La Doncella del CEO

Observo con atención hacia el exterior que se ha iluminado gracias a los rayos deslumbrantes de la luna llena que se posa sobre los cielos en esta fría noche de abril. Me la permanezco todos los días metido en estas cuatro paredes de la elegante oficina que pertenece a mi empresa. Sé que ya es muy tarde en la noche, son las 8:15 de la noche, ya ha de haber sido la hora en que me tenía que marchar a descansar a mi casa, pero seamos honestos, soy un hombre solitario que es infeliz a pesar de mi fortuna. Mi mayor anhelo es tener la oportunidad de formar mi propia familia, compartir mis millones con una mujer que disfrute de la vida a mi lado, y que me dé todos los hijos que pueda para yo sentirme orgulloso de ellos y sus logros. Sin embargo, mi vida ha sido muy dura, en gran medida, he sido feliz de saber qué he logrado tener, todo lo que me rodea, los lujos, los logros, mi vida social, todo ha sido satisfactorio para mí gracias a mi esfuerzo, a mi dedicación y a la visión que tenido para mis negocios. Pero mi vida amorosa desde que comencé a salir con mujeres a la edad de los diecisiete años no ha sido lo que yo esperaba. He tenido la oportunidad de salir hasta con la única hija del rey de Inglaterra, que es una mujer guapísima, sobresaliente en su trabajo al lado de su padre, y muy educada, una mujer de clase social muy alta e interesante, no puedo negar que en un primer momento, me sentí completamente atraído ante ella por su belleza y su forma de ver la vida, más debo aceptar que no me he enamorado al 100% de ella como yo esperaba que sucediera. Me tuve que disculpar con ella cuando decidí terminar lo que sucedía entre nosotros, por fortuna, ella fue muy comprensiva, y en lugar de verme como un enemigo por haberle dado ilusiones y hacer que perdiera su tiempo conmigo, ella fue muy amable, y me deseó los mejores deseos para el futuro de mi vida. Seguí mi camino, y, nuevamente, he preferido enfocarme en mis negocios que cada día que pasaba, estos se convertían en los mejores negocios que he hecho en todo mi camino profesional. Hoy fue un día muy tranquilo, simplemente, llegué a mi oficina, me reuní con al menos cinco clientes potenciales, tuve una reunión virtual con uno de mis socios más prestigiosos de Hong Kong que duró solamente media hora. Salí a cenar a mi restaurante favorito de comida italiana. Bebí café, regresé caminando desde el restaurante hasta mi oficina, pues de ida el chofer me llevó, pero al regreso le pedí que se tomara el resto de la tarde libre porque yo quería tener un momento a solas para pensar, y aquello lo hacía mejor es cuando salía a caminar. El resto de la tarde, permanecí en la oficina, sentado frente a mi computador, escribí un par de informes de nuevas propuestas que solía hacer para cuando tenía ideas de estrategia de ventas, sé muy bien que yo siendo un CEO y dueño de mi propia empresa debía de tener a mi lado trabajando a un equipo especializado en ventas, pero, ¿Qué más podía hacer si estaba aburrido porque aquel no ha sido un día tan activo como el resto de mis días? De vez en cuando, no estaba mal ayudar a los demás que trabajaban para mí y que por ellos es que también tenía éxito mi empresa. El horario de salida de mi empresa era a las 6:00 de la tarde, y cuando todo el mundo se marchó a sus casas, yo preferí quedarme aquí en mi oficina, puesto que si llegaba a casa, era evidente que me sentiría aburrido, triste y decepcionado por tenerlo todo, pero no tener con quién compartirlo. No quería llegar a casa a deprimirme, o tal vez, terminaría contratando a Jocelyn, una mujer que trabaja como prostituta, más no era una prostituta cualquiera, no era una prostituta barata como cualquier persona le llamaría, no. Más bien, Jocelyn era una prostituta que nada más se acostaba con hombres de mi misma clase social, e inclusive, se acostaba con hombres de más alto prestigio, y en una sola noche, ganaba una fortuna más alta que la mía. Yo la había conocido en una noche de fiesta que un gran amigo mío de la universidad había organizado para celebrar su despedida de soltero, y Jocelyn había ido allá, obviamente, más que para celebrar, ella había ido era para trabajar, acostándose con cualquier soltero de la noche que quisiera terminar su fiesta a lo grande. Yo no fui la excepción, ese día lo había pasado muy bien, me había emborrachado junto con mi amigo y los suyos. Entre tragos, pasó lo que tenía que pasar, y me fui a buscar a Jocelyn a la habitación en la que estaba instalada para estar con los invitados. Esa noche, aunque me pese admitirlo, debo confesar que sí fue una de las noches más placenteras que he vivido desde que perdí mi virginidad con mi primera novia a los dieciocho. Guardé el contacto de Jocelyn únicamente porque estaba borracho, y hubo otra ocasión en que decidí llamarla porque estaba sintiéndome demasiado solo en mi Penthouse, y no quería pasar la noche con el otro lado de mi cama vacío. Lo bueno de esa noche, es que aunque me tomé un par de tragos con Jocelyn, por lo menos aún recuerdo lo genial que la pasamos en mi cama. Pero sé que si llego a casa, lo primero que haré será llamarla a ella y así contratar sus servicios, y no, yo no quería tener que depender más de ello para una noche de placer. Por tanto, me quedé a dormir en la oficina, al final, y dentro de mi oficina cuento con un sofá que es mucho más cómodo que mi propia cama, también tengo un baño lujoso con una ducha al que nadie más que yo pueden entrar. Tengo también una cafetería dónde hay todo lo necesario para cocinarme un buen desayuno, y si no, a tres cuadras desde mi oficina, puedo ir caminando hasta allá y pedir mi desayuno favorito, pues el restaurante abre desde las 6:00 de la madrugada, y es una ventaja para yo no tener que ir a casa. Dejo de observar hacia el exterior desde el ventanal de mi oficina. La ciudad a esta hora de la noche comienza a calmarse, la hora en que el tráfico se ponía pesado se fue controlando, y ya no se veían personas caminar por las calles con apuro porque van yendo tarde a casa. La soledad en este momento me tranquiliza, estoy calmado, y no estoy viviendo un momento de pánico o de ansiedad por estar solo, y me ha ayudado mucho, es debido a que estoy en otro ambiente, en otro lugar. Siento como el cansancio comienza a apoderarse de mí, y no es para colmo, pues lo cierto es que hay noches en las que no puedo dormir con facilidad como me gustaría, algunas veces llego tan rendido de trabajar que simplemente me doy una ducha, me pongo la pijama, y me acuesto en la cama, y me quedo profundamente dormido, pero hay veces en las que en la madrugada, despierto con ansiedad por haber presenciado una pesadilla que no sé muy bien si puedo llamarla como tal. Resulta que mientras duermo, todo a mi alrededor se pone oscuro, estoy solo en un lugar que desconozco, y que, sin embargo, gracias a mi olfato puedo percibir que se trata de lo que aparenta ser un bosque, pues puedo olfatear el delicioso y relajante aroma de los árboles, y también puedo escuchar el suave canto de los parajillos que pueden estar volando a mi alrededor, o como nada más, ellos pueden estar sosteniéndose sobre las ramas de un árbol. Poco a poco, todo deja de ser oscuro para mí, y es ahí cuando me doy cuenta de que me encuentro es en una especie de paraíso, si es que puedo decirlo de esa manera, porque todo es bello, es solo naturaleza, y no hay nada parecido a lo que es mi realidad. Comienzo a caminar con lentitud, mis ojos no dejan de mirar todo lo que hay, porque es tanta belleza que es evidente que no vas a pensar que es real. De inmediato te das cuenta de que todo está es en tu imaginación, en tus sueños, porque para mí el sueño es el reflejo de lo que nosotros queremos que nuestra vida llegue a ser en su realidad. Pero todo se pone muy hermoso y extraño en el preciso momento en que percibo la presencia de una hermosa mujer, una mujer que resplandece más que los mismos rayos del sol. Es una mujer preciosa, una que no he visto nunca pasar por mi lado cuando ando en las calles. Lo más extraño de todo esto es que dicha mujer me trata con mucho amor, y con una confianza que nunca he tenido la oportunidad de sentir con alguien antes. Ella es radiante, su melena rojiza brilla bajo la luz del día, su sonrisa es cautivadora, y lo más hermoso de ella, tal vez sea una delicada figura femenina, así como sus preciosos ojos azules que se pueden comparar con dos perlas finas encontradas bajo las aguas del mar. Ella y yo caminamos juntos, ella me agarra de la mano con tal fuerza que me hace no querer soltarla nunca porque me da miedo perderla. También jugamos como niños que corremos por el terreno del paisaje precioso en el que nos encontramos, y a veces, nos hemos visto estar juntos, acostados en el suelo, mirándonos a los ojos, con el cuerpo mirando hacia el cielo. Cuando tengo estos sueños, no quiero despertar de ellos nunca. Es como si aquella fantasía fuera todo eso que yo quiero vivir en verdad. En mis sueños, cuando me encuentro con esta misteriosa, mágica y hermosa mujer, nosotros nunca nos dirigimos palabra alguna, sencillamente, se siente como si nada más quisiéramos pasar tiempo juntos sin tener que dedicarnos a cruzar palabras para disfrutar de nuestro tiempo juntos. Desgraciadamente, la alarma que tengo programada en el celular para que me levante de lunes a viernes a las 4:35 de la mañana, termina por despertarme de golpe, y lo bien que me sentía al lado de esa mujer, se desvanece por completo, devolviéndome a ser testigo de mi propia realidad. Lo cierto es que he tenido este sueño tan seguido con ella que hasta he llegado a deducir que me he enamorado profundamente de su persona, aun sin saber quién es. Sin saber si existe, o si solamente es producto de mi imaginación, y mi deseo profundo de no querer estar más solo. Me acosté en el sillón de mi oficina, y con la mirada clavada al techo, he tomado la decisión más importante de toda mi vida; haré lo posible por encontrar a la mujer de mis sueños. Más yo sé que es un reto difícil, pero no hay nada que una buena cantidad de dinero pueda hacer para conseguir lo que yo quiero. Finalmente, y con una sonrisa dibujada en mi rostro, cierro los ojos, y poco a poco, voy quedándome dormido teniendo la esperanza de volver a soñar con ella esta noche. No ha pasado media hora, y ya he despertado, estoy en el paraíso, y mi amada y desconocida mujer, está frente a mí, mirándome fijamente a los ojos, sonriéndome con amor, y sus ojos brillan sin cesar ante los míos. Agarro su mano, y caminamos juntos sin destino propio hasta quién saber si pueda considerarse como el más allá, como el fin de nuestras vidas y pasar a la eternidad. ¿Será que ese paraíso es el cielo y yo la he conocido allá sin darme cuenta de ello?