Mireya Estaba en mi despacho pensando qué diablos iba a hacer. Sabía que la estúpida de mi hija y Nicolo estaban planeando algo en contra de mí, pero no se las dejaría tan fácil. Si ellos pensaban que enfrentarse a mí iba a ser sencillo, estaban muy equivocados. Suena mi teléfono y me saca de mis pensamientos. Cuando veo en la pantalla de quién se trata, vuelvo los ojos con fastidio. Esta mujer se ha vuelto un dolor de cabeza, pero la desgraciada es muy inteligente y sabe hacer unas transacciones hermosas, aunque últimamente ha estado fallando y me encantaría saber el porqué. Así que, de inmediato, contesto. —¿Qué quieres, Valentina? Estoy ocupada. —Te recomiendo que vengas a la oficina. Te tengo muy malas noticias. Se trata de Erick, así que te espero. Erick jamás sería capaz de trai

