capitulo 2

1302 Palabras
Él alejó la daga de mi cuello, poniéndose de pie lentamente y extendiéndome su mano para ayudarme a levantar. Todos en la arena me miraban con burla y se reían de mí. “¿Quién se cree ella que es?” Los escuchaba murmurar. “¿Pensaba que podía ganarle al más fuerte de todos los guerreros?” "Es una idiota “se reían y me miraban con suficiencia" “no puede negar que es la hija de una puta” me enoje tanto que estrelle mi armadura contra el suelo y salí llorando de ese lugar, mi maestro gritaba mi nombre, pero no le hice caso, llegue a un rincón apartado me acurruque entre mis rodillas y lloré por un largo rato, media hora después escuche los pasos de alguien que se acercaba, alce la cabeza y vi al chico de antes quien traía en su mano mi armadura -¿Vienes a burlarse de mí? ¿No fue suficiente con humillarme frente a todos? —dije, mirándolo con resentimiento. Él se agachó hasta quedar a mi altura y me dio un pañuelo —no, vengo a devolverte tu armadura —. Tome el pañuelo de mala gana y limpie la cara. —Si eso es todo, puedes irte —le dije enfadada, él sonrió y me extendió la mano —. Eres muy buena en combate —levante la mirada sorprendida. Era extraño para mí que alguien valorara mi talento, nadie, aparte de mi mentor, lo había hecho hasta ahora. -¿Te estás burlando de mí porque perdí? Solamente dilo, sé que piensas igual que ellos, que soy débil y una arrogante por pensar que ganaría, que soy la hija de…. —Él puso una mano sobre mi boca para cubrirla —. No pienso, así eres buena, pero debes controlar tu temperamento. —Quité su mano de mi boca de un manotazo, tenía la cara hinchada de llorar y mi pelo era un desastre. —-Supongo que debo agradecerte…. Por traer mi armadura —Él me sonrió, se veía inocente pensar en eso, me hizo sonreír —. Así te ves más bonita que cuando lloras —sonreí una vez más avergonzada. Sus palabras me hicieron sentir extraña, nadie nunca me había halagado antes, a excepción de mi familia. -Quiero disculparme por lo de antes, dije cosas horribles sobre ti y ahora que lo pienso bien, estaba haciendo lo mismo que hacen los demás conmigo, te estaba juzgando sin conocerte, espero que me perdones -Extendí mi mano hacia él en señal de paz. Él, la estrechándola entre la suya -no hay problema— contestó sin rencor. —¿Que tal si empezamos de nuevo?—le propuse de forma amistosa. Él miró mi rostro asintiendo con la cabeza; en ese momento mi mentor entró haciendo que me espantara y retirara mi mano de manera brusca. —¡Aquí está! ¿Estás bien? -Me pregunto preocupado —Sí, estoy bien, gracias —él miró al chico frente a mí muy apenado. -Me disculpo por lo sucedido, tomaré cualquier responsabilidad por ella, no es una mala niña, solo es algo impulsiva. -Me incomodo que mi tío hiciera eso, él no tenía que disculparse, fui yo la que fui grosera, no él. -No es necesario que se disculpe, Sir Leónidas, en realidad ella no hizo nada malo -Baje la mirada un poco incómoda y avergonzada -Tu mentor te ha enseñado bien, serás un gran guerrero, estoy seguro de eso -Él se fue del lugar dejándome sola con mi maestro, estaba avergonzada por mi berrinche y toda la tontería que había dicho antes, fui arrogante y termine humillada totalmente —¿Por qué no me dijo contra quién me estaba enfrentando?—Mi mentor sonrió y me miró a los ojos. —Te lo dije, pero no me escuchaste —lo miré haciendo un puchero, era cierto, me lo había dicho y lo ignoré —Subestimar a tu enemigo, puede ser peligroso en un campo de batalla real —me crucé de brazo y lo miré con reproche. -¿Sabía lo que pasaría, cierto? -Él me puso una mano sobre la cabeza y miró mi rostro decepcionado -Así es, ese debilucho con cara bonita, es el más fuerte de toda la academia, nadie le ha ganado nunca -Me dijo con una sonrisa burlona haciendo que pusiera los ojos en blanco. —¿Lo hizo para que me sintiera mal cierto?—Él me miró ofendido—. No lo hice para humillarte, solo quería que aprendiera una lección. Si eres arrogante y altanera, morirás joven, eres buena y tienes talento, pero eres inmadura e impulsiva -Estaba molesta, no con mi maestro y mucho menos con lo que se burlaron de mí, estaba molesta conmigo misma por ponerme en esta situación, en ese momento me juré no cometer el mismo error en el futuro, levanté la mirada y con un tono decidido hable —-maestro, lamentó mi actitud arrogante de antes, le prometo que no olvidaré lo sucedido hoy, jamás volveré a cometer el mismo error -Mi maestro me abrazo por el hombro y me sonrió con orgullo. -Lo sé, eres talentosa como tu padre, sé que estaría orgulloso de ti y también decepcionado de saber que eres igual de impulsiva que el -Mi tío siempre fue como un padre para mí, me enseñó todo lo que se sobre combate y estrategia de batalla, ayudo a mi madre en lo que pudo y nunca nos abandonó, quería hacer todo por cuidar de la familia de su querido hermano mayor y aunque nunca pudo reconocerme como su sobrina abiertamente siempre me trató como su hija. Llegué a casa y me fui derecho a mi habitación, tomé una ducha y me acosté. Mi madre entró en mi habitación, se veía triste y preocupada. —¿Qué pasa, mamá?—Le pregunté preocupada por su expresión. Ella se sentó a un lado de mi cama -vi lo que te sucedió, lo siento mucho, si no fuera por mi culpa no sufriría tantas burlas, espero puedas perdonarme. -No te culpes, mamá, la gente es idiota y eso no se puede cambiar -Mi madre estaba llorando y eso me rompía el corazón, odiaba verla llorar, así que me di la vuelta dándole la espalda -Zara, es mi culpa si las cosas habría … —Estaba cansada de todo, así que solo exploté molesta. -¿qué es tu culpa mamá? ¿Qué hicimos mal para que todos nos desprecien y nos traten mal? ¿Matamos a alguien? ¿Robamos? ¿Cuál fue el error tan grande que cometiste o que cometí para que todos nos traten mal y nos juzguen que fue dime? -nunca le grite a mi madre, pero dure demasiados años soportando el rechazo, las malas miradas y los comentarios maliciosos de los demás, soporte burla de otros niños y muchas veces llore desesperada, sin entender por qué me hacían esto, mi madre me miró y puso una mano sobre mi cabeza para acariciar mi cabello. —No fue tu error, fue el mío —me respondió con un tono cabizbajo y melancólico. Me senté sobre la cama y la miré a los ojos mientras yo lloraba de rabia. —Nunca quise decirte antes por qué eras solo una niña, pero has crecido, tienes 14 años y pronto serás una mujer. Mi error fue enamorarme —me quedé confundida y la miré con el ceño fruncido. ¿Cómo enamorarte?—ella asintió con la cabeza y tomó mis manos entre las suyas —chiquita hermosa, el amor puede llevarte a cometer errores que pueden destruirte —seguía confundida y pregunté —¿Qué tipo de errores, mamá? -ella tocó su nuca, era una señal que estaba incómoda con mi pregunta y no sabía qué responder.
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