3.

1555 Palabras
Con este hecho que sucedió, empezarían oficialmente los cambios no sólo en sus vidas, sino en la mía también. Pipe y Juan Andrés habían pasado a las grandes ligas según ellos o bueno, estaban a punto de hacerlo, porque habían logrado por fin convencer a este sujeto, del cual llevaban meses hablando, incluso idolatrando, porque querían trabajar para él, ser como él, hasta verse como él, como si se tratase de un modelo a seguir, cuando era todo lo contrario, ¿cómo es posible que ese par admirasen con tanta devoción a un narco? Es como a la gente que idolatra a Pablo Escobar, me dan ganas de estallarlos a todos. Llevaban mucho tiempo atrás de ese hombre, deseando ingresar a la organización de manera irresponsable, porque claramente sólo querían ingresar por ganar dinero fácil, es que las drogas dan buen dinero aún con lo horrible que suene, es completamente cierto, deja muchos dividendos, pero una cosa es venderla clandestinamente en la calle, pero otra completamente diferente empezar a transportarla o esas cosas horribles que ellos tanto añoraban. Querían trabajar para un narco, bastante conocido en la región y les importaba un bledo las consecuencias que estos actos podrían traerles, porque podían matarlos, encarcelarlos o morir manipulando estas cosas, pero ellos querían dinero fácil a toda costa para darse los lujos que tanto “merecían”. No merecían nada, a lo mucho ser pateados por el ejercito nacional, pero nadie iba a impedirles trabajar para él ahora que tenían la oportunidad de hacerlo, lo cual no sólo cambiaría sus vidas, sino la mía y no lo sabía en ese momento. El cargo que les dieron fue el “ideal” para ellos, porque les permitiría viajar y ganar dinero fácil, además, no requería inteligencia, lo cual era muy importante ya que carecían de ella. Se encargarían de traer la coca desde Leticia, hasta acá, pero Leticia está realmente lejos, totalmente al sur del país cuando nosotros vivíamos al norte, así que tardarían muchos días en ir y venir, lo cual los tenían tan emocionados que yo quería arrancarme la piel, porque cuando se emocionan, se ponen más irritantes que de costumbre, llegan a niveles inconmensurables de cutrismo. En fin, la cocaína era traída por rutas fluviales desde Perú que era uno de los principales exportadores junto a mi país y Bolivia, ellos se encargarían tanto de recibirla, hacer el “inventario” y traerla. También estarían en los cultivos que están ubicados en putumayo, Nariño y cauca, transportarían todo lo necesario y creo que pensaban que tenían menos responsabilidad, que esto sería fácil, pero no sabían en la que se estaban metiendo. Se preguntarán, después de todo lo que he mencionado, ¿quién es el susodicho? ¿quién es el narcotraficante tan temido en el país que a su vez, fue tan estúpido de contratar a un par de soperutanos que no saben hacer ni divisiones? Este sujeto, era Bruno Lafaurie, lógicamente era el hijo de Fabio Lafaurie, un político de renombre del país y su familia, una de las principales acaudaladas de toda la región caribe. Ellos me decían que él era muy temido por todos, porque decían las malas lenguas, que era un tipo muy serio, frívolo, cruel y debido a lo que se dedicaba, era de locos acercarse a él. Yo me lo imaginaba como un tipo cincuentón, con barriga, una calva brillante y camisa de flores, con zapatos de charol, tal vez con algún perfume extravagante o un auto de esos que tienen llantas enormes, pero no tenía idea de que el tal Bruno, no era similar en nada a lo que había imaginado, es que por su imagen, podría pasar completamente desapercibido, jamás dudarían de alguien como él, pero bueno, aún no lo había visto en ese momento. Ellos lograron acercarse a él por medio de “los turcos” que eran unos distribuidores de Bruno que se encargaban de venderles drogas a tipos de la calle para que la revendan, como a mis hermanos, eran en pocas palabras, los deelers de barrio. Los turcos eran de muy bajo nivel, de segundo para ser más exactos y mis hermanos eran de primero, el nivel más bajo de todos y por esto siempre quisieron ascender y ahora que lo habían logrado, no pensaban dar vuelta atrás, creo que incluso soñaban en llegar a ser como Bruno, porque incluso el estúpido de Juan Andrés, pegaría una foto suya en la pared rodeada de corazones, teniéndolo como meta, creo, pero era tan ridículo de ver, que quise prenderle fuego a su habitación con el adentro. Ya ahora que no eran de tan bajo nivel, no iba a poder burlarme de ellos. No entiendo por qué los turcos los ayudaron si nadie hace esto sin esperar nada a cambio y menos gente como ellos, que siempre tienen motivos ocultos, pero mis hermanos decidieron confiar en ellos simplemente por el hecho de ser extranjeros, pero fue un grave error que no notarían en ese momento, ya luego nos enteraríamos de sus razones y de la peor manera posible. Bruno era hijo de “Tito”, así llamaban en la industria a su padre por no decir su nombre real claro está y por razones de seguridad, nadie decía su nombre real, pero yo sí sabía quién era el sujeto gracias a mis hermanos porque este, era uno de los ministros del gobierno colombiano que además era parte de un clan de narcotráfico que estaba aliado también con unos generales de la policía de muy alto rango y toda clase de políticos corruptos, que lavaban dinero, desviaban recursos públicos y hasta con las obras de la ciudad, robaban dinero, es que robaban en cada cosa que podían. Su padre, se sabía era extremadante millonario y de ahí, Bruno ingresó a la industria, algo como que heredó el negocio familiar, qué grandísima porquería, de admirar. Hasta los de mejor y prestigiosa imagen del gobierno, allí estaban ganando dinero del narcotráfico, pero pocos lo sabían. Yo me enteré de todo esto con el transcurrir de los meses y de muchas cosas horribles que era preferible no saber. Para finales de junio, ellos empezaron a trabajar oficialmente para él, de lleno y así mismo, empezaron con los largos viajes. Tan sólo con los dos primeros viajes, comenzaron a ganar millones y entonces, Juan Andrés se mudó a un apartamento con Paulina y la niña que ya había nacido, Pipe también se mudó a una casa en un conjunto cerrado. Todo lo hicieron en cuestión de días, como con prisa y sin medir las consecuencias de lo que su partida podría causar, porque ahora que ganaban dinero, era lógico pensar que aportarían algo en casa ya que nunca lo habían hecho, pero no, no fue así. Qué iluso fui de pensar en algo semejante. Así que en casa, quedamos muy mal económicamente ya que nosotros éramos los que veníamos aportando dinero, aunque ellos en menor medida pero algo era algo, lo hicieron durante un tiempo, pero sin ellos dos, la carga me quedó a mí solo y me era imposible cubrir todas las cuentas, papá ya no trabajaba porque lo habían retirado por su edad. No hacen nada bien en la puta vida. Me tocó retirarme de la escuela, ya que no teníamos para pagar las mensualidades, porque no sé cómo a mis papás, se les había ocurrido la grandiosa idea de meterme a una escuela paga y a estas alturas del año, ni se me podía ocurrir pensar en inscribirme en una escuela pública, se reirían en mi cara de sólo insinuarlo y la vena de mi frente por fin estallaría. Así que Pipe, en un acto de bondad hacia mi persona, intentaba conseguirme un trabajo como podía que fuese más decente o al menos, en que tuviera una mejor paga, pero por mi corta edad, en ningún lado querían recibirme, tampoco es que fuese legal. Era lógico que a mis quince años, no recibiría ninguna oferta buena de trabajo o al menos no una buena o de prostituto, la cual sí recibí miles, pero cuando sólo me lo insinuaron, quise arrancarme la piel y pegarles con ella. Entonces me ofrecieron algo que al principio creí que era una broma, pero no, estaba completamente lejos de serlo. Tampoco es que fuese un trabajo vergonzoso, al menos era legal o eso yo creía, y sería machista pensar que es sólo trabajo de mujeres, porque no era así, pero lo dudé por un momento, no por el oficio como tal, que me daba francamente igual, sino el hecho de para quién debía trabajar, mi susodicho contratador. Me dijeron que podía ir al mediodía a la casa de Bruno para asearla, ya que él era extremadamente meticuloso y no dejaba ingresar a nadie ajeno a su casa por lo tenebroso que es, no sé ni cómo lograron convencerlo, aunque esos dos, cada vez que se proponen algo lo logran y bueno, al menos ofrecía una buena paga que podría cubrir muchas de nuestras necesidades en casa, entonces decidí aceptar. Vaya, así que ahora sería una sirvienta con todas las de la ley, genial. Sería gracioso vestirme también con el vestido que ellas usan, me pondría unas botas de vaquero de cuero marrón y un sombrero que combine con el vestido.
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