Karola

Alondra Hola, soy yo de nuevo, Alondra Brown, yep, si creen que mi maravillosa historia en la que me ´´olvidaba´´ de Noah Way por completo había terminado, pues déjenme decirles que no están en lo correcto... La historia no ha terminado... aún. Porque esta noche, después de tanta tragedia lo vería, ¿las coincidencias existen? Pues sí, pero más que nada yo creía en las probabilidades... ¿Y cuál era la probabilidad de que entre tantas fiestas, tantos bares, tantas discotecas me lo encontrara una vez más? Pues una en un millón, realmente. Pero bueno... probabilidades del destino o coincidencias, como quieran llamarlo fue lo que sucedió esta noche. Rebobinando, precisamente en donde nos habíamos quedado, entramos rápidamente con ayuda de los amigos de Derek, el enamorado de Valentina, a Karola, el bar - discoteca que tanto reventaba, como si una fiesta de Año Nuevo se tratara. Al parecer había un artista aquí y por eso se había llenado de semejante manera. Nicolás me siguió cual lapa. Yo solo quería quitármelo de encima. ¿Qué no se cansaba de perseguirme a donde fuera? —¿Vamos a la barra? —me dijo tomándome de la mano. ¿Quién lo entendía? —No creo que me haga bien tomar… —Ya estamos aquí, que te hará un traguito. Y si te sientes mal te llevo al hotel, descuida —me aseguró mi ex novio, sí el mismo que me había engañado hace menos de un mes. —Bien… que más da —dije resignada. Igual, ¿Qué me haría un traguito? ¿Dónde estaría metida Mirella, mi mejor amiga? Comencé a buscarla con la mirada hasta que lo vi. No me refiero a que vi a mi amiga, sino al mismísimo Noah Way a tan solo unos metros de mí. Sentí un hormigueo recorrer mi espalda, mis piernas temblaron y un nudo en la garganta se apodero de mí. ¿Debería ir a saludarlo? Estaba con un grupito de personas, se le veía muy alegre, parecía que se trataba de buenos amigos… ¿Y si todo lo que me dijo aquel día era mentira? Eso de que la fama no le agradaba, que daría lo que fuese por una vida normal para tener privacidad... ¿Si solo quería victimizarse? Porque yo si me había creído todo su cuento. —¿Buscas a Mirella? —asentí viendo a Nicolás mientras me tendía un vaso —Te dije que estaba muy ocupada, mírala —señaló a mi amiga junto a un chico bailando alegremente. No podía creer que en serio había preferido quedarse divirtiéndose que acompañarme al hospital. Jamás nos habíamos hecho algo así, siempre nos preocupábamos una por la otra, pase lo que pase.—Siento decírtelo Alon, pero te lo dije. —Tengo que hablar con ella… —Ya mañana más calmadas conversan, ven. —Tomó mi mano nuevamente —Vamos a bailar. Seguí a Nicolás hasta la pista de baile a regañadientes, no sin antes darle un gran sorbo a mi bebida. Mi mirada pasaba de Mirella a Noah, los dos estaban cerca, pero ninguno me había visto aún. Mirella daba vueltas como un trompo en la pista de baile. Noah parecía que jugaba beerpoint con sus amigos. Ambos muy alegres en los suyo. —¿Todo bien Alon? Tienes la mirada perdida —dijo Nicolás en lo que me daba una vuelta. —Estoy cansada, solo eso… —Lo sé, debimos ir de frente al hotel. ¿Ya vamos? —posó sus manos en mi cintura y acercó su frente a la mía. —No lo sé Nico… —No quería estar a solas con él, sabía lo que intentaría. Y si yo traía alcohol encima, no sabía de lo que podría llegar a ser capaz y tampoco quería saberlo. —¡Alon! —me gritó Mirella eufórica corriendo hacia mí —¿Dónde te habías metido? —Ay Mirella no te hagas —le dijo Nicolás —Sabes que estábamos en la clínica. —¡¿Qué?! ¿Qué paso? ¿Estas bien? —me preguntó muy preocupada. Yo ya no sabía en qué o quién creer. Ya hablaría con ella mañana, cuando este sobria. Ahora no estaba en sus cinco sentidos, era más que evidente. —Si, todo bien… ¿Con quién estabas? —le pregunté haciéndola a un lado, para que los demás no escucharan. —Es un amigo de Danna, también está en UCLA. Es muy chistoso, deberías conocerlo. ¿Qué fue eso de la clínica? —Ya mañana te cuento bien, es una larga historia… —Bien, ¿y qué haces con Nicolás? —No se me quita de encima, aunque él fue por mí a la clínica, no lo sé… se está portando bien… o así parece. —Prométeme que no caerás —me advirtió con su dedo índice. —No le daré una oportunidad obviamente, pero un beso de agradecimiento no le caería mal a nadie… —reí recibiendo una cara de completo asco por parte de mi amiga. —No, no Alon, no caigas. ¡Que vea de lo que se perdió! —Bien, bien. Es que no he conocido a otro chico, no me da chance. —Mañana vamos a otro bar juntas y dejamos a ese gusano lejos —dijo guiñándome un ojo. —¿Y por qué no hoy? —hice un puchero. —Estoy agotada, de hecho, ya iba a ir yendo con Bryce. —señaló al chico con el que estaba bailando hace unos minutos. —¿Vienes con nosotros? —No, no. Yo los alcanzo, me ha faltado bailar. Supongo que voy con Danna o Nicolás —rodé los ojos a mencionar a este último. —Nos vemos luego. —¡No quiero sorpresas eh! —Mire me dio un sonoro beso en la mejilla y se fue con su nuevo amigo. Se le veía contenta, no le quitaría la oportunidad de conocer a un universitario así me tuviera que quedar con el irritante de Nicolás. Me parecía extraño que Mire no se haya enterado de que Noah estaba aquí… Algo en mi me decía que me acercara a saludarlo, ya había pasado bastante tiempo desde el concierto… Se veía tan apuesto, traía un nuevo corte que lo hacía ver como un adolescente, iba bailando con sus amigos. Sí, yo creo que iría a saludarlo… no perdía nada haciéndolo. —Alon en verdad no sé porque dijiste que querías quedarte, solo mírate, te ves agotada. —Nico, ya déjame. Si tú quieres irte, adelante. No estamos amarrados. —Le dije después de tanta insistencia, me tenía cansada. —No voy a dejarte sola aquí, es peligroso. —¿Por qué lo dices? El único peligro por el que he pasado esta noche ha sido por el idiota de tu amigo que por si no te quedó claro, intentó drogarme. —Ya te dije que yo no tenía ni idea… —Como sea Nicolás, yo voy a divertirme sola. Ya puedes irte. —Sabes que no me iré, no pienso dejarte sola. —No estoy sola… acabo de ver a un viejo amigo, iré con él. —¿A sí? ¿Quién? Tú no tienes amigos universitarios… Iba a señalar a Noah en cuanto vi como apachurró y cargó a la chica con la que estaba. Todos sus demás amigos rieron y ella le dio un beso en la mejilla. Wow, que rápido era ese chico. Y él que me decía que no encajaba en ese círculo y blablá, mentiras y más mentiras. Solo una palabra definiría todo esto. Hombres. ¿Cómo pude creer en él? Una vez más Alondra Brown cayendo en mentiras. Mentiras de unos idiotas.