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¿Rechazada?

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Descripción

Mi nombre es Nereyda Taylor y fui rechazada por la persona que debía amarme con mis  defectos y virtudes, pero me equivoqué.

¿Ahora qué debo hacer?, ¿Escapar?, ¿Llorar?,¿O morir?. ¿Cuál es mi mejor opción?.

♥︎♥︎♥︎

Nereyda Taylor, una loba destinada a un amor eterno con Logan Landon, ve sus sueños desmoronarse cuando es rechazada por su alma gemela. Herida y decidida, se adentra en el misterioso bosque, jurando venganza. 

En su travesía, Nereyda encuentra refugio en una nueva manada, donde la verdad sobre su ser comienza a emerger. Descubre que el amor puede manifestarse de formas inesperadas, que las amistades fugaces pueden transformarse en lazos familiares irrompibles, y que tras cada sombra se ocultan secretos guardados con celo.

A medida que Nereyda se sumerge en la complejidad de su propia existencia, enfrenta desafíos que van más allá del rechazo inicial. Un romance florece en su corazón, desafiando las expectativas impuestas por su conexión predestinada. En esta nueva manada, se entretejen hilos de confianza y lealtad, pero también se tejen intrigas y misterios que despiertan su curiosidad y sed de respuestas.

El viaje de Nereyda se convierte en una búsqueda no solo de venganza, sino también de autodescubrimiento. En este mundo de lobos, donde cada aullido lleva consigo la promesa de secretos guardados, Nereyda se encuentra en un viaje épico hacia la comprensión de su verdadero propósito. ¿Logrará encontrar el amor que realmente merece? ¿Qué destinos y desafíos aguardan en este mundo de manadas y secretos? Descúbrelo mientras Nereyda se enfrenta a su destino, desentrañando cada capa de su propia naturaleza en busca de redención y verdad.

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Capítulo| 0.1
Sinopsis. Mi nombre es Nereyda Taylor y fui rechazada por la persona que debía amarme con mis defectos y virtudes, pero me equivoqué. ¿Ahora que debo hacer?, ¿escapar?, ¿llorar? o.... ¿morir?. ¿Cuál es mi mejor opción? El alma se me cayó a los pies cuando su aroma llegó a mi haciendo que el vínculo se acomodará en su lugar predestinado. Mi alma, mi mate no era más que Logan Landon futuro heredero de nuestra manada . Jamás olvidaré esas palabras de odio y repulsión que me dijo, las que determinaron mi principio y mi fin. —Yo Logan Landon te rechazó a ti Nereyda Taylor como mi mate y futura luna de mi manada. Mi loba se retorció de dolor en mi interior, empujando para salir y mostrarse. Su sonrisa egocéntrica que algún día llegó a gustarme me empujó a decir aquellas palabras que jamás pensé saldrían de mi boca. Alce mi barbilla con orgullo y dije: —Yo Nereyda Taylor acepto tu rechazo Logan Landon futuro Alfa de la manada Luna Negra, como mi mate. El mismo dolor que sentía en aquel momento pronto lo alcanzó a él. Corrí rumbo al bosque sin siquiera mirar atrás, ¿Pensaba volver?. Si, en algún momento. Y tu Logan Landon serás el primero en sufrir mi venganza. Capítulo 0.1 Habían pasado cinco días desde que huí de aquella manada, cinco días en el bosque sola, desprotegida y sin suministros. Las fuerzas amenazaban con abandonarme, en ocasiones desvariaba teniendo alucinaciones donde Logan venía a buscarme preocupado pidiéndome disculpas por su error. Muy en el fondo sabía que aquello jamás sucedería no tenia nada que ofrecerle. Ni tierras, ni dinero, ni siquiera una sangre pura con la que coronar su descendencia. Como hija huérfana de padres Omegas no era más que la sirvienta de la manada y un títere para maltratar por algunos miembros. Las cicatrices que surcaban gran parte de mi cuerpo eran la prueba necesaria. No extrañaba la casa, no extrañaba mi incomodo catre desvencijado, ni las sobras que me daban diariamente como ración. No era nadie, no merecía nada, sin embargo no podía rendirme ante la situación. Así que sin fuerzas tambaleándome seguí mi camino a través del bosque sin rumbo fijo. En mi interior un leve hilo del vínculo con mi alma aún pendía dándome un poco más de fuerza y rabia a la vez. Hasta que lo sentí, un dolor como jamás había experimentado parecía que un cuchillo partía por la mitad mi alma. En mi interior supe lo que aquello significaba, Logan Landon había marcado a otra como su Luna y como respuesta mi loba chillaba acompañando mi dolor, nuestro dolor. Esperaba que el maldito estuviera sufriendo lo mismo que yo. Pasaron horas en las que permanecí en el suelo de tierra hecha una bola en posición fetal intentando sobrellevar el dolor, la luz del día se fue dando paso a la noche cuando a través de mi sufrimiento lo sentí. El inconfundible sonido de una rama al ceder bajo un gran peso. Me puse de pie como pude intentando correr, sin embargo mis rodillas cedieron ante la debilidad mandándome de nuevo al suelo. Frente a mí de entre la maleza esmeralda tres grandes Lobos se dieron a conocer. Una alarma se prendió en mi interior, aquellos lobos patrullaban la zona lo que quería decir que era una loba solitaria en territorio desconocido. Iba a morir, lo supe cuando sus hocicos se retrajeron mostrándome unos caninos blanquecinos y afilados. Mortales. Me desgarrarían allí mismo. Tenía que hacer algo, este no podía ser mi fin. Me negaba a morir de aquella manera tan deshonrada. Me negaba a no castigar con mi venganza a todos aquellos que me hicieron daño. Cerré los ojos y por primera vez le hable a mi loba… Este no puede ser nuestro fin, la hora no ha llegado para nosotras. Debemos sobrevivir, tienes que tomar el control. Rece por algo, cualquier señal. Cuando una voz dulce y melodiosa recita en mi cabeza. Déjate ir, yo me encargaré del resto. Así lo hice, cerré mis ojos cuando mi cuerpo comenzó a temblar y alargarse y perdí la conciencia. No antes de divisar una mirada de asombro en aquellos tres rostros lupinos que emanaban poder. … Sabía que estaba soñando, sin embargo, no era dueña de mi cuerpo. Solo una simple espectadora ante los recuerdos que se repetían como pesadillas. Carolina la chica popular de la manada quien seria la perfecta Luna para Logan se encargaba de hacer cada segundo de mi vida un maldito infierno, la observaba golpearme, humillarme con palabras duras. Diciendo que nadie jamás me querría, que no valía nada, que no era nadie. Había verdad en aquellas maliciosas palabras. Había verdad cada vez que los matones me golpeaban hasta perder el conocimiento, Logan era uno de ellos. Vi pasar frente a mis ojos la vida de dolor que llevaba y me pregunté si aquellos licántropos me mataron y simplemente moriría sin ningún recuerdo feliz que rememorar. Sin embargo aquel video que era mi vida se detuvo y abrí los ojos de golpe sobresaltada. Lo primero que divise fue un pulcro techo de color blanco, el olor a antiséptico tan conocido para mi, y el pitar de las maquinas a mi alrededor me dieron la información suficiente como para darme cuenta que me encontraba en un hospital. Mi cuerpo se sentía pesado, me escocia el brazo donde una aguja pasaba medicamentos, mi piel se había cerrado en torno a ella y luchaba por expulsarla. Era raro que los licántropos necesitáramos atención médica, sin embargo cuando se recibía el cuerpo rechazaba los agentes externos debido a nuestra rápida sanación. Exhale he intente levantarme arrancando las vías conectadas a mi piel de paso. Sin embargo, una mano se posó en mi antebrazo con la intención de que me volviera a recostar. Todo mi cuerpo se tenso, levanté la vista de golpe al mismo tiempo que mis labios se retraían mostrando mis caninos alargándose. Oculté la sorpresa al sentir los bordes afilados clavándose en mi labio inferior. Jamás había podido hacer aquello. —Quédate quieta, te harás mas daño. Hablo con voz cantarina el hombre que tenía frente a mi. Ojos de chocolate fundido me miraban, resplandeciendo con bondad. Su cuerpo era fornido apenas cabiendo en la silla metálica al lateral de mi camilla. A pesar de la bondad en aquel ser no bajé la guardia, tampoco me moví. —No quiero que me toques. Gruñí, al instante la mano que posaba en mi antebrazo se alejó. El macho mostró las dos palmas en mi dirección encogiéndose de hombros en señal de paz. —Esta bien, supongo que es lógico en tu estado. Señaló con su cabeza mi cuerpo oculto debajo de las mantas. Estaba completamente desnuda, con una fina tela traslucida de color azul. Las mejillas se me sonrojaron al imaginar que había visto mi cuerpo y mis cicatrices. Sin quitarle la mirada de encima me volví a reclinar en la cama, sin recolocar las vías. —¿Por que sigo con vida?. frunció el ceño ante mi pregunta, no era de extrañarse quien en su sano juicio diría aquello. Me habían perdonado sin embargo quería averiguar la razón. Su rostro varonil dejó en evidencia aquello que pensé. —¿Querías estar muerta?. —No. Sin embargo, soy una forajida encontrada en la zona de su manada. Se como se procede en estos casos, actuar antes de preguntar. Ladeo la cabeza estudiándome con pausa. —Sigues con vida porque eres especial. Tienes razón, habríamos atacado antes de preguntar sin embargo en el segundo en el que te transformaste fuiste intocable. No pude evitar fruncir el ceño. —¿De qué hablas?. En ese momento fue él quien me miró con el ceño fruncido y un claro signo de interrogación en el rostro. —Eres una loba pura. ¿No lo sabías? Quise reír en aquel instante, aquello no podía ser más que una broma de mal gusto. O realmente estaba muerta y este era mi infierno personal. Sin embargo podía sentir en mi interior que esto no era otra de mis pesadillas. —En el caso de que eso fuera cierto, ¿por qué me salvaría de la muerte? —La ley así lo estipula. Nuestro Alfa es uno de los últimos puros. Sin embargo la ley estipula que si otro licántropo de esa estirpe atraviesa las tierras de otro tiene el derecho de declarar la manda en una lucha a muerte. —¿Que?, no tiene lógica. ¿Que manada arriesgaría a su Alfa de esa manera? .— sacudí la cabeza, intentando procesar la información. Esto debía ser alguna especie de trampa.—Igualmente las leyes no aplican para quienes las ejercen. Su expresión se llenó de enfado al volver a repasarme con la mirada. Sentí que aquellos ojos chocolate podían ver las marcas escondidas. Apreté las sábanas con más fuerza alrededor de mi pecho. —No vienes de ningún lugar gentil al parecer, corrupto sería la mejor palabra. — se paró de su asiento caminando con seguridad a través de la habitación. Si este chico no era el Alfa no me imaginaba el poder que aquel ser podría emanar.—Está limpia, intente obtener lo más cercano a tu talla que pude, sin embargo creo que te irá grande. En cuanto te cambies quiero que vengas conmigo, te mostraré que mis palabras son sinceras. Dejó encima de las sábanas una muda de ropa femenina para luego dar la vuelta y salir por la puerta de la habitación. Agudice el oído intentando escuchar algo del otro lado, no había más que silencio. Apretando los puños me levanté de la cama disponiendo a vestirme, no me quedaba otra opción que obedecer. Estaba con vida. Más confundida que nunca, pero viva. Sus palabras eran algo poco creíbles, mis padres habían muerto. Sin embargo, todos en la manada conocían mi descendencia Omega. No podía creer como algo así podía pasar desapercibido. Mi mente comenzó a manejar muchas hipótesis rápidamente, ninguna llegaba a convencerme. Cuando terminé de colocarme la ropa efectivamente está colgaba de mis miembros escuálidos, tuve que doblar los vaqueros un par de veces para que no me quedaran largos. Con pasos lentos salí de la habitación, mirando todo a mi alrededor. El lugar era enorme y pulcro. Varias puertas cerradas daban paso a habitaciones similares a la mía, todas vacías. Al final del pasillo me esperaba aquel chico. Cuando lo alcancé comenzó a caminar hacia unas puertas de roble lo seguí en silencio. —Mi nombre es Nick, Beta de la manada Luna Roja. Un gusto conocerte. No lo mire, agachando la cabeza y observando mis pies descalzos respondí. —Soy Nereyda Taylor. Asintió con la cabeza una vez. No pensaba decir nada más, por más que pareciera alguien de confianza la vida me había castigado lo suficiente como para ceder . Cuando el Beta abrió las puertas la luz del sol me cegó momentáneamente, cuando mis ojos se aclararon pude ver unas calles adoquinadas a los lados de esta corría un bosque del más puro color esmeralda. Las flores resplandecían bajo la luz del sol. Había niños jugando por doquier, riendo junto a personas adultas. Todos parecían felices y sanos. En mi manada todo parecía lúgubre y gris sin embargo en este lugar resplandecía con luz propia. Al momento en que las cabezas se giraron en nuestra dirección todos y cada uno de los presentes hicieron una reverencia en mi dirección. Niños y adultos por igual. No pude evitar la incomodidad que sentí en aquel instante. —Vamos. El beta me señaló un pequeño camino de tierra, marcado por las pisadas recurrentes allí. Lo seguí deseando escapar de aquella situación como fuese. Al final del camino se encontraba un lago cristalino, del agua turquesa más pura que jamás había visto. Una energía extraña envolvía aquel lugar. Toda duda pareció salir de mi mente en cuanto llegué al borde y el agua tibia me acarició la punta de los dedos. —Quiero que te relajes, que conectes con tu loba y hagas la transición. La voz del hombre me sonó lejana al tiempo que mi ser cantaba por dejar salir mi lado salvaje. Sentí la transición como una caricia cálida y suave. Cuando abrí los ojos me encontré con mi reflejo lupino en el agua. Grandes ojos rojos en medio de un pelaje níveo me saludaron. Quedé anclada en mi lugar y en aquel instante todo cobró sentido para mi. *** No podía salir de mi estupefacción. Como podía ser una loba pura cuando mis padres simplemente fueron bajos rangos. No entendía absolutamente nada. —¿De dónde vienes Nereyda?. Me encontraba sentada al borde del río, con mis pies aun metidos en el agua. Sin embargo, hacía unos minutos había vuelto a mi forma humana gracias al shock del momento. —Mi manada se llama Luna Negra, desde que mis padres fallecieron cuando era apenas una bebe pase a ser la sirvienta de nuestra manada. Siempre me dijeron que mis padres fueron Omegas y murieron por traicionar al Alfa Landon. Hace unos días cumplí dieciocho años al salir para el colegio me encontré con que el heredero del Alfa Landon es, era mi alma gemela. Me rechazo frente a toda la manada por ser una impura. Marco a otra cuando vagaba por el bosque, por eso me encontraba tan débil cuando ustedes aparecieron. Las lágrimas se acumularon detrás de mis ojos, sin embargo las retuve. No quería llorar frente a un desconocido que me estaba mostrando más amabilidad de la que había recibido en toda mi vida. —Eres apenas una niña, y te han mentido toda tu vida. Fruncí el ceño mirándolo a la cara. Sus ojos flameaban con rabia contenida. —Ahora entiendo porque eres Pura, tus padres no eran ningunos Omegas. Tu padre Magnus Taylor y tu madre Selene Taylor eran uno de los diez Alfas puros repartidos por el mundo. Hace quince años Maximilian Landon invadió sus tierras, asesinando a tus padres y la totalidad de tu pueblo. Luna Negra es una manada marginada, la diosa le ha quitado su favor, las demás manadas sus alianzas por el pecado que cometieron. No entiendo porque motivo te dejaron con vida, una Taylor capaz de derrocar su tiranía y recuperar lo que le pertenece. Mi mundo se paralizó en aquel instante, el odio creció en mi interior hasta llegar a límites insospechados. Quería venganza, quería ver su sangre en mis manos. Quería matarlos a todos. Sentí el picor en mis ojos y al observarme en el agua dos orbes de sangre me devolvieron la mirada con la promesa de la venganza escrita en ellos. —No quiero pelear contra tu Alfa, no quiero su manada. Nick torció el gesto. —¿Qué es lo que quieres Nereyda?. Apreté los puños. —Quiero venganza. Nick sonrió y en ese momento me di cuenta que quizás pasado el tiempo podría tener una amistad sincera con aquel chico. —Nuestro Alfa se encuentra en el Sur en un viaje personal y está buscando algo que lleva tiempo esperanzado con encontrar. Lo llamaré, espero que encontremos una solución a este problema. Damián es benévolo, y no se negara a ayudar a la hija de un viejo amigo. Me palmeó el hombro invitándome a levantarme, lo seguí de vuelta a las calles de adoquines. —Han preparado una pequeña casa para ti, está cerca de la residencia principal. Te acompañare. Caminamos en silencio, las personas que pasaban no dejaban de hacer reverencias incomodándome. —Te acostumbraras tarde o temprano. No quise pensar demasiado en aquello, mi mente estaba atiborrada de pensamientos negativos. Me dolía la cabeza de tantas revelaciones en un par de horas. No podía entender como la diosa me había emparejado con el hijo del asesino de mi familia. Era aberrante pensar que aquel ser me había parecido atractivo alguna vez, me odiaba por ello. —Intenta descansar un poco, llamaré a Damián y te informaré su decisión.— frenamos frente a un casita de piedra de río, contaba con dos pisos y un hermoso jardín rebosando de naturaleza.—Cualquier cosa que necesites podrás encontrarme en la casa principal, simplemente pregunta por mi. Nos vemos luego Nereyda. Me adentre por el camino de piedra sin responder, al abrir la puerta de la casa un aroma a pino y salvia inundando mis fosas nasales haciéndome suspirar. La planta baja contaba con un pequeño living rústico, cocina con un mesón de granito y taburetes para sentarse a comer. Revise la despensa y se encontraba a rebosar de productos que jamás había tenido el placer de degustar. En la parte trasera se encontraba una escalera de caracol hecha de roble, el segundo piso contaba con una habitación amplia. Acaricie las mantas de piel, y me recosté en el mullido colchón suspirando. Al momento sentí que la cama parecía tragarme, decidí quitar unas almohadas y colocarlas en la alfombra. Me recosté quedándome dormida al instante. El beta me encontró horas más tarde tendida en la misma posición en la que sucumbí al sueño. Me levanté de golpe al sentir una presencia mi lado. —No quería asustarte, lo siento. Había pena en sus ojos, aparte la mirada. No quería ese sentimiento. —No pasa nada. —Llame a la puerta y no respondiste. Disculpa la intromisión.—Observó el lecho intacto, sus ojos regresaron a mi con rapidez.—Hay algún problema con la cama? Negué con la cabeza. —Simplemente no estoy acostumbrada. Asintió una vez, apoyado en el marco de la puerta con los brazos cruzados sobre su pecho. —He hablado con Damián, decidió darte asilo, apoyarte en tu cometido. Tendrás cobijo aquí, hombres y mujeres dispuestos a luchar por tu causa y un entrenamiento para que estés preparada. —Muchas gracias. —Damián no vendrá en una larga temporada, confía en que puedas aprender a dirigir una manada para que cuando ganes lo que te corresponde puedas defenderte. O simplemente quedarte aquí, desde el día de hoy este puede ser tu hogar. Una lágrima resbaló por mi mejilla sin poder evitarlo. La limpie con rapidez. —Intenta probar el lecho, mañana comenzaremos con tu entrenamiento. Sin más se fue dejándome sola con mis pensamientos, sabiendo que el día de mañana golpearía a esos bastardos cuando menos se lo esperaran.

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