Capitulo 11

1097 Palabras
Finn y sus amigos me miraron de lejos hablando con el profesor, y rece con todo mi ser para que no vieran mi suplicio mentar, porque sino estaba destruida, no podía echarme para atrás en ninguna de las decisiones de mi vida, era echar para adelante o huir, la segunda opción era la más atrayente pero era de ser cobarde, no iba conseguir nada de esa forma por lo que debía seguir aquí. Respire hondo y vi que Finn se quedaba hablando con sus amigos, sin hacer el trabajo que nos habían mandado, no se si se daban cuenta que cuanto antes termináramos, menos horas de castigo haríamos pero se ve que no son personas de analizar ni pensar. Camine por los largos pasillos de la biblioteca hasta llegar a una de las zonas más desordenadas, la zona de literatura juvenil, me impresionaba aún a día de hoy que el colegio tuviera esa sección pero según argumentaron era para fomentar la lectura, creo que era una excusa para que los padres no hicieran preguntas de donde se gastaba el dinero que daban, pero no se si era algo demasiado lógico. Me puse a sacar libros de la estantería para empezar a vaciar y organizar los libros alfabéticamente según su autor. —No tienes que hacerlo—me dijo Finn. Le mire. —Estamos castigados, algo habrá que hacer—le deje claro. Finn me miro. —Jamás he cumplido los castigos y aquí sigo—comento apoyándose en al estantería. —Creo que por eso te siguen castigando—comente. Finn me miro impresionado. —Puede—comento quitándole importancia. Negué mientras seguía sacando los libros. —No sabía que Andrea era tu novia—le comente. Era una cotilla, me gustaba saber las cosas de la vida de todo el mundo, las muchas amistades de mi hermana le ayudaban a saber todo y luego contármelo, era como una reina del cotilleo pero a escondidas, no me gustaba que la gente supiera que me interesaba sus vidas. —No es mi novia—me dijo. Deje los libros en el suelo y le mire. —Finn, estabas abrazado a ella—le dije. Finn me miro. —Es una amiga—se quejo. —No la miras como una amiga—le dije. Finn negó. —Mi hermana os ha visto varias veces besándoos—le conté. Finn me miro impresionado, sin saber que decir. Diana, siempre andaba de un edificio a otro, en muchas ocasiones venía al nuestro a pedirme cualquier cosa, desde un bolígrafo a dinero para comida, cualquier cosa le servía de excusa para correr de un lado a otro y como los profesores sabían que era mi hermana, le dejaban, además creo que muchos no podían con su energía y respiraban cuando se iba a dar un paseo, para cansarse. En muchos de esos viajes, según ella vio a Finn besándose con Andrea, ella me lo contaba de una forma dramática porque siempre quiso que Finn y yo fuéramos pareja, porque según ella así sería hermana de Enzo a quien adoraba. —No creo que Beatriz sea la fuente más fiable—comento Finn. Me reí. —Diana, ella os ha visto—le corregí. Finn me miro entrecerrando los ojos. —No creo que esa fuente sea mucho más fiable—me dijo. Le mire. —Finn, no hay nada de malo en que tengas novia—le dije. Finn me miro impresionado, pero creo que en su mirada se escondían demasiadas cosas que quizás no iba poder entender. Finn nunca fue una persona fácil de leer, a diferencia de que yo era un libro abierto, él siempre ha sido y creo que siempre será una persona con un gran mundo interior, tenía pensamiento demasiado profundos y cosas en su mente que no creo jamás poder comprender, era una persona demasiado de letras, con una capacidad que me daba envidia y temor al mismo tiempo. —No es mi novia, si nos hemos besado pero como haría con cualquier amiga—me dijo. Le mire. —A mi no me vas a besar—le avise. Finn me miro. —Tú no eres una amiga, eres mi mejor amiga, es diferente—comento. Le mire, era verdad que las amigas y las mejores amigas no eran lo mismo, la mejor amiga es a quien podrías enviarle un audio meando y no pasaría nada o quien entra en tu habitación como si fuera la tuya, es esa persona con la que tiene una conexión especial, era como tu alma gemela, una fuerza demasiado intensa, y es verdad que las amigas no son algo tan fuerte, no es que sean menos o más pero las libertades que se toman con unas y con otras son diferentes. Pero aunque yo sepa la diferencia, quiero saber que opina él. —¿En que?—pregunte con gran curiosidad.. Finn me miro, con cara neutral, sin demostrar nada, era una de las cosas por las que creo que nunca seré capaz de leer la mente de mi amigo, mientras que creo que para el soy un libro abierto completamente. —Tú eres por quien daría mi vida, por quien destruiría el mundo, ellas son ese apoyo que necesito para seguir adelante, mientras que a ti te necesito para vivir—me explico. Le mire. —Me estas dando demasiadas responsabilidades—le avise. Finn me miro. —Confió en ti, tanto que pondría mi vida en tus manos—comento. Le mire. Me sentía demasiado mal, que confiara de esa forma en mi cuando yo estaba usándole por el bien de mi familia era algo que me dolía demasiado, me agobiaba demasiado el echo de que las cosas salieran mal, no me gustaba para nada que las cosas fueran así, quería que las cosas salieran bien, quería dejar de tener que estar atada a los planes de mi familia y a la presión escolar. —Finn tengo que decirte algo—le confesé. El castaño me miro sorprendido y analizando lo que pasaba. —Finn, ven a ayudarme—le grito Paula a Finn. Finn me miro. —¿Lo hablamos mañana en mi casa tranquilos?—me pregunto. Asentí. Finn se fue con la chica en silencio. Me apoye en la estantería y suspiré, odiaba con todo mi ser lo que estaba sintiendo, las ganas de gritar y llorar, las ganas de huir, las ganas de dejar todo, odiaba la forma en la que me sentía sin yo haber elegido al punto al que había llegado.
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