Agosto 2017
Después de estar todo el día amargada por pensar en que hoy tenia que volver a la escuela, se me arregló la noche, con una llamada que no estaba esperando, ayer Daiki me llamó, después de tantos meses de no escuchar su voz, aunque me dejaba de vez en cuando algunos mensajes a mi correo, el que creé solo para comunicarme con el, pero al que no le doy ningún otro uso. Charlamos de todo hasta el cansancio, me contó de sus avances en el judo, de sus planes de volver a Brasil, eso me puso tan contenta que me olvidé hasta de mi odiosa prima Elena, a la que mi mamá le había encargado que me hiciera compañía para que yo no estuviera sola, le reclamé a mami por teléfono que por favor no se empeñara mas en arreglar esa relación de primas que ya estaba fallada desde nuestro nacimiento, le recordé que no estaba sola, que Adelaida me vigilaba palmo, a palmo, como ella le había ordenado, pero persistió en que seria saludable para mi, tener una compañera de mi edad, pero le conté de la nueva amiga que había hecho al teléfono, la nieta de mi nana, Cristal, y como mi mamá para todo tenia una respuesta me dijo, – no seas tan arisca con tus primas, familia es familia, sin importar los defectos.
La charla con Daiki fue muy extensa, después de ver el reloj, me fijee que había pasado una hora, le dije que cortáramos porque le e iba a costar una fortuna, me dijo que primero quería saber como iba con el entrenamiento, pero yo gritaba desde el otro lado, –no te escucho, la llamada se esta cortando, y el me gritaba tan fuerte con su español aplastado por su idioma natal, Holaa, que yo me corrí rápidamente el aparato de mi odio derecho, y le seguía vociferando, lo siento no te escucho, continuamos la conversación otro día y le colgué de un sopetón, me dolió mucho haber terminado la conversación de esa forma, pero su pregunta, me iba a dejar al descubierto, lo cierto es que le mentí sobre la llamada, lo escuchaba perfectamente desde el primer minuto en que empezamos a hablar, pero que le iba a decir sobre mi entrenamiento? Que lo había dejado hace 4 meses, que, durante esas vacaciones, ¿empecé a comer mas calorías de las que estaba permito? No quería mentirle para no escuchar sus reclamos al teléfono, por eso le colgué, aunque no me dijo cuando volvería a verlo, pensaba ponerme en forma muy pronto, hasta pensé en aceptar la propuesta de mi madre de ver a uno de sus psicólogos, para que me ayude a controlar un poco mis ansiedades, hablando de mi madre, ya esta de regreso en casa, y hoy a la noche, también espero la llegada de mi nana, esa noticia me alegró mas que cualquier cosa, porque su presencia, me ayudará a batallar con el carácter de mi madre.
Esta mañana cuando llegó no la vi con buena cara, apenas nos saludó, y subió las escaleras con su mini valija rojo vino en manos y se encerró en su habitación, Adelaida la miró intentando adivinar lo que le pasaba, pero ni yo la conozco muy bien, y llevo con ella 14 años, no me imagino Adela que apenas lleva 4 meses en casa con la ausencia de ella.
–no te preocupes Adela, le dije, –mi madre ha de estar cansada, después de algunas horas de sueño, le cambiará la cara.
Cuando me fui a la escuela, todavía no se había despertado, y al llegar a casa, no me la he cruzado en el pasillo. Hoy en la escuela conocí al hermano de Anahí, mi compañera de pupitre, es la única que no me habla por interés, al menos eso creo.
Su hermano la fue a llevar a la escuela, otra vez un chico merodeando en el turno vespertino. En los balcones, las niñas se escondían para observar la figura de aquel masculino de 16 años, tenia aspecto de chico hippi en pleno año 2017, llevaba pantalón palacios, el pelo mas largo que el mío, tenia lentes oscuro, cuando pase por su lado, sentía que corría su mirada hacia mi, yo lo mire, me resulto difícil ignorarlo por su aspecto de John Lennon resucitado, además, porque estaba en la misma puerta de entrada, me dijo –hola, yo le salude de lejos batiendo mi mano derecha y entre de inmediato al salón.
Sorpresivamente, Anahí me invitó a su fiesta de cumpleaños ese fin de semana. iba a cumplir 15, y me sorprendió bastante su invitación, porque nuestra relación era estrictamente escolar, nunca nos habíamos hecho una llamada, nunca me había invitado a una fiesta de te, de esas que ella solía hacer, de las que hablaba todo el tiempo. Me siguió contando de sus planes de cumpleaños, me dijo que iba a ser una fiesta sencilla, con algunos amigos y familiares porque acababan de llegar de un crucero con sus padres que duro casi todo el verano en el mar, pero que quería dejar de festejar con sus amigos
Yo la seguía escuchando, y me preguntaba, pero, desde cuando somos amigas, y me remató diciéndome que su hermano, el hippi de la entrada, era músico y que haría su debut con su banda de rock en sus cumpleaños, después entendí el porque de su aspecto originario de los años 60 y la guitarra en el asiento trasero de su auto, después de esa noticia, me motivé un poco, y ante tanta insistencia, le dije
–lo voy a pensar, aunque por dentro, me moría por ir, y no terminaba de cerrarme por que de repente se me había despertado el gusto por lo social, si desde que se fue Daiki, me había encerrado en mi burbuja, en ese momento sentí que mis hormonas femeninas me estaban traicionado porque no dejaba de pensar en esa cara larga cubierta con esos anteojos negros me había cruzado en la entrada.
Todavía aguardaba mis dudas sobre esa invitación, me di cuenta que Anahí había invitado a Maritza, Paola, Y Zuleica, ese trio conocidas como las mas populares de la escuela, me han hecho la vida imposible desde que inicié en esa institución. pero esa actitud repulsiva, es frecuente con todos a los que Zuleica la líder de ese grupito considere inferior a ella. Los padres de Zuleica son dos reconocidos arquitectos y diseñadores de todo leblon, y esa pecosa, no deja de hablar de las casas y edificios en las que sus padres han trabajado
–Que lastima que no quieras ser como tus padres, así no tengo que mirarte la cara todos los días, le dije una vez cuando tuvimos un altercado en el pasillo, ella y su grupete de petisecas me cayeron como trulla a la salida ese día, corrí como nunca, tuve suerte de que no me quisieron caer atrás, pero al otro día, Zuleica mandó a su grupo de secuaces a que hicieran el trabajo sucio, y me esperaron en el patio trasero para enseñarme quien mandaba, me ensuciaron el uniforme, me destruyeron mi cuaderno de dibujos, y como si fuera poco, me pusieron chicle en mi cabello, al que tuve que cortarme yo misma y fue como una maldición, porque desde ese día, no me ha vuelto a crecer mas que hasta la nuca.
Esa noche en el momento de la cena, mi mama estuvo mas animada de lo normal, hasta me pregunto como me había ido en la escuela, me sorprendió bastante porque a ella cuando se trata de hablar conmigo, se le escasean las palabras y a mi me sobran, pero ese día, se le soltó la lengua, me dijo que empezó a ver otro psicólogo experto en asuntos familiares, le aconsejo que le haría bien a nuestra relación, si charlamos mas a menudo, entonces comprendí el por que de su parloteo. Aproveché para contarle lo de mi invitación a la fiesta, se detuvo a mirarme sorprendida, me escuchaba, y parecía analizarme, me sentí observada, me asuste bastante, empecé a sentir que sus visitas al psicólogo, la estaban afectando demasiado, pero, entendí que no podía creer que yo, la chica que le huye a lo social, a las relaciones interpersonales explícitamente con las compañeras de la escuela, de pronto, me estaba interesando en asistir a una fiesta de ese tipo.
–te estas escuchando hija, te sientes bien? Me pregunto
Yo me enoje enseguida, porque ella casi nunca tomaba enserio lo que le decía, me levante de la mesa, sin haber terminado la cena, ella insistió en que me quedara sentada, que su deseo no era ofenderme, decidí quedarme, solo con las ganas de reprocharle algunas cosas, y empecé a hablar como un tirapiedras sin control
–tu siempre eres la que me insistes en que salga de la casa, que haga amigas, y ahora que te cuento de mis deseos de asistir a esta fiesta, no me apoyas. continúe hablando todo lo que me venia a la mente, sacando mis quejas guardadas.
Nuestra charla se fue calmando, cuando hube sacado todo lo que tenia por dentro, de pronto, hubo un silencio entre nosotras que no duro mucho, porque inesperadamente mi madre estalló en risas, y yo la miraba aun mas sorprendida mientras intentaba mantener mi enojo, pero fue imposible, su risa fue muy contagiosa, sin pensarlo, yo también me uní a la carcajada sin sentido, se suponía que estaba enfurecida, pero Daiki me contó, que la risa es una buena terapia para la mente y las emociones, así que me dejé llevar, igual, me hacia falta.
Cuando salimos de nuestra locura, nos pusimos a cuenta sobre algunas cosas, nos sentamos juntas en el sofá de la sala de estar, como nunca lo habíamos hecho, frente al televisor, como si fuéramos a ver una peli, mirábamos al mismo tiempo aquella caja negra en silencio, pero estaba apagada, y decidimos dejarla así, ella enserio se sentía de buen animo, quiso que le contara mas sobre la fiesta a la casa de Anahí, después que le dije lo poco que sabia sobre la fiesta, se ofreció a ayudarme, –debemos salir de compra me avisó, esa noticia me dejó pasmada, porque las pocas veces que habíamos salido de compra, fue muy frustrante para mi. Recuerdo que, para la fiesta de 15 de Isabela, a la que fui obligada a asistir, porque si hubiese sido por mi, o por ella, por ahí, no me hubiera aparecido, pero para cubrir las apariencias en la familia, mi tía Eleonor y mi madre dejaron en claro que yo asistiría. Por Dios, hicimos una búsqueda exhaustiva en las boutiques mas costosas de todo leblon, y no encontramos un vestido que me encajara la figura, mi madre, terminó llamando a Leonard, un diseñador que 2 años atrás, nadie conocía, pero desde que mi madre empezó a usar su ropa, y participó como modelo principal en uno de sus desfiles, se hizo famoso en un dos por tres. Ella le recordó el favor que el le debía, y no tuvo otra opción que coserme a puros reproches, un vestido, y le pidió estrictamente, que no revelase el nombre del diseñador. escuché cuando le dijo a mi madre, que lo que yo necesitaba era una dieta con urgencia y mano dura.
No quiero volver a pasar por esas experiencias, porque hoy, tengo 10 kilos mas que aquella vez. Quise salir de ese tema con desesperación, mientras mi madre me hablaba de colores de vestidos, maquillaje y peinado, le pregunté súbitamente, como estuvo su viaje de trabajo, ella me miró y sonrió –gracias hija, ves, que los consejos psicológicos si sirven. Mi madre estaba convencida que las dos visitas que tuvo con aquel consejero, nos habían arreglado en un santiamén nuestra mala relación, pero le seguí la corriente, lo que quería era escapar de aquel tema en el que me había metido, mientras encontraba en mi cabeza, una respuesta para darle a Anahí.
Mami buscó con entusiasmo, unas fotografías de donde había estado trabajando esos dos meses. Me contó que estuvo en Guaruja, una hermosa ciudad costera cerca, muy cerca de Sao paulo, me sumí en una nostalgia inmediata, esas fotografías me hicieron acordar a mi lolita, a la que, extrañado con desesperación, las fotos que tengo de ella guardas, no han permitido que la olvide, todavía no entiendo porque mi mamá salió tan enojada, que no se permite ni una llamada para escuchar esa dulce voz que me cantaba por las noches cuando estaba aterrada sola en mi habitación.
Siempre soné con ir a Guaruja, mi madre había prometido llevarme y nunca lo hizo, y con esas fotos volvieron los reclamos. De esa ciudad, me atraen sus playas, en Ensenada, hay un gran acuario con tiburones y pingüinos, pero eso no es lo único atractivo de ese mágico pueblo, bien al suroeste se encuentra a lo largo de la costa, la playa tombo, cuyo nombre al que al igual que el de la ciudad, es de origen Tupi, la lengua que hablaban nuestros aborígenes. Pero ya no se que es lo que me atrae mas de Guaruja, si saber que esta tan cerca de mi abuelita, o sus playas, o su historia. En la escuela aprendí que, en los cerros sobre la costa de esa ciudad, hay túneles que fueron construidos en la segunda guerra mundial, y que también, hay una gran fortaleza llamada Barra Grande, hecha en el siglo XVI para proteger a la ciudad de la invasión pirata.
Mi madre me enseñó sus fotografías en esos lugares, y sentí vivir el momento, al verme tan entusiasmada, me volvió a prometer que, en nuestras próximas vacaciones, iríamos, yo le iba a proponer, volver a ver a la abuela, pero como la vi tan feliz, no quise dañar el momento, no quería que se pusiera otra vez quisquillosa cada vez que le menciono el tema, mejor, tiempo al tiempo, y decidí seguir disfrutando del momento. se nos paso la hora enseguida, y nos habíamos dado cuenta que mi nana Modesta nunca llego esa noche, mi madre quiso encontrar razón cuestionando a Adelaida por si había recibido algún llamado de aquella mujer que ya nos hizo entrar en sospecha y desesperación. Adelaida ya se estaba despidiendo para irse a la cama, tenia puesto en la cabeza unos tubos con los que había envuelto su cabello, y con su cepillo de dientes en mano, casi por llevárselo a la boca, le dijo a mi mamá que el teléfono no había sonado en todo el día.