— ¿Quién mierda dio esta información? —Lukács abrió la puerta de la mansión de un sopetón y halló a su padre aún sentado en el living, este parecía también estar leyendo el artículo en su teléfono. Subió la vista cuando su hijo habló, pero no le contestó rápidamente porque lo vio demasiado enojado.
— No lo sé… hijo… —le contestó, pero le pareció sospechoso su tono de hablar.
— No mientas si lo sabés.
— Pero, escuchame, no quiero que me odies. Malika tuvo una entrevista hoy, y al parecer era esta, ella fue quien le proporcionó estos datos, pero no pensó que lo iban a poner de esa manera y además que cuestionarían tu posición. De todas maneras, voy a hablar con la gente a cargo para que bajen la entrevista.
— Empiezo a pensar que en realidad estás dejando que Malika haga todo este tipo de cosas porque no te importa en absoluto lo que me suceda a mí y a Salomé. Además, no me vengas con esas estupideces que ella no sabía que pondrían esto en la entrevista y que cuestionarían mi posición, es obvio que sucedería eso. Son los putos medios de comunicación, pondrán lo que más vende y probablemente los datos que Malika les haya proporcionado. A ver, me llevas casi 30 años de diferencia, y no sabes esto, ¿eh? Dejá de mentir.
Su padre optó por no responder, y Lukács soltó una carcajada.
— Claro, ¿es más fácil hacer como que no pasó nada, no? No voy a quedarme sentado esperando todo el día que me soluciones esto, o lo haces hoy, o directamente lo haré yo a MI manera. —hizo un énfasis en el “mi” y subió las escaleras.
— Lukács, te prohíbo hacer cualquier tontería. ¡Lo solucionaré hoy, dame tiempo!
— Tiempo tuviste de sobra, sabías que Malika iba a hacer una entrevista y también sabías lo que ella es capaz de decir. No es un secreto que me odia y desearía verme fuera de la familia y de la empresa. ¡Abrí los ojos!
Los mensajes no dejaron de llegarle. Aguantar a todos esos ricachones de la empresa el fin de semana, ser parte de una entrevista que nunca pidió, difamación de su carácter, ¿cuánto más debía aguantar? Iris no volvió a hablarle ya que él no respondió, en cambio recibió una llamada de Dánae.
— ¿Has visto las noticias? ¡No puedo creerlo Lukács! No puedo creer que mi madre te haya hecho esto.
— Tu madre me hizo cosas peores, Dánae. ¿O no te acordás cuando éramos más chicos y ella me trataba como su sirviente?
— Sí, me acuerdo, cariño y lo lamento tanto. Ya hablé con ella, pero no respondió, sabe que hizo algo malo. Sé que el perdón no te va a solucionar nada.
Sin embargo, tuvo que cortar su llamada rápidamente, porque su madre lo hizo y él intentó atenderla sin tardar demasiado. La entrevista incluía a ambos.
— Lukács… No puedo creerlo… ¿Por qué también salgo en tantos portales de noticias?
— No lo sé, Salomé. Mi padre intentará bajar la entrevista, así que quizás para mañana ya no esté más. No te preocupes demasiado, seguí haciendo tus cosas.
— No puedo, no puedo. Sé que vos me enviaste dinero, ¿no es así? ¿Entonces es verdad que tu padre dejará de hacerlo? ¿¿¿Qué te pasó Lukács Miranda??? ¿Cómo dejas que te pasen por arriba de esa manera? ¡Yo no te críe así!
A veces su madre le daba miedo, era una persona muy coherente e inteligente si no estaba bajo la influencia de alguna droga, pero cada vez se hacía peor poder comunicarse con ella. Decía tonterías o hilaba palabras que carecían bastante de sentido, aunque Lukács había logrado entenderla con el pasar del tiempo y no había dejado que le afecte demasiado, era notorio el decaimiento de su madre, pronto habría que internarla en algún lugar.
— Salomé, directamente no me criaste. Pero aún así, no te preocupes que yo lo voy a solucionar.
— ¿Y cuándo vas a venir? ¡Estoy hablando por teléfono, no me molestes! —de repente dijo la mujer, y Lukács escuchó extrañado.
— ¿Quién está en tu casa?
— ¿Y quién va a ser? ¡Tu primo Ian! Es el único que viene a verme.
— Viene a verte Salomé porque es él quien te sigue trayendo drogas. Dile que se vaya a la mierda, ¡dejá de consumir!
— No puedo…. hijo… no puedo.
Cuando comenzaba a comportarse de esa manera, a Lukács le gustaría agarrar a su primo y ahogarlo, a su madre también, ¿por qué no? Así que finalizó la llamada, y se quedó un instante sobre el borde de su cama reflexionando sobre lo que debía hacer a continuación. Revisó su celular y la noticia había sido compartida muchas veces, temía por su futuro y que esto termine afectando su posición en la compañía. No supo cuánto tiempo pasó, simplemente como casi una acción automática se largó de su habitación hasta el comedor donde no encontró a nadie, por lo cual, llamó a la persona que había hecho la entrevista. Le respondieron de inmediato porque justamente se trataba de él.
— Hola, buenas noches, ¿qué desea señor?
— Buenas noches, soy Lukács Kazino. Hoy se escribió un artículo acerca de mí, por lo cual, quería también tener una entrevista para aclarar ciertos malentendidos y otorgarle información nueva, ¿está bien?
— ¡Nos parece perfecto! Estaríamos encantados de tenerle. Mañana a las 10 de la mañana se encontrará con la periodista a cargo de la entrevista en el café Purple cat del centro, ¿lo ha anotado señor Lukács Kazino?
— Sí. Me parece perfecto. Muchas gracias. Ahí estaré.
— De inmediato le avisaré a la periodista y ella lo reconocerá. Que tenga muy buenas noches, señor.
— Usted también. —la llamada finalizó y Lukács chasqueó su lengua. Le encantaba esa amabilidad falsa, pero digna de revistas donde únicamente les importaba el chisme y las “malas noticias”. Pues, adivinaron. Lukács Kazino le daría la mejor noticia del mes y el mejor chisme que podrían hallar.
Cuando todos llegaron, lo encontraron en el comedor fumando un habano que había robado de la caja de su padre y el humo inundaba cada rincón de la sala de estar. Malika lo observó durante unos segundos con una sonrisa en el rostro y profirió: — Mañana tenés que asistir a una reunión que se hace para hablar sobre la posición de CEO en el nuevo departamento. Todos vamos a estar ahí otra vez y se abre la votación. —su sonrisa no se borró de los labios, esa sonrisa maliciosa. Así deseaba verlo Malika, perder todo, a su familia, a su futuro, a un trabajo estable, por lo cual, Lukács la dejaría saborear las últimas pizcas de gloria. Su padre lo miró, disculpándose, se acercó a él para palmearlo en la espalda, y le murmuró: “Hice todo lo que pude, Lukács, perdón”, a lo cual, él asintió y le devolvió una miradita cómplice.
— Está bien, mañana voy a ir a la reunión. Gracias por avisarme, Malika, no me hubiera enterado de otra forma. —le contestó con cierta ironía. Su padre no parecía de buen humor porque rápidamente desapareció, ella únicamente llegó con los perros Jules y Maxime.
— Y eso que no se enteraron que te vendiste al director ejecutivo. —dijo Maxime un tono burlesco. — Digno hijo de tu madre. La prostitución se lleva en las venas al parecer. —posó sus manos contra la mesa y apretó los nudillos.
— Al parecer, sí, Maxime. Como lo repetís tanto, sé que vos querés acostarte conmigo. No tengas miedo de pedirlo. ¿Te hubiera gustado que me vendiera a vos y no a él? Si estás celoso, decilo. —terminó de fumar y se levantó de la silla colocando ambas manos en los bolsillos. Ya sabía la reacción del contrario, porque lo único que deseaba hacer era golpearlo, su masculinidad era tan frágil que la intentaba proteger a capa y espada, por eso, Lukács se le rió en la cara y le guiñó el ojo. — Te dejo la puerta abierta de mi cuarto si querés.
Cuando Maxime iba a abalanzarse hacia él, Jules lo detuvo y negó con la cabeza. — Basta, no lo molestes más, dejalo. —gracias a ello, el muchacho desapareció de la escena también.
— No lo provoques, Lukács, ya sabés cómo es. —le dijo Jules posando una de sus manos sobre el hombro y chasqueó la lengua.
— No me interesa tu protección, Jules. ¿Qué va a hacer tu hermano? ¿Golpear la mesa, la pared, golpearme a mí, sacarme el puesto en la empresa? Ya me da igual. Es un idiota. —terminó por contestar y rodó sus ojos, sacó sus manos de los bolsillos para quitar la ajena de su hombro.
— Es nuestro hermano.
— Cuando les conviene es mi hermano también. Ustedes no son mis hermanos, no son mi familia, no son nada. Lamentablemente tengo que compartir esta casa con ustedes porque vive mi padre acá y si espero algo de mi madre, seguro me muero.
— Lo lamento tanto, Lukács. No te mereces nada de esto, ni tampoco te merecías esa entrevista que ensucie tu nombre.
— Mejor lamentalo mañana. —agregó Lukács y le guiñó el ojo.
Era el diez de agosto de 2019 cuando Lukács se levantó por la mañana y bajó a desayunar al comedor con todos donde tuvo que soportar nuevamente esa caracterización de la familia feliz, lo soportó únicamente porque su madre lo estaba llamando constantemente y él no deseaba contestarle. Pensó que era algo urgente, pero en realidad nuevamente le avisaba que el dinero se le estaba acabando porque no le dio mucho, por lo cual, Lukács ya no deseaba encargarse más de eso, al menos por ese día, parecía que más que su madre era su hija pequeña a la cual debía alimentarla, pero a la vez intentaba ponerse en los zapatos de ella, aunque cada vez costaba muchísimo más. Nuevamente le recordaron a propósito que debía asistir a la reunión por la tarde, pero él no le tomó mucha importancia, sino que se dirigió hacia el café Purple cat donde lo esperaría la periodista que estaba a cargo de su entrevista. Llegó rápido, porque no vivía muy lejos de la parte céntrica del lugar, y se puso a recorrer las calles con emoción, como si fuera un niño pequeño, recordó algunas galerías, algunos locales, observó la ropa, observó las flores que decoraban su camino, pero no detuvo demasiado porque ya iban a ser las 11 de la mañana. Ahora que recordaba no sabía el nombre de la periodista que iba a tomar su caso, eso lo puso nervioso, ¿de quién se trataba? y luego ingresó a la cafetería, no había demasiada gente, más bien estaban desparramados en todas las mesas, en sus mundos, sin ponerle atención a él, hasta que alguien levantó la mano, no podía visualizarla muy bien, por lo cual, fue aproximándose hacia ella y de esa manera creció su asombro.
— Hola Lukács Kazino. —dijo una voz baja, y le estrechó su mano.
— Hola Iris Richards. —respondió sorprendido, pero con cierta disimulo. Era la misma mujer que había votado por él en la empresa. Se sentó cuando ella lo indicó, aún confundido.
— ¿Vos sos la periodista a cargo? No sabía que trabajabas de esto.
— Sí, estoy a cargo de tu entrevista. Trabajo hace unos años en esa revista, ahora es más bien una plataforma virtual. Yo acepté hacerte las preguntas, aunque más compañeras querían, porque me gustaría saber la parte de tu historia, igual, hablando entre nosotros, Malika les dio toda esa información sin que se la pidieran básicamente.
— Y de ella justamente voy a hablar hoy. Me sorprendí al verte acá, gracias por concederme esta oportunidad.
— Soy todo oídos, Lukács. —le sonrió de punta a punta y acomodó su anotador para comenzar a escribir cuando él empiece a hablar.
— Pensé que usaban computadora para hacer las notas.
— Sí, lo sé, pero yo voy más a la antigua. Me gusta tener notas. —le contestó, un poco avergonzada, y desvió su mirada unos segundos, después enfocó sus ojos grandes y claros sobre él. Estaba tan hermosa aquel día.
— Bueno, en primer lugar estoy con los Kazino desde que soy niño, desde que tengo unos ¿9 o 10 años? Mi padre me sacó del basurero donde vivía con mi madre, y sí, es verdad que ella tiene adicciones, sin embargo, yo la estoy ayudando para que se pueda tratar, la ayudo con el dinero a veces también, pero más de eso no puedo hacer. Por otra parte, Malika siempre fue como una “madrastra malvada” conmigo, nunca me quiso, me juzgó las veces que podía y me solía tratar como sirviente diciendo que le traiga sus cosas o llame por ella, también me golpeaba o no me dejaba jugar con sus hijos, no podía comer en la misma mesa que ellos, no podía hablar si ella no me decía que lo hiciera y tampoco podía quejarme.
Mi padre no sabía, pero en algunos momentos, me encerraba en el sótano, y ahí me dejaba durante horas, hasta que decidía sacarme. Siempre me obligaba a admitir errores que nunca tenía o si se rompía algo en la casa, era al primero que se le culpaba. Nunca fui bienvenido por ella, ni por su hijo Maxime que actualmente desea ocupar mi puesto en la empresa, él me golpeó y me golpea muchas veces, es más, ese día donde se hizo la votación para decidir al nuevo CEO, me había arrinconado en el baño e hizo que mi nariz sangrara dos veces. Lo único que desean ellos es arruinarme y que yo termine abandonando un futuro empleo en la empresa. Nunca me trataron como alguien de la familia, siempre fui el extraño, el extranjero, el que no pertenece y así me sentí siempre, así me siento hasta el día de hoy. —a medida iba relatando, el ceño de Iris se fruncía y los gestos eran casi cómicos al oírlo, parecía realmente preocupada por él, por lo cual, Lukács continuó.
— Todo esto me sucedió a mí, y tengo pruebas también. Tengo fotos donde muestro los moretones que Maxime me dejó. —le entregó dos o tres fotografías donde se podía ver claramente los golpes, la muchacha las tomó con curiosidad y las miró durante un par de segundos, luego respiró profundo.
— Vamos a acabar con estos hijos de puta. —profirió en última instancia e hizo unas anotaciones más. Se guardó las fotografías en una bolsa, y también alejó su anotador. Luego colocó ambas manos sobre la mesa y posó su mandíbula sobre ellas, sonriéndole. — ¿Hacemos un brindis por las próximas carreras destruidas de estos dos o todavía es muy pronto? —alzó una de sus cejas mientras lo decía y llamó al mozo para pedirle dos bebidas.
— Creo que es muy pronto. Aunque hoy por la tarde tengo una reunión donde se va a hacer la votación nuevamente.
— Esa reunión no va a existir, cariño. —le guiñó uno de sus ojos, y Lukács se quedó extrañado ante esa contestación, aunque luego captó lo que estaba diciéndole. Iris le parecía ahora aún más carismática que la vez anterior, tenía una personalidad parecida a la de él.