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1961 Palabras
Holi aquí les traigo el capítulo del día de hoy para que tengan un buen día. Aquí tienen el día. Feliz Lectura… Ya pasaron tres días desde nuestra discusión y en esos días no hemos cruzado palabras. Tampoco es como si hayamos querido solucionarlo, pero siendo sincera, espero que el dragón llegué. Que me llevé con él que ya no quiero llorar más por culpa de Alandher. —¿Y bien?—le digo a Jack que grazna antes de transformarlo en humano. —No han necesitado a los cazadores en tres años—eso significa que dejó de buscarme—. Y… —¿Qué? Suspira antes de darme una sonrisa. —Rhaysan es temido por algo, Harper—ya sé—. Pero muchas brujas no se animan a traicionarlo con información. Eso eso es algo que debe asombrar porque he visto a muchas brujas delatarse entre ellas, pero no esperaba que no lo hicieran con su rey. Genial. Asiento antes de levantarme de mi asiento y caminar al marco de la ventana, desde ahí puedo ver a Alandher partiendo leña como idiota. Miro a lo lejos y me queda claro que tengo que salir de la aldea, ese dragón ya debe venir en camino y hará cenizas el lugar. Alandher no ayuda por nada, y sólo me hace sentir más triste de lo que ya lo estoy. He tratado de que me toque pero lo que dijo la bruja lo afecto de más. Es cansado quedarte con un hombre que no se preocupa por ti y que no existes para él. Escucho las voces del equipo de Alandher y se detiene de cortar leña para prestarles atención. Me alejo del marco de la ventana porque escucho que fue un error el haberse casado conmigo. —Harper… —Será mejor que ese dragón llegué pronto—digo antes de sentarme en la cama. —No creo que quieras una bestia de esas aquí—tomo mi cuaderno y lo abro para ver el dibujo del tatuaje que tengo en la espalda. Es una estrella tradicional de bruja con algunas flores en los pliegues de ella. —Espero que no me hagas sufrir, Rhaysan. Cierro el cuaderno antes de pensar que puede haber muchas cosas que pueden pasar. Al parecer estoy casada desde mi nacimiento y no precisamente con un cazador de brujas. Sino con el rey de ellas. El rey más temido de todos los reinos. Tragó saliva despacio. Hago unos cuantos trucos hasta que mejor dejo de hacerlos porque escucho ruido en la parte de abajo y eso me dice que Alandher dejo pasar a sus amigos a tomar cerveza como cada fin de misión. Donde no tengo permitido baja por nada del mundo, a menos que quiera recibir un par de gritos por bajar. Y no gracias. Sigo en mi habitación antes de transformar un vestido en un pantalón y una blusa a juego. —¿De verdad dejarás a Alandher? —Ya viste que mi destino no es con él. —Porque una bruja te lo dijo, Harper—arqueo una ceja antes de negar—. Dale una oportunidad. —Hubiera dejado que me quemaran Jack. No dice nada. Bajo a la sala porque necesito uno de mis libros, necesito saber las reglas de hechicería si quiero invocar un espíritu del bosque que me sirva de alarma. Busco entre mis libros y no encuentro el que busco. Ladeó los labios. —¿Qué buscas, Harper? —Un libro. —Muy chistosa—me incorporo para arquear una ceja. No están ninguno de mis libros de brujería y eso me preocupa, y mucho. —¿Dónde diablos están mis libros, Alandher?—me giro y se encoje de hombros. —En una hoguera. —¡¿Eso es lo que estabas quemando ayer?! Hijo de p***a. —Hagas lo que hagas no dejaré de ser lo que soy, Alandher—se levanta para retarme y no dudo en lanzarlo al sillón y acomodarlo—. Tocas mis libros de hechicería de nuevo y te convierto en parte de la decoración. Trueno los dedos y mis libros reaparecen en su lugar, mis siete volúmenes de distintas brujas aparecen en su lugar. —Te dije que no quiero brujerías en mi casa. —No haré nada, y ya deja de recordarme que soy una bruja. Tomo el libro que estoy buscando y subo a las escaleras cuando se siente un temblor enorme en la aldea. Múltiples campanadas son tocadas y eso significa que hay problemas. Unos grandes problemas. Los cazadores que hay en mi casa toman las armas que hay aquí mismo y salen para dejarme encerrada. Tragó saliva. Subo a mi habitación escuchando los múltiples ruidos que hacen lo que sea que nos esté atacando. Jack me ayuda a subir, porque arrojan algo a las escaleras y explota. Llegamos a la planta alta y me encierro en mi habitación, escuchamos los gritos de las personas y tengo miedo en donde estoy. —¿Qué…? —Huele a podrido—dice Jack. —¿Qué crees que sean?—se encoje de hombros antes de escuchar ruidos fuertes en la parte de abajo. —No lo sé… Se vuelven a escuchar más ruidos abajo, y eso me da miedo. Tomo la mano de Jack cuando escucho un ruido enorme en mi planta baja. —Huele a bruja—dice una voz gruesa y fea—. Apesta en este lugar. —Sí, pero estamos en una aldea de cazadores… —Arriba. Transformo a Jack en cuervo para que salga de la casa, estoy por seguirlo cuando rompen el suelo de mi recámara y toman mi pierna. Grito y la cosa que me sostiene ríe. —Una bruja joven—dice antes de jalarme. Pataleo, pero no me suelta, Jack grazna desde afuera y no puedo transformarlo si no se queda quieto, hago una bola negra en mi mano y la arrojó a mi pierna y la criatura me suelta gritando y diciéndome lo que soy como si fuera un insulto. Corro a la ventana para saltar y caer sobre el suelo duro que hay en la parte baja de mi cabaña. Me tuerzo un tobillo y gritar es algo que lo demuestra, intento correr y es cuando rompen la cabaña. Son ogros. Esas cosas no deben estar aquí y son difíciles de matar. Disparo hechizos para explotar cosas, pero no logro dar en el blanco. Sigo disparando cosas pero no les doy en ningún lado, hasta que me enfado y pienso el hechizo que le da a Jack que lo transforma en un dragón más grande del que use la vez pasada. —¡Fuego!—escupe y quema a los otros que me intentaban a****r. Me incorporo de un salto y respiro hondo antes de subirme al lomo de Jack, prende vuelo y al hacerlo veo que la aldea ya está reducida a cenizas, quedan unos cuantos cazadores peleando, pero no vivirán con los casi treinta ogros que alcanzo a ver. Mis padres. Muevo a Jack para que queme algunos ogros, pero salen más y comienzan a lanzar cosas contra nosotros. Las escamas de Jack son gruesas y no dejarán que esos troncos atraviesen su piel. —¡Harper!—escucho eso y no dudo en aterrizar para proteger a mis padres. Jack lanza fuego y de mis manos sale magia para proteger lo que hay a mi espalda. —Quiero que te vayas, Harper. —Mamá… —No vuelvas, hija—una lágrima baja por mi rostro. —Llévate a Isabella—varias lágrimas bajan por mis mejillas y es lo que me dice que ya no los veré de nuevo. Mi padre sube a Isabella en la espalda de Jack, y mi animal no deja de lanzar fuego en contra de los que me lastiman. —Mamá… —Te amo, Harper—me dice mi madre. —Mamá. —Serás grande, mi niña—escucho que el padre de Alandher dice algo que comprendo muy bien. Debo llevarme al equipo de Alandher y a su hijo menor. Mis padres me dicen que me aman y que cuide de Isabella, que sigue inconsciente en el lomo de Jack. Niego a dejarlos, pero no tengo de otra. Dejo que se suban al lomo de Jack y con unas cuantas lágrimas. El padre de Alandher me dice que haga que nada tenga vida cuando me eleve lo suficiente, trago saliva. Sé el hechizo que debo hacer, miro a mis padres una última vez antes de hacer que Jack se eleve dejando todo lo que amé en el suelo. Con varias lágrimas cayendo por mis mejillas, trato de pensar que no había de otra y que esto es necesario. Por mis padres. Hago una bola de magia en mi mano y sobre mi dragón suspiró antes de decir el hechizo. —Infernal. Lanzo la bola de magia con el hechizo haciendo su función, al tocar el suelo es como si una enorme bomba hubiera caído en lugar. Jack vuela para alejarnos de ahí lo más rápido que puede, y trato de que las flamas no impacten algún lugar de su cuerpo, en pocos minutos nos saca del fuego. Sus alas se mueven velozmente por el cielo llevándonos lejos de lo que hice y de los cuerpos que dejamos atrás. Tanto Jack como yo sabemos a dónde ir fuera del territorio, nadie nos encontrará en ese lugar, nadie lo hará. —Sabes a dónde Jack. /// Aterriza en una montaña muy al norte de dónde vivíamos, estamos a casi tres días del reino de las brujas, y es mejor estar aquí. Hago los encantamientos de protección para después dejarme caer y gritar por la muerte de mis padres. Yo los mate. Los queme como si no fueran mis padres. Mate a personas inocentes, yo… Jack golpea mi hombro aún transformado en dragón, pero me duele el corazón de sentir esto. Perdí todo. Al igual que los que vienen conmigo. —¿Y mis padres, Cassian?—ya despertó. Me odiara. —Tuvimos que huir. —¡Mis padres!—exige. —Se sacrificaron para que pudiéramos escapar—dice Gretel—. Le pidieron a Harper que… —¿Qué le pidieron? —Que los matará como al resto de lo que quedaba de la aldea—Alandher se ha mantenido callado. —¿Qué hizo qué? Pasan unos segundos antes de sentir que me pegan con algo duro en la espalda, pero después ya no siento nada más que dolor. Gimo por el golpe que fue bien dado en mi columna vertebral. —¡Mataste a mis padres!—me grita dolida. —Ellos… —¡Eres una p***a asquerosa!—me grita con todo lo que tiene. —También son mis… —Son míos, tú eres sólo la plaga que cuidaron. Esto es feo, que mi propia hermana me diga eso. —No eres mi hermana, eres sólo una rata que mis padres cuidaron. Una lágrima más baja por mi mejilla. Me encamino a Jack, se acomoda para que lo monte. Ya fue mucho. Es todo. —¿Te vas? —Voy a Obsidia. —Es el… —Deja que se largué—subo al lomo de Jack que se acomoda para irnos. —Les prometiste cuidarla—para mi sorpresa es Cassian quien lo dice—. Prometiste tenerla a salvo. Estoy por contestar cuando algo más grande jala a Jack y a mí con él. Grito porque no sé que es. ¿Qué es más grande que un dragón? Mis manos se encienden de magia pero algo cae en mi cabeza haciendo que quede inconsciente y que los gruñidos de Jack pasen a ser nada. ???
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