Decir que estoy estupefacta es poco, estoy que me meto de cabeza bajo la ducha a ver si así reacciono. Lo veo y lo contemplo, se mueve un lado a otro, hace ruido, prueba aquí y luego aplica en otro lado, lo observo en mi cocina, prepara el desayuno en silencio, osea ¿cómo es que semejante hombre está delante de mí? Lo detallo desde su espalda hasta su hermoso trasero, sacudo mi cabeza evitando imaginarlo sin nada. –Acá tienes tu café –su voz y el olor a café recién hecho me hacen reaccionar. –Gracias... –tomo un sorbo y vuelvo a mirarle, ya que él aun lo hace. – ¿Está bien? –Si... Lo que no está bien es el que tu estés acá, en mi cocina, sirviendo una taza de café y preparando el desayuno –suspiro. –Ni siquiera somos amigos Cameron... –asiente y sonríe sin más, ¿acaso no le molesta lo

