Vendida al Rey de la Mafia ©️

Capitulo 0 —¡Hadley levántate! -grito mamá desde afuera de mi habitación. —Ya estoy despierta mamá -dije bostezando. Me acababa de levantar, ya eran las seis treinta de la mañana y tenía que entrar al trabajo a las sietes treinta. —Baja a desayunar antes de que se enfríe -dijo mamá alejándose de la puerta. —¡Bajo en diez minutos mamá! -exclamo levantándome con prisa de la cama, para ir a bañarme. Me bañe, cambie y salí de la habitación para ir a desayunar y luego para ir al trabajo. Trabajo en un restaurante lujoso en la ciudad, entro a las siete treinta de la mañana y salgo a las seis treinta de la tarde. Trabajo para ayudar a cubrir los gastos de la casa, ya que mi madre no gana tanto en su empleo de enfermera. En el trabajo todo iba normal, como siempre estaba lleno de personas. Salí del trabajo a las siete porque una amiga me dijo que la cubriera, tenía un problema en su casa. Llegue a mi casa veinte minutos después de salir del trabajo. Subí a mi habitación, me di un baño y me puse mi pijama favorito, que es n***o con flores rojas. Luego de un rato metida en las r************* , me dispuse a investigar algunas universidades en internet, ya que había terminado el instituto hace más de un mes. Me había costado buscar una universidad, ya que donde vivimos hay una pero no esta disponible la carrera que yo quiero estudiar. Llevo una hora navegando en internet y por fin encontré una universidad y queda en Roma. Investigue un poco más sobre esa universidad y si tenían la carrera que yo quería. Hablé con mi madre al respecto y me costó mucho que ella aceptara pero al fin ella accedió a que fuera a estudiar a Roma. Mande mi solicitud y me la aceptaron, en menos de un mes me iría a Roma a estudiar. ———————***——————— Tres semanas después. —Mamá ya me voy para el trabajo, adiós -dije abriendo la puerta de mi casa. —Hasta luego, cuídate hija -respondió mi madre. —Está bien, hasta luego. Salí de allí y fui a mi trabajo. Llegue y me puse a trabajar de una vez. Cuando llego la hora de salida fui a hablar con el gerente para decirle que ya no iba a seguir trabajando ahí, porque me iría a estudiar a Roma. Me dieron mi liquidación porque ya llevaba tres años trabajando ahí. Llegue a casa y mi madre todavía no había llegado de su trabajo. Hice la cena, cené y me fui a mi habitación para bañarme y acostarme a ver una película. Suena mi alarma y ya son las cinco de la mañana, me levanto y salgo disparada hacia el baño para bañarme, salí del baño y fui al closet a ver que me iba a poner y opté por una sudadera y un jean n***o ajustado, después me puse los zapatos, opté por unos tenis negros con detalles blancos, como me había lavado la cabeza preferí dejarme el pelo suelto ya que si me lo amarraba cogía mal olor. Ya lista comencé a empacar las últimas cosas en la maleta para salir y ir al aeropuerto. —¡Mamá! Ya estoy lista, vámonos -dije bajando las escaleras con mi maleta. —En seguida bajo amor, deja y terminó de peinarme -dijo mi madre desde la puerta de su habitación. Mi vuelo a Roma sale a las seis treinta y ya son las cinco treinta, tenía que llegar media hora antes y ya se me estaba haciendo tarde para salir, el aeropuerto queda a más o menos a veinte minutos de nuestra casa. —Ya llegamos señoritas -dice el taxista. Le pagamos y salimos. —¡Gracias señor! -le digo antes de que se vaya. Entramos al aeropuerto y nos sentamos a esperar. Luego de quince minutos ya me tenía que ir y ya me tenía que despedir de mi mamá. —Adiós amor, sabes que estoy aquí por si me necesitas sólo me tienes que llamar, ¿okey? —Si, está bien mamá. —Te amo, cuídate muñeca -dice al borde de las lagrimas. —Yo también te amo mamá, y si, me voy a cuidar, ya sabes que estoy grande y puedo sola -le digo con una dulce sonrisa. —Hija me llamas cuando llegues -dijo ella mientras yo me alejaba. —¡Está bien mamá! ¡Te amo! Adiós. —¡Yo también te amo hija! Sin dudas la extrañare bastante, ella es mi vida entera, es lo único que yo tengo en mi vida y la amo como a nadie. Me pongo en la fila y paso mi pasaporte, me subo al avión y me siento en mi asiento. Me pongo mis audífonos y escucho música. Ya había llegado a Roma hace dos horas, me encuentro buscando la universidad y me he perdido un poco al no saber cómo andar en las calles de Roma, para ser exacta nunca había venido aquí, es mi primera vez. Ya estaba oscureciendo y aun no había encontrado la universidad. Me encuentro sentada en un parque solitario, no sabía dónde estaba y no había gente. Decido seguir caminado y oscurece muy rápido, ya son las siete y ocho de la noche. Noto un auto que me viene siguiendo, giro la cabeza para mirar el auto y era una suburban negra entera. Veo que se para y de ahí salen tres tipos vestidos con trajes negros, me caen atrás y yo comienzo a correr pidiendo ayuda. —¡Ayuda! -exclamo corriendo pero nadie me logra escuchar. —¡Te vamos a atrapar! -exclama un hombre con voz gruesa y burlona. Para mi mala suerte me tropiezo con una piedra y caigo al suelo. Trato de gritar otra vez pero ya los tipos me tienen agarrada. —Te dije que no te nos ibas a escapar, hermosa -dice el mismo tipo con voz burlona. Siento que me tapan la boca y la nariz con un pañuelo, trato de forcejar pero es inútil porque los tipos son mucho más grandes que yo y bastante más fuertes. —Por fa-favor, déjenme ir -digo con la voz débil por inhalar la sustancia del pañuelo. Me siento débil y sin fuerzas, no puedo hablar ni mucho menos moverme, todo se torna borroso y después todo es n***o. Desperté en lo que parecía ser una habitación, donde hay más mujeres y adolescentes de entre dieciséis y veinticinco años. Hay muchas cambiadas con ropa muy provocadora y maquillaje muy sexy, pero había algo y era que sus miradas estaban perdida en la nada, estaban tristes, algunas lloraban y otras estaban aún inconscientes o dormidas. Sollozo mientras me pregunto que por que a mi, que me van a hacer y ¿por qué? Me pregunto si me mataran o nos obligaran a hacer algo peor. Luego de algunos quince minutos entran algunos hombres por la puerta y echen a cinco chicas, entre ella yo. —¡¿Donde me llevan?! ¡¿Que van hacer conmigo?! -pregunto con voz trémula y llorando. —Cállate si no quieres que te matemos -responde uno de los hombres. Me llevan a una habitación para que me bañara y me dejaron una ropa muy provocadora que parecía de prostituta, encima de la cama para que me cambiara con eso. —Tienes diez minutos para bañarte y cambiarte, ni más ni menos -dijo uno de los hombres saliendo de la habitación y cerrándola con llave por fuera.