El principio del fin

1701 Palabras
- Ya tengo los tiquetes para irnos a Bucarest – Se asomó con una gran sonrisa Jacob por la puerta de la oficina. Le sonreí un poco nerviosa, ya tan solo quedan 3 días para el viaje y aún no he decidido si contarle a Alexandru. A pesar del tiempo que llevamos hablando no hemos mencionado la idea de conocernos. - ¿No te hace mucha gracia viajar juntos? – Preguntó Jacob mientras se tensionaba todo su cuerpo. - Claro que me gusta la idea que vayas conmigo, eres mi mano derecha, solo que… - Hice una pequeña pausa – Tengo mucho trabajo aún – mentí un poco y me ponía más nerviosa. - ¡Ya! – Dijo un poco indeciso – Bueno si estás estresada, esta noche no lo puedes estar – dijo mientras sonreía y me guiñaba de una manera coqueta. ¡Por Dios! Lo había olvidado por completo – Emm… Si claro, tengo todo listo – le dije mientras le lanzaba una sonrisa delatora de que lo había olvidado. - ¡Amelia! ¿Qué sucede contigo? hemos ensayado por meses nuestra presentación, eras la más entusiasmada por la idea y ahora así no más lo olvidas – Frunció su ceño, mientras se sentaba y apoyaba sus brazos en las piernas, juntaba sus dedos dejando espacio entra las palmas de las manos donde aún sostenía los tiquetes de avión. La conversación va enserio cuando pone su pose de papá regañón, sin embargo, es interesante verlo ya que sus músculos se tensionan, su intensa y verde mirada se pone seria y se ve realmente sexy. - Lo sé Jacob, tenme paciencia por favor, tú más que nadie sabe la cantidad de trabajo que tengo – le dije mientras ponía mi mirada de perrito regañado y hacia un pequeño puchero. - ¡Demonios Amelia! – dijo mientras se pasaba la mano por su cabello, cerraba los ojos y respiraba profundamente. - Me desarmas, eres una mujer increíble – terminó al final con un brillo intenso en sus ojos - Estaré esta noche en el teatro sin falta, lo prometo – prácticamente grite mientras Jacob salía de mi oficina sin mirar atrás, dejando mis tiquetes encima del escritorio. (...) - Buenas tardes princesa. Saldré de viaje esta noche a Corea del Sur por negocios Suerte en tu presentación de baile. Aunque no la necesitas Te llamó en cuanto llegue. Besos ardientes mi chica sensual- Se me salió una pequeña sonrisa mientras veía la pantalla de mi teléfono, en ese momento almorzaba junto a unos compañeros de la oficina y Jacob. - ¿Te escribió tu novio? – pregunto Verónica con una sonrisa amplia y un destello de curiosidad en su rostro. Verónica entró el mismo día que yo a la compañía y desde entonces somos buenas amigas, nos conocemos muy bien. Ella es realmente bella, su cabello es rubio, tiene los ojos azules y es una mujer muy elegante con un increíble cuerpo. Su pregunta me tomó por sorpresa – Eh… No, no es mi… ¿De qué me hablas? – Titubee un poco al contestarle y verme descubierta por todos en la mesa. - Entonces déjame ver quien te escribe – dijo casi riendo, estirando su mano hacía mí. - ¡Claro que no! Es… privado – contesté un poco molesta, más por el hecho de haber sonreído en público que por el juego de Verónica. En ese momento Jacob dejó caer su copa de vino en la mesa, todos nos levantamos de reflejo, nos reímos por la torpeza de Jacob. A Jacob no le gustó mucho que se burlaran de él y se preparó para salir del restaurante. - ¡Jacob! – grité mientras corría prácticamente detrás de él. - Espérame, ¿nos vamos juntos al teatro? – le cuestioné aún con una sonrisa en la cara por el pequeño accidente. - ¡No! – dijo con el ceño fruncido, realmente estaba molesto – No te molestes Jacob, fue solo un accidente y nos pareció gracioso – dije mientras le tocaba el brazo para calmarlo, este se tensionó un poco más – Lo siento – dije mientras lo solté, me di por vencida y lo dejé ir. (...) Cuando llegué al teatro ya estaba Verónica que había ido a vernos, como los dos años anteriores. - ¡Vero! – grité mientras la saludaba a lo lejos. - ¡Amelia! Pensé que ya no llegabas, vas muy tarde – me reprochó mientras entramos corriendo a los camerinos. - Pasé apenas por el traje, ¿No es bellísimo? – le pregunté mientras me desvestía y me ponía el traje lleno de brillos y colores brillantes. - Lo es, como cada año también la falda es más corta- soltamos una risa estruendosa - Vamos Vero, es un baile caribeño, el traje debe ser así – le dije mientras me sonrojaba un poco. - ¿Tú sonrojada? Desde cuando Amelia – dijo mientras me sentaba para ayudarme con el cabello y maquillaje. Alcé mis hombros en un gesto por no saber que contestar. - Entonces… ¿Quién es? – me preguntó levantando una ceja y sonriendo. Sabía muy bien a qué se refería, Verónica no podía dejar un tema como ese en el aire. - ¿Quién es? … De que me hablas Vero – contesté un poco nerviosa. - El hombre que te escribió mientras almorzábamos, no te hagas – me señaló con el cepillo de cabello a través del espejo. - No es nadie – dije mientras salió un pequeño suspiro de la nada. - ¡Amelia White! Estás enamorada ¿Quién es? ¿Lo conozco? ¿Por qué no me has hablado de él? - -Shhh… Nos van a escuchar, además no es verdad – dije mientras puse mi cara de indignación y cruce mis brazos en desaprobación. Verónica está muy equivocada, como podía estar enamorada de un hombre que ni siquiera conozco, he visto o tocado alguna vez. Jacob entró al camerino de manera sigilosa y aún con aire de molestia. - ¿Estás lista? Ya casi nos toca - -Sí, ¿Qué te parece el traje? – dije mientras giraba para que pudiera verlo completamente. - Hermosa como siempre – dijo mientras su mirada se ponía aún más intensa y salía una sonrisa forzada de sus labios. - Iré a mi puesto para verlos bien – dijo Verónica saliendo deprisa del camerino. - ¿Aún estas molesto por el accidente del restaurante? – le pregunté de camino a la pista de baile. - No estoy molesto por eso – contestó un poco más molesto. - No sé porque estas tan molesto conmigo, lo siento de todas maneras – le contesté mientras agachaba mi mirada, realmente me entristecía que me tratara de una manera tan fría. Se pasó la mano por el cabello y respiró profundo, se giró, me tomó de los brazos y se acercó a mi rostro. – ¿No te das cuenta Amelia? -  dijo sin quitarme la mirada. - Amelia White y Jacob Stone bailaran para nosotros esta noche Conga – Gloria Estefan Salsa Dance – Escuchamos entre el ruido de la gente. - Ya es hora ¿Estás lista? – Me dio una larga y amplia sonrisa. - Nací lista – le dije mientras me rodeaba con sus brazos y me daba un gran abrazo y un beso tierno en la frente. Salimos muy sonrientes a la pista, saludamos al público y en especial a Verónica que nos aplaudía con mucho entusiasmo. Él me tomó de la cintura fuerte, empezó la música a sonar. Habíamos ensayado por meses esta rutina, éramos muy buenos con los giros y los movimientos rápidos. La canción es perfecta para nosotros. Cuando me encuentro en la pista de baile el mundo a mi alrededor desaparece y olvido por unos instantes toda mi vida. El ritmo de los tambores, los pasos, los giros, todo iba perfectamente, al público les encantábamos y pude sentir en ese momento que sus movimientos se estaban tornando más bruscos, como si no me quisiera soltar, por unos segundos lo miré directo a los ojos, tratando de que entendiera que debía relajarse y soltarse más. En ese momento sentí como me haló completamente hacía su cuerpo, me rodeó con un solo brazo, mientras con su otra mano tomo mi rostro fuerte y me besó para el final de la canción. Se podía escuchar los gritos, silbidos y aplausos del público. Su beso era muy intenso, sus labios apretaban fuertemente los míos y su lengua llenaba completamente mi boca, me quedé quieta, sin saber que hacer no quería armar una escena en medio de los jueces y el público y lo aparté de mí con algo de esfuerzo en cuanto pude.  - ¿Qué demonios pasa contigo? – le grité mientras entrabamos al camerino. - Lo… lo siento – dijo casi en susurro agachando la mirada. - ¿Por qué acabas de hacer eso? – Le pregunté y al mismo tiempo de fondo sonaba mi teléfono. Tomé mi celular y pude ver en la pantalla Alexandru Dimitriu. - ¿Sales con él? ¿Tienes novio verdad? – Preguntó, su cuerpo se ponía cada vez más tenso. - ¡No! Y eso no es de tu incumbencia Jacob – prácticamente le grite, dejando nuevamente mi teléfono en el bolso. Su mirada cambió y simultáneamente se acercaba para tomarme de nuevo por la cintura – Amelia, no te das cuenta que me enloqueces… No sé qué me pasa contigo, no puedo sacarte de mi cabeza - - Jacob, por favor no compliques las cosas, eres mi asistente, además… - - Además ¿qué? – preguntó acercándose cada vez más a mi rostro podía sentir su respiración acelerada. Mis piernas me temblaron un poco, sentía atracción en ese momento por él, lo aparté antes de caer en la tentación – Trabajamos juntos, hacemos un gran equipo, todo se va a arruinar – lo decía entre tanto sobaba mi frente, todo esto era demasiado para mí. - Eres algo menor que yo – lo miré con algo de tristeza. - Entonces es eso…- dando unos pasos hacía atrás, me lanzaba una mirada de decepción. Se dio la vuelta y salió de prisa.
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