6.

1969 Palabras
Desde esa tarde, las cosas cambiaron mucho. Bruno cambió mi horario, me dijo que fuera en las tardes después de ir a la escuela, porque me dijo que debía regresar de inmediato a estudiar y que podía ir al terminar la jornada. Ese fue un gran gesto de su parte, ni sabía que los narcos podían tener buen corazón con la gente plebe como yo, pero bueno, estoy aprendiendo muchas cosas estos días. Entonces pude retomar la escuela un par de días después de que se efectuara el pago y fue muy grato regresar, había extrañado a mis compañeros y como siempre, entré con la mejor actitud y saludé con el puño a mis amigos del aula. Al fondo vi a Sergio, quién era algo así como mi amigo más cercano, en muchos sentidos, si saben a lo que me refiero. Como mencioné anteriormente, jamás he tenido novio y Sergio, no podía ser mi novio porque decía desde que lo conocí que es heterosexual, lo pregona ante todos con sus comentarios, revistas para adultos y demás, pero cuando estamos solos, le gusta que nos besemos y me da como igual, es una forma de pasar el rato, supongo. Él es de Sincelejo, por lo cual tiene el acento típico de esa zona y es un poco más alto que yo, tampoco tanto, delgado y su corte de cabello deja mucho que desear, es que como tiene el pelo lacio, siempre se hace un corte del tipo paisa, es decir, se pasa la maquina a los lados, parece un gallo de peleas. A pesar del corte de cabello que usa y que tiene unas expansiones en las orejas que debieron dolerles, se podía decir que él era muy lindo, al menos para mis compañeras que siempre lo invitaban a salir. Aceptaba a algunas, a otras no, era muy meticuloso a la hora de salir con alguna chica, debía cumplir con ciertos estándares. Él no está enamorado de mí y afortunadamente yo tampoco lo estoy de él, creo que se podría decir que somos mejores amigos, porque siempre ando con él y nos contamos todo. Sergio estaba en el equipo de fútbol de la escuela y no era el mejor, de hecho, creo que era el peor del equipo, pero como era amigo de todos, no lo sacaban del equipo y menos, porque él era muy divertido y sin él, no tendría gracia alguna estar en el equipo. Después de saludarlos a todos, me senté junto a él, pero se alejó un poco y me miró con mucho enojo. -¿Y tú por qué no habías venido?-Preguntó a la defensiva. -Mis papás no me habían pagado el mes y no me dejaban entrar por eso. -Mmm, ¿y yo que te había dicho antes Nicolás?-Preguntó enojado y rodé los ojos.-Te podía ayudar con eso. -¡No! Sabes que eso no me gusta.-Me quejé. Sergio sabía de mis problemas de plata, es que yo a él le contaba básicamente todo y varias veces me sugirió ayudarme, pero eso era muy vergonzoso, no podía permitirlo. Su familia tenía una economía bastante buena, eran ganaderos y vivían en la parte rural del Sucre, por lo cual pudieron permitirse enviar a su hijo mayor a estudiar a Barranquilla él solo e incluso, le pagaban una escuela privada, apartamento y hasta un auto. -Mmm, y entonces, ¿cómo es que estás aquí? ¿cómo hiciste? No creo que alguno de los inútiles de tu hermano te haya ayudado. -No, lo hizo mi jefe, ni sé bien por qué. -¿El tipo del que me hablaste?-Preguntó frunciendo el ceño y asentí.-¿Y qué te pidió a cambio o qué? esa gente no hace favores de gratis, los cobran al menos en especie. -Mmm bueno, no creo que lo haya hecho pensando en que le de algo a cambio. Bruno ya tiene novio. -¿Es gay?-Preguntó enarcando una ceja. -Sí. -Mmm. La mañana transcurrió sin mayores inconvenientes, tuve un par de actividades que pudimos resolver con ayuda de unos compañeros, que no eran la gran cosa. Dos de ellos eran repitentes, pero de los malos, malos. Sería un poco hipócrita de mi parte el criticarlos cuando mi mejor amigo, tenía ya dieciocho años estando en décimo apenas, pero él no había perdido años, empezó a estudiar bastante tarde porque sus padres, que son campesinos y analfabetas, algo irónico cuando son de los que más dinero tienen de su zona, ni sabían que debían inscribir a su hijo a una escuela desde los cuatro años, lo hicieron cuando ya tenía siete apenas y tuvo que empezar junto a los más pequeños. A la salida, pensé en tomar el autobús que pasaba en frente, que me dejaba justo en el edificio de Bruno, pero por supuesto, Sergio con lo sobreprotector que es, no me dejaría tomar un autobús hasta allá, siempre me llevaba él a casa, cuando no aparecían mis hermanos, a quiénes ya conocía hace mucho y a pesar de que se burlan de él también, se llevan bien dentro de todo. Caminábamos hacia el estacionamiento, cuando vimos a mis dos hermanos, llegar en su moto de mala muerte, que pro supuesto, no abandonarían ni aún cuando ahora ganaban tanto dinero. Creo que incluso, si muriera alguno de los dos, se llevaría la moto al cajón. La quieren más que a mi madre y es un hecho verídico. Se bajaron y se acercaron a nosotros. -Hey, ¿todo bien, Sergio?-Dijo Pipe y chocó puños con él, lo hizo también Juan Andrés.-Pensé que te habías muerto. -No nada, aún no me he muerto.-Respondió entre risas.-No puedo morirme sin ir a ver un clásico del river-boca. -Qué v***a, ya nosotros teníamos preparada la fiesta por tu muerte. -Hasta habíamos comprado una piñata en forma de gallo.-Dijo Juan y reímos. -Ajá, ¿y ya se cuadraron o aún lo tienes en ascuas?-Preguntó Pipe mirándome y creo que ambos nos sentimos igual de incómodos. Sí, ellos sabían un poco las cosas que hacíamos, que sólo eran besos y poco más, que hace rato no pasaba porque llevaba más de dos meses sin verlo, pero ellos alguna vez, nos sorprendieron en la casa, una noche en que Sergio fue a verme, leímos comics un rato y luego, nos besamos un poco, pero justo ambos entraron, completamente ebrios y desde ahí, las bromas no cesaron hacia nosotros. Incluso el infeliz de Pipe, nos hizo una caricatura y les dijo al barrio entero que yo era un zoofílico, porque me había hecho novio de un gallo de pelea. Quise matarlo cuando escuché ese absurdo rumor. -Jajá, los incomodamos. Eso me acaba de alegrar el día.-Dijo Juan entre risas, pero noté que estaba un poco drogado, porque hablaba como rastafari y tenía los ojos enrojecidos. -¿No tienen algo mejor que hacer? Como ir a atracar, supongo.-Comenté y ellos rieron aún más. -Estás buscando es que te atraquemos a ti apenas te pague el Bruno.-Dijo Pipe y rodé los ojos. -Bueno nos vamos, se le hace tarde aquí al Nicolás.-Dijo Sergio agarrando mi muñeca.-Ojo al manejar ustedes dos, los van es a meter presos si los pilla la policía. -Nosotros somos los dueños de la policía.-Comentó Pipe de forma torpe, trabándose en hablar y por la forma en que ambos se rieron, Sergio y yo nos miramos, decepcionados. Era lógico que estaban drogados hasta las orejas. Entonces después de despedirnos, nos fuimos en el auto de Sergio y en el camino, puso música de Héroes del silencio, un grupo que nos gustaba bastante y llegamos al edificio de Bruno, unos quince minutos más tarde, era relativamente cerca de la escuela. Estacionó por fuera y no sé por qué lo hizo, si es que planeaba quedarse por aquí o qué. -¿Por qué te acabas de parquear aquí?-Pregunté mientras abría la puerta. -Te acompañaré hasta dentro. -¿Por qué?-Pregunté dudoso, no sé qué tramaba. Sergio siempre ha sido muy misterioso, a veces dice cosas y las deja a medias, no termina las frases y es una costumbre muy extraña que tiene. También, desde que nos conocemos hace alrededor de dos años, siempre aparece en mi casa sin avisar, de improvisto, se queda a veces y ni sé bien por qué, considerando las condiciones pésimas en que vivo y también, insiste siempre en llevarme a todos lados, si mis hermanos no aparecen antes. Es muy sobreprotector, tal vez por todo esto es que mis hermanos piensen esas cosas, porque lo creen en serio, que somos novios, cuando no es algo ni cercano a eso. Nunca hemos tratado algún tema de eso ni es siquiera algo que pudiera imaginar. -Para saber donde vive este tipo. No confío en él, ni por su historial delictivo y menos, tú estando solo trabajando para él. Alguien debe saber donde vive por si te pasa algo. -Mis hermanos dicen que mandó a fabricar mi lápida en Italia. -¿Qué?-Preguntó alterado y rompí en risas. -Es broma, cada vez que me ven, dicen que va liquidarme, fusilarme o incinerarme. Incluso ayer, me dijeron que Bruno llevaba un diario, en que planeaba formas nuevas en que podría matarme. -¿Siempre están drogados o qué?-Preguntó entre risas y me encogí de hombros. -Tal vez o ebrios, pero ya como que me da igual. Subimos y no pensé que Sergio sería tan curioso de querer ir hasta el apartamento exacto de Bruno, pero sí lo hizo. Andaba muy extraño hoy, ¿será porque llevábamos rato sin vernos? Estaba un poco más apegado que de costumbre, cuando nunca había sido así y menos en público. Era muy extraño. Llegamos y él observó todo, la entrada del apartamento, como si se tratase de una bomba o algo así. -¿Por qué la mala cara?-Pregunté.-¿Te estás cagando o qué? -No.-Rió al escucharme.-¿A qué hora estás saliendo? -Antes salía un poco antes, cuando venía desde la mañana, pero ahora, debo salir después de nueve. -¿Y en qué te regresas? -En bicicleta, como los plebes. -¡Deja de llamarte plebe!-Se quejó, molesto. Siempre le molestó que me refiriera a mí mismo de formas despectivas, pero no es que tuviese baja autoestima ni mucho menos, es parte de mi forma de ser, el burlarme de mi persona. -Pero si es cierto, la plebedad brota de mi ser.-Dije y al ver que la vena de su frente quería estallar, no pude evitar romper en risas y él, exhaló irritado. -Bueno tú, “plebe”, pasaré por ti en la noche. Te pueden es atracar a esa hora. -No creo que mis hermanos ronden esta zona, lo más norte que conocen es el barrio chino. -¿Acaso son los únicos atracadores de toda Barranquilla? -Creo que no, no lo sé. -Me esperarás.-Sentenció y asentí, eso sí no me sorprendía, Sergio siempre fue jodidamente dominante, al menos conmigo y ya como que me daba igual. Entonces se acercó a mí, me tomó por mi cintura y me besó. Sí, se sintió muy extraño, pero no dije nada. A pesar de todo, siempre me había gustado besarlo, me hacía sentir bien y me gustaban mucho sus labios cálidos, pero… esta vez se sintió diferente, ni sé bien por qué, si es quizá porque llevábamos mucho sin vernos o si tal vez por el hecho, de que estuviera besándome en un lugar público, en que cualquiera podría vernos, cuando siempre había sido muy cuidadoso con eso, pero hoy estaba siendo diferente a como había sido siempre, pero no me molestaba. Nos besamos tal vez por mucho tiempo, pero al final, me separé un poco al notar que se me estaba haciendo tarde y no quería morir hoy. Sonrió levemente y lo vi alejarse, suspiré. Bien, esto es extraño.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR