo el cierre de su sudadera encontrando un top que aprieta sus pechos, sus labios se entreabren a la expectativa y mueve la cadera buscando fricción. Sonrió. Está bajo mío necesitando de mi toque, lo que me hace sentir poderoso, quitó la sudadera con su ayuda acariciando la piel expuesta a mi paso, en estos momentos me estorba. Me siento afortunado, cintura marcada con una curva perfecta, de alguna manera sabía lo que me gustaría en una mujer y ella lo tiene. Esta mujer es hermosa en todas las formas y me siento obligado a no dejarla ir. —Debo regresar con mi esposo —susurra, aunque no trata de quitarme. De hecho, pasa sus brazos por mis hombros con una leve caricia intentando acercarme, rozo nuestros labios y la besó de manera lenta, pero ella parece querer llegar al banquete.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR