LUCAS
Escucho atentamente (o eso le hago creer) a mi padre que me regaña por el estilo de vida que llevo.
Se mueve de un lugar a otro, moviendo las manos mientras no para de hablar.
Jamás le ha gustado que disfrute de la manera en que lo hago, siempre me dice que debo sentar cabeza, casarme y tener hijos, que deben venir más Harper al mundo, que la descendencia no puede terminar conmigo, ya que somos más, pero yo soy el único hombre dentro de los hijos del matrimonio.
Que como un hombre ya de más de treinta años, ya debería tener al menos dos hijos pero no, no tengo ninguno, ni siquiera por error de condón.
Un escalofrío me recorre ante esa idea.
¡Dios de los condones ni se te ocurra desampararme!
Me muero si alguna mujer me dice que tendrá un hijo mío.
¡No!, dios me libre.
Claramente, yo no lo he escuchado en toda mi vida y he hecho lo que se me viene en gana desde que soy una jovencito que conoció lo que es el sexo y lo bien que se puede pasar.
Ni que fuera un pecado disfrutar libremente de mi sexualidad.
Ademas, no se por que se queja tanto, si él fue igual que yo antes de casarse con mi madre, incluso quienes lo conocen de joven, dicen que fue mucho peor.
Ser dueño de casinos, bar y discotecas a lo largo del país no es un trabajo que precisamente requiera que uno sea hombre de una sola mujer.
¡Dios me libre!
No, he conocido tanta mujer guapa a lo largo de mi vida, que claro esta, me ha encantado y he disfrutado como nadie, por eso el tema de tener una realidad estable, enamorarme, casarme o tener hijos no está dentro de mis planes.
Se que tendré que hacerlo en algún momento por que al igual que mi padre, considero que la descendencia familiar debe de continuar y para eso, deberé tener al menos un hijo.
¿El como se vaya a procrear ese pequeño? No lo sé, pero de que tengo un hijo, lo tengo.
Así tenga cincuenta años.
- Lucas Harper, prestame atención con un carajos- dice mi padre molesto golpeando su escritorio con las manos vueltas en puños haciendo que enfoque mi mirada en él nuevamente con cansancio.
- Lo lamento padre, que decías? - le digo sin mucho interés y con una suave sonrisa divertida que se, a él le molesta.
Creo que ya está tan viejo, que todo le molesta.
Ya me cansan estos discursos de su parte y hasta que no le presente a alguna chica, no me dejará en paz.
A estas alturas ya no le interesa si es de la misma clase social nuestra o es una indigente, con tal de decirle que estoy con alguien él ya es feliz.
Mi padre me ve con ganas de querer estrangularme, pero niega con la cabeza y suelte un suspiro cansador.
- Nada, contigo solo pierdo mi tiempo - dice cansado y me alegro, ya que no deseo seguir con el mismo tema y por que tampoco es a lo que vine.
Estoy aquí para hablar sobre temas del trabajo, sobre las empresas y no para sus regaños del como llevo mi vida.
Vida que es perfecta para mi.
Alcohol, mujeres y mucha diversión.
- Entonces...? - dejo la pregunta en el aire haciendo unas señas con mis manos viendo directamente en su dirección.
Pobre hombre, se le ve en el rostro que desea desheredarme pero mi santa madre jamas permitirá aquello, al menos la tengo a ella a mi favor.
- Necesito que hables con tu amigo, Samuel Stoll para que hagamos la extensión del casino de "The Royals" en la ciudad de San Francisco. Se que habíamos hablado del tema anteriormente pero luego de analizar tu propuesta, considero que es un buen negocio a desarrollar - me dice y eso ilumina mi rostro.
Esta serio, como una maldita roca pero puedo ver como sus ojos muestran el orgullo que siente por mi y por mi trabajo bien hecho.
En el fondo no soy tan malo y él lo sabe.
Sabía que le gustaría mi propuesta, ya que se lo que hago, seré un desordenado para muchas cosas pero no para el trabajo, algo que adquirí de él.
- Me parece excelente padre - suelto más que emocionado y el sonríe ligeramente para luego ponerse serio otra vez.
- Si este proyecto resulta bien y de acuerdo a tu informe de proyección, te daré finalmente el puesto de presidencia - dice y mierda, eso sí que no lo esperaba.
Abro los ojos como platos y una ganas de saltar y chillar me invaden pero me abstengo, ya tendré tiempo de disfrutar esta noticia.
Llevo al menos unos cuantos años solicitándolo pero él se ha negado en cada una de ellas, diciendo que no soy lo suficientemente maduro para tomar un cargo de tal magnitud, que debo crecer más como persona, hombre y profesional si lo deseo realmente.
Por lo cual, los últimos años me dedique a demostrarle que soy capaz de todo lo que el cree que no y mucho más.
Y este proyecto en particular, me pidió que yo lo hiciera sin asesores que me ayudarán.
¿Qué creen? Lo hice y el que ahora me esté indicando que si todo sale bien tomare por fin la presidencia, es algo que me deja más que extasiado y contento.
Debo llamar a los chicos y celebrar.
- Pero todo depende de lo bien que resulten las cosas - dice con algo de diversión.
- Ya verás que es así, no te he defraudado con temas de la empresa y no será así, jamás - suelto y él sabe que digo la verdad.
Podré defraudarlo con un millón de otras cosas pero menos con la empresa, en el trabajo soy uno de los mejores, si es que no, el mejor.
- Hmmm eso espero. Vamos a comer, que tu madre nos espera - suelta poniéndose se pie nuevamente, sonrió y lo abrazo por los hombros caminando de esa manera hasta el comedor donde espera el resto de la familia.
Mi padre intenta soltarse de mi agarre, pero se lo impido, al contrario, al llegar donde están todos viéndonos atentos dejo un enorme beso en su mejilla haciendo que todos sonrían, incluso el.
- Tal padre, tal hijo. Se ven tan hermosos juntos - dice mi santa h muy hermosa madre.
- Soy tu hijo, es obvio que soy hermoso - le digo con una sonrisa en el rostro y le guiño un ojo.
- Eso jamás lo podría discutir, tu madre es la mujer mas hermosa del mundo - dice papá orgulloso de la mujer que tiene y más que enamorado, y sus palabras provocaron que madre se sonroje con sus demostraciones de cariño.
Si encontrara lo que ellos tienes, definitivamente dejaría la vida que tengo, pero hasta que eso no suceda, seguiré viviendo a mi manera.
*****
Camino por los pasillos de esta empresa como si fuera la mía, todos me conocen y me dejan ingresar como pedro por su casa.
Sonrió con galanteria a todas las mujeres que me ven con ganas de querer abrirme sus piernas.
Niego con la cabeza, por que ya varias lo han hecho y por eso mismo Samuel ha intentado prohibirme venir hasta acá, por que no desea que me meta con su personal pero baaah, yo hago lo que de me pega en gana.
- Buenas tardes - saludo a la secretaría que ni bien alcanza a abrir la boca cuando yo ya estoy ingresando en la oficina de mi mejor amigo.
Y vaya sorpresa la que me llevó en su interior, esta mi otro gran amigo, Sebastián.
- Así que la pandilla se reúne y no le avisan a la parte entretenida, que feo, puedo sentir como mi corazón se parte en dos - suelto con todo el dramatismo del que soy posible.
- Lucas, diría que es una sorpresa verte por aquí, pero como pareciera que eres más el dueño que yo, pues bueno, cada día me sorprende menos - suelta Samuel con esa seriedad que lo caracteriza pero con una leve sonrisa asomada en sus labios.
- Que bueno que lo tengas claro - le respondo sentándome en uno de los sillones libres que le quedan.
- ¿No deberías estar trabajando? ¿Qué haces en todo el día? - pregunta el ogro de Sebastián.
Hace dos años murió su esposa cuando dio a luz a su hermosa bebé y desde ese entonces se volvió un ogro, malhumorado, con un mal genio que ni el se aguanta y un estúpido en muchos sentidos.
Y aunque con Samuel hemos intentado por todos los medios sacarlo de esa oscuridad que tiene, no hay caso con el, está cada vez peor.
- Si lo hago mi querido y ogro amigo pero a diferencia tuya, mi trabajo es más divertido - completamente cierto, agradezco no tener el trabajo que estos hombres tienen o quizás seria tan amargado como ellos y señor jebus, salvame de aquel mal.
- Como digas, mejor invita al casino, necesito despejar mi mente - suelta Sebastián haciendo que mi rostro se ilumine.
- ¡No faltaba más! Vámonos, que la noche es joven y debemos de aprovecharla - me doy una rápida mirada con Samuel y este asiente.
Con Sam siempre hemos lamentado lo que sucedió con su esposa, ambos estaban muy enamorados y luego de su partida, Sebastián a sufrido demasiado, por eso, cada vez que el desea hacer algo diferente a encerrarse en su mundo, lo acompañamos sin quejas.
Jamás lo dejaremos solo y menos cuando cuenta con dos grandes amigos para sacarlo de su miseria.
Sin más que hablar los tres salimos de la oficina de Samuel y nos vamos a uno de mis casinos en la ciudad, disfrutamos por varias horas, aunque estamos más perdiendo dinero que ganándolo pero no importa, lo estamos pasando bien por sobre todo Sebas.
- Mañana debo entrevistar a varias chicas para que ingresen a trabaje en la casa - dice Sebastián en medio de su ya borrachera.
Aquello me llama la atención, por que siempre me gusta ir a ver esas entrevistas y ver si las chicas son bellas.
Para mi es un ganar-ganar, por que molesto a Sebastián y veo si me puedo llevar a la cama a una hermosa chica.
- De ahí soy, entonces - suelto con una sonrisa de oreja a oreja.
- ¡No! Ni se te ocurra, debo buscar una nueva chica por que la última te la llevaste a la cama y la muy tonta se ilusionó contigo y en que termino todo?...- suelta viéndome fijamente y yo me encojo de hombros -...termino renunciando por tu culpa - dice y me da un golpe en el brazo, lo que solo provoca que sonría divertido.
- No es mi culpa, ellas se hacen sólitas películas en su mente. Yo soy claro, ellas no lo entienden - le digo y Samuel sonríe por lo que digo.
- Tiene razón y lo sabes - dice Sam apoyándome.
- Pfff, da igual. La cosa es que debo buscar a alguien nuevo y espero, por tu maldito bien Lucas, que no te la lleves a la cama como a TODAS las demás - dice pero yo me encojo de hombros una vez más.
No puedo prometer nada, por que si está bella, no habrá quien impida, que sea mía tarde o temprano.