Episodio4

1357 Palabras
- tenía 17 años cuando conocí a tu padre, yo era aprendiz de sacerdotisa en el templo, servir a los dioses significa que no podrás casarte ni tener hijos, pero una noche tu padre llego al templo en busca de ayuda cuando lo vi quede hipnotizada con su presencia, era uno de los guerreros más fuerte del reino y venía de una familia de nobles, nos encontramos por casualidad y nos enamoramos, desde entonces pasamos mucho tiempo juntos, un día él se fue al campo de batalla en una misión y fue asesinado, enterarme de su muerte me rompió el corazón, sentí que mi vida se había acabado en ese momento, me enferme de tristeza y pensé que moriría, mis padres se asustaron y me enviaron al hospital, el médico les informó que estaba embarazada -escuchaba atentamente el relato de mi madre. Ella volvió a tocar su nuca incómoda y sonrió, su rostro se ruborizó tanto que parecía un tomate. -cuando dos personas se aman, pasan cosas y esas cosas traen consecuencia como un embarazo fuera del matrimonio, por eso nuestra sociedad prohíbe que dos personas se aman pasen demasiado tiempo juntas es para evitar esas consecuencias, no pude ser sacerdotisa, ya no era considerada pura, había sido tocada por un hombre y mi familia estaba decepcionada de mí a tal punto que me echaron de casa, decían que era una vergüenza para ellos, les pedí ayuda a su familia, pero ellos se negaron diciendo que solo era una caza fortuna y que no estaba seguro si ese niño era de él, comenzaron a dudar de mis palabras y me acusaron de estar sucia, toda mi vida se acabó en ese momento, pero alguien me dio la mano, fue tu tío él me consiguió una casa para las dos y me paso dinero por un tiempo, su familia negaba darme la herencia correspondida a pesar de que tu padre dejó un testamento y carta explicando todo, tuve que trabajar por un tiempo, hasta que tenías 6 años, entonces con la llegada del nuevo líder, se me otorgo lo que era nuestro creo que esa parte ya lo sabe -baje la cabeza sintiéndome culpable, mi nacimiento fue lo que causó todas las desgracias que mi madre ha vivido, por mi culpa fue criticada y rechazada por todo por tener una hija sin estar casada —¿Fui la culpable de todo lo malo que te pasó? —Mi madre puso la mano sobre mi mejilla y sonrió —no, fue mi decisión estar con tu padre y si de alguien es la culpa, es mía —me quedé en silencio un momento y luego la miré —. ¿Nunca has pensado qué hubiera pasado si no hubiese cometido ese error? —ella se acercó y me abrazó, dándome un beso en la cabeza. - tal vez hubiera sido una sacerdotisa, estaría en un templo ofreciendo plegaria a los dioses hasta mi muerte, pero no te hubiese tenido aquí conmigo, para mí tú vales más que eso y si tengo que hacer todo de nuevo lo haría sin arrepentimiento, te tengo conmigo y eres lo más importante para mí, solo me arrepiento que tenga que pagar por mis errores siendo tan joven -limpie su rostro y le di un beso en la mejilla. -Tú también eres importante para mí, no me importa lo que otros piensen de nosotras, tú soportaste todo esto por mí y estaremos juntas por siempre. -Mi madre lloraba y reía al mismo tiempo de felicidad -gracias por no culparme de nada, eres lo más importante para mí, no lo olvides. -¿Cómo fue que te enamoraste de papá? ¿Qué tenía él de especial? —Una sonrisa melancólica se dibujó en sus labios -tenia unos hermosos ojos azules como los tuyos, era amable y siempre hacía lo posible por hacerme feliz—. La miré con incredulidad. -¿Estás bromeando? Los chicos que conozco no son así, se creen mejor que otros, son arrogantes y altaneros —dije haciendo una mueca de molestia, mientras mama se reía a carcajadas—. El día en que encuentres un chico que te haga sentir especial, vas a enamorarte cuando menos lo pienses. Eso no pasará, los chicos son idiotas y sin cerebro —ella volvió a reír de forma burlona—. Está equivocada, no todos los chicos son estúpidos como dices, solo prométeme que si un día te enamoras, no te dejarás llevar por tus emociones, no quiero que pase por lo mismo que yo. —Mi madre levantó la mano en señal de juramento, yo puse los ojos en blanco y levanté la mía. -mama te juro que jamás voy a enamorarme -dije con determinación, mama movió la cabeza en negación, me dio un beso en la frente, apago la luz y salió de mi habitación, ahora entendía más por qué nos hacían esto, estaba más decidida que antes hacerme fuerte y protegerla, que se sintiera orgullosa de mí y que nadie volviera a molestarla, necesitaba hacerlo, jure no amar nunca a nadie, si eso era tan problemático no lo quería en mi vida, me dormí con ese pensamiento en mi mente. Un rayo de sol entro por mi ventana, golpeando su luz contra mis ojos haciéndome despertar, era hora de prepararme o llegaría tarde a mi entrenamiento en la academia, ese fue mi primer pensamiento, pero luego recordé lo sucedido el día anterior y me recosté otra vez en la cama sin gana de levantarme, no sabía como enfrentarme a todo ese día y no estaba de humor para eso, de repente escuche la voz de mi tío en la puerta —¿Puedo entrar? —Me cubrí de pie a cabeza con la manta. No iría, no tenía ánimo de enfrentarme a ello —¡no! Estoy enferma y no puedo ir a la academia. —No mientas, te conozco bien, eres una persona muy saludable — Quité la sabana de mi cabeza y resoplé con frustración, era imposible mentirle —es cierto, amanecí resfriada -cerre los ojos y crucé los dedos esperando que mi mentor me creyera. —Muy bien, entraré ahora mismo —anuncio perdiendo la paciencia -¡No! Es que... Estoy sin ropa —grité de prisa para evitar que abriera la puerta. -jovencita entraré a la habitación ahora. Si está sin ropa, cúbrete con la cobija —de repente abrió la puerta y grité por el susto de muerte que me dio. Me enrollé en la sabana como un rollito de canela. Mi tío colocó sus manos sobre su cintura y me dio una mirada de reproche. Volteé mi cuerpo dándole la espalda para no verlo. —No me des la espalda, jovencita, sé que no estás enferma, ¿por qué no quiere ir? —Me senté sobre la cama y lo miré con una cara de decepción —fracase en la arena de combate —. Mi tío se sentó en la cama, dándome un beso en la cabeza. —¿Quieres hacerte fuerte, no es cierto?—asentí con la cabeza. —Si te quedas en casa no lograrás volverte más fuerte -deje caer mis hombros junto a un suspiro de desánimo -pero fracasé ayer —él acarició mi cabeza. —Los fracasos son parte de la vida y aprender de ellos te hará más inteligente, huir no te hará más fuerte, te hará cobarde y no te vas a esconder por siempre — suspiré con pesadez dejando caer mis hombros. —Si te quedas aquí, encerrada, demostrarás que eres débil y tonta como ellos creen. -Mi mentor sabía exactamente cómo usar mis motivaciones para sacarme de la cama. Yo necesitaba hacerme fuerte y quedarme acostada, no me haría más fuerte. -Maestro, ¿puedes salir? Debo vestirme o se me hará tarde para llegar a la academia —él sonrió satisfecho—. Eso es mi chica, te espero con tu madre para desayunar. —tío levantó su puño, sonreí y choqué mi puño con el suyo, Él salió de mi habitación para que me cambiara a gusto y llevarme a la academia.
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