Lee Min-Ho es el más joven de tres hermanos, los mayores trabajaban arduamente y él continuaba empecinado en crear un video juego que ya le había tomado un año sin obtener resultados positivos, por lo que sus hermanos lo obligaron a buscar un trabajo. Así entró en HK Corporation, una cadena de almacenes y otras empresas dirigida por una mujer que llamó poderosamente su atención. Desde su primer día de trabajo se repetía que era improbable que ella siquiera lo viera, pero le atraía demasiado y no podía dejar de mirarla. Ella notó su insistencia y le lanzó un rayo helado pero, definitivamente, a él le resultaba imposible quitarle los ojos de encima.
Cada día sorteaba obstáculos para tener un momento y observarla aunque fuera a distancia, comenzó a indagar sobre ella y los comentarios de sus compañeros no eran para nada alentadores, por el contrario, le advertían que lo podían despedir de inmediato si no mostraba respeto y distancia, pero el sentimiento era más fuerte que su voluntad y si debía inclinarse en reverencia buscaba la forma de verla a los ojos siquiera un segundo, ella lo notaba y al principio su mirada era fría y su sonrisa burlona, pero él fue percibiendo sutiles cambios con los cuales su mente y corazón se alegraban enormemente.
Se empeñó aún más en desarrollar el video juego para tener dinero y así poder impresionarla hasta que finalmente, después de varios meses de pruebas, logró culminarlo y lo vendió a muy buen precio. Con el dinero le compró un camión de comida a sus padres quienes tenían una minúscula tienda rentada, le hizo reparaciones a la casa de ellos, le compró un automóvil a su hermano mayor, le dio dinero a su otro hermano y se compró un apartamento pequeño, pero cómodo. Luego de todos los gastos guardó un poco de dinero sobrante y pensó que debía crear otro juego porque no había quedado lo suficiente como para impresionar a la señorita Hana-Ji. Tendría que seguir usando su simpatía y encanto personal que a la fecha ya le habían conseguido furtivas miradas y una velada sonrisa cada vez que se encontraban, no era su imaginación, estaba seguro.
A pesar de no haber sido bueno en los estudios, Min-Ho es muy inteligente y astuto por lo que siempre consigue lo que quiere y ahora quiere a la señorita Bae Hana-Ji, la inalcanzable y fría Directora, según la describían sus compañeros, quienes lo reprendían cada vez que inventaba alguna excusa para acercársele.
Gracias a su inteligencia y astucia logró aprender y desempeñar tareas que lo iban acercando a la Dirección, si bien no eran cargos de nivel por su falta de certificados estudiantiles, obtuvo un puesto en el Departamento de Comunicaciones, lo que le permitía llevar la correspondencia a la Dirección cada día, con este trabajo podía ver a Hana-Ji a través de las paredes de vidrio de su oficina.
Como aún estaba lejos de cruzar palabra con ella comenzó a colar pequeños sobres con citas románticas que buscaba en Internet, los sobres 1, 2, 3 y 4 fueron a parar al cesto de basura sin siquiera ser abiertos. Pero en el sobre número 5 escribió por fuera: “No me botes por favor”, así que ella levantó la vista y él hizo una exagerada reverencia que le resultó muy graciosa a Hana-Ji quien no botó el sobre, pero tampoco lo abrió enseguida.
Fue al final de esa tarde que se topó de nuevo con el sobre, lo abrió y leyó la nota: “Me estás enseñando a amar. Yo no sabía. Amar es no pedir, es dar mi alma vacía” (Gerardo Diego), hermosa cita, no le disgustó el atrevimiento del mensajero como tampoco le desagradaban su mirada ni su sonrisa. Despejó de inmediato su mente, ese chico estaba a kilómetros de distancia de ella aunque trabajara en la misma empresa.
Al día siguiente recibió otro sobre y así sucesivamente, todos los guardaba y los abría al finalizar la jornada, leía las citas, sonreía y las iba coleccionando bajo llave.
Era el 1ero de mayo de 2016, la nota del día anterior fue muy reveladora sobre los sentimientos de Min-Ho era una cita de Jane Austen y decía: “He luchado en vano. Ya no puedo más. Soy incapaz de contener mis sentimientos. Permítame que le diga que la admiro y la amo apasionadamente”. Pensó que estaba loco, era demasiado, pero la sensación que produjo en ella no la conocía, nunca se había enamorado, le han gustado muchos chicos, pero un amor bonito como el que Gianluca le ofreció a Rebecca en Italia no lo había tenido aún, amaba su trabajo y su propósito en el mismo y este Min-Ho la estaba distrayendo y le causaba curiosidad su atrevimiento con las miradas y las notas le llamaban inesperadamente la atención porque demostraba una seguridad muy inusual, tenía que reconocerle la constancia al tratar de acercarse a ella. Pero esa mañana la nota tenía una clara invitación a intimar y eso la estremeció sin poder ni querer evitarlo. La nota decía: “Ven a dormir conmigo. No haremos el amor, el amor nos hará” (Julio Cortázar). Adicional había una dirección donde la encontraría para conducirla a su apartamento. Quedó en blanco por un momento hasta que su asistente le avisó que ya estaban todos reunidos para la celebración del Día del Trabajo. Se recuperó y salió detrás de la asistente para comenzar el festejo, era una tradición que había impuesto su padre, ese día obsequiaban comida y regalos a los empleados para agradecerles su labor.
Hana-Ji se quedó hasta mucho rato después de terminada la celebración incluso su padre ya se había despedido, se levantó, salió de la oficina, subió a su automóvil y se dirigió a la dirección que indicaba la nota.
Min-Ho tenía más de dos horas esperando, decepcionado procedió a encender su auto cuando vio llegar el BMW de Hana-Ji, jamás se había sentido tan feliz como en ese momento. Ella estacionó, él abrió la puerta del asiento del copiloto y la invitó a subir a su auto, ella obedeció y cuando entró al auto él sólo le dijo: “Gracias por venir”. Manejó hacia la dirección de su edificio, al llegar ella dudó un poco, pero él extendió su mano, ella se apoyó en él y ya no soltó su mano. Min-Ho percibía su aprehensión, pero continuó caminando con paso firme, cuando llegó a la entrada de su apartamento, abrió la puerta, sonrió y la invitó a pasar mientras le decía: “Bienvenida”, Hana-Ji entró observando todo a su alrededor sin pronunciar palabra.
Min-Ho le ofreció asiento, le sirvió una copa de vino tinto y le anunció que prepararía cena para ambos, para lo cual se dirigió a la cocina desde donde comenzó a hablarle sobre la celebración, de que era su primera vez y de que le había agradado mucho el obsequio.
Al rato salió y dispuso la mesa, le ofreció otra copa de vino tinto que ella aceptó y comenzaron a comer en silencio. Min-Ho la observaba y de pronto le dijo:
–Aquí eres tan diferente a la Directora. Eres sensible bajo toda esa imagen de autoridad.
–¿Te parezco sensible? – preguntó Hana-Ji
–Sí y mucho – respondió Min-Ho
Hana-Ji terminó de comer y él se apresuró a recoger la mesa, cuando regresó de la cocina ella estaba parada frente a la ventana, Min-Ho se acercó lentamente hasta colocarse muy cerca de su espalda, ella sentía su respiración, giró, quedaron frente a frente mirándose intensamente, él tomó su rostro con ambas manos y la besó, los labios de ella recibieron el beso, le correspondió y ya no hizo falta decir nada más.
Se amaron con ternura y con pasión, como su primera vez y como si fuera la última, Hana-Ji se entregó totalmente.
A la mañana siguiente él despertó y ella ya estaba vestida, había recobrado el control de sí misma, así como su altiva imagen de autoridad, entonces le dijo:
–Si alguien se entera de esto, haré que desaparezcas –dijo Hana-Ji.
–Buenos días (dijo Min-Ho sonriendo). No voy a decir nada porque quiero que regreses pronto.
–Yo no…
Y guardó silencio, vio su torso desnudo y no pudo asegurarse que no volvería.
Hana-Ji salió, tomó un taxi, dio la dirección del estacionamiento y cerró los ojos, quería reprocharse, pero reconocía que le había gustado mucho estar con el mensajero. Ahora tenía un gran secreto que guardar y deseaba fervientemente que él hiciera lo mismo.
***
Cuando Seung llegó a su habitación en el hotel, después del largo paseo de ese día por Cannes, estaba convencido de lo mucho que le estaba gustando Rebecca y contrario a sus aptitudes para negociar, se encontraba en una situación donde no sabía qué hacer, ya se había dejado llevar por un impulso y canceló su vuelo para ir a reunirse con sus padres, ese era otro asunto que tendría que afrontar pronto, ya podía imaginar cómo había reaccionado su padre cuando se enteró que no iría aún.
No era muy tarde así que marcó el número telefónico de Noah, cuando este respondió, se saludaron y después de ponerse al día con algunos asuntos comerciales, Seung le dijo:
–Tengo algo muy personal que comentarte.
–Adelante amigo. ¿Qué te ocurre? –respondió Noah.
–Hoy debía estar en casa de mis padres para hablar sobre algunos detalles de mi futuro matrimonio impuesto, creo que iban a hacer la ceremonia de presentación de padres, algo tradicional en Corea del Sur, pero cancelé el viaje y sólo notifiqué a mi madre que no iba aún, sin explicar nada más.
–Y ¿por qué cancelaste el viaje Seung? Me habías dicho que era un compromiso ineludible.
–Conocí a una chica Noah, está de vacaciones en el mismo hotel donde me hospedo, es encantadora, quiero pasar cada minuto a su lado. He tratado de analizar la situación y no hay razón que valga para que yo termine mi estadía aquí.
–¿Tanto te ha impresionado esa chica que estarías dispuesto a cancelar el compromiso? –preguntó Noah sorprendido.
–Ese es mi dilema –respondió Seung. Le he dado a mi padre dos grandes decepciones y aunque no me arrepiento de mis decisiones pasadas, esta vez parece que depende mucho de mí y no quiero defraudarlo, pero me defraudaría a mí mismo, si me niego a vivir esta posibilidad de felicidad que tengo enfrente.
–Pero Seung, ¿por qué ahora tu padre depende de ti? Llevan mucho tiempo separados tanto en negocios como personalmente.
–Verás Noah, cuando recibí su llamada me extrañó mucho que fuera en tono amable, entonces comenzó a explicarme que tenía un fuerte competidor que estaba acorralándolo y se estaba quedando sin opciones para continuar cuando un viejo conocido se le acercó y le ofreció una alianza comercial, aparentemente crearán un Consorcio o Holding de empresas, esa sería la tabla de salvación para mi padre. La complicación surge cuando este futuro socio le puso como condición que su hija se casara conmigo, ni siquiera sé cómo supo de mí o si me conoce, pero ante esa condición mi padre aceptó y sin darme tiempo a replicar cambió de tono y me exigió que fuera a Seúl a comprometerme con esa desconocida, agregando que le debía respeto y obediencia, que siempre he hecho mi voluntad, pero que esta vez el futuro familiar está en mis manos.
–Demandante y preocupante esa llamada. Pero tiene razón en algo Seung, siempre has hecho tu voluntad. ¿Así que ahora te verás obligado a salvar a tu padre?
–Algo así, es una situación muy difícil de resolver.
–Y ¿has pensado en la remota posibilidad de que tu futura esposa también te impresione? ¿No crees que podrías enamorarte de ella? –preguntó Noah.
–¿Sabes? La investigué un poco, no es muy activa socialmente pero si tiene presencia en revistas empresariales por ser una de las Directoras Ejecutivas más jóvenes de Seúl, demuestra preparación y carácter, pero es extraño que una mujer tan inteligente e independiente acceda a un matrimonio arreglado por sus padres, pienso que hay algo más.
–¿Algo más? ¿Viste alguna foto de ella? Tal vez sea la única forma de casarla –comentó riéndose Noah.
–Vi fotos y es hermosa, su físico no es la razón para un matrimonio arreglado –dijo Seung.
–¿Respeta demasiado a sus padres y obedece ciegamente? –pregunto Noah con ironía.
–Podría ser, pero creo que alguien debe explicarme antes de confirmar el compromiso y si llego a ese punto tendría que alejarme de Rebecca y no quiero, hoy en este momento, no quiero alejarme de ella.
–¿Rebecca? ¿No es de Corea?
–No, es de Estados Unidos –dijo Seung.
–¿Una americana te hace dudar de tu compromiso basado en obediencia, respeto y cultura Surcoreana? Debe ser muy especial –dijo Noah.
–Lo es, por eso mi preocupación –respondió Seung.
–Te diré algo Seung, esa chica Rebecca está de vacaciones, así que su disposición debe ser disfrutar el viaje y pasarla bien. Creo que debes imitarla y no enamorarte porque tienes una promesa que cumplir. Ella regresará a su hogar, tú al tuyo y sólo será un buen recuerdo para cada uno.
–Es la apreciación más fría que podría esperar de ti Noah, pero creo que tienes razón. Fue un placer hablar contigo.
–Siempre aquí para ti Seung, pero quiero que me actualices eventualmente porque me intriga que una chica te haga actuar imprudentemente.
–Ja, ja, ja, si la vieras, me entenderías. Pero de acuerdo Noah, te informaré periódicamente ja, ja, ja.
Se despidieron alegremente y Seung se dispuso a dormir, pero antes repasó la conversación con su amigo y sí, tal vez deba disfrutar, pasarla bien y luego despedirse amablemente. Era un propósito bastante frívolo, pero nadie resultaría herido si es lo que ambos quieren, por la mañana indagaría más al respecto.
Cuando Seung vio a Rebecca en la mañana su corazón dio un vuelco, habían planeado un día de playa y ella se veía espectacular, tenía un hermoso cuerpo y tardó en recuperarse de la impresión que le causó verla en ese diminuto bikini amarillo. Al mismo tiempo Rebecca pensaba que Seung no decepcionaba para nada, ese bello bello tenía un cuerpo excelente, parecía ejercitarse cada hora, así que también tardó en recuperarse de la impresión cuando vio su pecho, abdomen y piernas.
Buscaron un toldo desocupado y tumbonas, pidieron bebidas porque cada uno había desayunado en su habitación y comenzaron a disfrutar del soleado día y el hermoso paisaje de la Riviera Francesa.
Al principio no hablaron mucho, parecía que cada uno estaba inmerso en sus pensamientos y así era, cada uno pensaba cómo iniciar la conversación para saber más del pasado del otro, hasta que Rebecca dijo:
–¿Hay alguien esperándote en Londres?
Si bien le sorprendió la pregunta, también le alegró porque ya él podría preguntar lo mismo, así que respondió:
–No, nadie me espera. (“Aún no es momento para hablar del compromiso”, pensó él). Y, ¿a ti?, ¿dejaste a alguien esperando en Nueva York?
–No, sólo me espera mi jefe. (“Aún no es momento para hablar de mi divorcio”, pensó ella).
Seung pensaba: “Realmente me gusta esta chica y estoy seguro que bajo ningún concepto está buscando "pasarla bien", así que quiero saber todo de ella, pero no quiero contarle todo de mí porque se alejaría de inmediato.”
Rebecca lo miraba de reojo amparada por sus oscuros lentes de sol y pensaba: “Realmente me gusta Seung, no sólo su físico sino que ha demostrado ser culto, inteligente, puedo sostener una conversación amena con él sin sentir aburrimiento en ningún momento. Lamentablemente estaban a gran distancia la una del otro, sería muy difícil establecer una relación, aunque él dijo que viajaba mucho, tal vez le interese pasar más tiempo en Nueva York. Quería sincerarse con él, pero recordó que cuando se conocieron él mencionó que estaba en un viaje de escape para reflexionar, ¿sobre qué? lo averiguaría de inmediato”.
–Seung, cuando hablamos por primera vez, dijiste que estabas aquí en un viaje de escape para reflexionar ¿sobre qué estas reflexionando?
Seung estuvo a punto de ahogarse con su bebida, no se imaginó ser interrogado de esa forma tan exacta y precisa, siguió bebiendo mientras su mente trabajaba muy aprisa buscando una respuesta satisfactoria, finalmente dijo:
–Hum, sobre mi futuro, tengo treinta y cuatro años, suficiente estabilidad, así que me pregunto: ¿cuál es el próximo paso para mí?
–Tal vez casarte. En tu cultura, algunos padres hacen los compromisos matrimoniales de sus hijos, ¿verdad? –preguntó inocentemente Rebecca.
Otra vez sensación de ahogo. “¿Qué le pasa a esta mujer? Sus preguntas son tan acertadas”. Buscó en su mente:
–Sí, sería lógico que pensara en casarme, pero mi trabajo demanda que viaje con mucha frecuencia y generalmente por largos períodos, así que a veces dudo que pueda encontrar una esposa que tolere pacientemente mis ausencias.
Seung respiró aliviado, pudo responder y evitó mencionar la parte del compromiso.
–Hay muchas mujeres trabajadoras, inteligentes e independientes. Hoy en día no todas buscan al típico esposo proveedor y compañero de casa, alguna habrá que acepte y comprenda tu trabajo –dijo Rebecca.
–¿Tú aceptarías y comprenderías mi trabajo? –preguntó Seung.
–¿Te estás proponiendo? –contestó con otra pregunta Rebecca, mientras sonreía divertida.
–No, no, pero encajas en la descripción, eres trabajadora, inteligente e independiente. Rebecca, yo sólo quiero saber tu opinión.
–Sí lo aceptaría y podría ir más allá porque gracias a mi preparación académica podríamos trabajar juntos –dijo Rebecca.
–Ahora tú estás proponiéndote –comentó Seung.
Rebecca rio y Seung sintió el impulso de besarla, hasta ahora no lo había intentado siquiera, algo en ella hacía que mantuviera la distancia porque tenía el presentimiento de que si la besaba ya no podría dejarla nunca. “Creo que me estoy enamorando” –pensó Seung preocupado.
–¿Qué hay de ti? ¿Has pensado en casarte? –preguntó Seung.
–Lo pensé y lo hice –respondió Rebecca. Estuve casada durante tres años, luego pasé un año separada y desde hace un mes estoy divorciada legalmente.
Realmente hoy se propuso ahogarlo. Esa revelación lo impresionó, pero no le resultó tan extraño, es una mujer muy hermosa e inteligente, seguramente que ya algún hombre antes que él, lo había notado y había podido conquistarla.
–Y ¿podrías repetir la experiencia? –preguntó un muy curioso Seung.
–Podría volver a casarme, claro que sí, soy una romántica y el hecho de que mi matrimonio fracasara no implica que haya dejado de creer en el amor y en que puedo tener una relación seria y duradera con alguien más.
–¿Por qué fracasó?, ¿qué falló? –continuó indagando Seung.
–Yo me hice esas preguntas muchas veces, porque en mi matrimonio no hubo indicios previos de que algo anduviera mal. Sólo un día mi ex decidió no volver a dormir conmigo, seguidamente nos separamos y no hubo explicación alguna, salvo que él ahora es un amoroso padre de un niño de seis meses, lo que implica que me engañaba desde antes de separarnos.
–El engaño, la causa más frecuente de las separaciones –reflexionó en voz alta Seung.
–Así es, en mi próxima relación desearía la verdad desde el principio, por muy dura que sea, creo que es mi derecho decidir si continúo o no con alguien a pesar de sus verdades, no quisiera que decidieran por mí. Si mi ex me hubiera dicho que estaba viendo a alguien y que se había enamorado yo lo hubiera dejado ir, no puedes obligar a nadie a estar contigo si ya no hay amor por alguna de las partes.
–Bueno Rebecca, hablando de verdades, en mi cultura antiguamente los matrimonios los arreglaban los padres aunque actualmente son muy pocas las bodas que se realizan en esa forma. Sin embargo, mi padre me prometió en matrimonio con la hija de un posible socio, sólo para obtener beneficios en un negocio, no conozco a mi supuesta futura esposa, se suponía que ahora debiera estar conociéndola, pero en realidad no soy muy cercano a mi padre, teníamos tiempo sin hablarnos y solo me llamó para anunciarme ese compromiso y exigirme que lo cumpla porque depende de mí.
–Entonces, ¿estás comprometido? – preguntó con pesar Rebecca.
–Técnicamente sí, mi padre me comprometió.
–Y, ¿qué piensas hacer Seung?
–Me sentía obligado a cumplir hasta que te conocí Rebecca. Ahora mi mente es un caos y debo decidir si cumplir con mi padre o declararte lo que estoy sintiendo por ti.