Pronto nos daremos cuenta de que no siempre se necesita un cazador de brujas así que gracias por leerme.
Feliz Lectura...
El campamento que instalamos afuera de la aldea de los Idcas nos sirve para pasar la noche antes irnos a nuestra aldea.
Gregory juega cartas con Cassian que entrecierra los ojos al saber que cartas tiene nuestro amigo, con una sonrisa aumenta la apuesta y ese es su peor error. Gretel rueda los ojos al ver a esos dos jugar, siempre es lo mismo que venimos a cazar a una bruja o ser que se pasó de chistoso en otro territorio.
Alaya afila sus navajas mientras tararea una canción de las más viejas que todo el mundo se sabe, pero a ella le gustan mucho por la historia que cuentan.
—¿Juegas Al?—niego despacio antes de empinarme la bebida alcohólica que tengo en las manos—. Parece que el matrimonio no es de tu agrado.
Me quejo mirando a Gregory que vuelve a repartir las cartas que hay en sus manos.
—No esperaba casarme así.
—Debiste dejar entonces que tu padre la quemará—me quejo de nuevo.
Harper nos salvó sin esperar nada a cambio y mi padre tuvo la brillante idea de quemarla por la capacidad de su poder, cómo si no hubiera sabido que ella nos salvó de morir por culpa de los lobos enviados por Astra.
Una bruja de m****a que nadie a podido matar en siglos.
—No debía morir por salvarnos el c**o—responde Cassian por mí—. Eso es algo que su padre no entiende.
—Y una bruja con ese poder de nuestro lado es benefactorio—comenta Alaya—. Los hijos de Alandher tendrán un buen nivel de defensa.
Eso hace que me queje de nuevo.
—No me he metido con ella—medito que no lo he hecho a pesar de que Harper me ha dicho que debería.
Quería casarme con ella fuera de esto, pero no de la forma en la que lo hice y creo que por eso no he intentado nada. Ni besarla ni nada, y siempre veo su mueca triste porque lo intenta.
Intenta que seamos un matrimonio de verdad y no pongo de mi parte, la he escuchado llorar un par de veces y decirse que hubiera sido mejor morir esa noche.
—¿Y qué te lo impide?—miro a Gregory—. Según tenemos entendido era a ella la que querías cómo esposa desde antes de que eso sucediera.
—No quería casarme de esa forma.
—Pero ya lo estás.
Lo estoy y no me importó meterme con la hija de Jarson la misión pasada. Me pareció ver más triste un día a Harper hasta que comprendí que había lavado la ropa que usé en la misión, debió encontrar fluidos.
Alaya cambia de tema para que no sigan tirándome más m****a de la que ya me hecho sólo.
Va a ser una larga velada.
///
Llegamos a la aldea antes del atardecer, mi padre y los padres de mis colegas están en la plaza tomando un poco de vino o algo de licor. Le asiento antes de caminar de largo. No he hablado con él desde que estoy casado con Harper.
La melena rubia de Isabella ya está esperándonos en la fuente con una sonrisa adornando sus labios. Es extraño que la que se supone debía ser mi esposa ahora sea mi cuñada por así decirlo.
Pero es lógico que ella y yo no estaríamos juntos cuando Cassian e Isabella están comprometidos desde hace meses en secreto y apenas hace unos cuantos días lo hicieron público. Mis ojos buscan a su hermana, pero no la encuentro.
La vez pasada Harper estaba en la plaza esperando para recibirme, pero ahora... no está.
Supongo que a de estar haciendo algo en casa para no venir y que la ignoré como lo hice la vez pasada.
Isabella abraza a Cassian que le responde fuerte el abrazo. Mi mirada la llevo al camino que lleva a mi casa y me sorprende no ver a Harper. Se aviso que estábamos llegando.
—Me da gusto que llegaron bien—comenta Isabella muy animada—. Deberíamos ir a una casa a celebrar que ya son un equipo oficial.
Es nuestra primera misión sin una niñera como les dice Gregory, pero me gustaría más que nos dieran al padre de mi esposa como entrenador.
El mejor.
—¿Por qué no a casa de Alandher?—propone Alaya.
—Aly, por la cara de Alandher lo último que quiere es llegar a su casa—comenta Gregory.
Isabella sólo nos sonríe a pesar de que ese comentario indica que no quiero ver a su hermana.
—Harper no está y creo que sería una buena...
—¿Cómo qué no está?
—Harper se sentía triste... siempre va al bosque y vuelve muy noche.
Eso debería preocuparme pero no lo hace, digo que mi casa está bien para poder beber algo antes de sentirme fatal por cómo seguiré tratando a Harper.
///
Escucho la puerta de la habitación y no dudo en ver a Harper que parece sorprendida de encontrarme aquí. Está es mi casa y no comprendo porque esa mueca en su rostro.
Somos un puto matrimonio.
—No esperaba verte—dice acercándose a la cama.
—Llegue hace unas horas—contesto seco.
Se sienta en la cama y hace ligeras muecas que no me dicen nada y no espero que me digan algo. Sigo con lo que hago, pero no me giro a ella.
—Fui al... bueno..., mi madre quiso que fuera—parece nerviosa—. Me dieron tónico anticonceptivo—me detengo en seco cuando dice eso—. Tengo que tomarme un frasco diario por un mes... es para prevenir...
—Quedamos que no haríamos eso—me giro a ella que se sonroja por mostrar la parte de arriba de mi cuerpo—. No tengo intención de meterme en la cama contigo a menos que sea para dormir.
Sus ojos se ponen un poco llorosos, asiente despacio antes de levantarse y caminar a la puerta. Se detiene antes de suspirar.
—Hubieras dejado que me quemarán—sale por la puerta y la cierra al hacerlo.
Estoy empezando a creer que si hubiera sido mejor el dejar que la quemaran y así no tendría que estar batallando con ella o con el hecho de que mi padre espera a que Harper nos traicione para decirme te lo dije.
Ruedo los ojos cuando termino de vestirme, bajo a ver a dónde m****a se metió porque no volvió a meterse en la recámara. La encuentro dormida en el sillón con una manta sobre su cuerpo, niego antes de pensar en que debo irme a mi recámara y dejarla ahí.
Yo no le dije que se viniera a dormir aquí, pero es mi culpa en parte por lo que le dije. No debí decírselo.
Me acerco para cargarla y llevarla a nuestra recámara, está profundamente dormida. Y una leve sonrisa aparece en mis labios, esperaba traerla en brazos pero con un vestido de novia y risas en lugar de llanto.
Esperaba el momento adecuado para pedirle matrimonio. Para saber que nos casariamos.
También la manera en la que tendríamos esa intimidad de pareja que me moría por tener con ella, escuchar sus gemidos al momento de cometer ese pequeño placer que todos tienen.
Pero no.
Tenían que venir esos estúpidos lobos a arruinarlo todo y hacer que nos casaramos de esta forma.
Hacer que me diera irá por como me casé, por como arruiné la vida de Harper de esta forma.
La acuesto en la cama y niego.
No me portaré como quería con ella, no hasta saber si ella siente algo por mí. Y no que sea buena conmigo porque estamos casados.
Quiero que ella me diga que de no haber tenido está situación me hubiera dicho que si al pedirle matrimonio.
///
Parto leña sintiéndome mal por la discusión de hace un momento con Harper. Peleamos por la forma en que nos casamos y me volvió a repetir que hubiera dejado que la hicieran carbón.
Vuelvo a golpear la leña con el hacha y es cuando una risa burlona que ya conozco desde que tengo memoria hace acto de presencia en mi patio que conecta con el bosque cómo las otras casas.
—Eso quiere decir que la bruja te hizo enojar—lo ignoro antes de volver a golpear la madera con el metal—. Lástima que no existe una forma de separarlos.
—Vete de aquí, Marco.
—Nuestro padre me mandó para asegurarme qué tenías un buen día—cómo lo odio.
—Largo.
—¿Sí estamos de acuerdo qué me quitaste a mi futura esposa?—eso me hace detener el hacha del siguiente corte—. ¿No te dijo mi padre?—niego y sonríe abiertamente—. Harper sería mi esposa para antes de fin de mes, ya estaba arreglado con sus padres. Hoy le dirían. La mujer por la que mi hermano moría interiormente sería mía en menos de lo que él se animaba a pedirle su mano.
<<Mientras tú pensabas en una forma de acercarte yo ya estaba pensando en dónde arrancaría ese primer orgasmo. Tal vez en la cama en la qué...
—¡Lárgate!—ríe porque sabe que me está haciendo enojar más de lo que ya lo estoy.
Se da la vuelta y empieza a caminar a la salida de aquí. Y ahora sí dejo caer el hacha con fuerza sobre la madera provocando que se parta totalmente. Gruño por lo que me acaba de decir.
Tallo mi cara para que el estrés se me baje. Grito frustrado por lo que me está tocando vivir y ahora me arrepiento más que nunca de haberme fijado en Harper.
Entro en mi casa para verla sentada tejiendo algo mientras dice algo en lengua negra.
Lengua de brujas.
—¿Puedes dejar de hacer lo qué haces?—se calla antes de verme.
—Es un hechizo de curación.
—No me importa—ve su tejido antes de seguir y a mover los labios.
Eso me hace enojar antes de quitarle lo que teje y arrojarlo al fuego de la chimenea.
—¡No!—se levanta para intentar sacar el tejido del fuego, pero no puede porque ya lo consumió.
Empieza a llorar antes de decir algo que no entiendo, y no lo entiendo por el idioma que usa. ¿Por qué m****a habla lengua negra?
—No quiero tus brujerías aquí.
—No son malas—solloza de rodillas—. Es...
—No quiero brujerías en mi casa, Harper.
—También es mía—una risa cruel sale de mis labios.
Sus ojos se ponen más llorosos de lo que ya están.
—¿Por qué me casé contigo?—murmuro para mí.
Se levanta del suelo y me ve antes de alejarse e ir al porche que hay al lado de la casa.
Eso me pone un poco mal.
Se sienta en un sillón colgante antes de que comience a llover y ella a llorar.
???