Capítulo Uno
Aitana.
— Oh Alejandro, me estas volviendo loca.
— Tranquila mi amor, pronto haré que grites mi nombre, una y otra vez. - su voz ronca, sus manos recorriendo cada centímetro de mi piel, su lengua jugando con mi entimidad, me están volviendo loca y él parece disfrutarlo.
Recorre mi abdomen hasta llegar a uno de mis pechos, juega con el mientras que yo enredo mis dedos en su sedoso cabello. Sus caderas se abren paso entre mis piernas, posicionando su m*****o en mi entrada, entrando de una sola estocada, no importa las veces que ya hayamos hecho el amor, para mi siempre será mágico como la primera vez.
Alejandro muerde mi labio inferior, me besa con pasión, mientras que yo con cada embestida entierro mis uñas en su fuerte espalda.
—Te amo Aitana, no importa lo que pase de ahora en adelante, siempre te amaré. —por un momento, sus palabras me hacen detenerme, pero sus embestidas me hacen olvidarlas, volviendome loca cada vez que entra y sale de mi. Entra y sale con una inmensa intensidad, que por un momento me hace ver estrellas a mi alrededor.
— ¡Ah! Alejandro. — grito, al sentir mi cuerpo tensarce.
— Eso es mi amor, no te detengas. — busco su boca, para apasiguar mi gemido. Ambos llegamos al límite de sentidos. Su cuerpo cae al lado mío, nuestras respiraciones irregulares, se van calmando gradualmente. Escucho su corazón latir, al igual que el mío.
— Te amo Alejandro. — digo, pero él se queda callado, por un momento ante lo que digo, me da un beso en la frente y me abraza.
— Duerme mi amor, mañana tenemos que estar temprano en la oficina, recuerda que tenemos una junta muy importante. —aunque no quiera cierro mis ojos, prefiero no decir nada, no después del hermoso momento que hemos tenido. Después de unos minutos, me quedo profundamente dormida.
Me despierto antes que Alejandro, lo observó dormir por unos minutos, todavía es muy temprano, así que prefiero no despertarlo, salgo de la cama y me voy al baño a darme una ducha. Dejo que el agua tibia recorra mi cuerpo, recordando como Alejandro me hace sentir con un simple toque. De un momento a otro, sus palabras vuelven a mi, no se que es lo que significan, pero estoy segura que pronto lo averigaure.
Después de veinte minutos en la ducha, ya me encuentro en mi armario, hoy es un día importante para la empresa, un nuevo socio llega, la empresa está pasando por un mal momento y un socio nuevo podría ser la solución, y hay muchas cosas que arreglar, después de todo es el trabajo de la asistente tener todo en orden.
Si, si, ese hombre en mi cama es mi jefe, el amor de mi vida, que a pesar de las circunstancias me ha demostrado que me ama, sin importale lo que los demás digan, eso incluye a su madre.
Nunca fui del agrado de la señora Gabriella, desde que trabajaba para su esposo, siempre me vio como una don nadie, una arribista, una casafortuna, y aunque las veces que me ha confrontado le he dejado claro que no me interesa el dinero de su hijo, siempre logra hacerme sentir mal, diciéndome que no soy nadie, que no tengo nada que ofrecerle a su hijo.
Sé que no tengo un extravagante título universitario, no tuve la oportunidad de terminar de estudiar la universidad, pero mi desempeño laboral, mis ganas de trabajar, hicieron que el señor Eliot me diera el empleo, él fue el único que me brindo su ayuda dándome trabajo cuando más lo necesitaba.
Lastimosamente hace dos años, él tuvo un accidente, degandolo en coma, y trayendo a su hijo de regreso del extranjero, les juro que jamás me imagine enamorarme de él, pero desde que lo vi por primera vez cupido me flecho y lo mismo pasó con él. Nunca me imagine que él se fijará en alguien como yo, hizo muchas cosas para que yo lo aceptara, pues yo siempre tenía en mente que el era mi jefe, y no podíamos tener una relación, aun así, logró convencerme para estar con él o más bien, nuestro amor nos ayudó a estar juntos.
Creo que después de todo lo que pase, ya me toca ser feliz.
Terminó de poner mis zapatos y le doy una última mirada, todavía sigue dormido, supongo que se molestara porque no le hable, pronto despertara, después de todo ya está acostumbrado a levantarse temprano.
Después de desayunar, ya estoy lista,
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Alejandro.
Despierto poco a poco, busco a Aitana, al no sentirla al lado mío, observó la habitación y no está por ningún lado, niego con la cabeza, a la vez que sonrio, está mujer me vuelve loco, aunque no se como tomará lo que le tengo que decir en unas horas.
Me levanto de la cama y me voy a la ducha, necesito darme un baño de agua fría para despertar de todo y pensar como darle la noticia de lo que pasará más adelante, solo espero que me perdone y que sobretodo no se aleje de mi, más adelante me dirán que soy egiiste, pero es que no quiero separarme de ella. La amo con toda mi alma, pero hay veces que uno necesita hacer sacrificio y esta vez me toca a mi hacerlo.
Después de no se cuanto tiempo, salgo de la ducha, me encierro en el pequeño armario de Aitana en busca del traje que me pondré hoy.
Desde hace un par de meses traje ropa mía, no quería que Aitana estuviera sola, no después de la pérdida de su madre, eso fue devastador para ella y yo no me atreví a abandonarla, aunque le plantee la idea de vivir juntos, ella no quiso, alegando no estar lista, pues era muy pronto después de la muerte de su madre, así que decidí mudar un par de cosas aquí, y dormir de vez en cuando con ella, y hacerle compañía. Por supuesto mi madre no estuvo de acuerdo con eso, pero no me importo, ella no quiere Aitana, nunca he entendido el porqué.
Después de arreglarme, salgo del la habitación, encontrando a Aitana, apunto de salir, remojo mis labios al verla enfundada en esa falda tipo tuvo que deja ver sus atributos, esa blusa color crema que no se si soy yo, pero sus senos se ven más prominentes, eso atributos que ella posee me vuelven loco desde que la vi por primera vez.
— ¿Por qué no me despertaste? — le pregunto y ella sonríe.
— Quería que descansará un poco más, ya esta listo tu desayuno. Tengo que irme, hay muchas cosas por hacer y la reunión es a las diez. — responde, mientras me acerco a ella, para robarle un beso.
— Esperame desayuno rápido y nos vamos juntos. — ella niega con la cabeza, al escucharme.
— Se me hará tarde, además estoy segura que tu madre estará ahí muy temprano, será mejor queme vaya. — dice dándome otro beso y cuando se voltea le doy una nalgada, es algo que a ella no le gusta, pero no me pude resistir. Me da una mala mirada y sale del departamento.
Me dirijo a la barra de su pequeña cocina, donde mi desayuno está preparado, huele delicioso, ella es una gran cocinera, desayuno rápido y después de terminar enguago los platos y la taza donde tome mi café, ella me ha enseñado muchas cosas, me ha enseñado sobretodo a ser humilde con las personas, es una gran mujer y no se merece lo que va a pasar.
Dios dame la fuerza para enfrentar esta situación, ayúdame a no romperle el corazón, auque estoy más que seguro que lo haré.
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Damián.
Mi alarma suena, despertandome de un lindo sueño, miró mi teléfono de mala gana por haberme despertado. Son la cinco de la mañana y mi día comienza, me levanto de la cama y voy a mi armario a ponerme ropa deportiva, antes de trabajar me gusta hacer ejercicio.
Salgo de casa, rumbo a un pequeño parque cerca de mi vecindario, donde hay muchos aparatos para hacer ejercicio, pero a mi me gusta correr, así que después de un calentamiento previo, pongo música y me coloco mis audífonos.
Una hora después ya me encuentro de regreso en mi casa, mi madre ya está despierta y ya me ha preparado mi desayuno, esa señora nunca me hace caso, por más que le he dicho que no tiene que hacer esto siempre me lleva la contraria.
— Mamá, cuentas veces te tengo que decir que esto no es necesario. — digo entrando a la cocina y ella voltea a verme y me sonríe.
— Ya te dije que esto no es nada anda, tú ya te vas a ir a abrir el local. Es bueno que antes de eso desayunes, anda ve a darte un baño y vienes a desayunar. — niego con la cabeza, porque siempre es lo mismo con ella.
Veinte minutos después ya me encuentro en la cocina, tomando mi desayuno junto a mi madre.
— Hijo, se que no te gusta hablar de esto, pero creo que ya es tiempo de que vuelvas hacer tu vida, hace cuatro años que Jaquie ya no está entre nosotros, no me gusta verte solo...
— Mamá, por favor no empieces. — digo interrumpiedola, no me gusta hablar de eso, no me gusta recordar que hace cuatro años perdí a los dos amores de mi vida.
— Ya es tiempo que le des una oportunidad al amor Damián, no te puedes quedar solo para toda la vida, ya pasaron cuatro años, y se que amabas mucho a Jaquie, per tú estas vivo y ella no. — dice mi madre y se que tiene razón, pero el dolor que dejo su partida es inmenso.
— Será mejor que me vaya mamá, nos vemos en un rato. — digo levantándome, y le doy un beso en su frente, tomo las llaves del coche y salgo de casa.
Es difícil para mí, muy difícil, saber que perdí a mi esposa en un accidente, y que no pude hacer nada para ayudarla, tan solo si la hubiera acompañado, podría haberla ayudado, me duele saber que ni siquiera pude conocer a mi hijo, mi vida se fue junto a ella, mi corazón que do destrozado, roto en mil pedazos. ¿Darle una oportunidad al amor? Mi madre si que cree en cosas imposibles.
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Eloisa.
Hace unos días mi padre me dijo que pronto conseguiría lo que tanto había querido, en ese momento no lo entendí, no hasta que la madre del hombre del cual estoy enamorada, vino a mi casa con un trato que mi padre no rechazo.
Decir que estoy contenta porque me casaré con el hombre que amo, seria mentira, si lo estoy, solo que siento que esto no está bien, si el quería el matrimonio, porque no vino él a hablar con mi padre, no que en cambio vino su madre, aunque su madre me aseguró que él está de acuerdo con esto.
Verán, a Alejandro lo conocí cuando estábamos en la preparatoria, era el más guapo de la escuela, así como también el más popular, no había chica que no quisiera con él, un día nos tocó trabajar juntos, y el se porto en cierta forma bien conmigo, nos hicimos amigos, y yo no pude evitar enamorarme de él, aunque fue malo para mi cuando se fue a estudiar al extranjero. No lo volví a ver, no hasta hace dos años, que coincidimos en una fiesta, pero el no se acordó de mí. Decir que me sentí mal, es poco más cuando en mi corazón guarde la esperanza de algún día encontrármelo e intentar que se enamorara de mi, sinceramente en estos dos años, no he sabido que tenga novia, siempre que va a los eventos va con su madre o su asistente, así que de verdad espero que con esto tenga la oportunidad de que el se Enamore de mi, así como yo lo he estado durante todos estos años.
Lo único que se me hace extraño es que el no se ha aparecido por aquí, no hemos tenido ninguna cita, y ha decir verdad eso me preocupa, como piensa conocerme, si no viene a verme, después de todo es él, el que ha pedido este matrimonio.
Supongo que mañana lo veré, en la junta que habrá en su empresa, según mi padre es oara firmar la sociedad, que más bien no solo será una sociedad, si no una función de empresas, los detalles no los sé del todo, pues mi padre dice que una mujer no está lista para llevar las riendas de una empresa tan grande como la suya y yo ya me canse de querer hacerlo entender de que no es así.
Así que no me queda más que aceptar que este matrimonio no solo es para funcionar ambas empresa es, para que un hombre como Alejandro la maneje y por el amor que le siento aceptaré la decisión de mi padre.